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Bolivia: Lucho Arce Recargado
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Global Research, noviembre 08, 2020
alainet.org 6 November, 2020
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“Lucho es nuestro presidente electo. La democracia y el crecimiento económico vuelven a Bolivia”: Evo Morales.

En Latinoamérica, la mayor parte de los gobiernos avalaron el golpe de Estado contra el gobierno progresista de Evo Morales en Bolivia, igual lo hizo la Organización de Estados Americanos (OEA) con Luis Almagro a la cabeza, Grupo de Lima, Donald Trump e incluso la Unión Europea en forma solapada. El argumento era que, la reelección tenía vicios de ilegalidad, y el presidente hizo fraude al pretender imponer una ventaja de más de 10% en las elecciones, lo cual no podía permitirse. Al final, las investigaciones realizadas, fuera del círculo de la OEA y UE, demostraron que no había tal fraude y que un recuento de los votos como exigía Morales le daba el triunfo.

Hay también una desmitificación referida a que el Movimiento Al Socialismo (MAS), no podía ganar otra elección sino era con Evo Morales y Álvaro García a la cabeza, defendida por los lideres de la derecha como una justificación para apoyar los procesos democráticos en el país, con candidatos nuevos y respetuosos de las “reglas democráticas”. Se vendió la idea que MAS, con Evo a la cabeza, se había desgastado en el poder, al proponer la reelección indefinida sin apoyo de las bases comunitarias e indígenas, o sea sin apoyo del pueblo.

EL binomio Arce-Choquehuanca obtuvo el 55% de los votos, una cifra mayor a la obtenida por Evo Morales en los comicios de octubre de 2019. Ello demuestra que Evo fue el ganador, y que MAS puede también ganar con otro candidato, pero que sea participe y artífice de los cambios generados por el gobierno iniciado en 2006. Ambos candidatos, Arce y Choquehuanca, lo son. En lo económico, Lucho Arce, es sin duda el articefe del milagro económico boliviana, y Choquehuanca bastión del gobierno del Buen Vivir y su internacionalización.

El presidente Arce ha manifestado que: a) los recursos naturales son del pueblo boliviano; c) las empresas públicas son esenciales para el desarrollo del país; c) hay que cuidar los avances obtenidos y revertir el proceso del gobierno golpista; d) no olvidar a los muertos y hacer justicia. A ello agregaría Álvaro García, un mayor control social y político del Ejército y de las Iglesias, sobre todo evangélicas.

No obstante, la Bolivia de hoy no es la misma que la encontrada por Evo Morales en 2006, y la que dejó en 2019, con logros importantes en aumentos del salario, inversión pública y reducción de la pobreza. El modelo económico ejecutado entre 2006-2019, tuvo avances importantes en el control interno del proceso de acumulación con la nacionalización de recursos naturales (hidrocarburos principalmente), fortalecimiento de las empresas públicas, ajuste de salarios y mejoras sustanciales en reducción de la pobreza e indigencia. Igualmente, eran visibles políticas públicas orientadas a garantizar el acceso de la población a servicios de salud y educación, incluso a la tecnología con el aumento de la oferta académica de colegios técnicos.

Hoy, después de un año de gobierno de facto y autoritario, Bolivia es otra. Lo más visible es la economía, con una caída del PIB promedio mayor de 7% para 2020 y acumulado, mayor de 11%, aumento del desempleo de 12% y del déficit fiscal mayor de 10%. Es una economía en recesión, donde la pandemia del Covid- 19 y el mal manejo de la gestión pública ha tenido parte de culpa, pero también el proceso acelerado de tratar de revertir lo logros del gobierno de MAS con legislaciones y políticas de asalto a la institucionalidad pública con privatizaciones de recursos naturales, servicios como agua, luz, telecomunicaciones y el transporte con la vigencia del decreto supremo 4272 denunciado por Evo Morales, y control financiero de los recursos públicos por grupos corporativos y banca privada.

Es claro que el modelo económico ideado por Lucho Arce, sustentando en un cambio de la matriz productiva con una participación activa del Estado y fuertes inversiones para beneficio de los sectores más necesitados, amerita de algunos ajustes. El primero es que, al igual que otros países, Bolivia enfrentará un aumento del desequilibrio fiscal sostenido, lo que implica la vigencia de una política de estabilización heterodoxa, más que recetas que tiene lista el FMI para aplicarlas el próximo año, una que vez que los casos Covid-19 bajen y la vacuna empiece a hacerse más visible en Latinoamérica. A ello se suma el manejo de la política cambiaria, donde las presiones vendrán por el sector exportador para que la moneda se devalúe, ya que se encuentra sobrevaluada.

La deuda externa es otro problema, pero no es la misma posición de la Argentina y Costa Rica, cuyos niveles de endeudamiento conspiran contra el desarrollo y la democracia, en tanto el FMI se muestra inflexible por aceptar o avalar iniciativas tendientes a una moratoria de la misma. El saldo de la deuda pública externa era de 11,623.2 millones (cifras al 30 de abril de 2020), un 27.3% del PIB, que ha aumentado en el gobierno de facto.

Bolivia enfrentará, además, después de la pandemia, una baja en las exportaciones de productos naturales e hidrocarburos, lo que afectará las finanzas públicas y los programas de inversión social; siendo el reto mayor atraer inversión externa y poner a operar las plantas. Es esto, las negociaciones con China son fundamentales para la atracción de nuevas inversiones en litio, que también quieren países como EEUU, Japón y Alemania.

Es fundamental que se profundice el modelo económico comunitario ejecutado en el gobierno de Evo Morales, minimizando el uso de transgénicos en la agricultura, la generación de un mayor valor agregado de los productos primarios y la apuesta al uso de tecnologías que permitan la participación de unidades productivas de menor tamaño. Igualmente, una mayor integración de las decisiones económicas sobre la base del concurso de actores diversos, especialmente los pueblos indígenas, pero también en instancias de representación y participación regional y multilateral como UNASUR y CELAC.

Es tal sentido, nadie más capacitado que Lucho Arce para retomar la agenda local-regional y ayudar a cumplir los objetivos iniciales del desarrollo que fueron identificados por consenso; por ello, quieren dinamitar su vida, pero luce recargado a prueba de balas.

Javier Suazo

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