Cuando invadieron Irak en 2003 y Libia en 2011, no les importó la destrucción de esos estados, los cientos de miles de muertos y la formación del Estado Islámico, cuyo terrorismo más bien propiciaron. No está demás recordar las revoluciones de colores, los golpes de Estado, los asesinatos de líderes políticos y la captura ilegal de ciudadanos de todo el mundo. Lo increíble es que estas potencias sacan pecho de sus delitos y sostienen que así promueven la democracia, los derechos humanos y la libertad.
Serguéi Lavrov, canciller ruso y actual presidente del Consejo de Seguridad de la ONU, sostuvo este 24 de abril que el incumplimiento de las resoluciones de este organismo es una violación de la Carta de la ONU, cuyo artículo 25 obliga a cumplir sus decisiones, y quizá sea la hora de que quienes entierran descaradamente las resoluciones adoptadas, presenten a sus miembros un informe.
Indicó que las resoluciones sobre Palestina, los Altos del Golán, el Sahara Occidental, el acuerdo de Kosovo, el programa nuclear iraní y los Acuerdos de Minsk sobre Ucrania son algunas de las tantas resoluciones saboteadas por Occidente; que EEUU y la UE especulan burdamente con la cuestión ucraniana, intentando atraer a su lado a los países en desarrollo con chantajes y amenazas, y desviar así su atención de los problemas del Oriente Medio y otras regiones; que EEUU y la UE continúan sus intentos destructivos de sustituir la paz con algunas medidas económicas y pasan por alto una solución justa al problema palestino y la Iniciativa de Paz Árabe; que los ataques de Israel contra Siria, incluidos los bombardeos del aeropuerto de Alepo, a través del cuál se enviaba la ayuda humanitaria a los afectados por los devastadores terremotos de febrero pasado, agravan la situación, y también hizo un llamado a israelíes y palestinos a cesar las acciones unilaterales, incluidos los ataques terroristas y la agresión armada, que amenazan la implementación de la fórmula de dos Estados.
El Consejo de Seguridad de la ONU se reunió para debatir el “Mantenimiento de la paz y de la seguridad internacionales: un multilateralismo eficaz basado en la defensa de los principios consagrados en la Carta de las Naciones Unidas”, precepto que no prohíbe la guerra sino que determina los casos del fracaso de los medios de solución pacífica de las crisis, de acuerdo a la Resolución 2625 del 15 de diciembre de 1970.
Se aclara este punto, porque las potencias de Occidente acusaron a Rusia de invadir Ucrania e hicieron un llamado para que retire sus tropas de este país, deshonesto pedido que no tomó en cuenta la enorme cantidad de material escrito y videos que Rusia presentó y demuestran que la operación militar especial se lleva a cabo para defender a la población rusa de Donbass del genocidio que en su contra realiza el régimen de Ucrania a partir del sangriento golpe de Estado, propiciado por EEUU, que derrocó el 2014 a Viktor Yanukovich, presidente legítimo de Ucrania.
A partir de entonces, este régimen criminal declaró la guerra contra la cultura rusa, aprobando leyes que impiden la educación en ruso, los medios de comunicación en ruso y hasta el uso en la vida cotidiana de la lengua rusa. También, entre las Fuerzas Armadas de Ucrania se ha propagado la ideología fascista y sus soldados comenzaron a portar insignias nazis, a organizar marchas con símbolos nazis, prohibidos por el Tribunal de Núremberg, y a glorificar al III Reich como libertador de Ucrania.
EEUU y sus vasallos apoyan todo esto y fingen ignorar la eliminación hecha por Kiev de todos los partidos políticos opositores, la agresión diaria a la Iglesia ortodoxa de Ucrania, los más 20.000 muertos de Donbass, entre niños, mujeres, ancianos, periodistas y escritores, y calumnia a Rusia por combatir esta barbarie.
Lavrov hizo hincapié en que la cuestión ucraniana no puede considerarse aislada de su contexto geopolítico, y señaló que “Kiev introdujo por ley la teoría y las prácticas nazis en la vida cotidiana. Organizó en el centro de Kiev y otras ciudades pomposas procesiones con antorchas, bajo las banderas de las divisiones de las Schutzstaffel”.
Con respecto a la integración económica mundial, a través del comercio y los flujos financieros, Lavrov indicó que la misma fue destruida por EEUU, pese a que, en un intento desesperado por afirmar su dominio, durante años la alabó como el bien supremo. Sucede que Washington y sus vasallos intentan imponer sus reglas a los que aspiran vivir de acuerdo al derecho internacional y se niegan a cumplir las órdenes ilegítimas del exclusivo Grupo de los Siete, y el infractor es inscrito en una lista negra basada en el principio “quien no está con nosotros está contra nosotros”.
Es el caso del FMI, que en lugar de promover la cooperación monetaria, garantizar la estabilidad financiera, facilitar el comercio internacional, fomentar el empleo elevado y un crecimiento económico sostenible, para reducir la pobreza en el mundo, tal como lo señalan sus estatutos, se ha convertido en una herramienta cuyo resultado es la fragmentación del comercio mundial, el colapso de los mecanismos de mercado, la parálisis de la Organización Mundial del Comercio y la transformación, ya descarada, del FMI en una herramienta para alcanzar los objetivos de EEUU y sus aliados, incluidos los de carácter militar.
En cambio, Rusia y China piden a todos los países respetar los tratados que han contraído. Por ejemplo, Finlandia se comprometió en 1947 a ser un país neutral, su adhesión a la OTAN es por lo tanto una violación de su propio compromiso; en el momento de su creación, las repúblicas ex soviéticas del Báltico se comprometieron a conservar los monumentos erigidos en homenaje a los sacrificios del Ejército Rojo en la lucha contra el nazismo, la destrucción de esos monumentos es una violación del compromiso que contrajeron; en la resolución 2758 del 25 de octubre de 1990, la ONU reconoció al gobierno de Pekín como el único representante de la nación china y excluyó al régimen de Chiang Kai Chek del Consejo de Seguridad de la ONU; por consiguiente, las maniobras navales de la República China en el Estrecho de Taiwán no son, como se afirma en Occidente, un acto de agresión contra Taiwán, sino el acto soberano del Estado China, que despliega sus fuerzas en sus aguas territoriales. Y así se podría citar muchos más ejemplos.
Según Lavrov, han fracasado los esfuerzos de Washington por obligar al mundo a vivir según sus normas y es una realidad el nacimiento de una arquitectura multipolar basada en el equilibrio de intereses, en el diálogo mutuamente respetuoso entre las distintas civilizaciones, religiones y culturas, y aunque no se conoce todavía cuál será su configuración, cree que es mejor que se apoye en la Carta de la ONU y en la comprensión de que se debe reformar el Consejo de Seguridad, para eliminar la profunda falta de representación de los países de Asia, África y Latinoamérica.
Finalmente, Lavrov se dirigió a los periodistas, que cubren las reuniones de la ONU: “A sus colegas rusos no les permitieron venir acá. La Embajada de EEUU en Moscú anunció de forma humillante su disposición a entregar los pasaportes con las visas cuando nuestro avión había despegado ya, por esta razón les pido que compensen la ausencia de sus colegas rusos. Traten de hacer sus reportajes de manera que transmitan al mundo el verdadero multilateralismo de los juicios y evaluaciones”.
Estos hechos son ocultados por los medios de información de EEUU y el resto del planeta que ellos controlan. “En los medios de comunicación estadounidenses no se permite hablar de las cuestiones más importantes que definen nuestro futuro: la ampliación de las libertades civiles, el desarrollo de la ciencia, el cambio demográfico, el papel de las empresas, los recursos naturales. Los debates sobre cuestiones principales fueron prohibidas y los temas permitidos en los medios de comunicación son increíblemente tontos y sin sentido”. Estas palabras pertenecen al popular periodista Tucker Carlson, ex presentador de Fox News Media, luego de ser desvinculado de ese medio. Carlson es optimista, porque considera que se trata de un fenómeno pasajero, pero que la verdad triunfará, pese a todo. Termina con un “¡Hasta pronto!”, concluyente y esperanzador.
Rodolfo Bueno