La población de la India está afectada por cifras de desempleo cada vez mayores, en una situación agravada por la pérdida de puestos de trabajo debido a la desaceleración económica que vive el populoso país surasiático.

Las últimas cifras publicadas por el Centro para el Monitoreo de la Economía de la India señalan que el desempleo aumenta sin cesar, al alcanzar los 45 millones de personas sin trabajo al final de agosto, 11 millones más que la marca del año pasado.

Las estimaciones semanales apuntan a una tasa de pro que se acercaba a un récord del 10 por ciento (9,94 para ser exactos), al 27 de septiembre.

Entre los desempleados, los jóvenes de entre 20 y 29 años de edad representan poco más de 30 millones. La desocupación juvenil se sitúa actualmente en el 28 por ciento, sin perspectivas de empleo a la vista.

En cuanto a las mujeres, donde la India muestra un historial muy pobre de oportunidades de trabajo, en la actual situación de crisis, el desempleo femenino empeora también constantemente.

Las últimas estimaciones lo sitúan en algo más del 27 por ciento, frente a casi el 22 del año pasado y alrededor del 17 en 2017.

El Gobierno del primer ministro Narendra Modi optó por dar préstamos bancarios fáciles y dar exenciones fiscales y rescates a entidades corporativas, pensando en que ello se traduciría de alguna manera en más puestos de trabajo.

Datos del Centro para el Monitoreo de la Economía de la India muestran que para 2018-19 las ganancias netas de las empresas crecieron a un saludable 22,3 por ciento y, sin embargo, no hubo una creación de empleo adicional significativa. Las casas corporativas solo están interesadas en sus dividendos, según apuntó el portal de opinión de izquierda News Click.

Por otro lado, la utilización de la capacidad de las industrias está en un nivel bajo de alrededor del 75 por ciento, los ingresos por ventas están cayendo en general, el crédito bancario está creciendo muy lentamente y los salarios están estancados.

El bajo crecimiento de los salarios en todos los sectores, incluida la agricultura, la industria y los servicios, junto con los bajos precios de los productos agrícolas y una política de gasto público de mano dura, podría significar que el gobierno falla a la hora de poner el dinero en manos de la población y por tanto la posibilidad de una reactivación de la economía se vaticina como sombría para un futuro próximo.

Alfredo Boada Mola