Apenas cuatro días restan para las elecciones presidenciales y parlamentarias en Chile, donde en una travesía a contracorriente, Michelle Bachelet termina un segundo mandato exitoso. (PLRadio)

Entregará el Palacio de La Moneda el 11 de marzo de 2018, pero ya el próximo domingo marcará la cuenta regresiva de su administración. Su falencia, como ella misma admite, ‘no haber sabido comunicar mejor’.

Algunos influyentes periodistas locales consideran que se trata de un contrasentido y responsabilizan a la propia mandataria de pecar por omisión en el interés de mostrar sus resultados.

Empero, pocos observadores, incluidos sus críticos, no podrán negar la audacia dentro de un programa de reformas que si bien quedó a medio camino, registró avances históricos para una nación todavía fracturada por las secuelas de la dictadura.

Los medios de prensa, en su mayoría bajo el control de la derecha empresarial, jugaron siempre a atacar los puntos débiles del Gobierno de Bachelet. Nunca han hecho el debido reconocimiento a su enorme prestigio internacional.

Además de ser nombrada para un cargo de asesora sin remuneración para crisis por la Organización de Naciones Unidas, la dignataria goza de un reconocimiento notable de China, Vietnam y en general de las pujantes economías asiáticas.

Pudo comprobarse en su reciente visita a Vietnam en la Cumbre del Foro de Cooperación Asia-Pacífico. Goza de un prestigio relevante en la defensa del papel de la mujer en el mundo, la educación, la salud y el cambio climático.

Fue mencionada como eventual candidata al cargo máximo de la ONU, algo que desechó de inmediato para continuar consagrada a su responsabilidad en Chile.

Es halagada por la Unión Europea, también en América Latina y el Caribe, aunque en la región las posturas no fueron del todo aplaudidas, en particular en el caso de Venezuela con ciertas ambigüedades.

Sus nexos con el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, y con el presidente de México, Enrique Peña Nieto, son muy cercanos, y al recibir al vicepresidente Mike Pence, mantuvo la solidez de los lazos de Chile con Estados Unidos.

El compromiso con Haití, el concierto caribeño y con Centroamérica, le granjearon otras simpatías, y no ha cejado en esfuerzos para impulsar los vínculos con Africa.

FUEGO INTERNO

Sin embargo, todos los adornos del exterior chocan con un panorama interno complejo. Una verdad de Perogrullo, los procesos contra cíclicos de las economías terminaron por jugarle malas pasadas.

Las advertencias de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) de una larga etapa de desaceleración no fueron escuchadas al interior de Chile.

Quedó la baja en el crecimiento como una culpa de Bachelet ante la reacia respuesta de los mercados a su reforma tributaria. Tampoco hubo buena reacción a los cambios establecidos en la educación.

La caída de los precios del cobre en el mercado internacional y la decisión temporal de China de reducir las compras del metal rojizo, pasaron factura a Chile.

Ahora se recupera el cobre y curiosamente los analistas empresariales chilenos subrayan que la inminente vuelta del magnate Sebastián Piñera a la presidencia, dará más vigor a la economía en 2018.

Se saltan el hecho de que la Cepal adelantó a inicios de este año que el incremento del Producto Interno Bruto (PIB) de Chile iría en ascenso en los próximos años, sin importar el color político del próximo inquilino de La Moneda.

El multimillonario Piñera cuenta con el favor de las encuestas y es la esperanza de los hombres de negocios. La desigualdad es uno de los mayores flagelos de la sociedad chilena, no obstante encaminarse hacia el primer mundo.

Este último elemento no parece preocupar al candidato conservador, quien ha prometido borrar de un plumazo casi todas las reformas de Bachelet.

Entre ellas, las de educación, laborales y hasta la ley de aborto terapéutico en tres causales. En añadido, intentará oponerse al proyecto de legislación de matrimonio igualitario y adopción homoparental.

En cifras concretas, Bachelet se ufana de haber saneado la economía, a pesar de los pesares.

‘Vamos a entregar a la futura administración una economía en recuperación, libre de desequilibrios y con capacidad para retomar mayores niveles de crecimiento’, comentó en una columna en el Diario Financiero.

De todas formas, Piñera no ha cesado de centrar sus ataques en el ‘mal gobierno’ de Bachelet, sin reconocer prácticamente nada.

Fausto Triana