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Estados Unidos – Insensatas terquedades
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Global Research, junio 30, 2021
CubaDebate
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Hay mensajes que son aceptables por telegrama, carta clásica o texto digital. Ni en tiempos analógicos ni en esta consternada postmodernidad, el lenguaje de la fuerza fue pasadero. Pero sigue usándose con preferencia cegata y brutal. De vista corta, porque se pierden opciones de intercambio efectivo.

Sañudo debido a que tal cual las tecnologías avanzan velozmente, en proporción directa debería ir el entendimiento humano. Y eso se olvida o desprecia, cuando optan por primitivos y altaneros métodos.

“Los EE.UU. emprendieron una acción necesaria, apropiada y deliberadamente diseñada para limitar el riesgo de escalada -pero también para mandar un mensaje disuasorio claro y sin ambigüedades-“, aseguró el portavoz del Pentágono, John Kirby, en referencia a dos bombardeos estadounidenses efectuados sobre puntos de la frontera entre Irak y Siria que provocó daños diversos, en particular, víctimas civiles. ¿Daños colaterales o irresponsablemente innecesarios?

Calificándola de defensiva, el Pentágono asume que tiene derecho a emprender actos ofensivos, para “mandar un mensaje a Irán”. Mandarle le ha mandado muchos. Todos de similar corte y llama la atención que en este caso lo realiza cuando en Viena, Washington y Teherán, con los europeos cooperantes en el tema, están negociando posibles pautas de regreso al acuerdo nuclear promovido y suscrito por Barak Obama –demócrata, recordemos- y anulado con impudicia irresponsable por Donald Trump ¿republicano?

El ex presidente, por cierto, luego del berrinche correspondiente, concluyó disponiendo la retirada de las tropas norteamericanas asentadas en Irak, pero ahora hay cambios en la mira. Justificando las agresiones del lunes 28 de junio afirman que están en el país árabe invitados por su gobierno. ¿Olvidaron que el parlamento iraquí les conminó a que las tropas estadounidenses abandonaran su territorio luego que asesinaran allí al general Quaseim Soleimani y otras personas, sin previo aviso a las autoridades del sitio desde donde cometieron el crimen? Fue algo lamentable, inexcusable, ejecutado el 3 de enero de 2020, en el aeropuerto internacional de Bagdad.

“Los EE.UU. emprendieron una acción necesaria, apropiada y deliberadamente diseñada para limitar el riesgo de escalada -pero también para mandar un mensaje disuasorio claro y sin ambigüedades-“, aseguró el portavoz del Pentágono, John Kirby, quien se refirió al ataque como “defensivo”. “Esta acción debería mandar un mensaje a Irán de que no puede parapetarse tras sus fuerzas subsidiarias para atacar a los EE.UU. y a nuestros socios iraquíes”. ¿Socios?

Irak no parece muy de acuerdo con ese enfoque pues calificó de “inaceptable” y como “violación de la soberanía” el ataque estadounidense en y desde su territorio. Las fuerzas Armadas iraquíes, en específico, lo dejan claro: “Condenamos el ataque aéreo estadounidense que tuvo como objetivo anoche (28 de junio) una posición en la frontera iraquí-siria, lo que representa una violación flagrante e inaceptable de la soberanía iraquí y de la seguridad nacional”.

El Pentágono aseguró que los ataques se realizaron con “precisión” hacia instalaciones utilizadas por milicias pro iraníes, calificando de tales a grupos islámicos chiíes de distintas nacionalidades, pero ninguna reivindicó los actos contra “intereses norteamericanos” en la zona en la fecha que se realiza el desquite.

El primer ministro iraquí, Mustafa al Kadhimi, durante una reunión de urgencia con el Consejo Ministerial de Seguridad Nacional, abordó “las repercusiones del bombardeo estadounidense”, rechazando de nuevo que Irak sea utilizado como “territorio de ajuste de cuentas” o “para atacar a sus vecinos”, esto último en cuanto a Siria, país del cual las sucesivas administraciones estadounidenses no han querido irse, quizás para mantener campos petroleros usurpados, y por ello alimentan a remanentes terroristas que impiden la total normalidad de ese enclave sometido a 10 años de guerra argumentada bajo bandera de una oposición más inventada que genuina, y luego convertido en epicentro del accionar del Califato Islámico, extremistas que Washington no pudo someter y fueron barridos por tropas conjuntas sirio-rusas, aunque la Casa Blanca se adjudique el éxito que fue incapaz de conquistar.

Luego natural que Rusia haya pedido “respeto incondicional a la soberanía e integridad territorial de Siria”, desde donde, a su vez, se “(…) condena en los términos más fuertes el cobarde ataque de Estados Unidos en áreas de Deir al-Zor, cerca de la frontera entre Siria e Irak que va contra las leyes internacionales y la carta de la ONU (…)” afirma un comunicado oficial de la cancillería, donde enfatizan: “Se supone que (el Gobierno estadounidense) debe ceñirse a la legitimidad internacional, no a la ley de la selva, como hizo la anterior administración”.

Siria, que a veces pareciera un polígono de tiro para Israel o el mismo Estados Unidos, (¿recuerdan los bombardeos ordenados por Donald Trump?), sufrió ataque parecido el 26 de febrero, también contra milicias que se supone sean proiraníes –¿acaso esa supuesta filiación justifica lo ilícito? Algunos grupos irregulares árabes, en realidad, ayudaron a expulsar de suelo sirio a los agresores del DAESH o de la coalición militar de reconocida ineficacia, capitaneada por el Pentágono. Aun así, el grupo Kataeb Hezbolá, ha negado que participara en los hechos en los cuales se amparan las últimas incursiones estadunidenses que, en el segundo mes del año provocaron 22 las bajas y ahora 11, incluyendo un niño.

A los pretextos esgrimidos para tales acontecimientos que al menos debieron contar con un aviso a las autoridades iraquíes, pues se usaron bases en ese país para la doble agresión, las fuerzas amadas iraquíes, negaron la supuesta invitación de Bagdad, aclarando que la cooperación de Irak con el equipo liderado por Estados Unidos, se limita a combatir al Califato Islámico en la región, algo concluido por demás.

A partir de esos presupuestos es que el gobierno estudia “(…) todas las opciones legales disponibles para prevenir la repetición de estos ataques que violan el espacio aéreo y el territorio de Irak”. Al propio tiempo, por su lado, el ministerio de relaciones exteriores sirio lizo un vigoroso llamado a EE.UU. para que respete los vínculos entre las dos naciones violentadas y que concluyan de una buena vez, los continuos ataques contra su soberana autodeterminación.

Para los analistas no escapa el hecho de que la Casa Blanca mantiene bases militares no precisamente deseadas en suelo iraquí, donde la CIA y las Fuerzas Especiales de EE.UU. actúan como en casa y provocan inestabilidad o fomentan rencillas. También rechazo. “Definitivamente, lo que Estados Unidos está haciendo es perturbar la seguridad de la región”, aseveraron autoridades diplomáticas persas, convencidas de que los peligros no proceden de Teherán, sino de Tel Aviv y Washington. Este último, además, tiene ansias de revancha desde que un proceso popular en 1979, derrocó la dinastía Pahlevi, tan fiel y entregada a sus mentores.

Ese espíritu vengativo parece centrar muchos de los malos arbitrajes de sucesivas administraciones, excepción, en parte, de la regida por Obama quien, por realismo o con sentido pragmático, fue por encima de esas funestas percepciones y logró un pacto nuclear en el 2015, depreciado por su sucesor dos años después, y que en este momento, corre el riesgo de permanecer paralizado.

Estos vaivenes, las acusaciones no justificadas, la incertidumbre y condicionantes excesivas, provocan que Irán plantee renovar el contrato de forma que no pueda ser derogado tan fácilmente. O sea, que la palaba empeñada por un presidente con aval múltiple de otros gobernantes, se respete.
No es aplauso lo que está despertando EE.UU. en el Medio Oriente donde continúa favoreciendo a unos, dividiendo a otros y estigmatizando a aquellos con los cuales, también, sería preferible y más sensato dialogar muy en serio.

Elsa Claro

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