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El futuro previsible no es nuestro
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Global Research, diciembre 29, 2020
La Jornada
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El 2020 fue un año vivido como tiempo implacable para las sociedades del globo, pero fue en un parpadeo. Los historiadores lo verán como un año de furiosa calamidad, aunque mucho más escribirán sobre los años posteriores por las encrucijadas que la pandemia está acrecentando. La divisa del Che Guevara comprende un presente que continuará perviviendo por un tiempo incalculable: si el presente es de lucha, el futuro es nuestro.

China publicó la secuencia genética del SARS-CoV-2 el 10 de enero de 2020; el 8 de diciembre, Reino Unido comenzó a vacunar a su población. Pasaron sólo 332 días. Será uno de los grandes récords humanos. Veremos a los ricos avanzar a gran velocidad en la vacunación; los más pobres serán relegados.

Los postergados de la historia, postergados seguirán. El capitalismo y su brutal explotación e iniquidad continuará reinando en un mundo ferozmente distópico. Los ricos hacen como que no saben que el capitalismo los pare mientras aborta a los pobres en el mismo parto. Los estudios sobre la pobreza en el mundo, anunciando su baja como nunca en la historia en los últimos años, anuncian ahora que la pandemia canceló ya esos avances. Avances estrafalarios que desaparecieron en un orbe de naderías permamentes para los olvidados. Pero es necesario apreciar y seguir luchando por esos avances literalmente pírricos, porque la diferencia puede ser comer o no poder hacerlo. El sueño de la erradicación del capitalismo, en sueño continuará. Más le vale a los postergados que así sea, que el sueño persista, que el rescoldo no se extinga.

La hegemonía de Estados Unidos hace tiempo que está en declive: el consenso internacional respecto de su dirección intelectual y moral (Gramsci) cesó hace lustros; opera mediante la coerción, ejercida por su fuerza militar y económica: el enfoque transaccional de Trump (“5 por ciento de aranceles a las exportaciones mexicanas; te lo quito si resuelves el problema de la ‘inmigración ilegal’ centroamericana”) se opera blandiendo el garrote de su poder económico; esa amenaza imperialista comenzó mucho antes de Trump.

El futuro apunta a un mundo multipolar, pero el envejecimiento de la población mundial es muy desigual. ¿Podrá darle nuevos bríos a Estados Unidos? Según proyeciones estadounidenses, para 2070 la edad media de la población mundial, respecto a 1970, se duplicará pasando de 20 a 40 años, y la superior a 65 años se multiplicará por cuatro. Ya el año antepasado, por primera vez en la historia, las personas mayores de 64 años eran un número mayor que los menores de seis años. Pero la comparación entre países arroja grandes diferencias. Entre las 20 economías más grandes del mundo, sólo Australia, Canadá y Estados Unidos tendrán poblaciones crecientes de adultos de 20 a 49 años de edad a lo largo de los próximos 50 años. Las demás grandes economías sufrirán, en promedio, una disminución de 16 por ciento en ese grupo de edad crítico, y la mayor parte de la disminución demográfica se concentrará en los agentes económicos más poderosos del mundo. China, por ejemplo, perderá 225 millones de trabajadores y consumidores jóvenes de entre 20 y 49 años, un enorme 36 por ciento de su total actual. La población de Japón de 20 a 49 años se reducirá en 42 por ciento, la de Rusia en 23 por ciento y la de Alemania en 17 por ciento. ( https://www.foreignaffairs.com/articles/ united-states/2020-10-06/illiberal-american -century-rogue-superpower). El rápido envejecimiento desigual en todo el mundo puede reconstruir el liderazgo económico y militar de Estados Unidos.

No hay un mundo pos-Covid distinto del de sus tendencias de lustros. Por años el liderazgo de Estados Unidos será menguante, la globalización caerá en diversas cadenas de valor, Estados Unidos continuará acumulando pánico a China y aumentará su agresión a esa nación. Todo eso estaba antes de la pandemia. Si el futuro no se vuelve oscuridad y humo despedido por un reguero nuclear, el mundo puede reconstruirse con un nuevo liderazgo de Estados Unidos, es decir, el peor de los mundos posibles.

El determinismo demográfico selectivo como el de la fuente citada, puede estar desencaminado. China y 14 países más formaron ya el bloque comercial más grande, cubriendo casi un tercio de la economía global. China crece a un ritmo muchas veces superior a Estados Unidos, y en décadas no ha vivido una crisis económica. China ha hecho una alianza económico-militar con Rusia. El PIB chino medido en paridad del poder adquisitivo es mayor al de Estados Unidos. Hay mil otros factores actuando.

Pero en ese mundo multipolar y de contrapesos apenas hay lugar para los postergados. Acaso el sueño se desperece y eche a andar y los rescoldos se vuelvan llamas. Las naciones desarrolladas están bajo el asedio de una inmigración desesperada que no hará sino crecer. Ahí llega a ocupar el último escalón social, generalmente superior a su país de origen. El mundo no ha visto aún la actuación de los tercermundistas en el corazón de los imperialistas.

José Blanco

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