Luego de cinco años de una brutal guerra impuesta a Siria, diversos dirigentes oposicionistas retornan a la sensatez y se deslindan de la actuación extremista de los grupos terroristas con declaraciones y actitudes públicamente conocidas.

Tal es el caso de Nawaf al Bashir, jefe de la tribu Baqqara, la mayor del país y que comprende a más de un millón de integrantes, sobre todo en las regiones de la norteña provincia de Deir Ezzor.

En sus más recientes declaraciones públicas, afirmó ‘haber dado la espalda a Assad (presidente Bashar al Assad) sobre la base de falsas acusaciones y añadió que ‘los opositores sirios no son más que instrumentos en manos de algunos países extranjeros y el hecho de tomar las armas constituyó un error muy grave por el cual todo el pueblo sirio ha pagado las consecuencias’.

Para analistas y observadores de la situación siria, la verdad se abre paso basada, sobre todo, en una inteligente, pausada y firme posición del Gobierno y las Fuerzas Armadas, respaldadas por aliados tradicionales como Rusia e Irán, naciones respetuosas y defensoras de la soberanía de esta nación del Levante.

A esto se une una activa labor diplomática internacional y la continuación de un programa de reconciliación que abarca hasta la fecha a más de mil 90 localidades en todo el territorio nacional, incluidas las de las complejas regiones de Duma, Gutta y Jobar, en las cercanías de Damasco, aún en negociaciones.

Otro dirigente oposicionista, Michel Kilo, originario de la provincia de Latakia y del ejecutivo del Partido Demócrata Sirio, coincidió en promover un diálogo político y acusó a Arabia Saudí de ‘haber sembrado el caos en Siria.’

En ese sentido, añadió que los gobernantes saudíes ‘carecen de un patriotismo árabe y del sentimiento de pertenecer a una historia o una religión, deslindándose públicamente de las posiciones extremistas’.

La también dirigente oposicionista y periodista Samira al Masalmeh envió un reciente mensaje al comité jurídico de una coalición antigobierno sirio, en el que criticó la ausencia de libertad de expresión en las filas opositoras y afirmó que ésta ‘ha perdido su fe y su camino.’

De igual forma, el ex presidente de esa Coalición Nacional Siria, Ahmed Yarba, durante un encuentro con la prensa en Egipto, dijo que la Hermandad Musulmana provocó, entre otros, la crisis en Siria, sobre todo cuando esa agrupación rechazó las negociaciones de Ginebra y acusó a los que participaron en ella de ‘vender a Siria’.

Tales criterios forman parte ahora de un panorama político esperanzador en Siria y que se enmarca en las próximas negociaciones que en ese sentido deben sostenerse en Astaná, Kazajastán, en una fecha aún no definida.

Más de 600 mil muertos, heridos y discapacitados en Siria, y no menos de 11 millones de desplazados- de ellos algo más de seis millones, internamente- conforman una realidad que obliga a un mínimo de sensatez.

De otro lado, pone en definitivo entredicho y evidencia la perfidia de las potencias occidentales que, encabezadas por Estados Unidos, propician una aniquiladora guerra terrorista contra Siria.

Pedro García Hernández