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Neomercantilismo, neoproteccionismo y neonacionalismo: Tres aspectos clave en la economía mundial de hoy
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Global Research, octubre 30, 2017

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Una economía global sin fronteras, con empresas creativas y arriesgadas, caracterizada por un proceso acelerado de construcción y aplicación de nuevas tecnologías de la información y la comunicación, son algunos de los elementos que aceleran el proceso de comercio y rompen esquemas centrados en un mercado acelerado, que paradójicamente, se perfilan como algunas de las premisas que explican el retorno, por así decirlo, al proteccionismo, conduciendo a una lógica centrada en: más neomercantilismo, más neoproteccionismo y más neonacionalismo, una suerte de fórmula que denominamos de las 3N´s.

Un poco de historia económica puede explicar esta hipótesis, ayudando a la vez, a perfilar una ruta con puntos de encuentro entre proteccionismo-liberalismo, dos caras de la misma moneda.

Neomercantilismo

En la mismísima era de la “globalización” y de “libre cambio” susbsisten esquemas como el mercantilismo, que tiende a la búsqueda de ganancias más allá de las fronteras nacionales, estimulando las exportaciones, pero restringiendo las importaciones; no hay que olvidar que un esquema similar, de sustitución de importaciones, ha sido, con éxito implementado por las economías de Asia Pacífico.

Los mercantilistas, por ejemplo, centraban su competitividad en cómo lograr una balanza de comercio favorable restringiendo las importaciones y promoviendo las exportaciones. Para ello el sistema internacional de la época constituido por un nutrido mosaico de colonias, resultaba trascendente en tanto que ampliaba los mercados nacionales proveedores de manufacturas en espera de materias primas y metales preciosos.

Para ello, era necesaria la intervención de un Estado que garantizara la promoción de las exportaciones y que restringiera las importaciones protegiendo a la clase comerciante. Se establecían altos aranceles y se reglamentaba severamente el comercio exterior, con la finalidad de establecer un monopolio estatal. En ello jugaba un papel importante una política cuidadosa que antepusiera el buen flujo de los mercados externos, para añadir cantidades netas de riqueza a los mercados nacionales.

Otro factor importante de la competitividad en términos mercantilistas lo constituía la promoción de una población numerosa y laboriosa que permitiera bajos salarios, que tenía la finalidad de lograr una producción manufacturera abundante a bajos costos. Para ello eximían de impuestos a las parejas menores de 20 años propiciando padres prolíficos, pero también promovían el trabajo infantil, de tal forma que un aumento de la población con bajos salarios condujera a una producción abundante y barata (Tamames, 2010).

Desde entonces, la tecnología que pudiera desplazar la mano de obra, generando desempleo, no era bienvenida. Recientemente dicha situación da lugar a la hipótesis del fin del trabajo que asigna a la población una posición destacada (Rifkin, 1996).

Es así que se da inicio al desplazamiento de los metales preciosos como centro de atención, de forma tal que, se empezó a medir la ganancia por el excedente del volumen de trabajo exportado respecto al incorporado a las importaciones. Se buscaba siempre exportar más caro e importar más barato; sin retribuir adecuadamente la destreza y el hábito del trabajo para producir riqueza.

Ante esa situación, la educación, la ciencia y la tecnología, abren un espacio que particularmente se desarrolla en las ciudades, valorando al conocimiento como factor de competitividad en el mercado. Una tendencia que, más tarde, se abrirá paso protegiendo la propiedad intelectual y creando un nuevo capitalismo centrado en la mentefactura.

La economía del conocimiento está ganando terreno frente a la producción de bienes manufacturados. En la imagen, una fábrica de software en la India

 Neoproteccionismo

El concepto de neoproteccionismo tiene sentido en la época actual en que economías como la de EE.UU. plantea un “política exterior”, como la de construcción de muros, premisas como la de America first sustentadas en el logro de votos provenientes mayoritariamente de la clase media en la pasada elección norteamericana, mismos que representan el mercado interno de la mayor economía del mundo. 

También son considerados otros aspectos que ya venían perfiliando una nueva era económica de proteccionismo, desde el surgimiento de la OMC (la parsimonia de la Ronda Uruguay el tránsito y desarrollo de la Ronda Doha), así como el auge y stand by de una globalización y de libre mercado, como por ejemplo, la protección del sector agrícola en economías desarrolladas (Japón, Corea del Sur, EE.UU., entre otras), a pesar de la búsqueda por la disminución natural de tarifas arancelarias que requiere la filosofía de libre mercado.

En el tránsito de una competitividad centrada en el comercio con mayores exportaciones y menores importaciones, y en el trabajo barato como generador de riqueza, se observa la génesis de la escuela liberal promovida posteriormente por Adam Smith (1958) y David Ricardo (1985). Con ello se da lugar a propuestas de libre mercado y especialización del trabajo como potenciadores de la productividad y de la competitividad, centrada esta última en las ventajas absolutas y relativas, pero también en las ventajas comparativas. Se dejan así, expuestos los perjuicios del proteccionismo y las ventajas del libre mercado, pero también la consolidación de la población como factor productivo, con las ideas de Thomas Malthus (1798) y del utilitarismo de Jeremy Bentham y John Stuart Mill (Sánchez-Migallón, 2017).

Con estas posturas se dejan atrás las ideas proteccionistas de los mercantilistas. Una participación mingüe del Estado en la economía y un mayor protagonismo del libre mercado, que incluso da lugar a la teoría del comercio internacional que hoy por hoy soporta los conceptos de competitividad.

Ciertamente no es posible dejar de considerar la teoría de las ventajas competitivas acuñada por Porter (1991), que da un paso adelante para explicar las cadenas de valor y la nueva forma de hacer empresa en un mundo global y donde la mixtura entre el quehacer de política pública del Estado y el quehacer del mercado, se observa de una concomitancia mayor.

En ese marco y a pesar de ello, un nuevo Estado, cuya intervención en la economía podría haberse interpretado como mínima, ha fortalecido su presencia. De tal forma que la libertad de mercado, en mucho, se encuentra sometida a los designios establecidos por una clase política que construye política pública, tomando en cuenta la presencia de una sociedad civil fortalecida y la práctica de una democracia que ha dado lugar a estados fuertes, liberal- proteccionistas, con resultados halagüeños.

La Organización Mundial de Comercio (WTO; por sus siglas en inglés) ha tenido grandes dificultades para sacar adelante la Ronda de Doha

Neonacionalismo

Usualmente la definición de nación toma en cuenta a pueblos enteros agrupados según su idioma, cultura, religión y tradiciones, que tienen la convicción de una vida colectiva diferente de cualquier otra, con intereses y necesidades específicos.

Esa población, generalmente se encuentra diseminada en un territorio que, al subsumir esas características, da lugar al Estado-Nación. Históricamente, el Estado-Nación se creó mediante el tratado de Westfalia, al final de la Guerra de los 30 años, en 1648. Dicho tratado erigió la integridad territorial como un principio básico para la existencia de los Estados; mismos que se reconocen de acuerdo a sus límites espaciales y de poder, suponiendo el fin de la concepción feudal de antaño, dando lugar a las dos grandes guerras mundiales que la civilización humana conoce.

Hoy, en distintas partes del mundo resurgen nacionalismos (en un sentido político o ideológico), propiciados por una desarticulación del libre mercado. Un retroceso tiene lugar. Se abre la necesidad de confirmar sentimientos nacionales asociados a proteccionismos económicos para buscar el desarrollo, no de un libre comercio sin fronteras, sino de la construcción de barreras; similar al surgimiento del Estado-Nación.

El desempleo de mano de obra formada para procesos productivos específicos, que transforman el mercado laboral rápidamente, por ejemplo, ha resultado un factor decisivo en la toma de decisiones de países que se ven en la necesidad de repensar el libre mercado anteponiendo sus mercados nacionales, y dando lugar a nacionalismos económicos y, por lo tanto, a proteccionismos en pleno siglo XXI. En otras palabras, a un mercantilismo apoyado en un proteccionismo que se asocia, además, con un nacionalismo de época.

Es así que, el envejecimiento de la población y por lo tanto de la mano de obra disponible para los acelerados procesos de producción, ha conducido a repensar la repoblación de zonas enteras, pero también a la atención de una población envejecida que requiere de atención y protección pero que, por otro lado, se ha quedado fuera de nuevos procesos productivos.

Por otro lado, la defensa de territorios enteros que ha dado lugar a una nueva época de alta tecnología militar, con mercados sumamente redituables, ha pertrechado regiones completas, bajo la premisa de protegerse de intensiones externas o para buscar otros espacios. Con ello, una nueva generación de jóvenes centrada en códigos de valor nacionales, se enfrenta a eventualidades que llevan implícita la protección de sus mercados domésticos.

Durante su campaña electoral rumbo a la presidencia de Estados Unidos, Donald Trump hizo del nacionalismo uno de sus principales estandartes

Reflexión final

Es así que, la economía actual puede explicarse, en parte, con las 3N´s del proteccionismo. Es decir, evaluar condiciones actuales, en que el acopio de metales preciosos, como el oro, que vienen haciendo grandes economías como la china y la rusa (OyF, 2017), continúa siendo un motor de acumulación ante eventuales desbalances de los mercados de divisas como el dólar o el euro; asociados con la disponibilidad de recursos naturales, el tamaño de la población, los salarios bajos y los alimentos, en beneficio de una nación, se antojan al más puro modelo económico planteado cinco siglos atrás.

Pero también juegan un papel importante esos códigos de valor que, en aras de una mayor protección, dan sentido a nuevas-viejas formas de la sociedad. La reestructuración de cadenas productivas en este entorno da lugar a empresas que miran a la producción aeroespacial, permitiendo negocios altamente rentables, asociados con el fortalecimiento militar. Rusia, China, Corea del Norte, la Unión Europea e incluso México, son ejemplo de ello.

De tal forma que la protección y desarrollo de una articulación conceptual del tipo de las 3N´s, bien puede tener sentido ante un mercado interno que se fortalece y que reconfigura el mundo; movimiento complejo que, deja abierta la posibilidad de ampliar la explicación del proteccionismo de hoy.

Ernesto Rangel Delgado

Ernesto Rangel Delgado: Profesor de tiempo completo en la Facultad de Economía así como director del Centro de Estudios e Investigaciones sobre la Cuenca del Pacífico de la Universidad de Colima.

Referencias bibliográficas:

OyF (2017). El Banco Central de Rusia compró 31,104 toneladas de oro en enero de 2017, https://www.oroyfinanzas.com/2017/02/banco-central-rusia-compro-31-toneladas-oro-enero-2017/, consultado el 29 de julio de 2017.

Malthus, Thomas (1798). An Essay on the Principle of Population, edición anónima.

Porter, Michael (1991). La Ventaja Competitiva de las Naciones, Barcelona, Plaza & Janes Editores.

Ricardo, David (1985). Principio de Economía Política y Tributación, México, Fondo de Cultura Económica.

Rifkin, Jeremy (1996). El fin del trabajo. Nuevas tecnologías frente contra puestos de trabajo: el nacimiento de una nueva era. México, Paidós.

Sánchez-Migallón Granados, Sergio (2017). Utilitarismo, http://www.philosophica.info/voces/utilitarismo/Utilitarismo.html, recuperado el 25 de octubre de 2017.

Smith, Adam (1958). Investigación sobre la Naturaleza y Causa de la Riqueza de las Naciones, México, Fondo de Cultura Económica.

Tamames, Ramón y Begoña G. Huerta (2010). Estructura Económica Internacional 21ª. Edición. Alianza Editorial ICEX, Instituto Español de Comercio Exterior, España.

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