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“La oligarquía puede tener billones de dólares de riqueza, pero nunca va a ser inmortal”
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Global Research, abril 01, 2017

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IMAGEN: Daniel Estulin, periodista, investigador y escritor. Ha sido galardonado dos años consecutivos por el Club de Periodistas de México A.C.

Decía Jane Wilde Hawkins, “cuando se lucha contra el destino, solo las grandes cuestiones – la vida, la supervivencia y la muerte – tienen verdadera importancia.”

La pregunta que debemos responder urgentemente es si la especie humana, al enfrentarse a su propia autodestrucción, es lo suficientemente inteligente como para cambiar de rumbo en el tiempo, desde el paradigma actualmente ruinoso de intentar la consolidación de un imperio mundial y la legitimación fingida para la resolución de los conflictos geopolíticos por medio de la guerra, o bien sustituir ese paradigma por otro, que sea viable para la Humanidad.

Si queremos encontrar una solución a la doble amenaza existencial de la Humanidad – el peligro de la guerra termonuclear mundial y de la crisis económica sistémica, entonces el nuevo paradigma debe poner sus medidas en la cohesión con el orden de la creación. Necesitamos un plan de paz para el siglo XXI, una visión que inspire la imaginación y la esperanza del hombre a la vez.

Me siento honrado de estar en México, una nación que debe recuperar el protagonismo con el que se distinguió en muchos capítulos de la historia humana.

México se encuentra en una posición privilegiada. El país tiene todo lo necesario para crear la gran unidad de su destino: creencias comunes, culturas milenarias, idioma y lenguas antiguas, tradiciones exquisitas, una gran población de jóvenes cuya imaginación y exuberancia pueden cambiar el destino del mundo.

El ejemplo moral de liderazgo de los grandes visionarios como lo fue Cuauhtémoc, joven abuelo quien en sus luchas estuvo a la altura del arte, como el presidente Benito Juárez García o el General Lázaro Cárdenas del Río, quienes inspiran a la población a través de su legado y ejemplo; y si el liderazgo es moral, entonces la población desarrollará de forma inmediata el tipo de conciencia suficiente para rechazar el mal y buscar la perfección y la auto-perfección.

Hoy por hoy, nuestra sociedad y los jóvenes viven en una tendencia nihilisita y hedonista no filosóficas, pues los han sometido a un sistema de consumidores irracionales, con subculturas como la del narco y subfilosofías, características de esta sociedad edulcorada, alucinada, violenta y desvergonzada, signos de una cultura moribunda.

La enfermedad espiritual que se extiende entre los gobernantes se ve de forma palpable cuando el patriotismo real es denigrado; cuando aquellos que se atreven a defender los ideales universales son objeto de burla; cuando las víctimas son ante el manejo político y mediático los calumniadores de sus verdugos, cuando los narcos, hampones y terroristas aliados de gobernantes corruptos son envidiados y puestos como ejemplos de éxito, y cuando un amor platónico a las futuras generaciones se convierte en un frío desdén.

No va a ser fácil conseguir el cambio. No es fácil, si así fuera todo el mundo lo haría. ¡Pero, es vuestro país! No vais a dejar que la situación actual os deprima. No vais a dejar que esto os destruya. Hagamos una solemne promesa: Seamos más fuertes y estemos mejor preparados para confrontar con dignidad, civismo y conocimientos a los hampones y traficantes de drogas, luchemos como Humanidad para evitar que al poder arriben los corruptos, impidamos que los congresos se conviertan en recintos de la siniestralidad por la destreza de los que saben violar la ley y por la incapacidad, oportunismo y ocurrencias tontas de muchos que ocupan esos espacios de representación, curules y escaños que son productos de históricas luchas, anhelos nacionalistas y muerte de patriotas.

¡Tenemos que hacer una declaración de principios! ¡Somos esto! Esto es lo que representamos. Defendamos nuestro presente y futuro, nuestra Gran Patria, el futuro de nuestros hijos y de nuestros nietos. Defendamos el derecho de vivir en paz. De poder sentirnos protegidos en nuestros hogares, en nuestras calles. De poder educar a la juventud y basar la educación en ejemplos de héroes y no de pedófilos, secuestradores o degenerados y sádicos. Necesitamos creer en algo. Anhelar algo mejor. Trabajar con libertad e inspiración para mejorar la vida de todos por kilómetro cuadrado de espacio de la Naturaleza. Si no actuamos con filosofía, si no tenemos ideología, si carecemos de conocimiento científico y técnico socializado, no podremos construir un proyecto de futuro. ¡Somos seres humanos, la conciencia nos quema!

Tenemos que restaurar el sentido de pertenecer como Humanidad al vasto Universo, restaurar la misión humana hacia una existencia mejor y más fraterna, que asuma su responsabilidad sobre el resto de las especies. Tenemos que trabajar indefectiblemente en el futuro de la Humanidad, incluso, si morimos mucho antes de poder cumplir nuestra misión.

Hagamos la promesa solemne que vamos a llevar a México a donde queremos que esté en un futuro próximo. Podemos decidir que vamos a vivir cada día como si fuera el último. Vivamos nuestra vida con pasión, con impulso y determinación. Comprometamos nuestra existencia por nuestra Patria. Divididos y temerosos somos nada. Unidos, podemos cambiar el destino del mundo. El último capítulo de nuestras vidas no se ha escrito todavía y no importa lo que pasó ayer. No importa lo que nos suceda a nosotros. Lo que importa es, ¿Qué vamos a hacer a partir de ahora?

Para terminar, me gustaría decir que somos el futuro, en esa tarea he empeñado mi vida. Saber que somos únicos a través de nuestra chispa divina que es la razón.

La oligarquía puede tener billones de dólares de riqueza, pero nunca va a ser inmortal, ellos actúan en contra de la Humanidad y he dado testimonio al respecto con mis investigaciones y mi más reciente película que ustedes han valorado. La élite tiene asegurado un futuro individual. Nosotros, por el contrario, podemos alcanzar la inmortalidad simplemente haciendo una gran cosa: pensando y actuando por el bien común.

Dicen que ningún hombre es mejor que su conversación, que ningún político puede superar su discurso, pero llegamos a un tiempo en el que la incongruencia pone en peligro el destino de la Humanidad. La idea, la palabra y la acción son la unidad indispensable de las sociedades que avanzan y que no debemos destruir si queremos superar la efímera existencia individual y pensarnos en “la tierra colectiva de la palabra: nuestro”, como escribió Enrique Gonzáles Rojo. Muchas gracias.

Daniel Estulin

Nota del editor: Discurso pronunciado por Daniel Estulin durante la entrega de premios nacionales e internacionales del Club de Periodistas de México, celebrada el jueves 30 de marzo de 2017 en la Ciudad de México.

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