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La triple alianza: USA, Turquía, Israel y la Guerra contra Líbano
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Global Research, agosto 06, 2006
Global Research, Tlaxcala.es 31 May, 2007
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Aunque el primer ministro turco Recep Tayyip Erdogan ha condenado a Israel por las atrocidades cometidas en Líbano, su gobierno sigue siendo un fiel aliado de Israel y un protagonista militar importante en Oriente Próximo y Asia Central, con estrechos vínculos con Washington, Tel Aviv y el cuartel de la OTAN en Bruselas.

“Esta guerra es injusta… La guerra israelí… simplemente alimenta el odio … No es difícil ver que nos espera una terrible guerra global y un inmenso desastre,” dijo Erdogan en la reunión de la Organización de la Conferencia Islámica (OCI) en Kuala Lumpur a comienzos de agosto.

En una cruel ironía, Turquía, a través de su alianza militar con Israel y USA, es un socio de facto en la “terrible guerra global” a la que aludió el primer ministro Erdogan.

La aparente indignación del jefe de gobierno turco es una reacción ante el poderoso sentimiento anti-israelí dentro de Turquía y de Oriente Próximo. Su partido, Justicia y Desarrollo (AKP), que domina la coalición gobernante es considerado una “entidad política pro-islámica”. Sin embargo, bajo la superficie dorada de la política partidaria turca, el gobierno actual de coalición del AKP dirigido por el primer ministro Erdogan es cómplice de los crímenes de guerra israelíes.

La condena de Israel por Turquía está en contradicción flagrante con la sustancia de su acuerdo de cooperación militar con Israel, que viene de largo, que ha sido cumplido activamente por el actual gobierno del AKP. El primer ministro Recep Tayyip Erdogan no sólo ha apoyado los intereses israelíes, también había desarrollado una relación personal estrecha con el (ex) primer ministro Ariel Sharon.

Las contradicciones que subyacen en la política exterior de Turquía también tienen que ver con complejas divisiones dentro de la coalición gobernante así como entre el gobierno y la jerarquía militar, que históricamente ha mantenido una relación estrecha con el Pentágono y la OTAN. Aunque la alianza con Israel podrá constituir la fuente de enfrentamientos en el parlamento turco, ha sido, a pesar de ello, aceptada y apoyada desde mediados de los años noventa por sucesivas coaliciones gubernamentales.

La alianza militar israelí-turca

Un hito significativo en la política exterior turca ocurrió inmediatamente después de la Guerra Fría, que contribuyó a redefinir la relación Turquía-Israel. Forjado inicialmente bajo la dirección del primer ministro Tansu Çiller, el pacto militar se caracteriza por el importante Acuerdo de Seguridad y Secreto de 1994 (SSA, por sus siglas en inglés). Este realineamiento estratégico de Turquía con Israel formó parte del orden del día de Washington después de la Guerra Fría en Oriente Próximo, que también fue apoyada por operaciones clandestinas del espionaje de USA. En 1997, la señora Çiller fue acusada de haber sido reclutada por la CIA y de “aceptar dinero de gobiernos extranjeros (USA) para trabajar contra los intereses nacionales de Turquía” (Voice of America, 17 de julio de 1997)

El Acuerdo de Seguridad y Secreto de 1994 emula un difunto acuerdo secreto entre Israel y Turquía formulado a fines de los años cincuenta durante el clímax de la Guerra Fría, intitulado “Pacto Periférico”.

“En 1958, sin embargo, un fascinante acuerdo secreto, al que se refería a veces como “pacto periférico”, había emergido entre las dos naciones. Su marco conceptual puede ser encontrado incluso antes de la fundación del Estado [de Israel] en la ideología de Baruch ‘Uzel [Uziel], un dirigente israelí que posteriormente fue miembro del Partido Liberal.

Hay que señalar que los detalles exactos de la alianza aún están ocultos en numerosos documentos confidenciales israelíes, y cubiertos por el secreto turco, por documentos confidenciales, y por la insistencia de que no hubo en realidad un pacto documentado entre los países. A pesar de todo, parece que la alianza contenía tres puntos fundamentales. El aspecto diplomático involucraba campañas públicas conjuntas de relaciones públicas para influenciar al público en general. En lo militar incluía supuestamente el intercambio de información de inteligencia, la planificación de la ayuda mutua en emergencias, y el apoyo turco en el Pentágono y en la OTAN para la mejora de las fuerzas armadas israelíes. Además se dice que también hubo una cooperación científica “altamente confidencial” así como la exportación de equipamiento militar israelí a la República. (Ver Washington Institute)

Este acuerdo de cooperación militar bilateral de 1958, sin embargo, fue de corta duración. Durante los años sesenta, Turquía emprendió un acercamiento a la Unión Soviética y a los países árabes. (Ibíd.).

Un protocolo sobre Cooperación en la Defensa fue establecido en 1992, bajo el gobierno de Süleyman Demirel, seguido dos años más tarde por la firma del Acuerdo de Seguridad y Secreto de 1994 (SSA). Necmettin Erbakan reemplazó a Tansu Çiller como primer ministro en 1997 en una “coalición islámica de centro-derecha” con el Partido de La Verdad de Çiller.

En 1997, el gobierno de Erbakan fue obligado a renunciar por presiones ejercidas por los militares en lo que fue descrito como un “golpe de estado posmoderno.”

El Acuerdo de Seguridad y Secreto de 1994 (SSA), patrocinado por USA e implementado por el gobierno Çiller, creó esencialmente el marco para una relación firme y estrecha entre Israel y Turquía en la cooperación militar y de inteligencia, ejercicios militares conjuntos, producción de armas y capacitación. El SSA es de gran alcance es sus implicaciones. También requiere el intercambio de inteligencia militar en lo que se describe como “el secreto garantizado en el intercambio y la participación en la información”.

Desde los inicios en 1992, la alianza militar israelí-turca se ha dirigido sistemáticamente contra Siria. Un Memorando de Acuerdo condujo a la creación de “comités conjuntos” (israelíes-turcos) para encarar las así llamadas amenazas regionales. Bajo los términos del Memorando, Turquía e Israel acordaron “cooperar en la recolección de inteligencia sobre Siria, Irán, e Iraq y reunirse regularmente para compartir evaluaciones sobre el terrorismo y las capacidades militares de esos países.”

Turquía aceptó permitir que las IDF [ejército israelí] y las fuerzas de seguridad israelíes obtuvieran de Turquía inteligencia electrónica sobre Iraq e Irán. Por su parte, Israel ayudó a equipar y capacitar las fuerzas turcas en la guerra antiterrorista a lo largo de las fronteras siria, iraquí e iraní. (Ibíd.)

En 1997, Israel y Turquía lanzaron”Un diálogo estratégico” involucrando un proceso semestral de consultas militares a alto nivel por los respectivos jefes de estado mayor conjunto. (Milliyet, Estambul, en turco, 14 de julio de 2006).

El SSA de 1994 fue seguido en 1996 por un Acuerdo de Capacitación y Cooperación Militares (MTCA). También en 1996, Turquía se sumó a un Acuerdo de Cooperación de la Industria Militar con Israel, que por su parte fue decisivo para la firma de “un acuerdo secreto” con Industrias Militares de Israel para actualizar su división de tanques, modernizar su flota de helicópteros y sus aviones de combate F-4 y F-5 (Ibíd.). Por su parte, los dos países iniciaron negociaciones para establecer un Acuerdo de Libre Comercio, que entró en operación en 2000.

En el orden del día oficial de las recientes conversaciones entre Israel y Turquía hay proyectos de defensa conjunta, incluyendo la producción conjunta del sistema Arrow II de defensa contra misiles balísticos de corto y mediano alcance y de misiles Popeye II. Estos últimos, también conocidos como Have Lite, son pequeños misiles avanzados, diseñados para ser utilizados en aviones caza.

Más recientemente, el corredor del Este Mediterráneo, del Mar Rojo, pasando por Líbano y Siria, a la frontera sirio-turca se ha convertido, desde un punto de vista estratégico y económico, en un factor importante en la alianza militar Israel-Turquía en desarrollo. Está íntimamente relacionado con el propuesto proyecto de oleoducto Ceyhan-Ashkelon (a ser realizado por Turquía e Israel), que uniría el oleoducto Baku-Tblisi-Ceyhan al oleoducto israelí Ashkelon-Eilat. (Michel Chossudovsky, The War on Lebanon and the Battle for Oil, julio 2006)

La guerra contra Líbano se propone establecer un control militar conjunto israelí-turco sobre un corredor costero que va desde la frontera israelí-libanesa a la frontera mediterránea oriental entre Siria y Turquía. Esta militarización del corredor costero libanés-sirio significaría el control de casi toda la costa mediterránea oriental por Turquía e Israel bajo los términos de la alianza militar israelí-turca. (Ibíd.).

El agua también tiene que ver con esta relación estratégica. Bajo un acuerdo de 2004, Turquía iba a vender 50 millones de metros cúbicos de agua por año a Israel durante un período de 20 años. Este acuerdo ha sido revisado recientemente. El agua sería canalizada a Israel mediante un acueducto israelí-turco. (Ibíd.).

El acuerdo de Seguridad OTAN-Israel

En abril de 2001, Israel se sumó a un “acuerdo de seguridad” con la OTAN como parte del Diálogo Mediterráneo de la OTAN.

“Este acuerdo de seguridad provee el marco para la protección de información confidencial, tal como es definida por todos los 19 países miembro, y será firmado por países que deseen participar en la cooperación con la OTAN.”

En 2004, se adoptó la decisión de “elevar” el Diálogo Mediterráneo de 2001 “a una genuina sociedad [militar] y de lanzar la Iniciativa de Cooperación de Estambul (ICI, por sus siglas en inglés) con países seleccionados (incluyendo a Argelia, Egipto, Israel, Jordania, Mauritania, Marruecos y Túnez) en la región ampliada de Oriente Próximo.” El mandato de la Iniciativa de Cooperación de Estambul es:

“contribuir a la seguridad y la estabilidad regionales, impulsando una mayor cooperación práctica, reforzando la dimensión política del Diálogo, ayudando a la reforma de la defensa, la cooperación en el campo de la seguridad de las fronteras, logrando la operabilidad mutua y contribuyendo a la lucha contra el terrorismo, mientras se complementan otros esfuerzos internacionales.” (OTAN, énfasis agregado).

La Iniciativa “ofrece un ‘menu’ de actividades bilaterales” consistentes de “la reforma de la defensa, la preparación de presupuestos para la defensa, planificación de la defensa y relaciones civiles-militares; cooperación entre militares para contribuir a la inter-operabilidad mediante la participación en ejercicios militares seleccionados y actividades de educación y capacitación relacionadas…”; la cooperación en la lucha contra el terrorismo, incluyendo la participación en la inteligencia; la cooperación en el trabajo de la Alianza respecto a la proliferación de armas de destrucción masiva … (OTAN, La Iniciativa de Cooperación de Estambul).

En términos prácticos, la Iniciativa de Cooperación de Estambul (ICE) neutraliza a los potenciales adversarios de Israel en el Mundo Árabe. Esencialmente da luz verde a Israel y a su indefectible aliado turco. Asegura que otros Estados miembro (Estados árabes de primera línea) de la ICE auspiciada por la OTAN, no intervendrán en un conflicto de Oriente Próximo instigado por Israel. Es el propósito principal de la Iniciativa de Cooperación de Estambul (ICE): paralizar a los Estados árabes en los ámbitos diplomático y militar, asegurar que no actúen de ningún modo significativo contra los intereses de USA e Israel en Oriente Próximo.

A fines de 2004, el “realzado” Diálogo Mediterráneo (Iniciativa de Cooperación de Estambul), se había convertido en un acuerdo de cooperación militar más coherente. Los países miembro se reunieron en Bruselas en noviembre de 2004. Altos oficiales israelíes sostuvieron discusiones, bajo auspicios de la OTAN, con los máximos oficiales militares de seis miembros de las naciones de la cuenta mediterránea, incluyendo a Egipto, Jordania, Argelia, Túnez, Marruecos y Mauritania. El orden del día oculto de esta reunión fue esencialmente fijar el marco para una coalición hecha y derecha entre la OTAN e Israel, con el consenso tácito de los Estados árabes de primera línea.

Esta relación fue reforzada en conversaciones bilaterales entre la OTAN e Israel realizadas en Tel Aviv en febrero de 2005.

Maniobras militares conjuntas de la OTAN e Israel

A principios de 2005, EE.UU., Israel y Turquía realizaron maniobras militares en el Mediterráneo oriental, frente a la costa de Siria, que fueron seguidas por maniobras militares de la OTAN con Israel, que incluyeron a varios países árabes.

Estos simulacros de combates conjuntos fueron seguidos en febrero de 2005, por la visita a Israel del Secretario General de la OTAN, Jaap de Hoop Scheffer y del Jefe de Estado Mayor del ejército israelí, teniente general Moshe Ya’alon. (Comunicado de Prensa de la OTAN, 24 de febrero de 2005).

El propósito de estas reuniones era: “posibles maneras de expandir la actual cooperación, particularmente en las áreas de la cooperación militar, la lucha contra el terrorismo y la proliferación de armas de destrucción masiva.”

La actual relación entre la OTAN e Israel fue confirmada por el Secretario General de la OTAN de Hoop Scheffer en su discurso de febrero de 2005 en Tel Aviv:

“… en la Cumbre de Estambul de la OTAN (junio de 2004), decidimos, en estrecha consulta con Israel y otros socios en este proceso, tratar de llevar nuestra relación a otro nivel – en breve, pasar del diálogo a la coalición. Queremos intensificar aún más nuestro diálogo político, impulsar una mayor interoperabilidad entre nuestras fuerzas militares; y alentar una mayor cooperación en la reforma de la defensa, así como en la crítica lucha contra el terrorismo…

… Israel ha… dado un paso adelante con una lista de proposiciones concretas para realzar nuestra cooperación. Estas proposiciones cubren numerosas áreas de interés común, como la lucha contra el terrorismo o maniobras militares conjuntas, en las que la pericia de Israel es muy apreciada. Subrayan el deseo de su país de una relación fortalecida, y esperamos trabajar con Israel en el marco de un programa de acción individual. (Sitio en la red de la OTAN, 24 de febrero de 2005. Énfasis agregado.)

Estos vínculos de cooperación militar fueron considerados por los militares israelíes como un medio para “realzar la capacidad de disuasión de Israel respecto a enemigos potenciales que lo amenazan, sobre todo Irán y Siria.”

Vale la pena señalar que en febrero de 2005, coincidiendo con la misión de la OTAN a Israel, el gobierno de Ariel Sharon dio de baja al general Moshe Ya’alon como Jefe de Estado Mayor y nombró al general de la Fuerza Aérea Dan Halutz. Por primera vez en la historia israelí un general de la Fuerza Aérea fue nombrado Jefe de Estado Mayor (Vea Uri Avnery, febrero de 2005).

El nombramiento del general de división como Jefe de Estado Mayor del ejército israelí fue considerado en los círculos políticos israelíes como “el nombramiento del hombre adecuado en el momento adecuado.” En retrospectiva, su nombramiento tuvo que ver directamente con la planificación de la campaña aérea dirigida contra Líbano, aunque en la época la tarea prevista para el general de división Halutz era que se hiciera cargo de la planificación de posibles bombardeos aéreos contra Irán, como parte de una operación planificada usamericana-israelí. Estos bombardeos planificados de Irán iban a ser coordinados por el Comando Estratégico de USA (USSTRATCOM) en coordinación con Israel, Turquía y la OTAN. (Vea Michel Chossudovsky, mayo de 2005, febrero de 2006, enero de 2006).

El papel de la OTAN en la guerra contra Líbano

La OTAN no puede, bajo ninguna circunstancia, jugar un papel “neutral estabilizador” en Líbano. La participación de la OTAN sería dictada por los términos precisos de la “coalición OTAN-Israel”. Una “fuerza de estabilización” de la OTAN, en conformidad con una Resolución del Consejo de Seguridad de la ONU se alinearía con Israel contra Líbano.

La coalición OTAN-Israel establece “responsabilidades” de la OTAN en relación con su aliado Israel: Israel está bajo ataque y tiene “el derecho legítimo de defenderse”. Los términos del acuerdo OTAN-Israel, tal como fueron definidos en las consultas de febrero de 2005 en Tel Aviv, apuntan específicamente a “la lucha contra el terrorismo”.

El acuerdo Israel-OTAN de 2005 es tanto más importante porque requiere que la OTAN, en el contexto de la guerra dirigida por Israel contra Líbano, apoye a Israel. También significa que la OTAN estaría involucrada en el proceso triangular de consultas militares y planificación, que asociaría Tel Aviv a Washington y Ankara.

Mientras tanto, la coalición OTAN-Israel acordada en 2005 también fue considerada por el gobierno israelí como una oportunidad para fortalecer su alianza militar con Turquía en relación con sus principales enemigos regionales (Siria e Irán) así como para mejorar la imagen arruinada de Israel:

Mientras más se refuerza la imagen de Israel como un país que enfrenta a enemigos que tratan de atacarlo sin razón justificada, mayor será la posibilidad de que la OTAN le extienda su ayuda. Además, Irán y Siria tendrán que considerar la posibilidad de que la creciente cooperación entre Israel y la OTAN fortalecerá los vínculos de Israel con Turquía, otro miembro de la OTAN. Considerando el impresionante potencial militar de Turquía y su proximidad geográfica tanto a Irán como a Siria, las opciones operacionales de Israel contra ambos, si y cuando ve la necesidad, podrían ganar considerable fuerza.”

(Jaffa Center for Strategic Studies, http://www.tau.ac.il/jcss/sa/v7n4p4Shalom.html)

Nuevo Jefe de Estado Mayor turco pro-israelí

Otro acontecimiento crucial y relacionado – que tiene que ver directamente con la actual situación en Líbano – es el oportuno nombramiento por el gobierno Erdogan de un nuevo Jefe de Estado Mayor, el Comandante de las Fuerzas de Tierra, general Yasar Buyukanit, que deberá reemplazar al general Hilmi Ozkok a fines de agosto.

El general Yasar Buyukanit

El general Buyukanit es pro-israelí, cuenta con la aprobación de USA, está firmemente comprometido con la “Guerra contra el Terror” de USA. Su oportuno nombramiento al comienzo de la campaña militar de Israel en Líbano está en relación directa con los eventos en el teatro de operaciones en Oriente Próximo.

El nombramiento del general Buyukanit como Jefe de Estado Mayor fue preparado desde diciembre de 2005, cuando visitó Washington para consultas con sus homólogos de USA. En el Pentágono, el general Buyukanit se reunió con el jefe del Estado Mayor Conjunto, general Peter Pace, el Comandante del Ejército general Francis Harvey, el Secretario Adjunto de Defensa para Política, Eric Edelman.

El general Yasar Buyukanit también tuvo discusiones en el Instituto de la Empresa de USA (AEI, por sus siglas en inglés), un gabinete estratégico neoconservador con estrechos vínculos con el Pentágono. El analista militar del AEI, Thomas Donnelly, fue responsable del delineamiento y la redacción del proyecto militar neoconservador de 2000 intitulado “Reconstruyendo las Defensas de USA” publicado por el Proyecto del Nuevo Siglo Usamericano (PNAC, por sus siglas en inglés).

La decisión del gabinete turco dirigido por el primer ministro Erdogan, de nombrar (con cierta renuencia) a Buyukanit como Jefe de Estado Mayor, fue ratificada por el presidente Ahmet Necdet Sezer a comienzos de agosto durante la culminación de un procedimiento judicial, que implicaba indirectamente al general Buyukanit en la presunta organización de escuadrones de la muerte patrocinados por el Estado para atacar a rebeldes kurdos en la región sudeste de Turquía (The Independent, 21 de abril de 2006).

Coincidiendo con el nombramiento del general Buyukanit como Jefe de Estado Mayor, el gobierno del primer ministro Erdogan ya había formulado los delineamientos de la participación turca en “una fuerza internacional para la estabilidad en Líbano” anticipando una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU, preparada por Francia y USA.

Bajo la dirección del general Buyukanit, los militares turcos podrían llegar a tener un rol más activo en el conflicto auspiciado por Israel. Ese papel podría basarse en los términos de la alianza militar entre Israel y Turquía así como en la coalición de Israel con la OTAN.

Mientras tanto, el nombramiento del general Buyukanit como jefe del Estado Mayor será probablemente seguido por purgas dentro de las fuerzas armadas, a fin de extirpar sentimientos anti-israelíes de los principales oficiales de Turquía. El primer objetivo de esta depuración sería el Jefe de Estado Mayor adjunto general Isik Kosaner, quien se negó a asistir al “Diálogo Estratégico” semestral con sus homólogos israelíes en Tel Aviv a mediados de julio.

Si la guerra en Líbano fuera a escalar a un conflicto más amplio que involucrara a Siria, las tropas de tierra turcas podrían ser desplegadas bajo los términos de la alianza militar israelí-turca. Vale la pena mencionar que los primer ministros Recep Erdogan y Ariel Sharon decidieron, en una reunión en 2005 en Tel Aviv, establecer un “teléfono rojo para intercambiar inteligencia” como parte del desarrollo de su alianza militar. Lo que esto sugiere es que Turquía es un participante potencial en la actual guerra contra Líbano.

“Triple Alianza”: USA, Israel, Turquía.

Durante el gobierno Clinton, ya se había desarrollado una alianza militar triangular entre USA, Israel y Turquía. Esta “triple alianza”, que es dominada por los Jefes de Estado Mayor Conjunto de USA, integra y coordina las decisiones del comando militar entre los tres países, relacionadas con el “Oriente Próximo ampliado”. Se basa en los estrechos vínculos militares, respectivamente de Israel y Turquía con USA, combinados con una fuerte relación militar bilateral entre Tel Aviv y Ankara. Ha sido ampliamente documentada la coalición entre Israel y Turquía en los ataques aéreos planificados por USA contra Irán, que han estado en un estado avanzado de preparación desde mediados de 2005. (Vea Michel Chossudovsky, mayo de 2005)

USA-Turquía: “Visión compartida”

En eventos recientes, el 6 de julio, apenas una semana antes del bombardeo de Líbano, USA y Turquía firmaron un así llamado documento de “Visión compartida”, que confirma esencialmente la “Triple alianza”. El ministro de exteriores turco Abdullah Gul estuvo en Washington con la Secretaria de Estado de USA, Condoleezza Rice, para la ceremonia de firma.

El acuerdo de “Visión compartida” describe la relación entre Turquía y USA como “caracterizada por fuertes lazos de amistad, alianza, confianza mutua y unidad de visión. Compartimos el mismo conjunto de valores e ideales en nuestros objetivos regionales y globales: la promoción de la paz, la democracia, la libertad y la prosperidad.” Más importante aún es que implica el inquebrantable apoyo de Turquía a la “guerra contra el terrorismo” de USA.

En la práctica, el documento requiere que el gobierno de Ankara apoye la posición en la política exterior en cuanto al derecho de Israel a la “autodefensa”. Este compromiso fue ratificado apenas una semana antes de la embestida de la guerra contra Líbano. Según Zaman (Estambul del 6 de julio de 2006), el documento de “Visión compartida” apunta a asegurar que:

“Turquía sigue alineada con USA y Occidente en términos estratégicos y tácticos, agregando que Ankara por su parte quiere formar parte de los procesos de planificación política en Oriente Próximo en lugar de una “implementación ciega” de políticas determinadas por las principales potencias del globo.”

El documento define el alineamiento estratégico y militar de Turquía en la región del Oriente Próximo ampliado y Asia Central tal como es definida en la “Iniciativa de Oriente Próximo ampliado” de Washington.

“[El acuerdo de Visión compartida] impulsará la democracia y la estabilidad en Iraq, el Mar Negro, el Cáucaso, Asia Central y Afganistán” [así como apoyará] “esfuerzos internacionales orientados a resolver el conflicto de Oriente Próximo; fomentando la paz y la estabilidad mediante la democracia en la Iniciativa del Oriente Próximo ampliado; asegurando la seguridad energética, fortaleciendo las relaciones transatlánticas y realzando el entendimiento entre las religiones y las culturas. (Turkish Daily, 6 de julio 2006)

Escalada y concentración militar

Israel está empeñado en una importante operación militar con pleno despliegue de su fuerza aérea y de sus fuerzas de tierra. El objetivo de la operación militar dirigida por Israel no es Hezbolá sino la destrucción de todo un país y el empobrecimiento de su población.

Israel enfrenta una feroz resistencia no sólo de Hezbolá sino de un movimiento civil armado. El gobierno israelí ha expedido una orden para movilizar hasta 40.000 soldados adicionales de la reserva. (Patrick Martin, julio de 2006)

En contraste con la guerra relámpago de “conmoción y pavor” de marzo de 2003 contra Iraq, los israelíes han apuntado sistemática y casi exclusivamente a objetivos civiles. Además, Líbano no posee defensas. No posee un sistema de defensa aérea y los israelíes lo saben. La cantidad de objetivos declarados es inaudita, incluso si se la compara, por ejemplo, con los 300 objetivos estratégicos identificados en la guerra del Golfo de 1991.

La infraestructura civil ha sido destruida: el suministro de agua, las telecomunicaciones, puentes, aeropuertos, gasolineras, centrales eléctricas, fábricas de productos lácteos, etc. La prensa británica confirma que han atacado con meticulosa exactitud escuelas y hospitales en ciudades y aldeas en todo Líbano. Con una lógica horriblemente retorcida, el gobierno israelí ha acusado a la ligera a Hezbolá de utilizar escuelas y hospitales como escondites o rampas de lanzamiento para realizar sus actividades terroristas. (ABCK, Australia, entrevista con el embajador israelí en Australia, Nati Tamir, 21 de julio de 2006).

Acumulación de armas de destrucción masiva por Israel

Los acontecimientos recientes en el teatro de operaciones de la guerra subrayan una escalada tanto dentro como fuera de las fronteras de Líbano. El gobierno israelí ha confirmado que se prepara para una “guerra prolongada”. El tipo de acumulación de armas por parte de Israel reafirma su agenda de guerra prolongada. Para enfrentar una posible escasez en el actual arsenal de armas de destrucción masiva, el ejército de Israel recibirá un embarque de emergencia de bombas teleguiadas de precisión, incluyendo bombas revienta-búnkeres GBU-28 hechas en USA por Raytheon.

El embarque propuesto es descrito por observadores militares como algo “poco usual”. Israel ya tiene un inmenso arsenal de armas teleguiadas de precisión. Además de su propio arsenal, el ejército israelí recibió en 2005 unas 5000 “armas inteligentes lanzadas desde el aire” hechas en USA, incluyendo unas 500 bombas “revienta búnkeres”.

Mientras el informe sugiere que “Israel todavía tiene una larga lista de objetivos que atacar en Líbano”, la historia de esas entregas de bombas revienta-búnkeres a Israel desde 2004, sugiere que pueden tener la intención de ser utilizadas en la región del “Oriente Próximo ampliado”, incluyendo a Siria e Irán.

La guerra del “Oriente Próximo ampliado”

La guerra en Líbano forma parte integral del orden del día bélico de USA para Oriente Próximo. Durante los últimos dos años, documentos militares y declaraciones de seguridad nacional de USA apuntan de modo bastante explícito a Siria e Irán como objetivos potenciales para una agresión militar de USA. La escalada en relación con Siria es una perspectiva estratégica, contemplada por los planificadores militares de USA, Israel y Turquía.

En su Conferencia Conjunta de Prensa de julio en la Casa Blanca, el presidente George W. Bush y el primer ministro Tony Blair renovaron, en términos inequívocos, sus amenazas contra Siria e Irán. Esas amenazas son respaldadas ahora por planes militares concretos:

“El mensaje para ellos es muy, muy simple. Es: tenéis una alternativa. Irán y Siria tienen una alternativa. Y ellos podrán pensar que pueden evitar esa alternativa; en realidad, no pueden. Y cuando las cosas van en marcha como ha ocurrido en Líbano durante las últimas semanas, sólo, desde mi punto de vista, subrayan el hecho de que tienen esta alternativa. O vienen y participan como miembros apropiados y responsables de la comunidad internacional, o enfrentarán el riesgo de un aumento del enfrentamiento.” (Casa Blanca, 28 de julio de 2006)

Ésta y otras declaraciones apuntan a la escalada, en la que Líbano está destinado a ser utilizado como un casus belli, una “causa justa” para la guerra contra Siria y posiblemente Irán, debido a su presunto apoyo a Hezbolá.

Por otra parte, el gobierno sirio ha insinuado que si Israel lanza una invasión generalizada de Líbano más allá de la región del sur, no le quedaría otra alternativa que intervenir en el conflicto:

“Siria emitió una severa advertencia de que una invasión israelí de Líbano la arrastraría a la espiral del conflicto de Oriente Próximo e instó a un cese al fuego inmediato.

‘Si Israel entra por tierra a Líbano, puede llegar a 20 kilómetros de Damasco,’ declaró el ministro de información Moshen Bilal al periódico español ABC.

‘¿Qué haremos? ¿Quedarnos con los brazos cruzados? En ningún caso. Sin duda alguna, Siria intervendrá en el conflicto.’” (AFX, 26 de julio de 2006)

Además, cualquier intrusión o movimiento de tropas israelíes dentro de territorio sirio podría provocar la entrada de Siria al conflicto. Las tropas y la fuerza aérea sirias están actualmente desplegadas y en “estado avanzado de preparación”.

Si Siria fuera llevada a entrar a la guerra, es muy probable que Turquía intervenga de acuerdo con los términos de la alianza militar Israel-Turquía. La OTAN enviaría tropas conforme a su acuerdo de coalición militar con Israel de 2005.

Mientras tanto, el gobierno Bush, en estrecha coordinación con Gran Bretaña, presiona por una Resolución del Consejo de Seguridad de la ONU sobre el programa nuclear de Irán, que podría llevar en los meses por venir a bombardeos punitivos dirigidos contra ese país.

En relación con Líbano, el presidente de Irán, Ahmadinejad, dio a entender al comenzar la campaña de bombardeo, que Irán intervendría si Siria es atacada:

El señor [Mahmud] Ahmadinezhad expresó su grave preocupación por los ataques militares sionistas contra civiles palestinos y libaneses. Describió las agresiones como un signo de debilidad por parte del régimen ilegítimo. Dijo que a pesar de lo que puedan pensar los funcionarios sionistas, semejantes acciones no pueden salvar al régimen.

Comentando las recientes amenazas israelíes contra Siria, el presidente dijo que las medidas agresivas del régimen en permanente aumento serán interpretadas como un ataque contra todo el mundo islámico, agregando que provocarían una enérgica reacción. (Voz de la República Islámica de Irán, Teherán, en persa, 14 de julio de 2006)

A medida que escala la guerra de Oriente Próximo, los movimientos de resistencia en los diversos países se aproximarán. Ya se ha desarrollado un movimiento de solidaridad a favor de Hezbolá en Iraq. En Líbano, se derrumban las barreras sectarias entre suníes y chiíes. Musulmanes y cristianos maronitas están uniendo sus fuerzas para defender a su patria.

EE.UU. e Israel no podrán enfrentar esta resistencia en el terreno sin destruir a todo el país con bombardeos aéreos. Si Siria es llevada a la guerra y Turquía interviene, se provocará el estallido de todo Oriente Próximo. Turquía tiene un arsenal militar formidable (con 393.000 soldados de tierra, 56.800 en la Fuerza Aérea y 54.000 en la Armada). Pero al mismo tiempo, existe un poderosísimo sentimiento anti-israelí en Turquía hasta el punto que el gobierno Erdogan podría tener que presentar al público el papel de Turquía como parte de un mandato limitado de “mantenimiento de la paz” o humanitario auspiciado por la ONU.

El movimiento contra la guerra

La geopolítica tras la guerra contra Líbano debe ser encarada por el movimiento contra la guerra. No estamos enfrentando un conflicto limitado entre el ejército israelí e Hezbolá como es presentado por los medios de información occidentales. El teatro bélico libanés forma parte de una agenda militar usamericana más amplia, que abarca una región que se extiende desde el Mediterráneo oriental al corazón de Asia Central. La guerra contra Líbano debe ser vista como “una etapa” en esta “hoja de ruta militar”.

La estructura de alianzas militares es crucial para comprender la evolución de la guerra de Oriente Próximo patrocinada por USA. La guerra contra Líbano no es estrictamente un proyecto militar israelí, forma parte de un esfuerzo militar coordinado de los principales asociados y aliados de Israel, incluyendo a USA, Gran Bretaña, Turquía, y los Estados miembro de la Alianza Atlántica.

Crímenes de guerra

En tato que Israel es indeleblemente responsable de “Crímenes contra la paz” tal como son definidos en el Artículo 6a de la Carta de Nuremberg: por “planificar, preparar, iniciar o librar una guerra de agresión, o una guerra en violación de tratados internacionales”, el mismo Artículo 6a también se extiende a los socios y aliados militares de Israel.

Israel es responsable de “Crímenes de guerra” bajo el Artículo 6b de la Carta de Nuremberg por el “saqueo de propiedad pública o privada, la destrucción injustificable de ciudades, pueblos o aldeas, o la devastación no justificada por necesidad militar;” (Art. 6b). Es responsable de “Crímenes contra la humanidad” por la perpetración de actos de: “asesinato, exterminación esclavización, deportación, y otros actos inhumanos cometidos contra cualquier población civil, antes o durante la guerra… “(Artículo 6c).

Aquellos jefes de Estado occidentales y jefes de gobierno que apoyan abiertamente los ataques aéreos de Israel y su ocupación ilegal de Líbano, son cómplices de “crímenes de guerra” y “crímenes contra la humanidad.” Esto recae específicamente sobre aquellos dirigentes políticos occidentales que, al comenzar la guerra, rechazaron la proposición de “cese al fuego”, que habría resultado en la detención de los bombardeos aéreos israelíes, dirigidos en su mayor parte contra la población civil.

La legitimidad de los principales actores políticos y militares y patrocinadores corporativos, deben ser objeto de un movimiento coherente contra la guerra que vaya más allá de la expresión del sentimiento contra la guerra y la realización de grandes manifestaciones públicas contra la guerra. Bajo la Carta de Nuremberg, Artículo 6, los dirigentes occidentales que apoyan y/o avalan de los dientes para afuera los crímenes de guerra de Israel son categorizados como cómplices:

“Dirigentes, organizadores, instigadores y cómplices que participan en la formulación o la ejecución de un plan común o conspiración para cometer alguno de los crímenes mencionados son responsables de todos los actos realizados por cualquier persona en la ejecución de dicho plan.”

Esta última cláusula se aplica también a los miembros permanentes del Consejo de Seguridad, que respaldan el derecho de Israel a la “autodefensa”. El Artículo 7 de la Carta de Nuremberg estipula que “la posición oficial de los acusados, sean Jefes de Estado o funcionarios responsables en Departamentos Gubernamentales, no será considerada como liberadora de su responsabilidad o como mitigación de su castigo.”

Existe un sentido de urgencia en invertir la marea de la guerra.

La inversión de la marea de la guerra no puede ser limitada a una crítica del orden del día de guerra de USA. Lo que está en juego es la legitimidad de los actores políticos y militares y las estructuras del poder económico, que desde entre bastidores controlan la formulación y la dirección de la política exterior de USA.

Un orden del día bélico no es desarticulado mediante el sentimiento contrario a la guerra. No se invierte la marea solicitando al presidente Bush o al primer ministro Olmert: “por favor cumpla con la Convención de Ginebra” y con la Carta de Nuremberg. En última instancia, un programa consecuente contra la guerra requiere que se desbanque a los criminales de guerra en elevadas funciones como un primer paso hacia el desarme de las instituciones y estructuras corporativas del Nuevo Orden Mundial.

Para romper el consenso de la “guerra contra el terrorismo”, debemos romper también su aparato de propaganda, las estructuras omnipresentes de la desinformación mediática, la campaña de temor e intimidación, que galvanizan a la opinión pública para que acepte la legitimidad del proyecto militar anglo-usamericano.

Esto puede ser realizado efectivamente sólo si se desbanca a los criminales de guerra de las posiciones de autoridad que ocupan con plena legitimidad. Es precisamente esta legitimidad de los “criminales de guerra” en altas posiciones en nuestros respectivos países, lo que hay que quebrar.

Sanciones contra Israel

Los países miembro de Naciones Unidas deben adoptar sanciones contra Israel. Y si no son adoptadas o ratificadas por las autoridades gubernamentales o intergubernamentales relevantes, los funcionarios que representan a esas autoridades deben ser responsabilizados de “crímenes de guerra” según la Carta de Nuremberg. Si las legislaturas nacionales de los países miembro de la ONU respaldan a gobiernos que condonan los crímenes de guerra israelíes, esos miembros de parlamento también deben perder sus escaños.

Una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU no puede pasar por encima de o borrar el hecho de que Israel ha violado el derecho internacional y ha cometido amplios crímenes. Además, el veto ejercido por un miembro permanente que puede respaldar temporalmente las acciones de Israel, incluyendo su ocupación ilegal de Líbano, no tiene legitimidad y no puede pasar por encima de la Carta de la ONU y los principios del derecho internacional (Carta de Nuremberg).

En otras palabras, si el Consejo de Seguridad de la ONU no adopta sanciones adecuadas contra Israel, debido al abuso de uno o más miembros permanentes del Consejo de Seguridad, los jefes de Estado y jefes de gobierno de esos miembros permanentes del Consejo de Seguridad (es decir USA, el Reino Unido, Francia) han de ser considerados, bajo la Carta de Nuremberg, cómplices de los “crímenes contra la paz”, “crímenes de guerra” y “crímenes contra la humanidad” israelíes. (Artículo 6)

Del mismo modo, la adopción de una espuria resolución de “consenso” del Consejo de Seguridad de la ONU, negociada por USA, Francia y Gran Bretaña, que protege los intereses de Israel y/o respalda la ocupación ilegal, mientras llama al desarme de Hezbolá, no altera el hecho de que Israel ha cometido esos crímenes. Además, debería ser obvio que si se adoptara una tal resolución, los miembros que votaran a favor de la resolución serían considerados, bajo el Artículo 6 de la Carta de Nuremberg, cómplices de crímenes israelíes. Una resolución espuria semejante es un síntoma de la “criminalización” del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.

Pero la relación más crucial y compleja que debe ser encarada por el movimiento contra la guerra tiene que ver con los poderes que operan entre bastidores: los gigantes anglo-usamericanos del petróleo, los así llamados “contratistas de la defensa” que producen armas de destrucción masiva en el sentido real de la palabra, los conglomerados mediáticos que fabrican las noticias y constituyen un instrumento de la propaganda de guerra, y las poderosas instituciones financieras, cuyos intereses son servidos por una guerra impulsada por los beneficios.

Michel Chossudovsky es autor del bestseller internacional The Globalization of Poverty, publicado en once idiomas. Es Profesor de Economía en la Universidad de Ottawa y director del Centro de Investigación de la Globalización, en www.globalresearch.ca. También es colaborador de la Enciclopedia Británica. Su libro más reciente es: America’s ‘War on Terrorism, Global Research, 2005.

Traducido por Germàn Leyens.

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