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Besos, abrazos, fiestas y COVID-19
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Global Research, enero 16, 2021
CubaDebate
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Un documental estadounidense estrenado en las últimas semanas del “peor año de nuestras vidas”, se burla del por fin ido año maldito, clamando “Muerte al 2020”. Se fue, se fue, olvídenlo, dijeron muchos en el primer minuto del 2021. Y se abrazaron y besaron sin miedo, compartiendo vasos, bebidas, cigarrillos y otros acercamientos como si el año nuevo fuera la vacuna eficaz, gratuita y milagrosa que nos salvaría de una vez.

No todos, pero grandes grupos de personas olvidaron sus lecciones. Fatal error. Es cierto, el año que terminó hace pocos días fue tremendo, duro, a veces aterrador. Pero, más que los anteriores, fue una escuela. Ignorar lo que nos enseñó podría volver peor el año que comienza.

Ni los mejores protocolos de atención, ni las más acuciosas pesquisas, ni decenas de miles de costosas pruebas de PCR, pueden bajar las cifras de contagios, disparadas por el olvido o la subestimación de las normas básicas de comportamiento frente a una pandemia.

Ni la voluntad protectora del Estado con millonarias erogaciones de dineros que no alcanzan, ni la profesionalidad de investigadores y médicos que llevan casi un año buscando prevención y cura para la epidemia, ni la postergación selectiva del curso escolar, ni el cierre de centros laborales y negocios privados… Nada puede salvarnos de nosotros mismos si bajamos la guardia, gozamos el momento y dejamos que otros se ocupen de lo que sólo se resuelve individualmente.

Hay agotamiento físico y mental en el personal de salud. Hay huecos en el bolsillo de la nación. Hay pronósticos globales de recesión económica y prolongación de la pandemia por mucho tiempo. Mientras las vacunas se van produciendo y se van inmunizando las personas – proceso largo y complejo como una ni se imagina- el único modo de reactivar la vida y la economía, es evitando extender el contagio. Y hasta hoy, eso sólo se consigue con severas normas de higiene y protección individual y colectiva.

Una experta de las mejores, de las que prueba sus verdades en intensas horas de investigación buscando la cura definitiva al mal, ha sido muy clara al acuñar lo que el sentido común nos había adelantado: “no hay posibilidad real de producir todas las vacunas que la Humanidad necesita. Y el Tercer Mundo es el último en la cola. Por eso buscamos las nuestras”.

Es irreal suponer que podremos comprar las que ahora mismo se disputan, sin cubrir mínimamente las demandas, las economías más poderosas del planeta. Y es mal intencionado y perverso cuestionar al Estado cubano, bloqueado y perseguido en cuanta acción financiera se propone, porque no se ha planteado la posibilidad de comprar vacunas extranjeras.

Usar el nasobuco como va – limpio y para nariz y boca, que a eso debe su nombre-, tomar distancia de quienes nos rodean, lavarnos las manos constantemente y evitar aglomeraciones y salidas innecesarias, sacó vivas a las mayorías del oscuro túnel del 2020. No fue una alineación de planetas. No fueron los vaticinios del horóscopo. Salvar al 2021 de nuestros olvidos significa retomar con más seriedad el abc del comportamiento cívico aquel.

Si hasta ayer la intensidad del amor se medía en besos, abrazos y otros intercambios afectuosos, hoy es a la inversa. Hay besos y abrazos que enferman y matan. Es una de las puertas por las que se coló, en muchos hogares cubanos, la COVID 19.

Qué bueno el regreso al hogar del hijo pródigo, del amigo que se extraña, de los que ya no soportan tantos meses lejos. Qué felicidad en el reencuentro. ¿Por qué amargarlo o enlutarlo? La posibilidad de  tener fiestas, de volver a compartir efusivas expresiones de afecto con aquellos a los que amamos, hoy pasa por renunciar a ellas. Y aún no sabemos por qué tiempo.

No nos apresuremos a enterrar al 2020. Nos asustó, nos lastimó, pero también nos hizo crecer. Y nos dejó un código de vida nuevo. Es la vacuna que tenemos hasta que nuestras dosis lleguen.

Arleen Rodríguez Derivet

Arleen Rodríguez Derivet: Periodista cubana y conductora del programa de la televisión cubana “Mesa Redonda”, que transmite una emisión especial para Telesur. Es coautora del libro “El Camaján”.

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