Peter Navarro, de 73 años, fue Asistente del Presidente para Política Comercial y de Manufactura durante la administración Trump. No lo conozco. En febrero pasado, los demócratas lo citaron para comparecer ante el “Comité Selecto sobre el Ataque del 6 de enero” de los demócratas, una operación de juicio espectáculo que intenta inventar una “insurrección” de personas que se tomaron selfies sentados en la silla de Nancy Pelosi.

Como Trump había declarado el privilegio ejecutivo, Navarro simplemente respetó el derecho del presidente y se negó a comparecer.

No hay nada inusual en esto. Ha estado sucediendo desde siempre.   Personalmente no sé si el privilegio ejecutivo es una buena idea, pero es un hecho.

Es lo que le pasó a Navarro lo que no tiene precedentes.   A principios de junio, cinco agentes armados del FBI lo agarraron cuando abordaba un vuelo a Tennessee, lo esposaron, le pusieron grilletes en las piernas y lo recluyeron en régimen de aislamiento. 

Este no es un procedimiento normal por parte del FBI.   Esto es puro procedimiento de la Gestapo.   Me recuerda a los primeros años de la Alemania nazi.   Los tribunales desestimarían los cargos falsos contra los opositores políticos, pero cuando la persona reivindicada salió del juzgado, la Gestapo lo capturó y lo encarceló de todos modos.

El procedimiento normal es resolver el problema con una solicitud de renuncia al privilegio ejecutivo o poner el asunto en manos de los tribunales. Pero en lugar del procedimiento legal normal, un ex asistente del presidente de los Estados Unidos recibió tratamiento de la Gestapo. 

Todos los estadounidenses deberían estar sorprendidos por esto, pero no lo están.   Los demócratas piensan que es maravilloso que “un miembro malvado y racista de la administración de Trump” haya recibido su merecido merecido. Las prestitutas no ven nada malo.   Aparentemente, la ACLU está demasiado ocupada creando derechos para las personas transgénero como para preocuparse por la Constitución.   Los republicanos, incluido Trump, han tratado a Julian Assange peor de lo que los demócratas han tratado a Navarro. 

En otras palabras, todo está tan politizado que no hay lugar para la Constitución. 

En muchos países estar en política es un boleto a la cárcel.   La detención de expresidentes por parte de sus opositores políticos es una tradición sudamericana.   Es una tradición que los demócratas y el FBI han traído a Estados Unidos.

Los demócratas han generado divisiones en Estados Unidos con su política de identidad, su teoría crítica de la raza y su política de fronteras abiertas, y han corrompido al Departamento de Justicia y lo han convertido en un arma política.   Los demócratas han tocado la sentencia de muerte de la “tierra de los libres”. 

El ondear la bandera el 4 de julio no puede restaurar nuestra libertad. Los estadounidenses, por supuesto, esconderán la cabeza en la arena y lo negarán, como siempre lo hacen cuando se enfrentan a hechos incómodos sobre su país. En consecuencia, no se hará nada para detener la nazificación de América.

Dr. Paul Craig Roberts

Dr. Paul Craig Roberts: Escribe en su blog, PCR Institute for Political Economy, donde se publicó originalmente este artículo. Es colaborador habitual del Centro de Investigación Sobre Globalización (Global Research).

Artículo original en inglés:

Something to Think About on the Fourth of July: “The Nazification of America”, publicado el 4 de julio de 2022.

Traducido en exclusiva por el Centro de Investigación Sobre Globalización (Global Research).