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China y EE.UU. ¿Finalmente cerca de un pacto comercial?
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Global Research, marzo 22, 2019
Prensa Latina 22 March, 2019
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Las próximas dos semanas volverán a instalarse las mesas de negociaciones entre China y Estados Unidos, y ya algunas voces especulan que servirán para dar los últimos toques al ansiado acuerdo sobre el fin de su guerra comercial.

A Beijing regresarán el secretario norteamericano del Tesoro, Steven Mnuchin, y el representante adjunto de Comercio Jeffrey Gerrish el 28 y 29 de marzo, mientras a principios de abril irá nuevamente a Washington el viceprimer ministro chino Liu He.

Según lo trascendido oficialmente, en las dos capitales se mantendrá el mismo formato de pláticas a puertas cerradas y sin pronunciamientos formales, excepto las breves declaraciones dadas a pocos medios de prensa.

Este 2019 abrió para los negociadores con consultas telefónicas y en persona cada mes. En el último cara a cara lograron evadir el temido límite de la tregua trimestral a la disputa que hundió a ambas potencias en un cruce de incrementos tarifarios y restricciones a los negocios.

La pausa debía acabar el 1 de marzo, pero el presidente estadounidense, Donald Trump, la prorrogó alentado por los avances de los equipos mientras intentan coordinar posturas sobre temas conflictivos en las relaciones económicas y comerciales.

Fiel a su estilo sensacionalista, en más de una ocasión el gobernante norteamericano se refirió con frases inacabadas sobre la proximidad de un ‘pacto real’, que de lograrse será tan bueno que ‘la gente hablará por mucho tiempo’.

Más recientemente llegó a calificar la actitud de China de ‘muy responsable y razonable’ e incluso anunció hasta una reunión con su par del país chino, Xi Jinping, en Mar-a-Lago (Florida) para cerrar el eventual pacto, algo no confirmado por su contraparte.

China, en tanto, se mantiene cauta en el tratamiento del tema y desde que estalló la discordia con razón evitó siempre alimentar expectativas porque el proceso trascurre en medio de avances y retrocesos propiciados por el mismo Trump.

Además, insiste en cada momento en la cooperación como la mejor vía ante cualquier tipo de fricciones y aboga por un convenio racional, mutualmente beneficioso, equitativo, respetuoso de los intereses y preocupaciones de cada parte.

Si bien resulta imperativo poner de una vez punto final a las diferencias, Beijing se prepara para enfrentar desafíos, aprovechar las oportunidades y mantener su estabilidad económica tras el eventual arreglo con Estados Unidos.

Un editorial del diario Global Times lo explica de esta manera: China abrirá más el acceso a las importaciones norteamericanas y de todo el mundo, lo cual está en sintonía con su reforma actual.

Pero aumentará las inversiones en la innovación y dependerá más de su propio mercado.

‘Se acelerará la transición de China hacia una economía basada en el consumo, lo cual no es del todo malo’, indicó el influyente periódico.

Asimismo, menciona la conveniencia de volcar el grueso de los negocios hacia las naciones emergentes, en vez de concentrarse en las adineradas potencias de Occidente.

El agrio conflicto cumplió en este marzo un año y lo desataron investigaciones de la Casa Blanca sobre los supuestos esfuerzos chinos que distorsionan el mercado nacional para forzar, presionar y robar tecnología y propiedad intelectual estadounidense.

Después de vivir momentos de peligrosa tensión, las aguas se apaciguaron un poco entre Beijing y Washington, y encontraron un punto medio en cuestiones importantes como la protección de los derechos de propiedad intelectual, la transferencia tecnológica, agricultura, servicios y tasas de cambios, entre otros.

Al parecer todo marcha por buen camino y hacia el final feliz, aunque aún resuena la amenaza de Trump autocalificándose como un ‘hombre de tarifas’ si no se consigue un trato a su gusto.

Yolaidy Martínez Ruíz

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