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López Obrador, un falso líder
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Global Research, septiembre 01, 2020

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Un verdadero líder asume la responsabilidad de sus actos. Toma decisiones y da la cara por ellas. No es el caso del Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, quien transfiere la responsabilidad de sus decisiones a las personas que participan en sus consultas, sean éstas confiables o no. Eso es lo de menos.

Si el proyecto del Tren Maya termina en fracaso, el Ejecutivo dirá que la responsabilidad final será de quienes votaron a favor de su realización.

Lo mismo ocurrirá con el Tren Interocéanico. Dirá que no impuso nada. Que tomó el parecer del pueblo.

Cuando le conviene, escucha las voces de quienes piensan como él y se apoya en ellas para tomar decisiones. La cancelación del Nuevo Aeropuerto Internacional de México —necesaria, por lo demás— así lo demuestra.

Sin embargo, cuando las manifestaciones contravienen sus designios, simplemente las ignora. El Ejecutivo federal ni ve ni oye a las comunidades afectadas por la construcción del Aeropuerto Internacional General Felipe Ángeles.

Avezado manipulador, propone una consulta con el propósito manifiesto de saber si el pueblo está de acuerdo en que sean juzgados tres expresidentes de la República

El propósito no manifiesto, oculto, es digno de ser comentado: sea cual sea el resultado de la consulta, el Presidente se lavará las manos. Ante el pueblo, dirá que obedeció; a las fuerzas políticas vinculadas a sus antecesores, expresará lo mismo.

López Obrador asegura que trabaja para servir a los más necesitados. Miente. A los niños con cáncer los hizo a un lado; por esto, lleva ya varias muertes en su conciencia.

A los inconformes por la lentitud con que avanzan las investigaciones relacionadas con las más de 73 mil personas desaparecidas las dejó con un palmo de narices, tomando como pretexto aquello de la «sana distancia»; en cambio, se presenta a sus conferencias y eventos oficiales sin cubrebocas.

Exigió la máxima difusión del video de Lozoya, pero cuando se filtró uno que exhibe a su hermano Pío recibiendo dinero, simplemente dijo que eran aportaciones del pueblo «a la causa». ¿De dónde salieron esos recursos?, ¿del gobierno de Chiapas, a cargo entonces de Manuel Velasco Coello?, ¿de la delincuencia organizada?, ¿de los chiapanecos más pobres? El Presidente guardó silencio. Ni pío dijo. Con una generalización —como es su costumbre— lo arregló todo.

Maestro en el uso de pretextos —como lo fueron sus antecesores— López Obrador tiene al pueblo como fin y no como medio. O para decirlo de otra manera: para él (como se enseña en las logias) el fin justifica los medios. Y su fin es el poder por el poder mismo. Es la antítesis de los verdaderos líderes que asumen los costos de sus acciones aunque les vaya la vida de por medio.

Jorge Santacruz

Jorge Santa Cruz: Periodista mexicano.

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