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OMS y Unión Europea quieren vacunas para todos en vez de garantizar acceso al agua
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Global Research, mayo 27, 2020

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324,990 muertos en el mundo por COVID-19…

Ursula von der Leyen, presidenta de la Unión Europea, lanzó una especie de “Teletón mundial” para acelerar la llegada de una vacuna para todos.

Falta de acceso al agua: ¡1,922,148 muertes en el mundo desde el 1 de enero (más de 5 millones de muertes por año, incluyendo un gran número de niños)!

¿No existe un “Teletón mundial”?

Introducción

Graduado en reanimación y anestesia, y con una experiencia de 17 años en Bélgica, estoy acostumbrado a usar cubrebocas y ver a otros usarlo como parte de mi profesión.

¿Por qué imponer su uso, lejos de ser algo inofensivo, a toda la población sana a pesar de la fuerte oposición de un gran número de especialistas? Véase: “Porter des masques n’est pas forcément efficace, et peut même favoriser la contamination, mettent en garde des experts”.

Por otro lado, no escucho ninguna campaña mediática apoyada por todos los actores políticos, incluida Ursula von der Leyen o Tedros Adhanom Ghebreyesus (director de la Organización Mundial de la Salud desde 2017), para fortalecer el sistema inmunológico de los pueblos, para corregir sus deficiencias en vitamina D, vitamina C y zinc, elementos esenciales de nuestras defensas antiinfecciosas. Véase: “COVID 19 – Un océan de peurs et de mensonges“.

Los medios de comunicación, obsesionados con el miedo y la muerte, se hacen presentes en todas partes generando un ambiente estresante y morboso.

Que yo sepa, no dicen una sola palabra sobre estas deficiencias.

La obesidad y los malos hábitos alimenticios incrementan sustancialmente la vulnerabilidad de la población frente a la pandemia de COVID-19

Sin embargo, acostumbrado a ofrecer soluciones químicas, tecnológicas y modernas a mis pacientes, observo especialmente la iatrogénesis de esta medicina mecánica y arrogante:

“Cada vez con más frecuencia, los medicamentos provocan efectos secundarios, las patologías causadas por los tratamientos, incluidas las cirugías, son peores que las que se reconocieron entre pacientes cada vez más medicados (a menudo con más de diez medicamentos para tomar todos los días)”.

Durante años, el estado de salud de los belgas sometidos a cuidados intensivos después de su intervención quirúrgica o patologías crónicas ha sido cada vez más deplorable.

Una explicación tiene que ver con sus malos hábitos alimenticios, sus adicciones (alcohol, tabaco, azúcar), obesidad mórbida (un flagelo real de la modernidad que hoy afecta a un 39% de los adultos mayores de 18 años en el mundo) están afectados por la obesidad (IMC> 30) y la falta de actividad física.

¿Dónde se llevan a cabo debates apasionados sobre estos temas, los verdaderos problemas subyacentes de la crisis actual, junto con el deterioro de las condiciones ambientales (contaminación) y el deterioro de la calidad de los servicios públicos por cuestiones de rentabilidad?

¡Vacunas, cubrebocas y confinamiento!

Nuestras autoridades sanitarias y nuestros periodistas no conocen otras palabras.

¿Qué pasa con el agua y la alimentación?

¿Vacunas o agua para todos?

En nuestro planeta, en términos de buena salud y justicia distributiva para todos, ¿Cuáles son las prioridades?

Frente a una enfermedad infecciosa emergente, apostar todo al espejismo de una vacuna eficaz e inofensiva es la forma de reaccionar por lo general de los países “ricos”, algo que provoca por lo general controversia entre sus poblaciones [1].

Fue el caso en 2009, durante la epidemia de gripe A (H1N1), que la OMS catalogó rápidamente como una “pandemia”. Siguiendo al pie de la letra sus directrices, la mayoría de los países compraron cantidades excesivas de vacunas. Gastaron sin límites.

¡En Francia, se ordenaron casi 100 millones de dosis cuando la vacuna aún no había recibido la autorización para ser comercializada! [2] Se vacunó a 6 millones de franceses. 60 millones de personas en todo el mundo.

En Estados Unidos, el Dr. Anthony Fauci [3], en ese entonces director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas (NIAID, por sus siglas en inglés), también apoyó el lanzamiento de un proyecto multimillonario de vacunación contra la gripe A (H1N1) en 2009.

En 2009 Anthony Fauci se desempeñaba como director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas

En Bélgica, esta histeria por la vacuna costó 85 millones de euros al Estado y 20 millones de euros para la Seguridad Social, generando 80.2 millones de euros para las compañías farmacéuticas [4].

El funcionario público derrochó por una epidemia cuyos efectos fueron exagerados por parte de la OMS y pronósticos alarmistas de sus epidemiólogos [5], a lo que hay que agregar un hecho mucho más grave: consecuencias neurológicas en muchas personas que habían sido vacunadas.

La vacuna Pandemrix fabricada por GSK (GlaxoSmithKline) ha causado narcolepsia y cataplejía [6] en aproximadamente 1 de cada 16,000 personas. En toda Europa, se sabe que más de 800 niños se han enfermado a causa de esta vacuna [7].

Debemos permanecer atentos para que esto no vuelva a ocurrir.

No cometamos los mismos errores.

Por lo tanto, y con motivo de esta nueva crisis viral en 2020, la Unión Europea y su presidente, Ursula von der Leyen, impulsan una especie de “Teletón mundial” para financiar la investigación sobre vacunas contra el nuevo coronavirus [8].

La OMS ha movilizado a políticos y actores económicos para poner una vacuna a disposición de todo el planeta [9].

Con el apoyo del poder político, los investigadores y los actores del mundo científico se lanzaron en una carrera contra el tiempo para lanzar al mercado una nueva vacuna contra el SARS-CoV-2, el coronavirus responsable de la enfermedad llamada COVID-19. [10]

¡Emergencia!

Poner en riesgo la salud de las poblaciones, plantea cuestiones éticas porque esta investigación “a escondidas” implica que, de manera deliberada, sometemos a las personas sanas ante un virus peligroso [11], sin pasar por todas las fases necesarias para desarrollar una vacuna.

Con cada epidemia, cada pandemia, la solución de la vacuna se ofrece a las personas como la panacea universal por parte de organismos oficiales como la OMS y los institutos nacionales de salud y, de paso, por nuestros gobiernos.

Más allá de los riesgos que implica apresurarse al vacunar a todos demasiado pronto con productos caros, inadecuados y peligrosos, como vimos en 2009, esta carrera global por las vacunas revela todavía más las diferencias de los objetivos entre países “ricos” y pobres.

Se deja de lado que el mejor remedio para las enfermedades infecciosas consiste en la mejora de las condiciones de vida, el acceso a alimentos saludables y agua potable, la posibilidad de vivir en ambientes saludables y la adopción de medidas básicas de higiene.

Ha sido a través de la mejora en el acceso al agua y al tratamiento de aguas residuales como el hombre ha hecho progresar considerablemente el estado general de salud en el mundo, mucho antes de la invención de las vacunas.

Prácticas higiénicas “simples” como lavarse las manos, son las que han reducido drásticamente la tasa de infecciones en los hospitales.

De esta forma, el obstetra húngaro Ignace Semmelweis (1818-1865), un pionero en la materia, logró reducir considerablemente la mortalidad en el área de maternidad en el hospital general de Viena [12].

Estas soluciones “simples”, sin embargo, aún no pueden aplicarse en muchos países del mundo.

Agua

Según las estadísticas [13], hasta el 15 de mayo de 2020, 1 millón 923 mil personas habían muerto en el mundo desde principios de este año debido a la falta de acceso al agua en el mundo [14].

Cada año la falta de acceso al agua causa más de 5 millones de muertes en todo el mundo, incluidos muchos niños.

La falta de acceso al agua mata tanto como el tabaco.

Con respecto al agua potable, todavía hay 786 millones de personas (un 11% de la población mundial) que no tienen acceso a ella.

Según la Organización de Naciones Unidas (ONU), cada año más de 5 millones de personas mueren a causa de enfermedades infecciosas o parasitarias provocadas por aguas residuales altamente contaminadas.

Desnutrición

La desnutrición es una patología grave provocada principalmente por la falta de nutrientes esenciales.

Cada año mueren entre 2 y 5 millones de niños por desnutrición.

La desnutrición es la causa de la mitad de las muertes de niños menores de 5 años, según Planétoscope.

Jean Ziegler [15], político, sociólogo, escritor y relator especial suizo para el derecho a la alimentación (de las poblaciones) del Consejo de Derechos de las Naciones Unidas de 2000 a 2008, sostiene:

“Dado el estado actual de la agricultura en el mundo, podríamos alimentar a 12 mil millones de personas sin dificultad. En otras palabras, cualquier niño que actualmente muere de hambre es, en realidad, asesinado”.

Las necesidades de salud son muy desiguales en todo el mundo.

El hambre sigue siendo una de las causas de muerte entre los países más pobres

Un niño que nace hoy en Suecia puede vivir más de 80 años; pero vivirá menos de 70 años si nació en Brasil, menos de 63 años si nació en la India y menos de 50 años si nació en Lesoto [16].

Estas desigualdades son injustas pero evitables.

¿Dónde está el “Teletón” de la Unión Europea (promovido por Urethula von der Leyen) para erradicar la falta de acceso al agua y la desnutrición?

¿No existe vacuna contra la desnutrición?

¿Por qué no mejor dedicar estos miles de millones de euros o dólares, que piensan utilizarse para las vacunas, en garantizar el acceso a cuidados de primera necesidad?

¿Por qué la OMS no se ha movilizado con todos sus recursos, convocando a actores políticos y económicos, para dar de beber (agua potable) y alimentar (nutrientes esenciales) a todo el mundo de una vez por todas?

Al leerme, pienso que conoces las respuestas a todas estas preguntas.

Dr. Pascal Sacré

IMAGEN: Oro líquido, tomada por Marielle van Uitert, Países Bajos. Niños en la República Centroafricana bombean agua potable subterránea. Fuente: flickr.com

Notas:

[1] Respetar, promover y proteger la libertad de las vacunas en toda Europa.

[2] Gripe A (H1N1), ejemplo de manejo internacional.

[3] Anthony Fauci.

[4] La gripe A (H1N1) de 2009 costó 85 millones de euros para el Estado y unos 20 millones para la Seguridad Social, según el Tribunal de Cuentas. El precio de las vacunas se llevó la mayor parte (80.2 millones), Trends-Tendances, 23 de diciembre de 2011.

[5] La gripe H1N1 terminó siendo muy cara, Paris Match, 25 de septiembre de 2011, Virginie Le Guay.

[6] La narcolepsia se caracteriza por somnolencia crónica excesiva durante el día, frecuentemente asociada con pérdida repentina de tono muscular (cataplejía).

[7] La vacuna contra la gripe H1N1 2009 causó daño cerebral en niños. No permitamos que vuelva a pasar.

[8] Coronavirus: La Comisión Europea organiza una “Teletón mundial” para financiar la investigación de una vacuna.

[9] Coronavirus: La OMS trata de movilizar a políticos y actores económicos para una “vacuna para todos” en el planeta.

[10] Coronavirus: Una verdadera carrera contra el tiempo para comercializar una vacuna contra el COVID-19.

[11] Journal du Médecin 23 de abril de 2020, número 2627, página 15, “La Course au Vaccin”, Corina Schmidt.

[12] Ignace Semmelweis (1818-1865).

[13] Plantoscopio.

[14] Muertes por acceso insuficiente al agua en el mundo.

[15] Jean Ziegler.

[16] Conseil de l’Europe HEALTH.

Artículo original en francés:

L’OMS et l’Union européenne veulent des vaccins pour tous, pas de l’eau, publicado el 20 de mayo de 2020.

Traducido por Ariel Noyola Rodríguez para el Centro de Investigación sobre la Globalización (Global Research).

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