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El viernes, el Tribunal Supremo Electoral de Brasil invalidó a un panel de expertos independientes del Consejo de Derechos Humanos de la ONU (HRC).

En agosto, resolvió el derecho del expresidente brasileño. Luiz Inácio Lula da Silva, a postularse para la reelección en octubre, a pesar de que está encarcelado por cargos falsos de corrupción que él y su equipo legal niegan rotundamente.

El panel pidió a las autoridades del gobierno de Brasil “que no le impidieran presentarse a las elecciones presidenciales de 2018, hasta que sus recursos ante los tribunales se hayan solventado en procedimientos judiciales justos”, y agregó:

“Lula puede disfrutar y ejercer sus derechos políticos mientras se encuentre en prisión, y ser candidato a las elecciones presidenciales de 2018”.

“Esto incluye tener acceso apropiado a los medios y comunicación con los miembros de su partido político”.

El viernes, el Tribunal falló en contra del derecho legítimo de Lula a buscar la reelección por un voto mayoritario de seis a uno. El miembro del panel de expertos independientes del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, Edson Fachin, apoyando el derecho electoral de Lula, calificó el fallo del panel como legalmente vinculante.

El juez anti-Lula, Luis Barroso, votó en contra de su derecho legítimo, alegando que actuó de acuerdo con la constitución de Brasil y la llamada ley de “borrón y cuenta nueva”.

Impugna a cualquier persona declarada culpable de crímenes graves, corrupción o destitución de su cargo por impugnación, de buscar elección, Barroso agregó:

“La culpa o inocencia de Lula no importa, solo su convicción, aunque sea injusta, pero suficiente para impedirle buscar la reelección”, afirmó.

El equipo legal de Lula se comprometió a apelar el fallo en la Suprema Corte de la Nación. También lo hizo su Partido de los Trabajadores, a través de la siguiente declaración:

“Presentaremos todos los recursos ante los tribunales para lograr el reconocimiento de los derechos de Lula previstos por la ley y los tratados internacionales ratificados por Brasil. Defenderemos a Lula en las calles, con la gente”.

Se lanzó la consigna “Lula en las urnas” en la campaña de Twitter. Si no tiene éxito, su candidato a la vicepresidencia del Partido de los Trabajadores, Fernando Haddad (un ex académico y alcalde de Sao Paulo) puede buscar la presidencia de Brasil en su lugar.

El viernes, tuiteó:

“Lo que está en juego es la base de la democracia. El derecho de las personas a elegir a su presidente”.

Las manos sucias de Estados Unidos están involucradas en la política latinoamericana y en la mayoría de los países del mundo, entrometiéndose en los asuntos internos de numerosas naciones, buscando imponer su voluntad.

El régimen de Obama estuvo involucrado en la destitución y el derrocamiento de la presidenta brasileña Dilma Rousseff, con acusaciones falsas de manipulación del presupuesto.

Ella no cometió ningún crimen. Nada justificaba su destitución. Las acusaciones contra ella fueron falsas. Lula fue encarcelado por cargos falsos con tal de asegurar que la tiranía fascista respaldada por Estados Unidos siga al frente.

Un golpe parlamentario orquestado por Estados Unidos derrocó a Rousseff (la sucesora de Lula) del poder en agosto de 2016. Lula respondió de manera similar los cargos de corrupción en su contra.

El acto de encarcelarlo obedeció a la intención de impedirle buscar la reelección, pues de postularse, es casi seguro que ganaría.

Con el apoyo de Washington, los fascistas brasileños no quieren a nadie que les impida retener el poder en octubre.

Si Haddad reemplaza a Lula en la boleta electoral, su plan puede fallar.

Stephen Lendman

Stephen Lendman: Investigador asociado del Centro de Investigación sobre la Globalización (Global Research), es también corresponsal en Chicago.

Artículo original en inglés:

Rigged Brazilian Tribunal Bans Lula’s Legitimate Right to Run for President, publicado el 1 de septiembre de 2018.

Traducido por Ariel Noyola Rodríguez para el Centro de Investigación sobre la Globalización (Global Research).