Con la firma de la Ley de Aditivos de Origen Vegetal (Etanol) en el ingenio agroindustrial azucarero Unagro, del municipio Minero, departamento Santa Cruz, Bolivia ingresó con fuerza en la era de los biocombustibles.
El presidente boliviano, Evo Morales, en compañía del vicepresidente, Álvaro García, ministros, empresarios, la titular de la Cámara de Diputados, Gabriela Montaño, directivos azucareros y trabajadores, abrió las puertas a una nueva pauta en la matriz energética nacional.
La diversificación del sector azucarero iniciada por Unagro, incorpora ahora la producción de etanol con capacidad instalada para procesar 300 mil litros de alcohol anhidro y la cogeneración de energía eléctrica a partir de vapor de agua de 40 megavatios-hora (MWh).
Según explicó el presidente de la corporación Unagro, Luis Barbery, las plantas deshidratadora de etanol y de cogeneración de energía eléctrica significaron una inversión de 15 millones de dólares y un ahorro de 250 millones de dólares al país en importación de insumos hasta el 2025.
El Jefe de Estado explicó que la producción del biocombustible contribuirá con el 0,9 por ciento al crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) del país, y en 4,4 por ciento y 2,0 por ciento al de los sectores agropecuario y manufacturero.
La producción y venta de etanol generará un ahorro de 20 millones de dólares al año solamente en la importación de gasolina, precisó este sábado el presidente Morales, durante la promulgación de la Ley 303, complementada el próximo miércoles con un Decreto Ejecutivo.
Un anticipo de ese decreto anuncia que autorizará la mezcla del 12 por ciento de etanol con combustible fósil para arrancar con la producción del Súper Etanol 92, cuyo precio por litro del biocombustible y la fecha de su inserción en el mercado nacional será anunciada.
‘La utilización de los aditivos de origen vegetal sólo se podrá realizar garantizando la seguridad alimentaria, y sin descuidar la provisión de los alimentos, el azúcar, en la producción de etanol para gasolina, y el aceite comestible, en el caso del biodiésel’, advirtió Morales.
Para un país de la extensión de Bolivia, con enormes áreas de tierras disponibles, el crecimiento de los cultivos de caña de 150 mil a 320 mil hectáreas en los próximos cinco a siete años no afectará la producción de alimentos, opinaron expertos del tema.
Además, ello permitirá la dinamización del sector cañero y de la economía en general, mediante la creación de 15 mil empleos directos y 12 mil indirectos, que reducirán el desempleo en el país en 0,8 por ciento.
El ministro de Hidrocarburos, Luis Alberto Sánchez, destacó que la producción de etanol inyectará a la economía boliviana mil 600 millones de dólares, 950 millones serán para mejorar las variedades de caña, acondicionar tierras, mecanización y mejora en sistemas de cosecha.
Los otros 650 millones de dólares, agregó, se invertirán en los sistemas de deshidratación de etanol, la ampliación de la capacidad de molienda y tratamiento de residuos de caña.
Morales destacó que después de 30 años es realidad el proyecto etanol, gracias a la alianza y trabajo conjunto entre el Estado y el sector privado, y llamó a consolidar el proyecto del biodiesel, otro estímulo en la era de la industrialización boliviana para el beneficio de la población.
Pedro Rioseco
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