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Crisis económica en curso: Cinco señales del colapso en ciernes (I)
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Global Research, septiembre 28, 2019

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La economía mundial se encuentra al borde de un colapso que estructuralmente puede ser muy similar o incluso peor que la crisis de 1929, debido a que los fundamentos que crearon la burbuja especulativa que llevó a la economía mundial a un punto de quiebre en septiembre de 2008 no fueron resueltos, especialmente los mecanismos para regular el capital especulativo que siguió fluyendo hacia la economía en forma de instrumentos de derivados financieros.

Este fenómeno de sobre-apalancamiento ha impactado la forma en que los principales bancos mundiales han estructurado sus mecanismos de emisiones de crédito, situación que es un reflejo de la política de facilidad cuantitativa que ha servido de base para que una institución como la Reserva Federal de Estados Unidos pudiera seguir con una política sin freno en la emisión de masa monetaria sin restricciones.

Bajo esta lógica, de acuerdo con la Asociación Nacional de Economía y Negocios de los Estados Unidos, la economía de ese país se encuentra a punto de ingresar en una fase de recesión, así, de acuerdo con esta fuente, el 72% de sus economistas pronostica que una recesión puede afectar a la economía mundial hacia finales de 2021, asimismo, el 38% de analistas de esta asociación estima que la recesión golpeará la economía estadounidense en 2020.

Un hecho de gran relevancia ocurrió a inicios de agosto pasado, cuando se presentó por primera vez desde 2007 una caída en el diferencial del porcentaje de rendimientos en inversiones para periodos de dos a diez años, realizadas en el Tesoro de Estados Unidos a un porcentaje por debajo del cero.  Esta tendencia es fundamental ya que este comportamiento negativo ha sido un indicador que ha mantenido esta misma conducta en las últimas siete recesiones, por tanto, su presencia indica que se aproxima un periodo recesivo de la economía mundial.

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Asimismo, para los inversionistas es importante seguir la orientación de las curvas de rendimiento y analizar los motivos que consolidaron una tendencia de asentamiento en territorio negativo justo cuando China empezó a mostrar una propensión a la baja en su comercio minorista y Alemania inició con signos de contracción económica. Lo anterior plantea un problema estructural de gran magnitud, ya que la erupción de una nueva crisis financiera planteará el problema de no contar con un motor de crecimiento que pueda servir de estímulo productivo, lo cual haría que la próxima crisis sea de una magnitud y profundidad mucho mayor, en virtud que no habrá forma de estimular un nuevo ciclo de crecimiento, ni un nuevo espacio para redireccionar los flujos de capital especulativo. La burbuja explotará destruyendo al capital  Fiat que lo creó.

Con este marco surgen al menos 5 indicadores que pueden servir de guía para analizar las posibles tendencias que tendrá la siguiente crisis financiera, la cual de acuerdo con los expertos tomará lugar, la única duda es en qué momento se llevará a cabo esta liberación de energía financiera tóxica para la economía productiva, quizás justo después de conocer los resultados de la siguiente elección presidencial de Estados Unidos en noviembre de 2020.

1.- Agudización de la guerra comercial entre China y Estados Unidos

El conflicto comercial que protagoniza la administración de Donald Trump de cara al gobierno de Xi Jinping en materia comercial es quizás uno de los principales factores que aceleran el proceso de crisis económica de gran proporción, no sólo porque involucra a las dos principales economías del mundo, sino porque al ser las más importantes, lo que éstas hagan o dejen de hacer impactará de forma directa sobre el dinamismo de los flujos de comercio e inversión en sectores económicos estratégicos, como el automotriz, construcción, alta tecnología y, de forma peculiar, el sector energético.

Así, es importante tener presente que a inicios del mes de septiembre, Beijing y Washington iniciaron una nueva fase de imposición mutua de tarifas comerciales, donde resulta pertinente subrayar que China ha golpeado por primera vez el sector energético estadounidense, al imponer un porcentaje de 5% a las importaciones de petróleo provenientes de Estados Unidos. Asimismo, la administración Trump ha emitido su propia respuesta con un incremento del 15% a importaciones chinas en productos tecnológicos manufacturados en esa nación, como smart speakers y audífonos Bluetooth.

Por otro lado, China tiene como objetivo una lista de productos por un valor de 75 miles de millones de dólares, con lo cual los incrementos porcentuales que se han impuesto las principales economías del mundo en esta nueva ronda impacta a un total de 1717 productos de un total de 5,078, donde el remanente será objetivo  de China conforme nos acerquemos a fin de año. Por tanto, nuevas rondas de incrementos arancelarios prometen una mayor volatilidad a los mercados bursátiles.

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Este contexto de guerra comercial entre China y Estados Unidos ya tiene un impacto directo sobre los consumidores estadounidenses, especialmente sobre aquéllos que tienen que liquidar una hipoteca, ya que de acuerdo con JP Morgan, la guerra comercial le costará al consumidor estadounidense un promedio de 1,000 dólares anuales, lo cual se empezará a sentir hacia fines de año, justo cuando entren nuevas rondas de imposición arancelaria.

2.- Contracción de la producción industrial China

Usualmente se piensa en China como el motor de la economía global que tomó el relevo de Estados Unidos y que a partir de la crisis de 2008 empezó a llenar vacíos de poder económico que fue dejando libre la economía estadounidense. Sin embargo, China ya empieza a mostrar signos de desaceleración, lo cual puede impactar en una eventual recesión al interior de China. Así, a pesar de que la nación asiática cuenta con un megaproyecto de inversión e infraestructura con sus tres rutas de la seda, quizás no le alcance el tiempo ni el dinero para lograr crear una alternativa económica a su todavía alta dependencia de la inversión extranjera directa, la cual aún es responsable del 40% del PIB chino.

Resulta fundamental señalar que, el sector manufacturero automotriz chino ya marca tendencias que indican que se está desacelerando. Desde mayo pasado, su mercado automotriz ha sufrido una caída del 16.4%, lo cual lo convirtió en el peor mes en cuanto a volumen de ventas en la historia del mercado automotriz chino. Sin embargo, esto no fue sino la continuación de una tendencia que ya venía de meses atrás, donde desde marzo pasado ya se había registrado una caída de 5.2% que luego creció en abril a 14.6%. Por esta razón desde el verano pasado se ha empezado a plantear si este descenso en ventas es un presagio de que una próxima recesión global puede ser mucho peor de lo esperado, toda vez que, a diferencia de 2008 cuando China sirvió de motor de crecimiento, hoy no parece ser posible que Beijing pueda jugar ese mismo papel, lo cual la haría inestable políticamente.

Consecuentemente, se volverá muy importante tener presente la forma en cómo evoluciona la economía de China, ya que para para algunos analistas como William Engdahl, el descenso de ventas en el sector automotriz chino no se relaciona con la guerra comercial, ya que hasta el importante descenso en el mes de marzo, se marcó el doceavo mes de ventas en declinación, donde el flujo comercial entre los productores chinos  y sus respectivos compradores en el resto del mundo ya mostraban un descenso de 44%. Esta misma tendencia se muestra hacia el interior del sector doméstico chino, donde las ventas de autos al interior de China han mostrado un descenso de 26%.

Estos indicadores que no suelen ser puestos en evidencia en el marco de la guerra comercial, resultan ser de gran relevancia, ya que muestran un problema muy concreto: el crecimiento  en el consumo interno de China se debió desde 2008 a una creciente emisión de facilitación de crédito, que fue el mismo fenómeno que ocurrió en Estados Unidos y que terminó por explotar con la sequía crediticia que tomó lugar en 2008, sin embargo, el tamaño de la economía china, tanto al exterior como al interior, hacen pensar que un posible escenario de contracción y posible depresión sería mucho más profunda y difícil de manejar que en Estados Unidos.

Asimismo, resulta interesante notar que, desde la última crisis financiera, las familias chinas han incrementado sus ingresos, lo cual les ha permitido pensar en comprar sus propias casas o departamentos, sin embargo, desde 2018 se ha visto con gran preocupación que este incremento en el mercado inmobiliario se debe principalmente a un incremento de deuda no regulada en la que están incurriendo millones de compradores chinos.

China, en medio de una contracción de su producción manufacturera

Esta tendencia en la economía china ya muestra una serie de signos negativos para el resto de la economía mundial, ya que, para expertos del sector automotriz, una declinación significativa del mercado chino puede generar una crisis profunda en todo el sector. Así, Dieter Zetsche, Director Ejecutivo de Daimler, considera que la industria automotriz se dirige hacia un escenario de “ruptura” industrial, ya que diferentes productores de autopartes plantean que se encuentran pasando su peor crisis desde el shock petrolero de los años 70, lo cual se ha mostrado en la reducción de puestos de trabajo en diferentes países productores de autopartes, toda vez que ya suman un total de 38,000 desempleados.

El siguiente indicador es el mercado del petróleo, el cual se encuentra bajo una gran turbulencia, especialmente después de los recientes ataques a las instalaciones de refinación de Saudi Aramco. Lo anterior será analizado en la Parte II de este análisis.

Abner Munguía Gaspar

Abner Munguía Gaspar: Doctorante en Relaciones Internacionales, Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco, México.

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