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Lula es la llave
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Global Research, agosto 20, 2018
El cohete a la luna
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En una celda de 15 metros cuadrados Lula sigue sacudiendo el tablero político de su criatura, el Partido de los Trabajadores, y de Brasil entero.

Aquel que andaba descalzo en su aldea natal de Vargem Grande, que a los cinco años vendía naranjas en las calles, que dijo que a su padre solo le debe “un espermatozoide” y a su madre todo, que llegó sin nada a la monstruosa Sao Paulo desde el nordeste siempre olvidado, que se hizo tornero mecánico y marxista, que fundó una central obrera autónoma, que fue encarcelado por la dictadura, que fue dos veces presidente de su país, que sacó de la pobreza a 40 millones de personas, preso hace 120 días y con 72 años, sigue siendo el catalizador de los amores y los odios de la diversa sociedad brasileña y un animal político de los que se pueden contar apenas con los dedos de una mano.

El PT parecía estar en un callejón sin salida. La derecha celebraba la supuesta desorientación de la izquierda. Pero Lula, a días de la malintencionada directriz del Superior Tribunal Electoral de anticipar la fecha de registro de las candidaturas al 15 de agosto, devolvió el golpe y desarticuló la maniobra. Recado de un obrero para los exégetas del “fin de los procesos de cambio” en América Latina.

Lula, estadista y estratega

Por decisión de Lula hay una nueva alianza electoral de poder en Brasil entre el Partido de los Trabajadores (PT) y el Partido Comunista de Brasil (PCdoB). Atrás, defenestradas, producto de una fuerte crítica interna, quedaron las alianzas tácticas con la centroderecha, como el Partido Liberal (PL) o el Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB).

La convención nacional del PT confirmó a Lula como candidato a la presidencia de Brasil. Lo acompañará en la fórmula Fernando Haddad, ex ministro de Educación del propio Lula y de Dilma Rousseff, y también ex alcalde de São Paulo, Profesor de Ciencia Política, master en Economía y doctor en Filosofía, de 55 años.

El acuerdo PT-PCdoB tiene su Plan B. Si Lula es inhabilitado por la Justicia Electoral, Haddad será el candidato a presidente y la joven líder comunista Manuela d’Ávila, la candidata a vice. Esta periodista, de 36 años, fue diputada federal por Río Grande del Sur entre 2007 y 2015 y es muy apreciado su perfil y sus condiciones en las organizaciones del campo popular.

Además, Lula designó a Haddad y d’Ávila como sus voceros oficiales en la campaña electoral para el 7 de octubre, contra el golpe, la proscripción y el ajuste.

La arquitectura tiene una tercera viga.

El Plan C: si el ex presidente es liberado la fórmula será Lula-Manuela. Un nordestino y una gaúcha. Dos generaciones de luchadores.

Un dirigente argentino que estuvo presente en la convención del PT confirmó estas tres líneas de acción: “Fue un debate duro, pero que logra colocar en agenda nuevas construcciones políticas a imitar en el Cono Sur”.

Reveló también que “Lula quería que su vice fuera una figura del nordeste porque el voto duro del PT se trasladó del sur del país a esa región en los últimos años. En este análisis, su copiloto natural era Jaques Wagner (ex gobernador del estado de Bahía), pero este prefirió competir por una banca en el Senado, así fue gestándose el tándem Haddad-Manuela”.

El escenario es claro, se necesita una alianza amplia de izquierda para romper con el golpe perpetrado en 2016. Y Lula, que encabeza todas las encuestas, es quien polariza esta disputa de vital importancia para el futuro regional.

La derecha navega entre candidaturas abiertamente fascistas como la del ex militar Jair Bolsonaro, segundo en los sondeos muy lejos de Lula; insulsas como la del ex gobernador de São Paulo, Gerardo Alckmin, que apenas suma el 5 %; o la que representa el continuismo golpista del ministro de Economía de Michel Temer, Henrique Meirelles, con apenas el 1 %.

Otro dato fuerte de la estrategia de retorno del PT al poder es la decisión de ubicar a la ex presidenta destituida Dilma Rousseff como candidata a senadora por el estado de Mina Gerais.

Recuperar las banderas

Haddad será coordinador del programa renovado de gobierno, que se basa en cinco pilares que reubican al PT en su rol de partido clasista: recuperar la soberanía nacional y popular para refundar a Brasil, inaugurar un nuevo período histórico de ampliación de derechos, devolver a Brasil a la senda de la integración progresista, tanto a nivel regional como mundial, e ir hacia la transición tecnológica con desarrollo y oportunidades en el contexto de un capitalismo globalizado.

También se requiere de una reforma política porque la derecha recalcitrante sabe que en la inmovilidad del sistema político actual reside la persistencia de su poder feudal en los estados y en el Congreso, destinado a excluir a los sectores populares de la representación política. Por eso el Congreso logró con facilidad destituir a una mandataria electa por 54 millones de votos y encarcelar sin pruebas al máximo líder de las masas populares.

De este escenario no puede estar ajena la urgente reforma de los medios de comunicación concentrados, que actuaron durante los 13 años de gobierno petista como un cartel golpista.

Se inicia una semana clave: las organizaciones del campo popular, con la Marcha Nacional #LulaLivre, arribarán el 15 de agosto en columnas a Brasilia para apoyar la candidatura del ex Presidente.

En días se develará el plan a seguir. En todos, la figura de Lula es la llave.

Mariano Vazquez

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