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Francia: La amenaza terrorista cambia de rostro
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Global Research, febrero 14, 2017
Prensa Latina
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Tras dos años bajo el asedio de repetidos atentados, los más recientes acontecimientos en Francia demuestran la vigencia de la amenaza terrorista, pero ahora con nuevos rostros.

En los últimos días las fuerzas de seguridad y las autoridades se mantuvieron movilizadas a causa de un ataque en pleno museo del Louvre, uno de los más visitados del mundo, y un proyecto de atentado en un sitio turístico de París frustrado gracias a la intervención oportuna de la policía.

Tal como señalaron altas figuras del gobierno, incluido el presidente François Hollande, ambos hechos muestran que el riesgo terrorista sigue presente con fuerza en esta nación europea, donde más de 230 personas murieron en los últimos tiempos por agresiones del extremismo islamista.

El primer suceso de este 2017 tuvo lugar en el Louvre: un egipcio de 29 años arremetió con dos machetes militares contra uniformados que custodiaban la entrada de la galería comercial del museo.

La rápida reacción de los agentes permitió neutralizar al atacante, quien resultó herido en la acción con serias lesiones de bala en el abdomen.

El hecho se diferencia notablemente de los grandes y mortíferos ataques registrados en 2015 en la sede del semanario satírico Charlie Hebdo y luego el 13 de noviembre en varios lugares de París, en los cuales actuaron comandos organizados con explosivos y fusiles kalashnikov.

A raíz del refuerzo de la vigilancia por parte de las fuerzas de seguridad, lo cual incluye un amplio despliegue de militares y policías, y el monitoreo de posibles amenazas a través de Internet y las redes sociales, los atacantes cambiaron en los últimos tiempos los modos de operar.

Antes se trataba de redes extensas y organizadas que lograban conseguir explosivos y armas de fuego, mientras en los últimos meses actúan personas solas o a dúos, que emplean armas blancas fáciles de encontrar e incluso cosas tan comunes como un vehículo.

Ese fue el caso del ataque de la sureña ciudad de Niza, en el verano del 2016, en el cual un hombre solo a bordo de un camión irrumpió contra una multitud reunida en el Paseo de los Ingleses y provocó la muerte de 86 personas.

Esta agresión, muy similar a la realizada en diciembre en otro ataque en Berlín, se corresponde con un procedimiento mucho más difícil de identificar con antelación, y lógicamente casi imposible de evitar.

No sucedió así con el atentado recientemente frustrado gracias a la detención de tres personas que planeaban realizar un ataque suicida en un lugar turístico de París, posiblemente la torre Eiffel, según los resultados de las investigaciones llevadas a cabo por la sección antiterrorista de la policía.

Los implicados son una adolescente de 16 años y su novio de 20, así como un hombre de 33 años considerado ‘el mentor’ y responsable de la radicalización de los jóvenes.

Durante los registros, los agentes hallaron 70 gramos de peróxido de acetona, una sustancia muy explosiva de fabricación artesanal, así como los componentes para producirla: acetona, agua oxigenada y ácido sulfúrico.

Este caso, más tradicional por tratarse de un posible acto kamikaze, pone de relieve otros dos rasgos novedosos: la implicación de personas cada vez más jóvenes en los hechos violentos y el papel desempeñado por las mujeres, que de la pasividad pasan ahora a tener un rol activo.

Una reciente investigación periodística recogida en el documental ‘Las hermanas de la yihad’ evidenció cómo los reclutadores del Estado Islámico (EI) que actúan desde Siria e Iraq se interesan cada vez más en las féminas.

Los periodistas y testigos explicaron en el material audiovisual que anteriormente el papel de las mujeres era ‘meramente reproductivo’ para asegurar ‘la nueva generación del EI’, mientras en la actualidad estas comienzan a tener roles más importantes en los ataques.

Así quedó evidenciado, por ejemplo, en el caso del automóvil cargado de bombonas de gas encontrado a un costado de la catedral de Notre Dame en septiembre último, un hecho protagonizado por un comando de mujeres.

En resumen, los hechos muestran que mientras las autoridades refuerzan la vigilancia, en paralelo el fenómeno de la radicalización se sigue extendiendo con nuevos actores que buscan otras formas de actuar, y dejan claro que la sombra del terrorismo está lejos de desaparecer en Francia.

Luisa María González

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