En su libro, El Final de América (2007), Naomi Wolf plantea preocupación por el creciente autoritarismo en los Estados Unidos y su giro fascista. El fascismo llega al poder en Italia y Alemania legal e incrementalmente y dentro de democracias funcionales, dice, pero muchos piensan que sube violenta y repentinamente. (4) Identificar el proceso ayuda a entenderlo. Para nosotros, el acercamiento entre Canadá y Estados Unidos hace que lo que aplica a EEUU nos aplique también. A partir del gobierno de Brian Mulroney (Primer Ministro desde 1984 a 1993) y con la firma de CUSFTA (tratado de comercio entre Canadá y Estados Unidos) la identidad canadiense (más estatista y menos guerrerista) se cuestiona. Integrarse significa parecerse más a nuestros vecinos. CUSFTA favorece agresivamente la integración; y con la firma de NAFTA (que incluye a México) la integración es continental.
Pero ambos tratados favorecen el libre flujo de capitales y un creciente poder corporativo y adoptarlos ha sido como adoptar una Constitución económica, una que limita el poder del estado, políticos elegidos y ciudadanía. McBride y Shields argumentan que lamentablemente “el estado canadiense ha sido cómplice activo en su propio desarme (debido a) la dominancia del capital sobre el proceso político del país” (8).
Cuando Stephen Harper llega al poder como Primer Ministro (2006) gran parte del trabajo neo-liberal estaba hecho y se dedica a expandir esfuerzos ideológicos facilitando una cultura política más dura, militarista, secreta y tan favorable a las corporaciones y ricos como sea posible (en detrimento de la mayoría de nosotros). Para esto, Harper cuenta con “centros de estudios” financiados con fondos corporativos. La meta es implementar una cultura política odiosa, que aunque sorprende y asusta, está en sincronía con los propósitos de los tratados de comercio y del neo-liberalismo. Mc Bride y Shields la describen como una preparación para el porvenir: “El neo-liberalismo provee el vehículo ideológico perfecto para la transición de una sociedad democrática a otra donde muchos asuntos quedan fuera de la política y son resueltos anti-democráticamente por el mercado.” (8) Las corporaciones deciden.
Aunque la mayoría de los canadienses no parecen de acuerdo con la transformación del país en una sociedad odiosa, desigual, sin beneficios ni programas, con creciente pobreza general e infantil y trabajos de medio tiempo donde el salario mínimo es la norma, incluso finalizado el gobierno de Harper elementos cruciales siguen en pie. Se continúa ignorando la ciencia y la verdad en áreas cruciales como el medio ambiente y la guerra y seguimos escuchando las falsedades ideológicas producidas por los centros financiados por dineros privados como C.D. Howe o Fraser. Cambiamos de gobierno, pero los tratados se expanden. Vale preguntarse ¿quienes nos arrastran al siglo 18 o 19?
En Septiembre del 2006, personajes de la élite de negocios organizan un encuentro de 3 días en el hotel Primaveras de Banff en las Rocky. Participan miembros de alto nivel de los gobiernos de Estados Unidos, Canadá y México y representantes corporativos importantes. El encuentro, clandestino, lo organiza el Consejo Canadiense de Jefes Ejecutivos y la Fundación Canadá-Oeste. Mel Hurtig envía información a los medios con la agenda a tratar pero lo ignoran (6). Rumores locales fuerzan a la prensa a indagar. Linda McQuaig explica que “John Larson, actuando como representante del encuentro (Foro Norte-Americano) se negó a confirmar quien estaría presente o difundir detalles sobre lo que se discutiría allí.” Se trata, dijo Larson, de una función privada. Linda McQuaig lo llama una traición de “nuestra élite política y de negocios…reuniéndose en Banff con políticos y hombres de negocios de los Estados Unidos para discutir como facilitar una agenda que contradice el interés público de los canadienses”. (9)
Neo-liberalismo y giros fascistas
El ascenso del neo-liberalismo favorece giros fascistas, sus políticas incrementan la desigualdad, atacan procesos democráticos y eventualmente generan descontento popular y acciones colectivas. En muchos países del tercer mundo la agenda neo-liberal no pudo implementarse sin dictaduras. En Chile, Pinochet aplicó políticas neo-liberales “guiado” por los “Chicago´s Boys” (la escuela neo-liberal de Chicago) y fue el ejemplo usado para imponer neo-liberalismo en otras partes privatizando empresas públicas y hasta pensiones. En Canadá, como en otros países del Primer Mundo, el neo-liberalismo se impone en democracia transformando ideológicamente la sociedad.
No es que el poder ideológico del gobierno de Mulroney impida a los liberales desafiar al neo-liberalismo, no lo hacen porque lo aceptan, expanden la sujeción neo-liberal firmando el NAFTA y cortando beneficios y programas hasta con más saña y velocidad que Mulroney. La colusión de los partidos políticos es evidente en Canadá y en otras partes, por eso aunque la gente vote cambios a su favor los políticos elegidos siguen adelante con la agenda neo-liberal favoreciendo al dinero. Hablar de “Harper el malo” distorsiona la verdad. Ayuda también a ocultar los planes y trabajos de una élite corporativa que maneja partidos políticos y se asegura que su particular visión de “globalización” (militarista, anti-gente, anti-planeta) se implementa. El mundo neo-liberal no es destino, es creación del neo-liberalismo y de la elite adinerada que lo impone.
Durante la segunda mitad del siglo 20 Canadá maneja la disidencia política ideológicamente. En períodos anteriores no fue así, hubo luchas y confrontaciones; no es imposible imaginarse que nuevas luchas han de darse en el futuro y a medida que la opresión aumenta. En Chile el lema es claro, por la razón o la fuerza; se favorece la dominación ideológica pero la fuerza emerge como “alternativa legítima” hasta en el escudo nacional y se usa cuando los ciudadanos insisten en defender sus derechos. Por ahora, en Canadá, parece no preocuparnos mucho que el neo-liberalismo nos arrastra a un futuro opresivo. Marchamos detrás del flautista empeñados en consumir e ignorar el creciente endeudamiento personal y nacional. Pero la élite tiene experiencia suficiente como para entender que incluso los “hechizados por el flautista” pueden despertar y negarse a aceptar la esclavitud que llega. Por eso se asegura legalizando elementos fundamentales para su protección y la del mundo neo-liberal que construye –castigando a quienes lo cuestionen o intenten desarmarlo. Los giros fascistas y las ideologías opresivas, como en neo-liberalismo, se conectan así, cuando se entiende la fuerza, en lugar de la ideología, como la respuesta más eficiente en asegurar la continuación del proyecto de los ricos.
Es entonces, que los sistemas militaristas y el terror del estado se hacen sentir sobre los ciudadanos. La prensa es acallada o calla, se impide toda crítica, termina la legalidad democrática y se persigue y se tortura “disidentes.” La mayoría asustada calla y otorga, fingiendo vidas “normales” y acallando cualquier preocupación o descontento. El terror lo viven muchos pero en la carne lo experimentan menos. Italia y Alemania nos enseñan como la legislación, la presión cultural, el encarcelamiento sin base y la tortura son usados para consolidar el poder fascista; la ideología dominante, radicalmente antidemocrática, usa la ley agresivamente para pervertirla y subvertirla. Estos giros, explica Wolf, incluyen dictadores (a) que hablan de una amenaza interna o externa, (b) desarrollan fuerzas para-militares, (c) espían ciudadanos y (d) los detienen arbitrariamente, (f) infiltran y acosan grupos, (g) persiguen individuos claves que están en desacuerdo, (h) intimidan la prensa, (i) transforman toda discrepancia en traición y toda crítica en espionaje y eventualmente (j) cambian la ley. Los pasos que se dieron en Italia y Alemania también se dieron en Indonesia, Nicaragua, Guatemala, Paraguay, Ecuador, Brasil, Uruguay, Chile, Argentina. Los pueblos pagan su precio en detenidos, torturados, asesinados y desaparecidos. (4) Los sobrevivientes entendemos el argumento de Wolf como esencialmente correcto.
El proceso en Canadá
Integrarnos con nuestro vecino ha facilitado en Canadá la imposición de una cultura política neo-liberal desde Mulroney, que se hace muy evidente en el partido Reformista (vocal, militante, agresivo) y luego con la llegada al poder de Harper. Pero Mulroney no ignoraba que acercarse al Presidente Reagan y firmar CUSFTA transformaría la política canadiense y lo dijo. Para facilitar la adopción del neo-liberalismo Mulroney corta fondos estatales a tres organizaciones académicas de investigación –El Consejo Económico de Canadá (1963-1992), El Consejo de Ciencia de Canadá (1966-1992) y el Instituto Canadiense por la Paz y Seguridad Internacional (1984-1992); y transforma a su gusto a la “Agencia de Asesoramiento de la Inversión Extranjera en Canadá” en “Inversiones Canadá.”(3). Harper corta los fondos del resto de las organizaciones legítimas de investigación – la Comisión de Reforma de la Ley de Canadá (1970-2006), la Red de Investigación Política (1994-2009), el Consejo Nacional de Bienestar (1968-2012) y el Instituto Norte-Sur (1976-2014), con la excepción del Instituto de Investigación en Políticas Públicas (1972) que tiene sus propios fondos. Ambos eliminan centros de investigaciones serios que serán remplazados con los neo-liberales, como el Instituto C.D.Howe y el Instituto Fraser. (3)
Ambos promueven perspectivas corporativas odiosas en favor de “los más fuertes” (corporaciones y ricos) abandonando los ciudadanos vulnerables y no-ricos a las vicisitudes y crueldades del mercado. Las personas tienen que arreglárselas solas y en familia dicen. Pero además de privatizar corporaciones estatales (especialmente las que dan ganancias) favorecen la descentralización que en un estado federal, grande y variado como este puede significar el desmembramiento del país (1). Participé en una conferencia del Instituto Fraser sobre la Inmigración y otros temas en el centro de Convenciones de Edmonton. Me fui tan pronto terminó la sección de la mañana, me asustó la ideología y el espíritu odioso que demostraban; mirado cara a cara el fascismo siempre asusta.
Mulroney se hace neo-liberal en 1984 y lo promueve mintiendo -con una sonrisa y un guiño. Harper se transforma en Calgary, mucho antes de hacerse líder de la Alianza Canadiense que eventualmente será el Partido Conservador del Canadá. (8) Harper entiende que el neo-liberalismo está impuesto en la clase política y lo dice en su discurso frente a Civitas el año 2003: “socialistas y liberales comenzaron a definirse a favor de presupuestos balanceados, la superioridad de los mercados, revertir el bienestar social, el libre comercio y algo de privatización.” (3)
Harper tiene conexiones con Preston Manning y Tom Flanagan –este último gurú de la Escuela (neo-liberal) de Calgary, ambos entienden la “libertad económica” como primordial. La meta es desmantelar el estado de bienestar social canadiense sin terminar con las ayudas económicas que este le da a las corporaciones –o sea bienestar pero sólo para los ricos. Harper sabe que el neo-liberalismo requiere un estado creador de mercados, uno que los defienda cuando fracasen y caigan, como cayeron el 2007-2008 durante el colapso financiero. (3) Los neo-liberales saben muy bien que los mercados no son infalibles, pretenden para nosotros, como pretenden que los mercados “funcionan solos.”
Durante su gobierno Harper favorece cambios incrementales por efectivos y generar menos resistencia (la rana se cocina a fuego lento y por eso no salta de la olla). Logra un gobierno de mayoría usando la supuesta “alienación del oeste canadiense,” creando descontento regional, y aumentando sus votos entre inmigrantes y minorías visibles que favorecen perspectivas conservadoras controladoras y jerárquicas. Harper controla y suprime información, manipula la prensa y los medios especialmente cuando lo cuestionan. Harper amordaza la burocracia estatal y los científicos que trabajan para el estado, entrena a sus representantes sobre lo que decir y mantiene a su partido, gabinete y cualquier descontento en las tropas, bajo total control y unificado. Su talón de Aquiles es obviamente su estilo: autoritario, controlador, despiadado. (1)
Canadá no tiene cárceles secretas ni fuerza paramilitar Estados Unidos si, estar con ellos significa teñirnos de su color. En Canadá Harper usa estrategias de giros fascistas anti-democráticas y un estilo autoritario; propone leyes extensas que involucran varios cambios importantes mientras restringe el tiempo de discusión. Usa amenazas internas, como lo déficits fiscales, y externas como la Guerra contra el Terror para favorecer su agenda y el militarismo. Los ciudadanos son vigilados y algunos notorios atacados, como David Suzuki forzado a abandonar el Directorio de su fundación el 2012 para que esta no sufriera el acoso del gobierno. Se restringe la prensa, se maltrata empleados públicos y se interpreta cualquier crítica como espionaje y cualquier diferencia como traición.
Harper implementa uno de los regímenes más anti-democráticos de la historia canadiense, abusa y socava instituciones y procedimientos. De hecho es el único Primer Ministro canadiense que ha sido encontrado en desacato del Parlamento. Empujó la ley C-51 en el Parlamento, aunque despierta preocupación sobre la criminalización de la libertad de expresión y le permite al gobierno compartir con agencias de inteligencia información personal dándoles libertad de espiar a quien quieran. Estas agencias (CSIS o Servicios de Inteligencia y Seguridad Canadiense, RCMP o Real Policía Montada de Canadá, y CSEC o Centro de Seguridad en Comunicaciones de Canadá) pueden además encarcelar ciudadanos por una semana sin razón, lo que llaman “prisión preventiva.” Christian Nadeau (filósofo político de la Universidad de Montreal) ve el gobierno de Harper como el peor que hemos tenido: “Tenemos una democracia más débil…un sistema de justicia más débil…un medio ambiente comprometido por muchas décadas en el futuro” (2). Para Mel Hurtig Harper es un “autócrata arrogante” que ha demostrado que tenemos que reformar el sistema electoral canadiense en favor de la representación proporcional, para que en el futuro no tengamos otro Primer Ministro que como él “proceda a desmantelar sistemáticamente nuestra democracia, quebrando o eliminando instituciones…desarrolladas por décadas para implementar programas y permitir un intercambio democrático de información e ideas entre el electorado y los elegidos.” (5)
Harper cierra el Parlamento por un total de 181 días, usa leyes extensas con limitada discusión, sin interesarse por seguir procedimientos democráticos; por ejemplo, a partir del 2010 presenta una ley de 883 páginas (transformando el Correo y las evaluaciones medioambientales) que se aprueba con limitada discusión y esto sucede con unas diez leyes más. La ley C-38 termina con la legislación del medio ambiente, corta $36 000 millones en financiamiento a la salud, debilita las inspecciones de alimentos y dificulta el acceso a los beneficios de desempleo. El acta “Elecciones Justas” sobresee leyes electorales contra el fraude electoral, debilita el poder de “Elecciones Canadá” amordaza al Jefe Electoral que no puede a partir de aquí comunicar al público o miembros del parlamento sus investigaciones eliminando la capacidad investigativa fundamental de la institución. (2)
La amenaza interna de déficits presupuestarios y creciente deuda pública viene siendo usada para cortar gastos aunque se sabe que los déficits tienen más que ver con perdonarle impuestos a los más ricos y las corporaciones, con los altos intereses bancarios que se pagan y con las recesiones resultantes de las políticas neo-liberales que se aplican, que con los gastos estatales en programas y beneficios. Son las entradas las que se tienen que expandir (8), pero se continúan cortando beneficios y desmantelando el estado de bienestar social para la gente.
La amenaza externa del terrorismo favorece el militarismo en Canadá ya desde Mulroney. Con Harper se promueve un militarismo patriótico como parte de la cultura política del país. El 2006 bajo Harper los conservadores usan retórica de tiempos de la guerra fría, el mismo Harper visita las tropas en Afganistán y Michaëlle Jean (Gobernadora General) se coloca uniforme militar en las ceremonias de Noviembre 11 de ese año en Ottawa. (1) El caso de Omar Khadr, ciudadano canadiense prisionero en Guantanamo por 10 años, es ilustrativo. Apresado a los 15 años, involucrado en Afganistán contra fuerzas occidentales presionado por su padre, Khadr es abandonado allí por el gobierno de Harper. Es la insistencia del gobierno de Clinton lo que obliga a su repatriación el 2012. Khadr completa su condena en Canadá hasta el 2015 y es liberado bajo fianza gracias a que una corte de apelación de Alberta niega la petición del gobierno de Harper para que siga detenido (6).
Entre el 2009 y 2015, el gobierno de Harper usa propaganda pagada con dineros públicos por un estimado de $500 millones de dólares. (2) Espiar a los ciudadanos se hace aceptable, particularmente espiar activistas, grupos aborígenes y medio-ambientalistas (como Idle No More, Leadnow, Forest Ethics Advocacy, Council of Canadians, Eco-Society, Dogwood Initiative y Sierra Club). Esto fue descubierto accidentalmente por Jeffrey Monaghan, de la Universidad de Carleton, cuando obtuvo documentos de CSIS y del RCMP que muestran que ambas organizaciones espiaban personas y proyectos involucrados en temas como la pobreza, los derechos humanos y el medio ambiente. (2)
La prensa, restringida porque Harper se niega a participar en reuniones de prensa luego de las sesiones parlamentarias, recibe materiales y fotos del gobierno y simplemente las publica. (1) Se intimida a empleados públicos de alto nivel; el gobierno elimina a quienes no están de acuerdo con su agenda y luego los vilifica culpándolos de haber perdido su posición –Mary Cheliak, directora del Registro de Armas del RCMP, el Dr. Arthur Carter de la Consultoría Nacional de Ciencia, y Kevin Page Oficial del Presupuesto Parlamentario por ejemplo sufren este tratamiento pero hay más. No se tolera la discrepancia y existe persecución a los críticos (1).
Durante la reunión G20 el 2010 en Toronto la policía arresta a más de 1100 personas por períodos de 48 a 72 horas, detenidas en jaulas sobre suelo de cemento, sin acceso a agua, comida o medicación. Estas personas manifestaban por su derecho a manifestar. La G20, rodeada de controversias, un encuentro entendido como espectáculo de alto costo (luego se supo costó 1000 millones de dólares), con exceso de policías, barricadas, alambradas, se traduce en un ataque a la libre expresión. Es una violación a la libre expresión porque la contestación social es parte importante de este derecho. Los arrestos se hicieron sin mandato, con alto nivel de violencia, muchas personas golpeadas y heridas, con balas de goma y gases lacrimógenos, conductas desproporcionadas, abusos verbales y humillaciones (particularmente a mujeres, homosexuales y francófonos). La mayoría no tuvo acceso a abogado y no pasó a juez dentro de las 24 horas como es su derecho.
Hubo además requisas corporales desnudas y múltiples y también inyecciones de vacunas y otras substancias sin consentimiento (11). Keith MacDonald, detenido por 18 horas, explicó que había ido al lugar a ver y lo arrestaron; describió el centro de detención como jaulas, similares a las que se usan con animales, algunas tan grandes que contenían hasta 20 personas. (12) La mayoría de los arrestados fueron liberados a las horas; pero 17 fueron acusados de conspiración; 6 de ellos aceptaron declararse culpables para liberar al resto y fueron a juicio. En Noviembre del 2011 tres de los 6 fueron condenados a sentencias de meses de cárcel; el costo personal fue alto, todos perdieron su trabajo, sufrieron estrés y gastos importantes para defenderse. La acusación de conspiración fue posible gracias al nivel de espionaje en los correos electrónicos.
Canadá ha sufrido un giro fascista. Tenemos razones para preocuparnos incluso cuando Harper ya no es gobierno porque las leyes que pasó no han sido todas revertidas y organizaciones como CSIS, CSEC y el mismo RCMP siguen espiando ciudadanos y organizaciones, la cultura política del país sigue anclada en la derecha. Los tratados de comercio siguen siendo sagrados, se expanden, y ellos son el marco económico fundamental del neo-liberalismo. Bajo el Primer Ministro Trudeau el gobierno liberal presenta una cara joven, humanizada, agradable y ha tratado de reconstruir la institucionalidad atacada favoreciendo un gobierno más abierto. Se ha revertido la legislación anti-sindical, vuelto a implementar el formato extenso del Censo, iniciado una investigación sobre las mujeres aborígenes asesinadas, mejorado el beneficio a los niños, firmado el tratado de Paris sobre cambio climático. Pero continuamos involucrados en la guerra, el tema del medio ambiente tiene que avanzar, faltan mejoras de salarios y beneficios hacia una sociedad más igualitaria. El neo-liberalismo no es cuestionado. La defensa de ciudadanos, sus derechos básicos a alimentación, educación, vivienda, salud, empleo, protección y seguridad (incluso de cualquier abuso por parte del estado) deben ser prioridad.
Nora Fernández
Referencias bibliográficas:
- Brooke Jeffrey, Dismantling Canada. Stephen Harper’s New Conservative Agenda. (2015, Montreal: McGill-Queen’s University Press).
- Bruce Livesey, “Is Harper Canada’s worst prime minister?” News (June 7th, 2015) Part 1 and 2 of 32 articles from “Assessing Stephen Harper” (Special Report).
- Donald Gutstein, Harperism: How Stephen Harper and his think tank colleagues have transformed Canada. (2014, Toronto: James Lorimer & Co. Ltd. Publishers).
- Naomi Wolf, The End of America: a letter of warning to a young patriot. (2007, Vermont: Chelsea Green Publishing Company).
- Mel Hurtig, The Arrogant Autocrat. Stephen Harper´s Takeover of Canada. (2015, Vancouver: Mel Hurtig Publishing).
- Mel Hurtig, The truth about Canada. (2008, Toronto: McClelland & Stewart Ltd).
- Wikipaedia, Omar Khadr, https://en.wikipedia.org/wiki/Omar_Khadr
- Stephen McBride & John Shields, Dismantling a Nation. The Transition to Corporate Rule in Canada. (1998, Halifax: Fernwood Publishing).
- Linda McQuaig, Holding the bully´s coat. (2007, Doubleday Canada-Randon House of Canada Ltd).
- Bernard DuHaime, Jacinthe Poisson, “Protesta social y libertad de expresión en Canadá: reflexiones y lecciones del G-20 en Toronto, Derecho Comparado de la Información,” Law Journal, No 19 (2012, Universidad Autonoma de Mexico, 95-136).
- Mahoney, Jill & Ann Hui, “G20-related mass arrests unique in Canadian History.” The Globe and Mail (June 28th, 2010).
- “G20 charges dropped against 11 as 6 plead guilty.” The Star (Nov 22, 2011).
Artículo original en inglés:
Canada: Fascist Shift, a New-old Right and Neo-liberalism, publicado el 17 de junio de 2017.
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