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El Gran Cáncer y el porvenir
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Global Research, junio 04, 2020

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Siempre más personas han podido convencerse de eso: El rey-virus está desnudo. El Ministerio del Interior alemán lo ha muy bien resumido: “El coronavirus es una falsa alarma global […] La peligrosidad de este virus ha sido sobrevalorada (no más de 250 000 muertos con covid-19 en el mundo frente a los 1,5 millones causados por la gripe estacional entre el 2017-2018.”[1]

Pero, si esta mortal pandemia no es tan letal, ¿para qué con el confinamiento? Probamos a entender mejor de donde viene que tantas personas en el mundo vean sus derechos fundamentales, como el de reunirse o movilizarse, cancelados sin haber hecho el menor crimen. ¿Quién ha decidido encerrarnos? ¿Quién lo ha justificado? ¿Quién lo ha ideado?

Ahondemos en esta última cuestión. Que yo sepa, en ningún manual de medicina se recomienda que las personas sanas sean puestas en cuarentena, mucho menos un país entero. Algo así nunca se había practicado ni mucho menos recomendado: esta es una idea de raíz militar.

En el 2005, bajo la égida de Donald Rumsfeld, jefe del Pentágono durante el gobierno de Bush Jr., el doctor Richard Hatchett, actual CEO de la “Coalición para las Innovaciones en Preparación para las Epidemias” (CEPI, por sus siglas en inglés), diseñó un plan de confinamiento total de la población en caso de ataque bio-terrorista.[2] Esta idea fue retomada en el 2010 por expertos estadounidenses del think tank de la Rockefeller Foundation en el documento “Escenarios para el futuro de la Tecnología y el Desarrollo Internacional” (Scenarios for the Future of Technology and International Development)[3], donde se presentaba un confinamiento mundial de carácter autoritario durante más de 10 o 20 años, sobre la base de una epidemia, como uno de los cuatro tipos de futuro inminente para la humanidad. ¿Quién ha sido capaz de idear este confinamiento? No han sido los algunos científicos. Tampoco médicos, sino militares junto con un lobby estadounidense.

Veamos ahora quién ha justificado y promovido el confinamiento.

Entra en escena ahora Neil Fergusson, el Director del SAGE (Scientific Advisory Group for Emergencies, Reinos-Unidos)[4]. En el 2002, Fergusson calculó que el mal de las vacas locas causaría la muerte de 50 000 británicos – y unos 150 000 extra si se transmite a las ovejas – pero en realidad el saldo fue de apenas 177 personas. En 2005 predijo que la gripe aviar mataría a 65 000 británicos, aunque luego las muertes solo ascendieron a un total de 457.

Otro actor importante es la Organización Mundial de la Salud (OMS). En 2009, emitió un aviso de pandemia de gripe H1N1, desencadenando la compra masiva de millones de vacunas por parte de los gobiernos (10$ c/dosis). Pero la esperada pandemia no llegó, y la mayoría de las costosas vacunas acabaron siendo destruidas. A parte de esto, las vacunas contenían mercurio, lo cual causó, entre otros problemas de salud, muchos casos de narcolepsia en los niños y adultos vacunados.[5] Hasta ahora, ningún Estado ha demandado a la OMS por hacerle perder miles de millones de dólares, así como tampoco se han tomado medidas contra las empresas farmacéuticas que crearon esta vacuna tóxica.

Finalmente, en marzo de este año la OMS lanzó el grito: ¡Pandemia! Esto, a pesar de que el número de casos y de muertos era netamente inferior al de una gripe estacional. La alarma de pandemia se sustentó, además, en testes virológicos poco fiables[6]. Por su parte, Neil Fergusson, fiel a sus declaraciones alarmistas, echó mano a su conocido modelo matemático y predijo que de no implementarse un firme encierro de la población 550 000 británicos y 2 millones de estadounidenses podrían morir a causa del covid-19. Poco antes ya había comunicado este tipo de cifras al presidente Macron.[7] De la noche a la mañana Gran Bretaña aplicó el plan del Dr. Hatchett (CEPI) que tantos países ya habían implementado: encierro total. Poco importó que luego el SAGE redujera drásticamente las cifras y que Fergusson fuera despedido. Con los ojos cerrados, la OMS, el SAGE y el CEPI justificaron el confinamiento del mundo entero. Es interesante notar que estas tres instituciones de acrónimos tan sexys son ampliamente financiadas por Bill Gates.

Llegados a este punto, sabemos quién ha ideado este confinamiento, quién lo ha justificado y quién lo ha realizado. Queda una pregunta fundamental: ¿Por qué las poblaciones lo han aceptado sin obstáculos (al menos, al principio)? La respuesta está en cinco letras: MIEDO. Un medio astutamente orquestado a través de los medios de comunicación que hubieran formado un excelente coro tan bien afinados son. Es interesante notar que muchos de los diarios europeos millones de dólares de donaciones de Bill Gates.[8]

Pero volvamos al miedo ¿Miedo a qué?, nos podríamos preguntar. ¡Ciertamente miedo a morir! Sin el miedo a morir nada de esto hubiera sido posible. El miedo ha paralizado a muchos cerebros… volveremos a él.

Así, con los datos que hemos recabado podemos completar un elenco notorio, como si se tratase de una obra de teatro:

Dicho todo esto, hay que reconocer que hay una pandemia. Pero no se trata de la pandemia que todos pensamos, no la del coronavirus. Para comprender cuál, hemos de hacer un paralelismo con nuestro maravilloso cuerpo humano.

Nuestro cuerpo está compuesto por un sin número de células vivas. Estas son sus unidades vivas y autónomas más pequeñas. Juntas trabajan por un único objetivo: mantener al organismo global (nuestro cuerpo) vivo y con buena salud. De esta manera el cuerpo puede servir como vehículo para una entidad superior a la que podemos llamar nuestro YO. Estas células se agrupan en órganos, los cuales forman un nivel intermedio entre las células y el cuerpo.

Ahora bien, ¿qué pasaría si las células dejarían de trabajar juntas por el objetivo común y, en cambio, decidían vivir para sí mismas, de manera egoísta, robando los nutrientes del cuerpo? Entonces formarían algo que llamamos CÁNCER. Un cáncer no es otra cosa sino un conjunto de células que no trabajan a favor del cuerpo sino a favor propio, como parásitos.

Entendido esto, pasemos a otra escala. La sociedad es un organismo vivo y complejo, como el cuerpo humano. Ella está constituida por órganos que le permiten ejercer las funciones básicas: bancos, escuelas, hospitales, compañías, gobiernos. Las unidades primordiales somos nosotros, los seres humanos.

El egoísmo de las células crea un cáncer. ¿Qué crea el egoísmo de los individuos? ¿Cuántos individuos en nuestra sociedad están al servicio de un principio positivo superior? Dicho en otras palabras, ¿a quién conoce usted que ponga en el centro de su vida el servicio a los demás? Y ¿cuántas personas viven casi exclusivamente para su propio servicio?

Si el cuerpo humano tuviera tantas células egoístas como la sociedad tiene individuos egoístas, ¿cómo llamaríamos a este fenómeno? Evalúe Ud. la proporción entre las personas que conoce… Fácilmente llegamos al nivel de un cáncer en fase terminal.

¿Lo ve usted tan claro como lo veo yo? Este egoísmo materialista aterrorizado por la muerte es el cáncer de nuestra sociedad. Durante años ha avanzado sibilinamente, casi sin síntomas, y ahora comienza a causar daño. Nuestra vida social está llena de tumores malignos, los más grandes, como la economía especulativa, sobrepasan en volumen a los órganos sanos, como la economía real; los más pequeños impregnan nuestras relaciones familiares, laborales, nuestra cultura y nuestras formas de gobierno. Estas formas antisociales reducidas a banalidades han cimentado el terreno en el que se revela ahora el Gran Cáncer en todo su esplendor pasando al ataque general. Metástasis.

Es necesario ver esto claramente. Claro está que existen los grandes villanos egoístas, ¡pero éstos no hubieran podido hacer nada si nosotros no fuésemos también malamente egoístas! Sería tan fácil señalar de un dedo iracundo los tumores principales, esperando que una revolución nos desembarace de ellos como si fuera una quimioterapia… pero eso implicaría olvidar que ha sido nuestra propia cobardía la que les abonó el terreno. Matar a los villanos no hace que el mal desaparezca, simplemente hace que éste salte de un individuo a otro, de un virrey español a un caudillo local.

Estamos en una pandemia para la que no existe otra salida que la transformación individual y social. De hecho, he visto a muchas personas, entre las que han despertado pronto a la realidad, transformarse poco a poco a sí mismas en su lucha contra el Gran Cáncer.

¡Y es aquí donde nace la belleza! ¡Es aquí donde nace la esperanza! Cuando toco fondo puedo impulsarme nuevamente hacia la superficie. ¿Qué vence al cáncer? La quimioterapia lo ataca con sus propias armas, mas la raíz del cáncer queda en el organismo hasta que pueda renacer un poco más tarde, un poco más lejos. No, no se puede vencer el mal con el mal. Es cuando el YO retoma el control de sus células que el cáncer finalmente es vencido, cuando se restablece la conexión entre la célula y el Principio Superior; entonces las células vuelven a su labor al servicio del gran todo, o mueren.

Mutatis mutandis, es lo mismo para nosotros como sociedad. El parecido está en que lo que nos salva de nuestro mal es el bien de los demás. Cuando obro por el bien de los demás entonces, me deshago de los nudos de mi pegajoso egoísmo y me enlazo al Principio Superior de la Humanidad, a aquello que hay de más Humano del hombre. Por otro lado, la comparación que hemos hecho tiene una diferencia: el Principio Superior no se nos va a imponer para meternos en el buen camino. Él respeta nuestra libertad. Él ES nuestra libertad. Somos nosotros quienes debemos restablecer la relación con él.

¿Qué es el bien? ¿Lo bueno? Durante siglos el Gran Cáncer nos hizo creer que el bien no existe, o que es relativo, o que reside en la felicidad egoísta de la mayoría. ¡Vaya ilusión materialista! Pero ahora el Gran Cáncer ha salido de su guarida y la puerta se ha cerrado tras él. Se ha hecho totalmente visible, de la misma manera como también se ha hecho visible el amoroso Bien a su lado, discreto pero presente, invitando pero no forzando.

Entonces ¿Cómo luchar? Hay que comprender que esta lucha es fundamental. No luchar es morir… más bien, es peor que morir: Es volverse malvado poco a poco, pasito a pasito, inconscientemente, dulcemente, como aquel que, mareado por el humo de su casa en llamas, va y se mete a la cama a dormir la siesta… ¡está tan cansado el pobre! No hace más que seguir los consejos de su médico.

Volvemos a preguntarnos ¿Cómo luchar? La lucha tiene dos direcciones: Primero al interior de cada uno, el trabajo espiritual individual es la clave. Abrirse a la percepción del mundo espiritual, y desprenderse poco a poco del miedo, el egoísmo, el materialismo, todos esos pequeños defectos que sumados nos hacen ser personas convencionales. Como decían los antiguos griegos: “Conócete a ti mismo… y date una patada en el trasero.

La segunda dirección implica conocer al mundo, en particular al Gran Cáncer, su forma de actuar y sus objetivos, observarlo, escuchar a quienes lo han estudiado, como David Icke [9]y Thierry Meyssan[10] entre otros. Por ejemplo, observemos más de cerca este confinamiento al que los gobiernos se aferran aun cuando el llamado “virus” parece haberse ido de vacaciones. ¿Cuáles son las consecuencias? He aquí una lista rápida:

  • Instalación a gran velocidad de las antenas del 5G en la mayoría de los países industrializados (¿todos?) a pesar de la oposición de sus habitantes o científicos.
  • Puesta en bancarrota a muchos pequeños comerciantes y productores mientras que las grandes compañías sobreviven (¡Uf!). El ciudadano de a pie viene a depender del Estado para obtener el pan cotidiano.
  • Son suspendidos los derechos fundamentales como el derecho a reunirnos, a abrazarnos o a protestar.
  • Los niños pierden en derecho a tener contacto físico con otras personas. Poco importa la necesidad vital de este contacto para su sano desarrollo.[11]
  • Las pantallas monopolizan ahora nuestras vidas (y las de los niños) imponiendo sus efectos dañinos como si fuera una panacea.[12]
  • Hay más personas que mueren a causa del confinamiento que a causa del virus.[13]
  • La censura (Youtube, Facebook, mainstreams medios…) bloquea a quienes ponen en tela de juicio los beneficios de las vacunas, del 5G, del confinamiento, o simplemente la versión oficial de los acontecimientos.
  • Las empresas farmacéuticas y de telecomunicaciones ven decuplar sus propios beneficios.

Ahora, intentemos seguir la lógica detrás de esta destrucción del hombre libre para adelantarnos a su próximo golpe, como en el ajedrez. Todo lo que sigue a continuación es meramente hipotético pero está basado en tecnologías que existen o que están siendo desarrolladas, en las declaraciones gubernamentales o de multimillonarios, o en simples deducciones. Imaginemos que una segunda ola llegue o parezca llegar. Se implementa nuevamente un confinamiento, esta vez más fuerte. Todos los efectos de la lista de arriba aumentan. Para proteger a la población de sí misma, se implementa un pasaporte sanitario bien integrado a una identidad numérica (¿Financiado por quién? Adivinad…)[14], el cual dice quién está sano y quién no. Si usted rechaza ponerse la vacuna y tener la identidad numérica, ¿cómo sabrá la buena gente que usted no es un peligro para ellos? No tendrá derecho a frecuentar otras personas ni de subir a un tren o a un avión, o entrar a un supermercado o al banco. Usted es simplemente peligroso.

Todo eso está en camino, basta con ver lo que ocurre en China o lo que planea hacer el Foro Económico Mundial en su propia web. ¿Qué pasará después? La salud, las comunicaciones, el transporte habrán sido esterilizados y puestos en manos de un Estado Orweliano, ¿Qué queda? El dinero, el líquido. Y la alimentación.

Como consecuencia de repetidos confinamientos, la cadena de producción y suministro de alimento se verá socavada. El Estado, con su calzoncillo rojo de Superman, salvador de la humanidad, intervendrá otra vez. Se prohibirá… o mejor dicho, se “reemplazará” la agricultura tradicional, biológica o biodinámica, poco rentable, por una agricultura intensiva puesta en manos de grandes compañías que saben lo que hacen (Monsanto, por ejemplo). ¿No le gusta? ¡No coma pues! Nunca más.[15]

De todas formas, usted ya no tendrá dinero. El dinero líquido, transmisor de gérmenes patógenos, desaparecerá. La moneda virtual asociada a nuestra identidad numérica (un código en una base de datos que contiene toda nuestra vida) se convertirá en el único modo de pago. ¿Quién lo controlará?

Aquellos que no quieran someterse a estos cambios serán obligados a exiliarse en asentamientos agrícolas low-tech, nuevas arcas de Noé en un diluvio cancerígeno.

¡Qué triste panorama! Sería normal tener miedo, pues las fuerzas en nuestra contra parecen desmesuradas. Y sin embargo…

El Gran Cáncer tiene un punto débil, una grieta en su caparazón de cartón y alambre de púas: Se debilita cuando se ve. Le teme a la luz. Como un champiñón, no crece sino es en la oscuridad, en la piadosa conciencia colectiva.

Y además, tiene un gran enemigo: El Principio del Bien. Esta entidad espiritual ha recibido muchos nombres a lo largo de la historia: Dios, Tao, Cristo, el YO-SOY, Amor Divino, Universo… el nombre poco importa. Lo que importa es la conexión con Él, ponerle al centro de nuestras iniciativas. La confianza en Él, en sus fuerzas, su búsqueda activa, la aplicación aquí y ahora de todo lo que estas fuerzas representan; Esto nos permite preparar el futuro.

El Imperio Romano tenía también el Cáncer en estado terminal, y fue destruido por la “barbarie” de los pueblos del norte, una minucia en comparación con los incontables pueblos conquistados anteriormente. Las islas de una nueva espiritualidad subsistieron en la forma de monasterios; de allí resurgieron los impulsos que permitieron a la humanidad europea volver a creer. ¿Podrá esto ocurrir otra vez pero de una nueva forma?

Yo sé que el Gran Cáncer será vencido. Ocurrirá con dolor, pero la humanidad sobrevivirá y saldrá mejorada. En cuanto a nosotros, la cuestión no es saber si sobreviviremos. Sabemos que moriremos tarde o temprano. ¿Acaso es tan grave? Si los que predican el materialismo tienen la razón, entonces sí, es dramático, y tendríamos que luchar contra nuestra propia muerte pasando por encima de las vidas de otras personas, convirtiéndonos en cáncer. Sin embargo, si el Principio del Bien y el mundo espiritual existen, entonces lo importante no es saber si moriremos hoy o mañana, sino sobre todo saber ¿Cómo hemos vivido? ¿Cómo hemos permitido que otros vivan?

Confianza y amor a ti.

Benjamín Bourgeois

Notas:

[1] https://www.globalresearch.ca/german-official-leaks-report-denouncing-corona-global-false-alarm/5714528

[2] https://www.voltairenet.org/article209827.html

[3] Leer a partir de la pá. 18 https://www.academia.edu/attachments/62449111/download_file?st=MTU5MDE4ODQ0MCwxNzkuNy 41NC42MQ%3D%3D&s=swp-splash-paper-cover

[4] https://www.voltairenet.org/article209746.html

[5] “Can we trust the WHO?” (Se puede confiar en la OMS), William Engdahl, https://www.globalresearch.ca/can-we-trust-who/5708576

[6] Hay dos test: el primero detecta la presencia de anticuerpos contra el coronavirus. Es poco fiable pues solo muestra que el coronavirus o cualquier otro virus ha sido controlado o está en proceso de ser controlado por el cuerpo. El segundo, el test del PCR, basado en el descubrimiento de la ampliación del ADN por el Nobel de Química Kary Mullis, tiende a dar positivo aun cuando la persona no esté enferma. Detecta presencia de virus sin determinar la cantidad. Muchos médicos han rechazado estos test basados en la prueba de que los pacientes son dados como positivos aunque no estén enfermos. (https://www.davidicke.com/article/564277/cdc-begins-testing-americans-coronavirus) El test PCR fue la causa de un escándalo en la década de los 90’s relacionado con el SIDA, Mullis acusó al muy reputado Dr. Anthony Fauci (actual líder en la Casa Blanca en la lucha contra el coronavirus) y a su colaborador, el Dr. Robert Gallo, de causar la muerte de miles de personas al desviar el test de su propósito. (https://uncoverdc.com/2020/04/07/was-the-covid-19-test-meant-to-detect-a-virus/)

[7] https://www.voltairenet.org/article209746.html

[8] https://www.voltairenet.org/article209844.html

[9] https://www.davidicke.com

[10] https://www.voltairenet.org

[11]Llamado de los pediatras belgas: Los niños deben volver a las escuelas y en colecividad” Una carta blanca del colectivo de pediatras del Task Force de pediátrico de universidades belgas, “La libre belgique”. (https://www.lalibre.be/debats/opinions/les-enfants-doivent-retourner-a-l-ecole-et-en-collectivite-5ec2af4ad8ad581c54f7ac13)

[12] “La Fabrique du Crétin Digital : les dangers des écrans pour nos enfants”, Michel DEMURGET, édition Seuil, 2019, France.

[13] “Leaked study from inside German government warns: lockdown will kill more people than coronavirus”. https://www.infowars.com/leaked-study-from-inside-german-government-warns-lockdown-will-kill-more-people-than-coronavirus/

[14] https://www.globalizacion.ca/la-pandemia-del-coronavirus-covid-19-el-verdadero-peligro-es-la-agenda-id2020/

[15] https://www.globalizacion.ca/tirania-del-nuevo-coronavirus-covid-19-morir-hambre/

Artículo original en francés:

Le « grand cancer » et l’avenir. Confinement général de la population: histoire, analyses et perspectives, publicado el 30 de mayo de 2020.

Traducido por el autor.

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