En plena Segunda Guerra Mundial, Winston Churchill no se anduvo con aguas de borrajas retóricas. Demandó a los británicos sangre, sudor y lágrimas.
Medio siglo después, frente a la crisis recurrente, Miguel de la Madrid no les doró la píldora a los mexicanos. Arrancó su mandato anunciando la aplicación de una estrategia de economía de guerra y diseñó y ejecutó medidas dolorosas, pero necesarias. Los mexicanos apechugaron.
La generación del cambio anunció el ingreso de México al paraíso del Primer Mundo.
El profeta de San Cristóbal: Primero como Japón…
A Vicente Fox, Ernesto Zedillo le dejó finanzas, si no plenamente sanas, al menos estables. El profeta de San Cristóbal, siempre eufórico, llegó a decir que a la economía mexicana le faltaban unos cuantos dólares para alcanzar el octavo lugar en la tabla mundial: Primero como Japón y luego como Alemania.
En esa onda optimista, Felipe Calderón llegó a blasonar que le heredada a Enrique Peña Nieto un barco de gran calado.
En su etapa crepuscular, el mexiquense hizo decir a la Secretaría de Hacienda que le entregaban a Andrés Manuel López Obrador, finanzas públicas solventes.
Los remesones de la Gran Recesión de 2008-2009
En la segunda mitad de la primera década siglo XXI, estalló la burbuja: Los Estados Unidos desencadenaron el gran colapso financiero de alcances universales. Los expertos hablaron de una Gran recesión.
Al impacto de ese tsunami en México se refirió Calderón disfrazado de Jinete en la tormenta: Su buque insignia había remontado la tempestad sabia y heroicamente.
A esa década nos referimos: Si bien los mercados financieros internacionales manejaron la congestión y purga del sistema bancario, tuvieron en su favor que una producción petrolera astutamente planeada se manifestó en un disparo de los precios mundiales del crudo, que dieron a las economías más poderosas de occidente un profundo respiro. El crudo, en algunas sesiones, cruzó la barrera de los 100 dólares por barril.
La contrarreforma petrolera nos dejó colgados de la brocha
Los impactos positivos en las economías llamadas periféricas no fueron menores. México, sin embargo, fue empinado en una contrarreforma petrolera que echó por la borda las expectativas de recuperación. Este fue el esquema heredado por el PRI a la cuarta transformación.
Los efectos sicológicos del coronavirus -se antojarían prefabricados- han golpeado la línea de flotación de las economías del Primer Mundo. Se recuerda ahora que, cuando los Estados Unidos estornuda, a México le da pulmonía.
El coronavirus no se ha tratado con autonomía, de manera de reducirlo a problema específico de Salud Pública. La mano invisible del mercado, bastante visible, ha tomado la oportunidad por los pelos.
El eje Arabia Saudita-Rusia se ha encargado de trasladar la crisis de salud a la de la economía al romperse el acuerdo de administración de la producción, de manera de contener la caída libre de los precios internacionales del petróleo. Sus resultados son inciertos.
Consejo Coordinador Empresarial: El impacto podría ser brutal
En recientes horas, el Consejo Coordinador Empresarial (CCE/ cúpula de cúpula de los hombres de negocios) casi propone una declaración de emergencia nacional a la vista de la crisis: Su impacto podría ser brutal.
Que no cunda el pánico: Responde el secretario de Hacienda, Carlos Herrera: Desde el periodo de Ernesto Zedillo, México está blindado contra las crisis externas.
El doctor en gestión del erario federal pretende animar el espíritu nacional con una prescripción: Desde 1995, se construyen finanzas públicas diseñadas sobre un marco de extraordinaria cautela.
No, pues sí, pero el enfermito, desde el pasado cuarto de siglo, permanece grave, pero estable. ¿No es lo que indican los reportes del magro comportamiento del Producto Bruto Interno (PIB) anual desde 1995?
¿Por qué los tecnócratas le tienen pavor a la verdad verdadera? Todavía los mexicanos tienen reservas de sangre, sudor y lágrimas para conocer y asimilar su perenne postración: La emocional y física. Que no se les vea como enfermos mentales. Vale.
Mouris Salloum George
Mouris Salloum George: Director General del Club de Periodistas de México, A.C.
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