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Díaz-Canel: Lo que dijo y lo que hizo en un año de gobierno
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Global Research, abril 22, 2019
El Toque 19 April, 2019
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Con la llegada de Miguel Mario Díaz-Canel Bermúdez a la presidencia de los Consejos de Estado y de Ministros, el 19 de abril de 2018, no hubo sorpresas. Ese día, ante la Asamblea Nacional y con el foco en el pasado más que en el futuro, señaló: “No vengo a prometer nada, como jamás lo hizo la Revolución en todos estos años”.

Un discurso muy cuidadoso, enfocado en transmitir la idea de la continuidad, cargado de consignas y que sigue sin sobresaltos la línea política histórica; y una actuación más estratégica que intenta mover ciertos límites en la práctica del gobierno, son marcas de su gestión. El presidente hace más de lo que dice; pero sin llamar la atención, sin que se noten casi los cambios.

Para comenzar un análisis de su gobierno hay que recordar que este no fue un año tranquilo. En un trágico accidente aéreo murieron 103 personas; se cerró la colaboración médica en Brasil, una importante fuente de ingresos al país; un tornado atravesó La Habana en su 500 aniversario; la situación económica interna se agrava a partir de las tensiones con Estados Unidos y la crisis política en Venezuela; escasean los productos básicos del comercio minorista en el territorio nacional; fracasa otro “experimento” para el transporte público en la capital tras poner en jaque al gobierno y se aprueba un nuevo texto constitucional luego de un debate popular que visibilizó la emergencia de nuevos actores políticos con fuerzas nada despreciables, por solo mencionar algunos sucesos.

En este tenso entorno, Díaz-Canel ha reiterado en intervenciones públicas las prioridades de su mandato: el desarrollo económico del país, las inversiones, el turismo y las exportaciones, las acciones por los 500 años de la capital, el programa de la vivienda, la informatización de la sociedad, la comunicación y la gestión del propio gobierno.

A partir del análisis de los más de 120 reportes publicados por medios oficiales cubanos, consultados para este artículo, hemos encontrado que durante este tiempo dio más de 20 discursos; visitó 12 países; recibió —en visita oficial— a mandatarios y altos funcionarios de más de 19 naciones y del Sistema de Naciones Unidas; realizó “visitas de gobierno” acompañado por miembros del Consejo de Ministros a todas las provincias (en algunas estuvo dos veces); asistió a más de 22 actos políticos, culturales o deportivos y tuvo reuniones sistemáticas con el ejecutivo.

Además, como resultado de esta revisión, sistematizamos varias contradicciones y polémicas de su período. Repase con nosotros algunos elementos de la realpolitik cubana en estos tiempos de relevo de la “generación histórica”.

Los ejes del nuevo gobierno

La hoja de ruta de Díaz-Canel para este período se conoció públicamente cinco meses después del pase del batón, en la primera (y única) entrevista que ha dado, ya en el cargo, a un medio de comunicación. El 16 de septiembre de 2018, en diálogo con TeleSur, explicitó cuatro “directrices de trabajo” para los funcionarios gubernamentales:

  • Los “cuadros” tienen que rendir cuenta de su gestión en diferentes instancias del gobierno y, sobre todo, ante el pueblo.
  • Los dirigentes deben vincularse, en debate y diálogo permanente, con la población y estar donde están los temas más complejos.
  • Los directivos deben ser capaces de usar como un “arma fundamental”, como un “instrumento de trabajo”, la comunicación social.
  • La investigación científica y la informatización de la sociedad se deben usar como herramientas para la solución de problemas con varias alternativas.

Unos días antes, de visita en Holguín, el ex-primer secretario del Partido Comunista en esa provincia oriental había adelantado otra intención de su gobierno:

“Hay que lograr más transparencia en la actividad de gobierno, hay que explicar al pueblo lo que se hace y estimularlo a participar más en la toma de decisiones”.

Estas líneas de trabajo han sido transmitidas por él en decenas de encuentros con dirigentes de todos los niveles, tanto del Poder Popular como del Partido Comunista. En la arrancada de su mandato, construir consenso y dejar claro en cada lugar los problemas existentes que recibe, parece ser un imperativo.

La “línea dura” de Díaz-Canel

Con una Política de Comunicación del Estado y el Gobierno aprobada, pero todavía “secreta” (sólo ha sido dada a conocer por medios alternativos), llegó el dirigente a las sesiones del X Congreso de la Unión de Periodistas de Cuba (UPEC) en julio de 2018.

En el discurso de clausura del evento utilizó el término “nuevos revolucionarios” para criticar a aquellos que “… juran y perjuran que no son asalariados del pensamiento oficial, pero aceptan becas en universidades de Estados Unidos o reciben cursos de periodismo en Holanda, donde seguro les enseñan a defender el socialismo en Cuba”.

Y agregó: “Se es o no se es, desde los tiempos de Shakespeare… Entiendo que rabien los que no están invitados al análisis porque no son parte de la UPEC ni de la sociedad cubana que se ganó con sacrificio y esfuerzos el derecho exclusivo a discutir cómo diseñar el futuro”.

Desató así la primera polémica de su mandato. La dicotomía que estableció (“se es o no se es”) fue considerada por muchos como una posición equiparable al falso dilema que se le atribuye a Jesús de Nazaret en la Biblia: “el que no está conmigo, está en mi contra”.

“Se es o no se es”: reacciones a la exclusión política

No era la primera vez que Díaz-Canel mostraba una imagen de ortodoxia y exclusión política en materia de comunicación. En 2017 se filtró el video de una conferencia suya a altos funcionarios, en la cual el entonces encargado de la Ideología en el buró político del Partido Comunista denunciaba una “plataforma de restauración neoliberal” que se le pretendía imponer al país.

Entre los componentes de esa plataforma el futuro presidente incluía a los emprendedores y a varios medios digitales.

“Han aparecido sitios, portales, revistas, aparentemente inofensivos, de perfil bajo, pero muchas de ellas ancladas firmemente a estereotipos probados de guerra cultural… y hay enmascaramiento de las reales intenciones de estos medios tras una supuesta postura crítica y de libertad de expresión”; aseguraba refiriéndose directamente a la revista OnCuba, la cual dijo, iba a ser cerrada.

“Que digan que censuramos, está bien. Aquí todo el mundo censura”, reafirmaba categórico.

Sin embargo, las autoridades por las que hablaba y en las que se incluía Díaz-Canel parece que cambiaron de opinión, pues en ese mismo año 2017 la publicación norteamericana con oficinas en La Habana, fue reacreditada para operar en Cuba, y todavía lo hace.

En su videoconferencia sobre la subversión, el dirigente también advertía sobre “(…) otro ámbito más peligroso, que es el que ellos llaman de la ‘oposición leal’ (…)”.

“Estas son gente –decía— que usan un lenguaje y un discurso bien estructurado, no confrontan directamente la Revolución cubana, usan un discurso, digamos, socialdemócrata (…) y a veces gente nuestra se sienten atraídas y participan con este proyecto”.

Entre los exponentes citados mencionó el proyecto de capacitación para trabajadores por cuenta propia Cubaemprende y, de manera especial, al laboratorio de ideas Cuba Posible.

Varios meses después, y ya convertido en presidente, la proyección del político hacia ese sector de cubanos que criticó en el video pareció ajustarse a un nuevo contexto.

Al finalizar su larga visita a Nueva York, en noviembre de 2018, y en una recepción con representantes de la emigración cubana en Estados Unidos, Díaz-Canel se dejó ver en diálogo tranquilo con Hugo Cancio, fundador de la revista OnCuba, y Arturo López-Levy, un intelectual socialdemócrata cubanoamericano, colaborador de Cuba Posible y quien empleó del término “oposición leal” para referirse a Cuba.

“Contamos con ustedes”, les dijo a ellos y a la restante audiencia de emigrados cubanos que participaron en el encuentro.

¿Informatización de la sociedad?

En la Conferencia Nacional de la Unión de Informáticos de Cuba este tema fue catalogado por el mandatario como una prioridad, aprobado entre los sectores estratégicos en la proyección económica que realizó el país hasta 2030.

“Como parte del proceso de informatización de la sociedad, se lanzó la digitalización de los avances televisivos y el servicio de Internet por teléfono móvil, una nueva posibilidad para los ciudadanos y una expresión clara de la voluntad política del gobierno para llevar a cabo este programa con nuestro propio esfuerzo y talento sin espacio para la interferencia que algunos disfrazan con ofertas perversas y planes de colonización”, dijo en la Asamblea Nacional.

Aunque no queda claro quiénes son los autores de las ofertas perversas y los planes de colonización, en su visita a Nueva York, el dignatario se reunió con los representantes de varias compañías tecnológicas, entre ellas Twitter y Google.

Luego explicó que se firmaron cuatro memorandos de entendimiento para aprovechar la plataforma de Google con contenidos cubanos y las entidades de la Isla que los suscribieron son la Universidad de las Ciencias Informáticas, Infomed, el Ministerio de Cultura y la Oficina del Historiador de La Habana.

Varios meses después, el 28 de marzo de 2019, el monopolio estatal de las telecomunicaciones, ETECSA, firmó otro memorando de entendimiento con Google para “un posterior servicio de intercambio de Internet” conocido como Peering, donde también se aclara que actualmente Cuba tiene acuerdos vigentes en esta materia con una decena de empresas norteamericanas.

Mientras se denuncia la política de Estados Unidos contra Cuba en esta área, no cesa la búsqueda de posibles acuerdos con los principales gigantes de tecnología del mundo que son, para más señas, norteamericanos.

Sobre los contenidos que deben nutrir a la sociedad informatizada, en diciembre de 2018, también Díaz-Canel expresó:

“Diría, sin ser autocomplaciente, que la informatización de la sociedad es ya una realidad, es un proceso que existe y que se ha llevado a cabo en medio de una situación financiera mala y en un contexto en el que la subversión ha destinado recursos en contra de nuestro programa”.

Parece un exceso de optimismo cuando en el mismo espacio, el informe del ministro de Comunicaciones analizaba la situación real del asunto, luego de una fiscalización hecha por los diputados:

[…] “Los portales y sitios web de las entidades prestadoras de servicios, varios se encuentran desactualizados y son poco atractivos y aunque se ha incrementado la presencia de dirigentes administrativos en las redes sociales como una vía de actualizar a la población sobre el desempeño de sus entidades, aún no se emplean las potencialidades que propician estas para el intercambio con la población e informarla y conocer propuestas, sugerencias y quejas”.

“Al momento de las visitas, a pesar de la existencia del Portal del Gobierno en casi todas las provincias, los contenidos en muchos casos están desactualizados y hay fluctuación de las personas en las entidades aportadoras de contenidos”.

Deficiente también es el funcionamiento de los cajeros automáticos y la cantidad instalada, que no se corresponde con las tarjetas magnéticas disponibles.

Los Joven Club de Computación, según los resultados del control, son otras de las entidades con problemas de tecnología obsoleta. Sobre el impacto de la Mochila —la versión estatal del Paquete Semanal— el ministro dijo que “no logra en diversos lugares atraer a los usuarios a partir de sus contenidos”.

Primer presidente cubano en Twitter

Con 583 tweets y 118 mil seguidores desde el 10 de octubre de 2018, el presidente está activo en Twitter y ha llevado a los miembros del ejecutivo también a ese espacio. Ya son 24 los ministros que se encuentran en el escenario virtual.

En este espacio, altamente polarizado, el mandatario y sus subordinados reproducen el discurso oficial en una lucha unidireccional que pretende imponerse victorioso sobre sus enemigos, más que aceptar la polémica con el diferente; como demuestran los bloqueos del funcionariado que han sido denunciados por diferentes usuarios.

Funcionarios cubanos en Twitter: entre bloqueos y torpeza

Las publicaciones de Díaz-Canel más frecuentes en la red social incluyen felicitaciones a personalidades e instituciones o tratan temas históricos, culturales y de política internacional, en particular sobre las relaciones Cuba-Estados Unidos y el respaldo al gobierno de Maduro en Venezuela. El regreso de los colaboradores médicos de Brasil y la noticia del secuestro de los médicos cubanos también han sido temas abordados por él.

En el período que precedió al referendo constitucional, sus tuits guiaron la campaña #YoVotoSí por la nueva Constitución. Su cuenta también ha sido un espacio para marcar posicionamientos excluyentes y ha recibido críticas de los usuarios por las decisiones gubernamentales.

Dos polémicas lo han involucrado en particular:

El 30 de diciembre de 2018 el presidente se refirió de una forma despectiva a los “mal nacidos por error en #Cuba, que pueden ser peores que el enemigo que la ataca”. Este tuit podría haber estado referido a los voluntarios del ejército español que mataron a los estudiantes de Medicina en el siglo XIX, pues lo escribió después de haber visto la película Inocencia; pero al no hacer distinción sobre el tiempo histórico al que se refería y manejar su mensaje en presente, generó críticas por volver a marcar diferencias entre cubanos y descalificar a aquellos con los que no comulga.

El segundo debate llegó luego del paso del tornado por La Habana, el 27 de enero, y la decisión política de mantener en esas circunstancias la tradicional marcha de las antorchas. Aunque de manera general Díaz-Canel siguió de cerca el tema y estuvo personalmente en las zonas del desastre, en las redes esta decisión no fue bien vista.

En la reforma constitucional el presidente participa, pero no se lleva el protagonismo

La discusión y aprobación de la Constitución fue para Cuba el asunto político más importante y ocurrió en el primer año de Díaz-Canel al frente del gobierno. La nueva carta magna define el futuro del país. Aunque el presidente fue parte de la comisión redactora, en realidad no pareció parte de su encargo, pues su participación en el tema se limitó a los momentos claves, sin comprometerse con cuestiones de contenido.

El protagonismo, en este caso, lo tuvieron el secretario del consejo de Estado, Homero Acosta, y el Primer Secretario del Partido Comunista, Raúl Castro.

A inicios del proceso de reformas le responde a Patricia Villegas, en entrevista con Telesur, algunas preguntas sobre el tema. Con respecto al matrimonio entre personas del mismo sexo, el presidente cubano alega que no reconocerlo sería un acto de discriminación. No obstante, fue preciso al afirmar que la última palabra sobre el asunto la tendría la población en el proceso de debate del proyecto constitucional.

—Patricia Villegas: Dentro de los muchos temas que traería la nueva Constitución cubana, hay dos que también generan contradicciones, polémicas, sobre los que se habla mucho por fuera, hay muchos titulares, y uno de ellos tiene que ver con el límite de la propiedad y el límite de la riqueza. ¿Cuál es la posición suya frente a esto?

—Miguel M. Díaz-Canel: Yo no quiero prejuiciar el debate que estamos haciendo a nivel popular con una opinión particular, además, porque formo parte de la Comisión que, dirigida por el General de Ejército (Raúl Castro), estuvo responsabilizada por la Asamblea Nacional para elaborar el Proyecto de Constitución; por lo tanto, estoy de acuerdo con todo lo que está en ese Proyecto, como también te digo que estoy de acuerdo, estoy abierto a todo lo que podamos mejorar en ese Proyecto de Constitución, a partir de que incorporemos lo que el pueblo está aportando”.

Su actuación, en lo adelante, se mantuvo en la misma cuerda: no tomó partido en los debates de la Asamblea Nacional ni en ningún otro espacio público.

Durante los meses de diciembre, enero y febrero en su cuenta de Twitter @DiazCanelB, las etiquetas #YoVotoSí y #NosotrosVotamosSí estuvieron entre las más utilizadas. Días antes de la votación, la televisión nacional transmitió un mensaje suyo convocando a todos a las urnas y a votar por el Sí. También el día de la votación, luego de ejercer su voto, se dirigió al pueblo cubano explicando las razones, a su entender, para votar por el Sí.

Una vez refrendada la carta magna, Díaz-Canel presidió el acto de proclamación, pero no dio el discurso central, que estuvo a cargo de Raúl Castro.

Del proceso de reforma constitucional resulta curiosa la postura hacia la emigración cubana. En el encuentro con ellos en New York les había dicho: “Permítanme confirmarles que el fortalecimiento de los vínculos entre Cuba y sus nacionales en el exterior es continuo e irreversible, como muestra de la continuidad de la Revolución y de la unidad de la Nación. Ejemplo irrefutable de esa continuidad y hecho inédito hasta hoy, es la decisión de que todos los cubanos en el exterior, sin excepciones, participen de manera activa y totalmente voluntaria en el debate sobre el Proyecto de nueva Constitución que los cubanos y cubanas queremos darnos para el presente y el futuro de la Patria”.

Sin embargo, la “participación” se limitó al momento del debate porque luego no se les permitió ejercer el derecho al voto en el referéndum, incluso cuando se habilitaron colegios en las embajadas cubanas para personal oficial y a pesar de los muchos reclamos de cubanos en el exterior.

El discurso y los hechos en este caso no se salvan de las contradicciones, pues el 18 de marzo de 2019, al intervenir en el balance del Ministerio de Relaciones Exteriores, el mandatario comentó que la Isla se ha formado “desde la inmigración y el mestizaje y no podemos desconocer a los muchos cubanos que viven en el exterior orgullosos y nostálgicos de su Patria”.

Cuentapropismo: La papa caliente

Después de la congelación del trabajo por cuenta propia en julio de 2017, el 2018 fue un año errático. La primera mitad del año transcurrió en medio de la duda y la espera por el descongelamiento; la segunda entre el anuncio de nuevas medidas que entrarían en vigor para diciembre (con notables restricciones incluidas) y que el día antes de su implementación sufrió cambios de última hora para salvar varios de los puntos más criticados.

Díaz-Canel asumió públicamente la defensa de la corrección, aprobada en medio de una severa escasez de harina de trigo y transporte en la capital.

“No hay por qué creer que las rectificaciones son retrocesos, ni confundirlas con debilidades cuando se escucha al pueblo”, dijo entonces. “Revolución es cambiar todo lo que deba ser cambiado. Ninguno de nosotros puede tanto como todos nosotros juntos.”

El nuevo marco regulatorio aprobado entonces, todavía es transitorio varios meses después. Permanecen licencias congeladas y aún se anuncian nuevas medidas y procedimientos. El complicado panorama económico y la severa crisis financiera que padece el país parecen estar obligando al gobierno a actuar con cautela y vencer las aprehensiones con el sector no estatal nacional.

El nuevo mandatario ha preferido mostrar un discurso incluyente hacia un sector que equivale al 15% de la fuerza laboral del país.

“(…) debemos poner en orden la actividad del sector privado de la economía, pero sin obstaculizar o ralentizar su desempeño, estimulando las mejores prácticas hasta asegurar que quienes trabajan dentro de ella se alejen de las ilegalidades. El desafío es integrar a todos los actores, formas de propiedad y administración presentes en nuestro entorno socioeconómico en la batalla por la economía que, reitero, es hoy la batalla fundamental”.

Hemos reconocido al sector no estatal como un complemento de la economía y no hay intención de evitar que prosperen, pero sus operaciones deben estar dentro de la ley, explicó en diciembre ante la Asamblea Nacional.

Ahora falta que los hechos acompañen sus palabras.

La política es el arte del equilibrio y, como dijera José Martí, allí lo real es lo que no se ve. El nuevo presidente cubano, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, parece que lo tiene claro, aunque no son evidentes las fuerzas que se compensan y tiran en cada una de sus acciones.

Tras la reciente proclamación de la carta magna, toca reorganizar la estructura del Estado y del gobierno. La conformación de los nuevos cargos y la separación de funciones entre el ejecutivo y el legislativo perfilarán mejor los intereses de una actuación que aparenta ser monolítica, como si la política fuera un acto desprovisto de conflictos e intenciones de todo tipo.

Jessica Domínguez Delgado

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