A la vista de los 28 mandatarios permanece todavía hoy sin poder cortarse el gran pastel que constituye la repartición de los altos cargos de las instituciones comunitarias entre las grandes familias políticas europeas.

El Consejo Europeo está reunido nuevamente este martes después que el presidente tuviera que suspender la maratónica sesión de la cumbre extraordinaria, que comenzó el domingo y se extendió hasta la madrugada del lunes, sin que se alcanzaran consensos.

La cumbre extraordinaria, que duró casi 20 horas, es el tercer intento de acordar las nominaciones a los puestos clave del bloque comunitario en los últimos dos meses.

Sobre la mesa de negociaciones están las presidencias de la Comisión, del Consejo, Parlamento y del Banco Central Europeo, así como el puesto de alto representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad.

Pero la ‘fumata’ es negra todavía para la Unión Europea (UE); no se vislumbra el esperado humo blanco, a pesar del optimismo del presidente del Consejo, Donald Tusk, quien manifestó que están a un paso de lograrlo.

No obstante, la canciller federal alemana, Angela Merkel, advirtió ayer que tomar decisiones ‘con precipitación’ podría llevar al riesgo de crear ‘tensiones en el Consejo durante los próximos cinco años’.

Consideró que ‘no importa si nos lleva otro día o dos días llegar a este acuerdo’ y aseguró que ‘será complicado, pero posible’ alcanzarlo, antes de la constitución, este miércoles, del nuevo Parlamento Europeo.

La cumbre extraordinaria del domingo tuvo como punto de partida una propuesta diseñada entre Francia, Alemania, España y Países Bajos que colocaba al candidato socialdemócrata, el holandés Frans Timmermans, al frente de la Comisión Europea.

La nomenclatura generó malestar en el Partido Popular Europeo (PPE), porque significa la renuncia a la jefatura del Ejecutivo y relegar a su candidato, el alemán Manfred Weber, a la presidencia de la Eurocámara, siendo la fuerza más votada en las elecciones de mayo.

La familia de los Liberales, por su parte, vio sus aspiraciones satisfechas al granjearse el puesto al frente de la diplomacia europea para el aún primer ministro belga, Charles Michel, y la primera vicepresidencia de la Comisión para la danesa Margrethe Vestager.

El lunes, en la segunda jornada de negociaciones, el diseño incluyó en la presidencia del Consejo a la búlgara del PPE Kristalina Georgieva, con el objetivo de contentarlo y cumplir con criterios de equilibrio geográfico y de paridad de género.

Sin embargo, según medios de prensa el nombre de Georgieva no llegó a consolidarse y ya ha sido descartado.

Al término del encuentro de la víspera, el primer ministro italiano, Giuseppe Conte, aseguró que el paquete ha encontrado la oposición de ‘entre diez y once países’, incluida Italia, que por distintos motivos no aceptan la designación de Timmermans.

A lo largo de esta legislatura, el aún vicepresidente primero en funciones del Ejecutivo comunitario ha mantenido relaciones tensas con Polonia y Hungría por sus polémicas reformas judiciales y las dudas sobre el respeto del Estado de derecho en estos países.

Tales choques han puesto a los países que forman el grupo de Visegrado (Hungría, Polonia, la República Checa y Eslovaquia) en contra del holandés.

Otras delegaciones conservadoras, como la de Irlanda, Croacia o Letonia pusieron trabas al diseño encabezado por Timmermans en la Comisión, en parte porque el PPE sigue sin querer renunciar a este puesto.

Medios de prensa aseguran que la otra razón es que el primer ministro croata y negociador de los populares, Andrej Plenkovic, reclamó el puesto de vicepresidente primero del nuevo Ejecutivo comunitario.

A su salida de las negociaciones, Plenkovic explicó que ‘todo sigue abierto’ y que la candidatura de Timmermans ‘no fue la única opción’, aunque finalmente ninguna propuesta se sometió a votación.

‘No fuimos a la votación porque ningún candidato tendría la mayoría’, reconoció ayer la canciller federal, Angela Merkel, al final de la reunión.

Hoy, a su llegada a la sede de la reunión, Merkel instó a todos los líderes europeos a ‘cambiar un poco’ sus posiciones para que haya una ‘oportunidad’ de lograr un acuerdo.

El Primer Ministro italiano, por su parte, aseguró que le gustaría mucho que la presidencia de la futura Comisión Europea la ocupase una mujer para respetar también el equilibrio de género, además del político y el geográfico en el reparto de cargos de la UE.

Expertos consideran que entre intereses, prioridades y la búsqueda de consensos, al paso que van las negociaciones tampoco hoy los 28 podrán cortar el pastel.

Mario Muñoz Lozano