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Estados Unidos y Cuba: Lo que empezó por diciembre
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Global Research, diciembre 30, 2019
CubaDebate 29 December, 2019
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La Revolución no había triunfado, aunque el desenlace parecía cosa de días. Batista aún no había huido. Pero al Gobierno de Estados Unidos le preocupaba sobremanera una victoria de Fidel Castro.

El 23 de diciembre de 1958 el jefe de la CIA, Allen Dulles,  intervenía categóricamente en una reunión del Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos encabezada por el presidente Dwight D. Eisenhower. “Debemos impedir la victoria de Castro”. Setenta y dos horas después, el propio mandatario norteamericano revelaba que ya existían “operaciones encubiertas” contra las fuerzas revolucionarias cubanas. Se trataba de crear una tercera fuerza que tomara el poder en desmedro del Ejército Rebelde.

El coronel Joseph Caldwell King, jefe de la Sección del Hemisferio Occidental de la CIA a cargo de las operaciones contra Cuba, en unión de William Pawley, exembajador norteamericano en Brasil, Perú y amigo del dictador Fulgencio Batista, habían planeado algunas medidas para obstaculizar el avance de las fuerzas revolucionarias y el asesinato del líder cubano.

Unos días después fue descubierto el primer complot organizado por agentes del FBI y de la dictadura de Fulgencio Batista para asesinar a Fidel Castro en su campamento de La Plata en las montañas de la Sierra Maestra, provincia de Oriente. El norteamericano Alan Robert Nye, capturado el 25 de diciembre de 1958 por combatientes rebeldes, confesó sus pretensiones y señaló a los instigadores. El plan consistía en infiltrarse en la guerrilla bajo la cubierta de un simpatizante y experimentado luchador y, una vez en esta, emboscar al dirigente. Se le incautó un fusil Remington calibre 30.06 con mira telescópica y un revolver calibre 38, con los cuales proyectaba cometer el crimen. Durante el primer trimestre de 1959 Nye fue juzgado y sancionado por los tribunales cubanos.

Desde el comienzo mismo del triunfo revolucionario empiezan los encontronazos con Estados Unidos y se intensifican las maniobras conspirativas para descabezar a la Revolución triunfante. Para el 2 de febrero de 1959, apenas un mes después del éxito de las armas rebeldes, era detenido en Cuba el ciudadano estadounidense Allen Robert Mayer, llegado ilegalmente en una avioneta con el propósito de asesinar al Comandante en Jefe, Fidel Castro.

Todavía no había ocurrido el famoso encuentro de Fidel y Richard Nixon del 19 de abril de 1959, pautado para 20 minutos y que duró unas dos horas. El entonces vicepresidente estadounidense trató de dar lecciones a Fidel de cómo gobernar en Cuba y más tarde escribiría en sus memorias que había salido de la reunión con el líder cubano convencido de que había que derrocar al gobierno revolucionario de inmediato. Sólo cuatro años antes, Nixon habia comparado a Fulgencio Batista con Abraham Lincoln.

Según el inspector general de la CIA, Lyman Kirkpatrick, las operaciones encubiertas de Estados Unidos contra La Habana comenzaron de lleno en el verano de 1959, una vez suscrita la primera Ley de Reforma Agraria. Dos altos funcionarios del Departamento de Estado de los Estados Unidos, el subsecretario para Asuntos Políticos, Livingston T. Merchant, y el secretario adjunto para Asuntos Interamericanos Roy Rubbottom, reconocerían luego que desde junio de 1959 se “había llegado a la decisión de que no era posible lograr nuestros objetivos con Castro en el poder”.

“Aunque nuestros expertos en Inteligencia estuvieron indecisos durante algunos meses, los hechos gradualmente los fueron llevando a la conclusión de que con la llegada de Castro, el comunismo había penetrado el Hemisferio (…) En cuestión de semanas después que Castro entrara a La Habana, nosotros en el Gobierno comenzamos a examinar las medidas que podrían ser efectivas para reprimir a Castro en el caso de que se convirtiera en una amenaza”, escribiría en sus memorias, publicadas en 1966, el presidente Eisenhower.

El primer documento que esbozaría las líneas principales de acción del gobierno de los Estados Unidos contra Cuba, lo redactaría el 11 de diciembre de 1959, el coronel J. C. King, jefe de la División para el Hemisferio Occidental de la Agencia Central de Inteligencia (CIA). King, fue una pieza clave de la CIA en el derrocamiento del presidente Joao Goulart en 1964. Sus huellas intervencionistas se conocen además en República Dominicana en 1957, en Chipre entre 1973 y 1974 y finalmente en Liberia entre 1974 y 1975.

El alto oficial de la inteligencia estadounidense envió un memorando estrictamente confidencial a su jefe Allen W. Dulles en el que afirmaba: en Cuba hay “una dictadura de extrema izquierda, que si se le permite mantenerse estimulará acciones similares contra los intereses de EE.UU. en otros países de América Latina”.

Una de las “Acciones Recomendadas” por King era considerar seriamente la eliminación de Fidel Castro: “Muchas personas informadas creen que la desaparición de Fidel aceleraría grandemente el derrocamiento del gobierno actual”.

También se recomendaba:

  • El derrocamiento de Castro en el término de un año y su reemplazo por una Junta que sea del agrado de los Estados Unidos, la cual convocará a elecciones seis meses después de su llegada al poder.
  • Alentar a grupos opositores a favor de Estados Unidos… para establecer por la fuerza un área controlada desde Cuba.

En uno de los márgenes del documento hay una nota escrita a mano donde Dulles indica que con el asentimiento de Richard Bissell, subdirector de planes de la CIA, aprobó las recomendaciones. A partir de ese instante se intensifican todos los esfuerzos por descabezar el país.

Como resultado de este memorando, Dulles creó la Operación 40. Se le dió este nombre porque originalmente 40 agentes participarían en la operación. Luego, se amplió a 70 agentes. El grupo estaba presidido por el vicepresidente estadounidense Richard Nixon.La cadena de mando la integraban el director de Inteligencia, Allen Dulles, el vicedirector de Planes Richard M. Bissell y el jefe de la División del Hemisferio Occidental J. C. King. Tracy Barnes fue el oficial operativo de lo que a la vista pública se llamó la Fuerza de Tarea Cubana (Cuban Task Force).

Según el informe de la Comisión Church, el 13 de enero de 1960, Dulles, en la primera discusión del Grupo Especial, “observó la posibilidad de que a la larga Estados Unidos no podría tolerar el régimen de Castro en Cuba, y sugirió la planificación de contingencias secretas para lograr la caída del gobierno de Castro…”.

Tracy Barnes convocó a una reunión de la Fuerza de Tarea, el 18 de enero de 1960, al equipo que tuvo bajo su responsabilidad dirigir los planes para derrocar en 1954 al gobierno de Jacobo Arbenz, en Guatemala; entre ellos, David Atlee Phillips, Howard Hunt, Jack Esterline y Frank Bender.

Integraron la nómina de la Operación 40 otros agentes de la CIA como William Harvey, Ferry Hemming, David Morales, Frank Sturgis, Tosh Plumlee, William C. Bishop, Antonio Veciana, Luis Posada CarrilesOrlando Bosch, Rolando Masferrer (el jefe de los Tigres de la dictadura de Fulgencio Batista), Eladio del Valle, Guillermo Novo Sampol, Carlos Bringuier, Eugenio Martínez, Antonio Cuesta, Barry Seal y Herminio Díaz García (guardaespaldas del mafioso Santos Traficante cuando este regenteaba los casinos de La Habana, y señalado como uno de los francotiradores en el asesinato del presidente John F. Kennedy).

También Juan Manuel Salvat, Ricardo “Mono” Morales Navarrete, Isidro Borjas, Félix Rodríguez Mendigutía, Virgilio Paz, José Dionisio Suárez, Felipe Rivero, Gaspar Jiménez Escobedo, Nazario Sargent, Pedro Luis Díaz Lanz, Rafael Quintero, José Basulto y Paulino Sierra. Además, Porter Goss, quien después sería Director General de la CIA en el gobierno de George W. Bush.

Richard Nixon había reunido a un importante grupo de hombres de negocios, encabezados por George Bush y Jack Crichton, ambos petroleros de Texas, para la recaudación de los fondos necesarios para la Operación. Nixon era un protegido del padre de Bush, Preston, que en 1946 apoyó su promoción al Congreso.

La historia de agresiones contra la Revolución Cubana no ha cesado desde entonces. Sesenta años han pasado del Memorando de J.C. King y han sido miles los planes diversos ideados por los gobiernos de Estados Unidos para intentar derribar al gobierno de Cuba, entre ellos más de 600 intentos de atentados contra Fidel. Sesenta y un diciembres han transcurrido desde aquella determinación del Consejo de Seguridad Nacional estadounidense de hacer todo lo posible por impedir el triunfo del Ejército Rebelde. Doce gobiernos han pasado por la Casa Blanca, Fidel ya no está físicamente entre nosotros tras partir invicto de la vida, una nueva generación de cubanos dirige los destinos del Estado y el Gobierno de nuestra nación, un bloqueo brutal y reforzado sigue asfixiando la vida cotidiana de los cubanos. Pero a pesar del tiempo y sus desafíos, nada ha cambiado en esta historia: el perverso propósito del imperio de regir los destinos de nuestra nación, frente a la férrea voluntad de los cubanos de resistir y vencer.

Randy Alonso Falcón

Randy Alonso Falcón: Periodista cubano, Director del portal web Cubadebate y del programa de la Televisión Cubana “Mesa Redonda”. Cursa el Doctorado en Ciencias Políticas de la Universidad de La Habana. Correo: [email protected] En Twitter: @RandyAlonsoFalc.

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