Sólo para los ciegos, todas las cosas son súbitas. La frontera sur de México es de nuevo ocupada por flujos migratorios procedentes de Honduras y El Salvador, que buscan destino a los Estados Unidos al través de Tijuana, Baja California.
El nombre de su portavoz oficioso es Denis Omar Contreras, quien ya ha participado en siete caravanas anteriores. Apenas deportado de San Diego, California, ahora ha reaparecido en la descubierta de la columna integrada por más de mil centroamericanos.
El gobierno mexicano les ha ofrecido a los caravaneros opciones de empleo; lo rechazan porque lo que demandan es libre tránsito por territorio nacional. La Guardia Nacional mexicana ha sido puesta otra vez en acción. Las reacciones son, conforme los antecedentes, previsibles.
Otra vez el gancho electoral a la supremacía blanca
El punto es que Donald Trump aprieta el acelerador en busca de un segundo mandato presidencial. En su primera campaña, el discurso antinmigrante le aseguró los votos de la supremacía blanca. No espera que los resultados de 2020 sean diferentes.
La cuestión es que, contra la exigencia de los Estados Unidos, de que México juegue el papel de tercer país seguro, nuestro gobierno insiste en que se ponga a caballo el Plan Integral de Desarrollo de Centroamérica, con el compromiso financiero compartido por Washington y los jefes de gobierno de las repúblicas en crisis humanitaria.
Siete mil millones de dólares para el muro, ¿Cuántos a CA?
Desde esa perspectiva, resulta sospechoso que Trump se gratifique con la luz verde para disponer de más de siete mil millones de dólares del presupuesto militar para construir su muro de contención, cuando esos descomunales recursos podrían haber sido etiquetados, en un gesto de verdadera voluntad política, para mitigar los problemas que enfrentan los Estados centroamericanos.
Entramos, pues, en un nuevo capítulo de surrealismo, en cuyo cuadro se presentan retazos y trizas de un hombre obcecado en sus caprichos, gobiernos aliados puestos en la tentación de la violencia represiva y legiones de miserable que huyen de un estado de indefensión para exponerse a otro aún peor.
No ha sido suficiente, entonces, que el Estado mexicano, para esquivar represalias arancelarias, haya sido puesto en tesitura de renunciar a su vocación humanitaria y hoy esté otra vez entre la espada y la pared desde el río Suchiate hasta el Bravo y el Colorado. Una vez metido en el laberinto, no hay cordón que guíe a la salida. Grave cuestión.
Mouris Salloum George
Mouris Salloum George: Director General del Club de Periodistas de México, A.C.
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