Casi 40 años después de fundada, el 17 de diciembre de 1979, la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación fue recibida, por medio de tres representantes, en Palacio Nacional para realizar “un encuentro histórico de poco más de tres horas con el presidente Andrés Manuel López Obrador”, como lo calificaron los reporteros de La Jornada José Antonio Román y Alonso Urrutia, el diario mejor identificado con la disidencia magisterial, así como con muchos de los movimientos sociales, a veces sin reparar lo suficiente en los excesos que cometen en las movilizaciones tal y como es costumbre de la Coordinadora Estatal de Trabajadores de la Educación en Guerrero al vandalizar instalaciones públicas y privadas sin la menor consecuencia legal.

La nota es justamente aquélla, el encuentro (nocturno) realizado por primera ocasión y en el que dialogaron Pedro Gómez, Víctor Manuel Zavala y Enrique Enríquez, dirigentes de las secciones 7 de Chiapas, 18 de Michoacán, y 9 de la Ciudad de México, respectivamente, en representación de la Comisión Nacional Única de Negociación, con el titular del Ejecutivo y el secretario de Educación, Esteban Moctezuma.

Diálogo que continuará el lunes 27 con López Obrador quien les responderá por escrito un documento que le entregaron con la visión de la CNTE sobre la reforma educativa de Enrique Peña y la aprobada en términos constitucionales por el Congreso de la Unión, y las peticiones de la CNTE para las leyes secundarias. Además de que proseguirá con mesas de trabajo con los secretarios de Educación Pública, Moctezuma Barragán; de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, y del Trabajo, María Luisa Alcalde.

Los profesores Zavala y Enríquez calificaron la reunión de exitosa, pues estiman que fueron escuchados en sus planteamientos en un ambiente abierto; Pedro Gómez, de la sección 7, advirtió que “la CNTE mantiene su posicionamiento de que si no hay abrogación total de la reforma en el Congreso lo haremos en las calles”. Clarísimo está, pujarán –y están en su derecho– por imponer su voluntad a todos los mexicanos, pues según los voceros de la minoritaria CNTE ésta se encuentra por encima de las fuerzas políticas y la representación del Congreso de la Unión.

Estos desplantes no contribuyen a desbrozar el camino de las soluciones concertadas que son, a mi juicio, las únicas viables y supongo que los primeros tampoco asustan a AMLO. Hace días escuché en Radio Centro a un orador de la CNTE argüir en un mitin: “A chingadazos nos entenderá el gobierno”. ¿A quién pretenden asustar 39 años después?

Suena mucho mejor el argumento del periodista y asesor de la dirigencia de la CNTE, Luis Hernández Navarro: “No hay cuarta transformación sin los maestros de México”: (Julio Astillero, 15-V-19). Por supuesto que es discutible, sobre todo porque los profesores están agrupados en el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, en menor medida en las secciones dirigidas por la CNTE y en las corrientes sindicales de Elba Esther Gordillo y los herederos de Carlos Jonguitud, entre otras.

En todo caso faltan seis días para que la dirigencia de la CNTE, que por cierto no es tan diversa como sus bases porque la acaparan las secciones de Oaxaca, Chiapas, Michoacán y Guerrero, revise sus posiciones discursivas maximalistas, mientras cotidianamente negocia con las autoridades como lo mostraron, por fortuna, al no bloquear las sedes del Congreso en plena doble contingencia ambiental, pero les valió un comino y no pospusieron su manifestación.

Eduardo Ibarra Aguirre