François Fillon, el candidato de las sorpresas en Francia
François Fillon encabezó titulares en Francia en los últimos meses, primero por el milagro de ganar las primarias para convertirse en candidato presidencial de la derecha, y luego por caer hundido en un escándalo de dimensiones inéditas.
En cuestión de semanas el panorama cambió por completo para el representante oficial del partido Los Republicanos (LR), quien llega ahora a las elecciones como el primer aspirante presidencial de la historia que carga en sus espaldas una imputación judicial.
A finales de 2016 el panorama lucía muy prometedor: contra todo pronóstico Fillon ganó las primarias de la derecha al imponerse con amplia ventaja frente a los dos supuestos favoritos, el expresidente Nicolás Sarkozy y el ex primer ministro Alain Juppé.
El vencedor, que fue primer ministro durante el mandato Sarkozy, logró una movilización de simpatizantes inesperada y de inmediato le llovieron los buenos augurios hacia las presidenciales, sobre todo ante la debilidad Partido Socialista -rival histórico de LR-, muy desgastado al finalizar el quinquenio de gobierno de François Hollande.
En ese contexto, Fillon recibió el 2017 considerado el favorito para convertirse en el próximo jefe de Estado, pero a finales de enero estalló el escándalo con las revelaciones sobre los empleos de asistentes parlamentarios ofrecidos durante años a su esposa y dos hijos mayores.
Gracias a esos contratos, las cuentas familiares se beneficiaron en total con casi un millón de euros provenientes del dinero público.
Las sospechas de fraude no se hicieron esperar y la justicia abrió una investigación que terminó con la imputación del candidato por delitos como desvío de fondos públicos y abuso de bienes sociales, así como de su cónyuge.
Para defenderse, Fillon se presenta como víctima de un complot dirigido a sacarlo de la carrera electoral, y acusa al mismo presidente Hollande de haber orquestado el plan.
‘Llegado el momento, perseguiré a todos los que están detrás de este caso’, amenazó hace pocos días, y agregó que en los últimos meses ‘ha habido momentos difíciles, no siempre he podido dormir bien, pero pienso que los que están detrás de todo no dormirán bien en el futuro’.
A raíz del escándalo, el conservador retrocedió varios puntos en el apoyo ciudadano y perdió su condición de favorito, mientras ahora oscila entre el tercer y cuarto puesto en la intención de voto.
Al mismo tiempo, su programa ha sido blanco de numerosas críticas a causa de su radicalidad, con medidas como disminuir el gasto público en 100 mil millones de euros, suprimir 500 mil puestos de funcionarios públicos, aumentar la edad de jubilación, incrementar las horas de trabajo semanales y liberalizar el mercado del empleo.
Frente a tales propuestas, sus detractores lo acusan de planear un verdadero golpe de Estado contra el modelo social francés, así como de tener un programa de gobierno que solo beneficiaría a las grandes empresas y el capital.
De confirmarse los vaticinios de las encuestas, el postulante estaría eliminado automáticamente y sería la primera vez en las últimas décadas que el partido LR queda fuera del balotaje final.
No obstante, a contrapelo de los augurios sombríos Fillon confía en que podrá repetir nuevamente el milagro de las primarias y llevarse la victoria.
Ante esa posibilidad, muchos se preguntan con qué legitimidad podría gobernar un presidente que tiene cuentas pendientes con la justicia.
Luisa María González
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