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Nuevo impulso a la revolución argelina
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Global Research, abril 03, 2019
Rebelión
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La revolución argelina de los años 50 fue el resultado de una resistencia de un siglo marcada por matanzas colonialistas. Es un largo proceso inacabado porque, una vez eliminada la opresiva losa colonialista que aplastaba y deformaba a la sociedad oprimida, se empezaron a desarrollar las clases modernas. Es la lucha de todo un pueblo, no de una minoría, y costó un millón de muertos sobre 11 millones de habitantes en los 50.

De una economía extraccionista y prácticamente monoproductiva basada sobre el petróleo y el gas y su renta extraordinaria, surgió un capitalismo de Estado dependiente de Francia y de Europa dirigido por una lumpen burguesía creada a partir del aparato militar-burocrático por Houari Boumedienne y un proletariado concentrado en los servicios públicos y en la industria petrolera y también creció una vasta clase media urbana letrada gracias al desarrollo de la educación y de la enseñanza técnica y universitaria y que carece de perspectivas en la actual sociedad argelina y ha perdido ya la válvula de escape de la emigración en masa a Francia.

Además, mientras los dirigentes políticos ejercen un poder dictatorial o semidictatorial que dura hasta ahora medio siglo y constituyen una gerontocracia, la mayoría de la población tiene menos de 40 años y se ha formado en los años de crisis mundial que comenzaron en los 80 y en la época de la mundialización, con su emigración masiva, y de las comunicaciones cibernéticas que introducen los cambios y procesos mundiales en la aldea más remota, cambiando por completo la vieja sociedad tribal y regional.

Desde el siglo XIX existe, por otra parte, una profunda interrelación entre las sociedades de Francia y de Argelia. La revolución en las colonias y particularmente en Argelia conmovieron y movilizaron lo mejor del proletariado, la juventud y la intelectualidad francesa y el 68 y ahora los Chalecos Amarillos (Ch. Am.) tuvieron gran impacto en la argelina.

Así como los Chalecos Amarillos, los que provocaron con sus movilizaciones la renuncia de Bouteflika mantienen desde hace 20 semanas una lucha que proseguirá en otras formas, los jóvenes de Argelia salen a la calle cada viernes en manifestaciones de millones de personas y no se detendrán ante el intento del ejército de sacarse de encima al viejo y moribundo presidente que gobierna desde hace 20 años para mantener el régimen. La renuncia de Bouteflika no parará a nadie. Los viejos generales que fueron sus cómplices no podrán seguir gobernando ni hacer elecciones donde sólo se presenten ex ministros y gente del sistema. Probablemente deberán abrir paso a un gobierno de transición con apoyo de la baja oficialidad. Argelia no está ante una “primavera” democrática sino, por su composición social, su historia y su dinámica, retomará el deseo socialista presente ya en el momento de la Independencia y los jóvenes en la calle hablan hoy de revolución contra el sistema (tanto el de los capitalistas de Estado como el del capital).

Guillermo Almeyra

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