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COVID-19: La otra historia
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Global Research, mayo 19, 2020
CubaDebate 18 May, 2020
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Científicos de la NASA aventuran la ocurrencia cercana de un evento terrible, conocido como Mínimo de Dalton. Esto es, un descenso de las temperaturas en el planeta debido a una irregularidad en las funciones del sol. En ese sentido se recuerda lo acontecido durante varias décadas a partir de 1790, cuando hubo anomalías climáticas detonantes o asociadas a fenómenos telúricos importantes que, en su conjunto, afectaron la producción agropecuaria en el mundo y por tanto, sobrevino una etapa de  penurias y, en algunas regiones, con generalizada hambruna.

Los poco conocedores de lances como el que nos amenaza, imaginan que si la Tierra está sobrecalentada en algo así como 2 grados Celsius, ello compensaría el temido y por ahora teórico bajón de la función solar vaticinada y, por ende, asumen un no pasa nada poco conveniente.

Cuando se mantiene probable una segunda oleada del SarCov2 el pronóstico resulta temible, pues a la situación actual se asoma una debacle económica movida por la semi parálisis dispuesta por la pandemia. Quizás si hubiera una sana concertación entre naciones para combatir el mal o sus derivaciones, el futuro no tendría tan mal semblante y prepararía para el enfrentamiento a esa otra contingencia si llega.

Se procede al revés, promoviendo rivalidades ficticias. Una, entre las muy peligrosas es la gestada por Estados Unidos con respecto a China, sin excluir todo cuanto es capaz de provocar también una confrontación con Rusia o Irán.

Si el clima planetario está en vísperas de estropearse cuando tanto se lastima al ecosistema, el de orden político anda  metido en apuros y en una fase no menos delicada. La administración Trump actúa con impiedad contra “enemigos” grandes y pequeños, pero también no escatima agresiones a escala interna. Desata odios, diferencias, impunidad y abuso entre los estadounidenses y de estos hacia varios pueblos. Su mal gobierno desconcierta, pero no carece de sacristanes asistiéndole en las misas del desastre en las cuales se empeña.

Es bien conocido el desbarre presidencial y su frivolidad al aludir de continuo al “virus chino” mostrando su inopia, característica que navega junto con la mucha malevolencia de sus dichos y actos. Sin embargo, el mal que hoy azota a la humanidad suele compararse con el ocurrido  un siglo atrás con la “gripe española”.

Aquella otra epidemia, se originó en la muy norteamericana Kansas, y como la COVID-19, fue transmitida de los animales a los humanos. Como fue un corresponsal británico desde Madrid quien primero informara sobre la pandemia, se le dio el arbitrario apellido por el cual se  conoce.

Trascurría la I Guerra mundial y los dirigentes de la época decidieron ocultar el gran peligro de la enfermedad por temor a desatar reacciones negativas de sus tropas que se desempeñaban en la I Guerra Mundial. La decisión era egoísta y no adoptar medidas apropiadas, no tiene otro calificativo que el de criminal, pujes la que no es ibérica propiamente, trajo consigo  la muerte de al menos 30 millones de personas, cifra parecida a la cantidad de bajas en los campos de batalla.

En este momento, el ricachón neoyorkino al frente de Estados Unidos, está a punto de seguir provocando lesiones a la población estadounidense al no escuchar a los científicos y oponerse a un plan de la cámara baja del Congreso, destinado a disminuir el daño material a la sociedad.

Varios legisladores han venido presentado fórmulas para entregar ayudas compensatorias a quienes menos ingresos perciben. Una de  esas propuestas es del senador Mark Warner, demócrata por Virginia, acompañado de otros colegas, entre ellos Bernie Sanders, y plantea mantener el salario durante un trimestre para prolongar el confinamiento.

Serían necesarios a razón de 1 millón de dólares por cada mes. Ese sería uno de los motivos para que los republicanos lo rechacen, aun cuando hasta duplicando el tiempo de  ese pago racional, no se excedería el monto percibido como beneficio por los grandes empresarios gracias a los recortes impositivos de la era Trump. El plan, que buscaba una reanudación de la economía cuidadosa,  está moribundo apenas nacer.

Pudiera ocurrirle igual a la oferta hecha por la Cámara Baja, concebida como un paquete de alivio dirigido a los estadounidenses, considerando entre ellos a las tribus nativas y a los emigrantes que pagan impuestos. Prevé, asimismo,  darle  asignaciones a los  estados y mantener, quizás elevar, la cuantía destinada a los desempleados, toda vez que en los últimos meses, por encima de 36 millones de ciudadanos quedaron en paro.

Con escasas posibilidades de avanzar, el propósito tiene desde el inicio el rechazo pleno de Donald Trump y de los cabecillas republicanos con mayoría en el senado,  donde presumiblemente van a desaprobarlo. Y en el hipotético caso de salir airoso dentro de ese órgano legislativo, el presidente amenaza con vetarlo.

De los 3 billones propuestos por los demócratas y algunos republicanos en el programa de referencia, uno  iría a estados y gobiernos locales. Los detractores argumentan que los problemas financieros en esos sitios se gestaron antes de la expansión del Covid-19. Suponiendo que así fue, las dificultades aumentaron y quienes de inicio o al final salen perjudicados son los ciudadanos corrientes, no aquellos que les dirigen.

El mandatario y sus seguidores preparan otro proyecto pero  eliminando las medidas de distanciamiento humano y otras precauciones, desconociendo lo recomendado por los expertos. Aparte de las distorsiones al encarar el mal, se aprecian, de otro lado, circunstancias a influir sobre la reapertura económica. Una debe encararse por las fluctuaciones en los precios del petróleo y otras materias primas, pues se han depreciado, según la UNCTAD hasta constituirse en el mayor retroceso registrado en ese índice, de modo que supera al de la crisis del 2008.

A citar estaría, además, la notable caída del consumo y las previsiones sobre la contracción, en un 32%, de las economías avanzadas. En valoraciones de ese rango coinciden tanto instituciones europeas como de los principales gestores financieros estadounidenses.

El presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos, Jerome Powell, no coincide con varias ideas de Trump para esta etapa y se ha referido a las lastimaduras actuales y futuras en la capacidad productiva del país, capaces de aumentar si se dilata la crisis. El directivo se muestra a favor de los estímulos promovidos por los congresistas demócratas, pues aunque elevados, aliviarían los daños sufridos en la economía.

De que existen soluciones para un país grande y con múltiples ventajas acumuladas,  no hay duda, y se prueba en  situaciones extraordinarias, como la acumulación de enormes ganancias obtenidas por los multimillonarios norteamericanos durante tan crítico período. El Instituto de Estudios de Política de EE.UU. asegura que esas fortunas crecieron en un monto ascendente a los 282 mil millones de dólares.

Otras fuentes académicas especifican: desde el arribo de Trump al poder la riqueza de los multimillonarios creció en un 10.6%. El aumento de caudales en solo semanas de tragedia social, resulta indecoroso, máxime cuando se anuncian más quiebras de pequeños y medianos negocios que “serán arrebatados por los grandes bancos y corporaciones, al igual que las casas de las familias de las clases trabajadoras y medias que no pueden pagar sus hipotecas.  Va a haber una concentración mucho mayor de la riqueza y el capital en la cima de la pirámide social”. Así lo estima William I. Robinson, profesor de Sociología en la Universidad de California y no es el único analista en advertirlo.

Quiere decir que las tensiones financieras, las insolvencias de los sectores medios, el desempleo, la obligada inversión en el insuficiente sector salud, la incertidumbre extendida, pudieran aminorarse con medidas fiscales u otros recursos oficiales para, de verdad, moderar al menos el curso de los acontecimientos nacionales.

Trump y su séquito no parecen dispuestos a ponerlas en vigor. Optan por culpar a otros países o ponerle obstáculos a las instituciones sanitarias que como la red de Centros para el Control y Prevención de Enfermedades, están siendo criticadas por la administración pese al poco apoyo recibido.

En ese momento hasta la realización de las elecciones en noviembre está en duda. No sería rara alguna maniobra trumpiana si el presidente ve amenazado su poder. Pero esa, claro, es otra historia, no exenta de falsedades, irresponsabilidad y mentiras desnuditas.

Elsa Claro

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