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El garrote que tuvo que guardarse Pompeo, el futuro de Trump y la seguridad del planeta
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Global Research, mayo 13, 2019

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La visita del secretario de Estado de los Estados Unidos, Mike Pompeo, a Rusia se iba a dar en un momento especialmente delicado para el presidente Donald Trump, para la estabilidad interna de la potencia norteamericana y para los equilibrios geopolíticos.

Según la Voz de América, que es la agencia de información y propaganda del Departamento de Estado, Pompeo iba a viajar a Moscú para discutir con el presidente Vladímir Putin y el ministro de Relaciones Exteriores, Sergéi Lavrov, las “acciones agresivas y desestabilizadoras” de Rusia.[1]

Pompeo, pues, iba a amenazar a Putin y a Lavorv. Y lo iba a hacer con la representación de los “halcones” neoconservadores que rodean al presidente Trump.

Antes de continuar, vale la pena mencionar a tres de los principales “halcones”, comenzando con el propio responsable del Departamento de Estado:

  • Mike Pompeo, secretario de Estado. Se trata de un político abiertamente partidario del sionismo. Tanto, que ha dicho que Trump salvará a Israel de la amenaza iraní como lo hizo la reina Esther con el pueblo judío en Persia, en el año 508 antes de Cristo.
  • John Bolton, consejero de Seguridad Nacional. En 2003, siendo George W. Bush presidente de Estados Unidos, Bolton declaró que una vez liquidado el régimen de Saddam Hussein en Irak, él se encargaría de terminar con las dictaduras en Irán, Siria y Corea del Norte. (Entre sus frases más conocidas está la de que la ONU “no existe”).
  • Elliot Abrams, enviado especial del Departamento de Estado para Venezuela. Abramas -catapultado a los primeros niveles del poder durante la era Reagan- declaró a la BBC de Londres el 29 de marzo pasado, que Rusia “pagará un precio” si continúa apoyando con personal militar al régimen de Nicolás Maduro en Venezuela.

Lo que se juega Trump

El presidente Trump, sea porque obró de propia voluntad, sea porque el complejo militar-industrial lo obligó, estuvo de acuerdo en que Pompeo viajara a Rusia con el garrote en la mano.

Trump, aliado natural del primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, estrecha por su lado el cerco militar, diplomático y económico sobre Irán. Sin embargo, sabe que si rebasa la delgada línea roja podría provocar una guerra -al menos en el Medio Oriente- y que eso le podría costar la reelección. (Poner en riesgo el proyecto sionista le significaría perder el apoyo de esta corriente muy poderosa en Estados Unidos).

Trump, aliado natural del primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, estrecha por su lado el cerco militar, diplomático y económico sobre Irán

Putin, por su lado, sabe que tiene en Irán el más sólido aliado en Siria, por lo que difícilmente le dará la espalda.

Pompeo tenía planeado reprochar a Moscú que hace poco -o nada- para que el régimen comunista de Corea del Norte renuncie a su potencial nuclear; pero la respuesta al jefe de la “diplomacia” estadounidense iba a ser tan simple como lo siguiente: “¿Se imagina usted, señor Pompeo, a una Corea del Norte desarmada frente a un consejero de Seguridad Nacional (Bolton) que ha amenazado con liquidar a Pyongyang?”.

Es ingenuo pensar que Rusia se iba a dejar avasallar por los “halcones” estadounidenses en momentos en que el jefe nominal de éstos, el presidente Trump, arrecia su guerra comercial con China comunista, que es la gran aliada de Putin y Lavrov en el Lejano Oriente y… ¡en el Consejo de Seguridad de la ONU!, a la que tanto desprecia Bolton.

En el caso de Venezuela, Rusia tampoco se dejará limitar. Sabido es que Trump no quiere la guerra en suelo venezolano porque le podría costar, de igual manera, la reelección. Ciertamente, es el presidente de los Estados Unidos, pero no tiene el pleno control sobre el complejo militar-industrial.

El cártel de la guerra está enfadado -entre otras cosas- porque Trump dejó de privilegiar a Loockheed Martin para beneficiar a Boeing. Asimismo, porque el próximo secretario de Defensa de Estados Unidos, Patrick Shanahan, es un civil que trabajó en la Boeing. Al buen entendedor…

Los riesgos para Trump y para el mundo

El abortado viaje de Pompeo a  Rusia encolerizará más al sector guerrerista de Estados Unidos que tiene a su servicio -por decir lo menos- a la Agencia Central de Inteligencia (CIA).

Experta en provocar intervenciones, la CIA tiene la capacidad de encender la mecha en el lugar y en el momento menos pensado, para involucrar a Estados Unidos en uno o varios conflictos bélicos regionales: Irán, Corea del Norte, Venezuela… (O para desestabilizar a los propios EE. UU., como lo hizo con Kennedy en 1963).

El aparato propagandístico de los globalistas antitrump acusaría entonces al presidente de debilidad y diría que ha puesto en riesgo la seguridad nacional de su país.

No se descuide que Israel cuenta con armas nucleares y que Irán, muy probablemente, también (aunque las fuerzas armadas israelíes podrían tener decenas o cientos, lo que no sucede con las iraníes). La detonación de una sola bomba nuclear produciría una contaminación letal en el Medio Oriente.

Tal escenario no conviene ni a Trump, ni al sector sionista que lo apoya. De hecho, tampoco al primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, porque las probables bajas ocasionadas por Irán le mermarían su capital político. De inmediato, sería acusado de manejar la crisis con torpeza por la facción que le disputa el control de Israel: la de George Soros.

Irán, por lo demás, podría cerrar el Estrecho de Ormuz y provocar un caos en los precios internacionales del petróleo. Se podrá argumentar que Estados Unidos es autosuficiente en hidrocarburos, en este momento; pero una crisis energética global le afectaría tarde o temprano.

Si hubiera guerra en la Península de Corea, las bajas se contarían por millones, a ambos lados de la frontera. Y China con el apoyo de Rusia se enfrentaría a los Estados Unidos. El reloj del juicio final se adelantaría ante la gran probabilidad de una guerra nuclear entre tres de las superpotencias.

Es obvio que este escenario no sólo perjudicaría el proyecto político de Trump, sino también el de Putin y aún, el de Xi Jinping, de China. En cambio, beneficiaría al complejo militar-industrial  y al cártel financiero-mediático.

Juego complejo entre potencias

¿Garrote por un lado y acuerdos, por el otro?

Ante la complejidad de estos escenarios, cabría pensar que Trump logró evitar el viaje Pompeo a Rusia y que mantendrá contactos paralelos y secretos con Putin, para conjurar los escenarios de guerra.

De manera tangencial, Trump tratará de negociar un acuerdo con China sobre la base de que defendió los empleos de los estadounidenses y de que la nueva ruta de la seda dejará intactos los intereses de los Estados Unidos (en rubros como el inmobiliario, el tecnológico, el financiero y el militar).

La otra probabilidad es que los “halcones” hayan decidido evitar el ridículo internacional y estén preparando represalias contra Trump y contra Rusia, a pesar de que con ellas pudieran ocasionar una tragedia mundial.

Sin querer ser catastrofistas, se puede concluir diciendo que la situación actual del mundo sí es la más delicada desde el fin de la Guerra Fría.

Jorge Santa Cruz

Jorge Santa Cruz: Periodista mexicano.

Referencias electrónicas:

[1] Voz de América. “Pompeo discutirá con Putin y Lavrov las ‘acciones agresivas y desestabilizadoras’ de Rusia. Recuperado el 12 de mayo de 2019. Consultado en: https://www.voanoticias.com/a/pompeo-discutira-con-putin-y-lavrov-las-acciones-agresivas-y-desestabilizadoras-de-rusia/4912440.html

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