Responsables políticos y empresas norteamericanas se muestran muy cautos sobre el proceso en Argelia. ¿Ha tenido algo que ver la mano extranjera, como lo ha venido denunciando repetidamente el propio general Gaid Salah, en la “revolución de la sonrisa” en Argelia? Si así fuese, vista la evolución positiva, aunque inacabada, hacia el Estado de Derecho, se podría pensar en que el proceso se les ha ido de las manos. Quizás los manipuladores en la sombra no han tenido en cuenta la particularidad del Ejército argelino, cuya tradición y mito se confunde con la aspiración profunda de un pueblo que no cejará hasta alcanzar la plena libertad.

Pedro Canales