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Democratizar las Naciones Unidas para salvar el mundo
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Global Research, junio 16, 2022

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“Los que sí comprendemos lo nefasto del imperio, y el peligro, cada vez mayor, que representa, debemos estar claros que la defensa efectiva de la vida sobre el planeta Tierra, incluyendo la de la propia especie humana, exige inexorablemente la existencia de un foro mundial, independiente y democrático para una verdadera y efectiva defensa de los derechos de la Madre Tierra y de la humanidad. Por ello insistimos, repetimos y volvemos a decir que la ONU que existe ahora es inservible, inoperante, disfuncional e instrumento del imperio. Es por eso que ya no goza de confianza o credibilidad alguna.

Esto es tan serio que podemos decir, sin temor a equivocarnos, que, si la ONU no cambia radicalmente, si no la reinventamos, pronto desparecerá. … [y] si dejamos que la ONU muera, crearla de nuevo será casi imposible. Debemos de arrebatársela a los que se la han usurpado para así poder, los verdaderos interesados en el futuro de la Tierra, inyectarle nueva vida, relevancia y efectividad a nuestra Organización mundial.”

Miguel d’Escoto Brockmann. M.M. [1], Managua, 28 de febrero 2011

***

Ahora, más que en cualquier momento desde su fundación hace 76 años, la Organización de Naciones Unidas está en peligro de desaparecer.

Hoy en día se están trazando las líneas de batalla entre los que creen en la necesidad de una organización universal, los que abogan por un sistema internacional inclusivo, basado en el imperio de la ley en las relaciones entre los estados y que beneficie a todos, y aquellos que buscan fragmentar al mundo en bloques, en donde una privilegiada belicista alianza de naciones, con valores afines, es decir, el club de las llamadas “democracias”, reserva el derecho de entrada a su círculo de élites bajo el mando supremo de los Estados Unidos de América. Este proyecto Atlanticista lleva ya varias décadas gestándose, pero hasta ahora no se ha topado con ninguna resistencia formidable.

Como siempre, esta batalla está envuelta en una omnipresente y sofisticada campaña de marketing que quiere hacernos creer que son ellos, los Atlantistas, los “defensores a regañadientes” de la democracia que son los campeones de la soberanía nacional y la autodeterminación de los pueblos amenazada en la actualidad por los regímenes autoritarios expansionistas y “antidemocráticos” en búsqueda de restaurar su perdida hegemonía imperial.

En este lenguaje orwelliano, los buenos son en realidad los malos que se ven obligados a recurrir a “guerras ilegales pero legítimas” para “mantener a salvo el mundo y los mercados libres” (…nunca hay que olvidar de los mercados).

Pocos comprendieron mejor la naturaleza del Imperio Estadounidense que nuestro Padre Miguel d’Escoto Brockmann, o han trabajado tan arduamente para detener “la bestia apocalíptica”.

En abril de 2011, apenas 20 meses después de concluir su mandato en la Asamblea General, el Padre Miguel d’Escoto lanzó su ambiciosa Propuesta para la Reinvención de la ONU.

Considerada como su obra maestra, constituye la culminación del trabajo de toda su vida, como revolucionario, diplomático, estadista, activista y, en última instancia, como sacerdote y seguidor de Jesús de Nazaret.

La Propuesta se nutre de más de cuatro décadas ejerciendo en el ámbito internacional, y de manera particular, tiene sus inicios en los esfuerzos infructuosos de obligar a Estados Unidos a cumplir la histórica sentencia de la Corte Internacional de Justicia de 1986.

Como nicaragüenses sacamos pecho, merecidamente, por la valentía de interponer una demanda contra los Estados Unidos como agresor ante la Corte Internacional de Justicia, donde se obtuvo la condena más más fuerte de la política de Estado alguno, en la historia de la justicia mundial. Pero sería un error pensar que ese fallo marcó un giro ascendente en el derecho internacional. Mucho ha transcurrido desde el célebre dictamen de 1986 para erosionar y debilitar el derecho internacional. Por desgracia nuestra, esa tendencia desalentadora se inició con la complicidad misma del gobierno de Violeta Chamorro.[2] En Padre estaba consciente de esta tendencia creciente.

En su ensayo “Desenmascarando al Imperio” (2004), escrito un año después del criminal invasión de Estados Unidos a Irak, el Padre escribe:

“Cuando en abril del año 1984, Nicaragua introdujo la demanda en La Haya contra los Estados Unidos por la guerra que nos habían impuesto, lo que más nos motivó a tomar esa medida audaz fue el convencimiento de que alguien tenía que tomar el toro por los cuernos y hacer algo contundente en defensa del derecho internacional.

…[Hoy algunos Estados] se inclinan cada vez menos a actuar a través de instituciones internacionales como las Naciones Unidas, a trabajar en cooperación con otras naciones para el logro de objetivos comunes, y que son más escépticos con respecto al derecho internacional y más dispuestos a funcionar fuera de sus límites cuando lo consideran necesario o, simplemente, útil”.[3]

Con la certeza que esta tendencia sólo se acentuaría más en el futuro, el Padre exhortó a los Estados miembros de defenderse, y también de educar al pueblo norteamericano para que se sumase como aliados en la lucha por la paz:

“Su ofensiva es multifacética y, por lo tanto, nuestra defensa también debe ser no sólo en el campo de lo económico, sino también en el campo ideológico, en el jurídico y en el de Naciones Unidas. En la lucha por lograr que el pueblo norteamericano se despierte y comprenda lo nefasto del comportamiento de sus dirigentes, nuestras denuncias de las violaciones de Washington al derecho internacional, a nuestra autodeterminación y a la propia Carta de Naciones Unidas pueden ser más comprensibles para ese pueblo y, por lo tanto, más útil para el avance de nuestra causa. Con dedicación, imaginación y coordinación entre nosotros venceremos, pues, nunca debemos dudar, la verdad puede más que la mentira.” [4]

Dotado en el arte del lenguaje y las imágenes, y como sacerdote, exclamó:

“Claramente la Bestia Apocalíptica ha dejado de ser ya sólo una horrenda imagen bíblica.”

Las Naciones Unidas no solo fracasó en prevenir o poner fin a las guerras de agresión contra Afganistán e Irak, sino que, con el tiempo, se unió a ellas. Y así, sucesivamente con Siria, Yemen, y otros lugares. Las NN.UU. envió misiones humanitarias y misiones de post-conflicto que les convierte en el bedel glorificado de Estados Unidos y las potencias occidentales.

Debo admitir cuando comencé a escribir este artículo, pretendía desarrollar el tema que se ha puesto algo de moda, él de la reforma del Consejo de Seguridad. Pero me parece fuera de lugar estar discutiendo los cambios institucionales contenidos en la Propuesta de Reinvención de la ONU del Padre Miguel cuando la guerra está apoderando de Ucrania, la OTAN está cobrando un ímpetu escalofriante y, sobre todo, cuando el propio consenso sobre el cual se construyó las Naciones Unidas ya no existe.

Seguramente lo importante, lo que más pesa en el mundo ahora no son las diferencias entre América Latina y Estados Unidos. La batalla hoy está entre los que NO quieren una Organización mundial y los que SI.

En el otro bando están los que han optado por la división del mundo, por el “Nuevo Orden” como lo llaman ellos, es decir, Estados Unidos y su camarilla. Es, en el fondo, lo que hay detrás de la llamada ‘Cumbre de las Américas’ que, como todos sabemos, no es más que una reunión del “Club” pro-Estados Unidos, un encuentro de una superpotencia con aquellos Estados que se derriten ante ella.

Ahí estamos. Entonces, la Propuesta de Reinvención de la ONU, que sigue siendo innovadora y revolucionaria, tenemos que verla en el contexto actual [once años más tarde], como seguramente haría el Padre si estuviera aquí.

El tema del Consejo de Seguridad no es, en este momento, lo prioritario. Lo prioritario es saber si realmente se va a aceptar—en los hechos—la autoridad de Naciones Unidas. ¿De qué nos sirve discutir reformas al Consejo de Seguridad o la Asamblea General… si el consenso con que se creó la ONU ha desaparecido? ¿De qué sirve la ONU si lo que define actualmente al mundo es el ejercicio de la fuerza y la amenaza del uso de la fuerza? Qué nos sirve hablar de la reforma del Consejo de Seguridad cuando, aunque hubiera 120 miembros en el Consejo, al fin y al cabo son las grandes potencias (los P-3, y los P-5) quienes van a imponer su voluntad, ya sea con el ‘veto formal’ que existe ahora o con el ‘veto de la fuerza’ como lo hizo Estados Unidos en la invasión de Irak.

En esta encrucijada en la que nos encontramos, creo que nos corresponde como Centro,[5] como nicaragüenses, como revolucionarios y como ciudadanos del mundo, asumir este gran reto del Padre de luchar con todo que tenemos, para defender la existencia de un foro internacional mundial, basado en el imperio de la ley, y en refundar nuestra única organización universal en una dedicada a la defensa de la de la Madre Tierra y la humanidad. Es ahora o nunca.

Vale la pena preguntarnos ¿cómo llegamos hasta aquí? Así que repasaremos algunos insumos para el análisis, incluso factores que incidieron en el accionar y la propuesta del Padre Miguel y su continuada relevancia.

La presidencia del 63° periodo de sesiones de la Asamblea General

Cuando el Padre Miguel d’Escoto asumió su cargo tenía un ambicioso plan para democratizar las Naciones Unidas. Tres acontecimientos imprevistos iban a interrumpir su agenda y cobrar especial importancia durante su breve presidencia.

El primer acontecimiento, que sería el más duradero, fue la quiebra de Lehman Brothers en septiembre 2008 que dio inicio a una profunda crisis financiera-económica mundial. Aunque la crisis vino a interrumpir su cargado plan de trabajo, el PAG-63 vio en ella una oportunidad histórica para colocar a la Asamblea General en el seno de una conversación global de vital relevancia.

Trabajó frenéticamente para obtener un mandato para celebrar una cumbre, y al lograrlo, paso a conformar un panel de expertos del Presidente de la Asamblea General presidido por el galardonado premio nobel, el economista Joseph Stiglitz, para asistir los Estados miembros en la formulación de respuestas de largo alcance a la crisis. La Conferencia, a realizarse en la primavera de 2009, sería presidido por el presidente de la Asamblea General e implicó un esfuerzo y coordinación gigantesca por parte del Padre y su Gabinete. El PGA-63 [6] viajó a Venezuela, Finlandia, Siria, China, Suiza e Irán para obtener su apoyo. Si bien el documento final fue ampliamente considerado como uno de los documentos más trascendentales de salir de la ONU en décadas, la falta de delegaciones de alto nivel, en particular de los países del ALBA (sólo el presidente Rafael Correa de Ecuador asistió a la Conferencia)[7], fue indicativo de la poca estima que los Estados miembros tenían por la Organización. Ver sus tan bajas expectativas le dolió tremendamente. Tampoco pudo deshacerse de la sensación de que, de alguna manera, “habíamos perdido el barco”.

El segundo acontecimiento ocurrió el 27 de diciembre cuando Israel comenzó lo que llamó “Operación Plomo Fundido”, un ataque de las fuerzas israelíes contra la franja de Gaza por tierra, mar y aire precedido por un bombardeo masivo que causó inmediatamente decenas de bajas civiles. La pasividad del Consejo de Seguridad, con sus manos atados por EE.UU., e increíblemente por la misma delegación palestina, fue revelador y mostró al cura el grado de putrefacción que existía dentro la Organización. El Padre galvanizó a la Asamblea de tomar partida en el asunto, pero con resultados, nuevamente, insatisfactorios.

El último acontecimiento, el golpe de estado contra el presidente José Manuel Zelaya en Honduras, ocurrió el 28 de junio cuando aún no había concluido la Cumbre sobre la Crisis financiera y económica mundial y su impacto en el desarrollo. A pesar de aprobarse por unanimidad una resolución haciendo llamado por la restauración inmediato del legitimo presidente, poco sucedió en el terreno. No obstante, los pueblos del mundo siguieron en vivo, a través de TeleSur, el intento de retorno a Tegucigalpa de Manuel Zelaya en una pequeña avioneta. Sentado a su lado estaba el presidente de la 63ª sesión de la Asamblea General.

Aun con sus limitados resultados, el Padre supo enfrentar con valentía y liderazgo a los acontecimientos, empujando a la Asamblea General hacia un nivel de activismo pocas veces visto en los últimos años. Él sabía, de antemano, que el tiempo iba quedar corto, pero quiso dar a los Estados miembros, y al mundo, una pequeña aproximación de lo que podría ser una Asamblea General proactiva y revigorizada.

En su discurso de clausura dijo…

“Yo, en este año como Presidente de la Asamblea General, he llegado a la conclusión que nuestra Organización está ya más allá de reformas o remiendos. Lo que necesitamos es reinventarla, y estamos en la urgente necesidad de hacerlo ad majorem gloriam Dei, es decir, por el bien de la Tierra y de la Humanidad.”

“…[H]abría que proceder a convertir esa visión compartida en un proyecto de nueva Carta de las Naciones Unidas, a tono con las necesidades y conocimientos del siglo XXI.”

La OTAN

Es imposible repasar la historia de las Naciones Unidas en el siglo XXI sin repasar también la de la OTAN, están inextricablemente entrelazadas.

Como recordatorio rápido, la OTAN se formó en 1949 con doce miembros fundadores, y ha añadido nuevos miembros en ocho ocasiones, siendo las primeras incorporaciones Grecia y Turquía en 1952. En mayo de 1955, Alemania Occidental entró en la OTAN, lo que llevó a la Unión Soviética a formar su propia alianza de seguridad colectiva, conocido como el Pacto de Varsovia.

En 1990, la Unión Soviética y la OTAN llegaron a un acuerdo según el cual una Alemania reunificada se incorporaría a la OTAN en el marco de la membresía preexistente de Alemania Occidental. Estados Unidos, por su parte, se comprometió (verbalmente) de no extender la Alianza “ni un centímetro hacia el Este”.

La disolución de la Unión Soviética en 1991, y con ella la desintegración del Pacto de Varsovia, puso en entredicho la necesidad de contar con la Alianza del Atlántico Norte. Se albergaba la esperanza que el ansiado ‘dividendo de la paz’ fomentaría mejores relaciones basadas en amistad y cooperación entre todos los europeos. Dentro el marco de la Unión Europea se comenzó a hablar de formar un ejército europeo, que Estados Unidos vio como un obstáculo a su influencia post-guerra fría.

En 1996, Clinton hizo un llamamiento para que los países del antiguo Pacto de Varsovia y las repúblicas postsoviéticas se unieran a la OTAN, convirtiendo la ampliación de la OTAN en un componente oficial de la política exterior de Estados Unidos. En una carta abierta al presidente estadounidense Bill Clinton, más de cuarenta expertos en política exterior, entre los que se encontraban Bill Bradley, Sam Nunn, Gary Hart, Paul Nitze y Robert McNamara, expresaron su preocupación por la expansión de la OTAN por considerarla costosa e innecesaria, dada la ausencia de una amenaza exterior por parte de Rusia en ese momento.[8]

Polonia, Hungría y la República Checa se convirtieron en miembros de la OTAN en 1999, lo que generó un gran debate dentro de la propia OTAN y la oposición de Rusia. Desde entonces, 14 otros países se han incorporado a la OTAN. Existen un sin número de formas de asociarse con la OTAN, dentro de programas como ‘Socios por la Paz’, ‘Global Partners’, etc. En la Cumbre de Budapest de 2008, los Aliados de la OTAN “acogieron con satisfacción las aspiraciones euroatlánticas de Ucrania y Georgia”, visto por varios politólogos como una clara provocación a la Federación Rusia.

Rusia estaba especialmente preocupada por la admisión, posterior, de tres de los Estados bálticos, y se ha opuesto consistentemente a la expansión de la OTAN. Desde febrero de 2022, la OTAN cuenta con un total de 30 miembros, pero se habla (luego de la operación ruso en Ucrania) de incorporar de manera expedita a Finlandia y Suecia, ambos Partners for Peace, e incluso a Ucrania. Todos participan en ejercicios de interoperabilidad con la OTAN y tienen acceso a armamentos de punta gracias a su asociación. Incluso, ahora se habla de extender la Alianza a América Latina y Asia.

La certeza del Padre Miguel de que la OTAN estaba, de facto, sustituyendo el papel de la ONU en el mantenimiento de la paz y la seguridad internacionales le conllevó, durante sus últimos años, a traducir y publicar dos libros.

El primero, escrito por el politólogo-periodista Mahdi Darius Nazemroaya se titula – OTAN: La Globalización del Terror [9] y salió en español en 2015; y el segundo, escrito por el economista-experto en la geopolítica, Dr. Michel Chossudovsky, se titula – Globalización de la Guerra: La “Guerra larga” de Estados Unidos contra la Humanidad, que salió en 2016.[10] Por la importancia que le otorgaba a ambos libros, Miguel solicito a Atilio A. Boron de Argentina y Ricardo Alarcón de Cuba de escribir los respectivos prólogos a las ediciones en español.

Como bien plantea Nazemroaya, “el desmantelamiento de la República Federal Socialista de Yugoslavia fue un paso importante para abrir las puertas a una expansión hacia el Este de la OTAN y la Unión Europea. Abrió el camino a la marcha hacia las fronteras de Rusia y de la antigua Unión Soviética. La antigua Yugoslavia también era un obstáculo fundamental para un proyecto euroatlántico de la OTAN y de la UE en Europa. Además, la guerra de la OTAN en Yugoslavia permitió preparar la logística de las guerras en Afganistán e Iraq. [Entrevista Silvia Cattori a Mahdi Darius Nazemroaya, 2013.]

El Padre observó:

“Los más perspicaces intelectos en relaciones internacionales están de acuerdo en que la “Organización Terrorista del Atlántico Norte”, la OTAN, es la alternativa estadounidense para la ONU. Si por desidia, abulia o lo que sea, no nos apuramos en aprobar una alternativa sensata que libere a la ONU y al mundo de las garras imperiales y garantice la paz, la vida, la solidaridad y la complementariedad, la OTAN terminará siendo impuesta como la alternativa “de facto” a la ONU. Lo irónico es que los responsables de que eso pase, si llegara a pasar, serían precisamente los que dicen no querer que eso suceda.”[11]

Fue a través de Nazemroaya que nos enteramos que en septiembre del 2008, Ban Ki-moon negoció y firmó en secreto un acuerdo de cooperación con la OTAN. “El ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Sergei Lavrov, expresaría conmoción y el Kremlin se enojaría por la confabulación de Ban Ki-moon. R2P sería fundamental para el acuerdo de cooperación entre la OTAN y la Secretaría de la ONU. La “intervención humanitaria” de la OTAN se trasladó a un nivel mundial a través de la cobertura de una posible intervención militar bajo la bandera de la ONU”. Dicho acuerdo nunca fue discutido ni autorizado por los Estados Miembros, pero figuró en el sitio web de la OTAN.[12] Así fue que se sentaron las bases para la próxima intervención en Libia.

Los EE.UU. y sus partícipes europeos han desarrollado una serie de obstáculos procedimentales e institucionales, junto con la coerción política y económica, que impide adoptar las necesarias reformas institucionales dentro la ONU. Esta actitud inflexible contrasta radicalmente con la perseverante renovación de la OTAN. Nunca faltan recursos para realizar procesos de actualización estratégica, análisis geopolítico y reestructuración institucional, como tampoco faltan para su equipamiento, ejercicios militares o reuniones de coordinación para consolidar cada vez más su hegemónica expansión militar.

Según el sitio web de la OTAN: “Las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU han proporcionado el mandato para las operaciones de la OTAN en los Balcanes y en Afganistán, y el marco para la misión de adiestramiento de la OTAN en Irak.”

La guerra contra Libia – “Vine, vi, murió.” [palabras de Hilary Clinton]

En febrero del 2011, mientras el padre Miguel estaba dando los últimos toques a su Propuesta, los Estados Unidos, Francia y el Reino Unido se empeñaron en montar el escenario para lanzar su guerra contra Libia. Ya en diciembre la administración de Obama había realizado sus llamados “War games”, su ensayo de guerra de gran escala contra Libia. En menos de dos meses comenzaron a salir los primeros reportajes acerca de levantamientos ciudadanos en varias partes del Este de Libia, creando condiciones para la intervención humanitaria, el famoso R2P,[13] “para salvar la vida de civiles”.

El cura estudió minuciosamente las declaraciones de Obama. Fue particularmente decepcionante por el veterano Sandinista ver la complicidad del Secretario General Ban Ki-moon en las artimañas de EE.UU. de bloquea la acreditación y entrada a diplomáticos libios a la sede.

Experto en comunicaciones, el Padre Miguel también era sensible al montaje mediático.[14] Entendió lo importante que era para EE. UU. y sus cohortes de “controlar la narrativa”, del cómo embaucar o azuzar a la opinión pública a apoyar su intervención. Padre Miguel no tardó en dirigirse él mismo a los medios, generando indignación por denunciar la agresión que se avecinaba.

El bombardeo de Libia, primero por parte de Estados Unidos y luego de la OTAN, fue algo que el Padre vivió intensamente. Esta experiencia, más que ninguna otra, le convenció que cualquier esfuerzo genuino para transformar la Organización mundial tendría que iniciarse fuera de los confines de las propias Naciones Unidas, lejos de los tentáculos de los Señores de la guerra. A su vez, se frustró por la tan poca resistencia de los Estados miembros.

Padre Miguel escribió en las semanas previas a la operación de guerra de Estados Unidos y la OTAN:

“En el mundo hay una gran guerra declarada y en pleno desarrollo, contra los más desposeídos, los miles de millones de pobres, hambrientos, sin techo, sin salud, sin empleo o escolaridad, pero, también, contra los árabes, afro-descendientes, asiáticos o latinoamericanos que poseen petróleo, gas o minerales estratégicos.

Todo va encaminado hacia el control total y absoluto de los Estados Unidos sobre la Tierra. El imperio tiene el campo libre. Se mueve sin ninguna resistencia efectiva. Naciones Unidas ya no es únicamente disfuncional e irrelevante en esta agresión imperialista, ya podemos decir que es un instrumento del imperio. Los principales culpables no son tanto los agresores como las timoratas víctimas que no se atreven a organizarse para defenderse como corresponde.”[15]

En palabras proféticas… el Padre enfatizó:

Tanto las instancias de coordinación y cooperación regional, como las de coordinación y cooperación mundial, son indispensables para la defensa efectiva de la vida sobre la Tierra. Insisto tanto en esto porque estoy convencido de que los gobiernos, incluso muchos de los más progresistas, no están suficientemente convencidos. La guerra por quienes anhelan el total y absoluto dominio planetario está más que declarada y avanza con una firmeza y velocidad nunca antes conocidas. O comenzamos ya a defendernos o nos aplastarán mucho antes de lo que podamos sospechar.[16]

Madhi D. Nazemroaya fue uno de los periodistas verdaderamente independiente que cubrió en sitio la guerra en Libia. Seguimos regularmente sus reportajes. Mas tarde en una extensa entrevista a la periodista suiza Silvia Cattori, dijo: [17]

“Hillary Clinton engañó al Consejo de Seguridad con respecto a Libia en el que hubo una votación para proteger a los civiles en el Este de Libia. Y luego Francia, el Reino Unido y los Estados Unidos tomaron eso y bombardearon todo el país. Bombardearon el ejército libio, apoyaron a todas las fuerzas de la oposición en otros lugares.

Se olvidaron completamente de Bengasi y empezaron a concentrarse en Trípoli. Consiguieron derrocar al gobierno que había cooperado con Occidente desarmando su capacidad nuclear. Es la única historia de éxito en el desarme de la capacidad nuclear. Y había cooperado políticamente y tenía relaciones con Italia y Francia. Y eso no importaba. Su gobierno fue derrocado y Muammar al Gaddhafi fue asesinado.”

El Padre Miguel, en su Prefacio al libro de Nazemroaya, dio su propio relato:

“La crisis financiera mundial encubrió y facilitó la firma de un acuerdo secreto, firmado el 23 de septiembre 2008, entre dos secretarios generales, el de la ONU y el de la OTAN. Fue un acuerdo que afecta a toda la membresía de la ONU pero que nunca, ni entonces ni ahora, ha sido discutido de manera abierta y transparente en la Asamblea General o en el Consejo de Seguridad.

Desde entonces, el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, ha realizado grandes esfuerzos para conferir legitimidad a la OTAN, el bloque militar más agresivo y grande en la historia del mundo, a pesar del hecho de que su mandato es contrario a los propósitos y principios de la Carta de la ONU, socavando así la misma Organización que él tiene el sagrado deber de respetar y defender. Yo mismo he sido testigo de ello cuando fui enviado por el presidente Daniel Ortega en febrero y marzo de 2011 a New York para contribuir a la búsqueda de una solución pacífica al conflicto en Libia. Ban Ki-moon por su parte, realizó una gira por Europa Occidental instigando a Estados miembros a participar en una acción militar de la OTAN contra Libia e influyó mucho en que se le negará a un Estado miembro de la ONU su derecho de estar presente en las deliberaciones del Consejo de Seguridad sobre acontecimientos en su país, un derecho que la Carta confiere incluso a Estados no miembros.”

Algunas conclusiones preliminares

Este breve ensayo es un modesto primer paso para arrojar luz e iniciar una conversación sobre el imperativo de retomar las Naciones Unidas y convertirla en una organización al servicio de la Humanidad, de nosotros los pueblos y para la defensa de la Madre Tierra.

Hay muchas otras cuestiones que deben abordarse, entre ellas la impunidad que se concede a los P-5 del Consejo de Seguridad, pero sobre todo a Estados Unidos de América en su “larga guerra contra la Humanidad”. Debemos abordar las doctrinas de la guerra perpetua y de la guerra preventiva, incluida la infame “R2P”, y que desvían los recursos del mundo y sustituyen a la agenda de los pueblos; las múltiples crisis convergentes que amenazan con la extinción de nuestra propia especie humana; cómo garantizar el mantenimiento de la paz y la seguridad internacionales en un mundo alucinante e infinitamente más complejo que él de 1945 y ¿Cómo convertir la ONU en una organización funcional, capaz de tratar con efectividad los grandes retos del siglo XII para la Madre Tierra y la humanidad?

Las negociaciones de la COP sobre el cambio climático se ven perjudicadas por la renuencia de ciertos Estados industrializados de comprometerse a acuerdos vinculantes, dejando a los más vulnerables y menos responsables del cambio climático a su suerte.

La crisis de Ucrania, de la que todos los Estados miembros compartimos parte de la culpa, sea por omisión o comisión, al no colocar en primer plano y cuestionar la legalidad de la Alianza y poner de manifiesto la amenaza que la OTAN constituye para la paz y seguridad internacionales por su insaciable expansión. Ignorar las legitimas preocupaciones de cualquier Estados perjudica la seguridad de todos.

No debemos ser simpe espectadores, sino protagonistas y sujetos en la lucha por la justicia, seguridad y bienestar de todos. Y debemos reconocer que nuestra propia seguridad está entrelazada con la seguridad de los demás. Las sabias palabras de Benito Juárez siguen siendo ciertas: el respeto a los derechos de los demás es paz.

Sin duda el Padre Miguel estaría llevando ante los diferentes órganos estos temas. Nuestra Organización ha celebrado innumerables reuniones formales e informales sobre la R2P y, sin embargo, nunca ha sostenido un solo debate sobre la legalidad de la misma Alianza de la OTAN, por el contrario, hay quienes chocan hombros y codos en su afán de entrar, como socios menores de los EE.UU., en ella.

El Padre Miguel era un comprometido multilateralista y defensor de las Naciones Unidas. Nunca fue tímido ni cobarde. Sabía que estamos en la lucha de nuestras vidas, y en la defensa de la vida misma. Esta lucha se llevará todo lo que tenemos.

Debemos preguntarnos ¿hasta qué punto queremos una Organización universal al servicio de la Madre Tierra y la humanidad? ¿Hasta dónde estamos dispuestos a llegar para hacer valer el imperio de la ley? ¿Cuánto estamos dispuestos a sacrificar para conseguirla? Las líneas de batalla se están trazando. Hazlo ahora o nunca.

*Este artículo está basado en un ensayo original publicado en español por el CEDMEB en Semanario en el quinto aniversario del fallecimiento de nuestro homónimo, el Padre Miguel d’Escoto Brockmann, el 8 de junio de 2022.

Sofía M. Clark

Sofía M. Clark: Profesora, politóloga e integrante del colectivo del Centro de Estudios del Desarrollo Miguel d’Escoto Brockmann (conocido por sus siglas en español – CEDMEB) de la UNAN en Managua. Se desempeñó como Jefa de Gabinete Adjunta durante la presidencia de Miguel d’Escoto Brockmann de la 63ª sesión de la Asamblea General de la ONU.

Notas:

[1]  El Padre Miguel d’Escoto, Ministro de Relaciones Exteriores de Nicaragua de 1979 a 1990, fue presidente del 63 ° período de sesiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas (2008-2009). También fue un sacerdote de Maryknoll conocido por su firme compromiso con la noviolencia creativa y la teología de la liberación. Esta cita está tomada de un artículo de opinión titulado “EE.UU.: La peor de todas las crisis que amenazan nuestra supervivencia”, publicado en La Voz del Sandinismo el 28 de febrero de 2011, pocas semanas antes del inicio de la guerra de EE.UU. y la OTAN contra Libia.

[2] El 7 de septiembre de 1987, luego de intentos fallidos de llegar a un acuerdo bilateral con los Estados Unidos sobre reparaciones, el gobierno sandinista transmitió su decisión a la CIJ de buscar la asistencia de la Corte para determinar el monto de las reparaciones a pagar. a Nicaragua por EE.UU. La memoria de Nicaragua, contenida en seis gruesos volúmenes, fue presentada el 29 de marzo de 1988. El proceso entraba en su fase final cuando Violeta Chamorro y la coalición UNO ganaron las elecciones en 1990. Al año siguiente, el 12 de septiembre 1991, el gobierno Chamorro envió una carta a la Corte notificándoles su decisión de retirar el caso, haciendo caso omiso del consejo de su propio abogado de suspender temporalmente el proceso. El derecho a reparaciones de Nicaragua, luego del fallo de 1986, fue un derecho del pueblo de Nicaragua. Vale la pena mencionar que después de la invasión y anexión de Kuwait por parte de Irak en agosto de 1990, el Consejo de Seguridad de la ONU presionó a Irak para obtener reparaciones de guerra a Kuwait, así como una indemnización por los daños causados ​​a “Terceros Estados”. [Zamora R., Augusto, El Conflicto Estados Unidos-Nicaragua 1979-1990 (Fondo Editorial CIRA; 1996). págs. 515-526.]

[3] EE.UU. se muestra cada vez más comprometido a trabajar con ‘naciones afines’ (sumisas) o “coalitions of the willing” [coaliciones de los dispuestos], y con actores de la sociedad civil en lugar de gobiernos, socavando la eficacia de organismos internacionales y el multilateralismo. Las Doctrinas de Acheson, Clinton, Bush, etc. son tan solo algunas de sus manifestaciones.

[4] “Desenmascarando al imperio” por Miguel d’Escoto publicado en El Nuevo Diario el 20 de julio del 2004.

[5] Centro de Estudios del Desarrollo Miguel d’Escoto Brockmann, conocido por sus siglas en español -CEDMEB- en la UNAN-Managua.

[6]   Lengua vernácula de la ONU para Presidente de la Asamblea General-PAG.

[7] En palabras del presidente Miguel d’Escoto… “El 26 de junio de 2009 ocurrió un hecho extraordinario: los 192 Estados Miembros de las Naciones Unidas adoptaron por consenso una declaración amplia y excepcionalmente sustantiva sobre la Crisis Financiera y Económica Mundial y Su impacto en el desarrollo. El análisis y las recomendaciones cubren toda la gama, desde la mitigación a corto plazo hasta un cambio estructural profundo, desde la respuesta a la crisis hasta la reforma de la arquitectura económica y financiera mundial”. Cabe mencionar que los 15 Jefes de Gobierno de la Comunidad del Caribe (CARICOM) asistieron a la Conferencia Mundial y dos de ellos, San Vicente y las Granadinas, y Antigua y Barbuda ingresaron al ALBA el 24 de junio de 2009, mismo día en que se llevó a cabo la Conferencia. abrió. La Mancomunidad de Dominica es miembro del ALBA desde 2004.

[8] Barnay, Universidad de Texas (Austin), El futuro de la expansión de la OTAN: cuatro estudios de casos (Cambridge University Press: 2003), págs. 16-18.

[9] Publicado originalmente en ingles por Clarity Press, Atlanta en 2012 bajo el título: The Globalization of NATO.

[10] Publicado originalmente en ingles por Global Research, en Montréal, Quebec en 2015.

[11]   Prólogo de Miguel d’Escoto a la edición en español de 2015 del libro de Mahdi D. Nazemroaya, OTAN: La globalización del Terror.

[12]  En septiembre de 2008, las Naciones Unidas y la OTAN establecieron un marco para ampliar las consultas y la cooperación entre ambas organizaciones. Esto ayudará a ambas organizaciones a hacer frente a las amenazas y los desafíos con mayor eficacia. Véase tambien:

https://www.yumpu.com/en/document/view/45117492/letter-to-un-secretary-general-ban-ki-moon

http://www.globalresearch.ca/americas-takeover-of-the-united-nations/

[13] En la Cumbre de 2005, los Jefes de Estado aprobaron el ‘nuevo’ término por la vieja práctica de hacer la guerra, Responsabilidad a Proteger [RaP], más conocido por su acrónimo en inglés, R2P.

[14] Los Estados Unidos, como hoy hacen en Ucrania, inicio la preparación de su intervención con la contratación de una prestigiosa empresa de relaciones públicas. Así salieron reportajes de la distribución de viagra a las tropas de Gadafi para violar mujeres, entre otras falsedades.

[15]  La Voz del Sandinismo el 28 febrero 2011.

[16]  Ibid.

[17] https://l-hora.org/en/interview-with-mahdi-darius-nazemroaya-nato-only-yields-destructions-insecurity-and-misery-it-must-be-abolished-silvia-cattori-03-19-2013/ y

https://www.globalresearch.ca/the-globalization-of-military-power-nato-expansion/5677

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