Print

¿Pragmatismo o malas conjeturas?
By
Global Research, mayo 07, 2019
CubaDebate 6 May, 2019
Url of this article:
https://www.globalizacion.ca/pragmatismo-o-malas-conjeturas/

Inicia la semana durante la cual “vendrán (o habrá nuevos) acontecimientos con respecto a Venezuela”. Eso dijo Donald Trump, el pasado miércoles 1 de mayo. Ocurre, sin embargo, que desde entonces se patentizan sucesos a tener en cuenta.

Fracasó la sedición contra el gobierno de Nicolás Maduro y también fallaron las convocatorias del autoproclamado a manifestaciones —jamás fueron masivas como él esperaba—, y el documento, otro llamado a las fuerzas armadas bolivarianas a darle la espalda al gobierno legítimo, fue quemado ante el grupito que lo entregó.

No deben temerle tanto a los militares si se atreven a incitarlos a la insubordinación. Ese dato no debe pasar inadvertido. ¿Acaso no dicen que tratan con una dictadura? Las conocidas, en el cono sur o en Centroamérica, asesinaron, hicieron “desaparecer” o torturaron, y hasta robaron los hijos de sus jóvenes oponentes. Este no es el caso, aunque califiquen de autócrata a quien fuera elegido por mayoría ciudadana.

El viernes 3 de mayo, el gobierno colombiano (Iván Duque) convocó a una reunión de emergencia del Grupo de Lima, y se efectuó en la capital peruana que le da nombre. El comunicado, que emitieron al fin de este cónclave, repite los consabidos ataques al proceso bolivariano y ensalza a quienes desde la más absoluta ilegalidad se autoproclaman o erigen en campeones de verdades absolutas.

Comienza el texto reiterando su respaldo a la llamada oposición venezolana, título con el cual designan a partidos de vieja o reciente factura, silenciando la tremenda fragmentación entre ellos, incapaces de asociarse en un frente común contra el chavismo o, como acaba de ocurrir, por afán de protagonismo improcedente o de estimados cojos. Silencian, asimismo, yerros y excesos de los actos anti pueblo.

Es tan simple como que cada cual protege sus intereses y todos pretenden llegar al poder en beneficio del sector oligárquico al cual representan en un marco de narcicismos egocéntricos grave. Por eso carecen de líder digno o de programa convincente, excepto para las clases altas de la sociedad.

Los reunidos en Lima, era de suponer, reiteraron su rechazo al gobierno liderado por Nicolás Maduro en el citado manifiesto, donde también confirman —con sus más, sus menos— su apoyo a quienes intentaron un golpe de estado y salieron trasquilados de la fallida experiencia.

Tras cubrir las formas con entelequias, aparece en el texto emitido lo que es en verdad novedoso y sugestivo: un llamado a negociaciones. Hasta el momento, las ofertas de diálogo emitidas por el gobierno bolivariano fueron desestimadas, luego se colige que esta mutación implica aceptar el chasco recién sufrido y, es posible, un cambio de estrategia. De si ella es falsa, destinado a ganar tiempo mientras se preparan más ataques, o si es algo realista y sincero, se sabrá a corto plazo.

Significativo de cualquier manera es que se invoque la participación de Cuba y Rusia en los posibles tratos cuando hace solo días, ya se sabe quiénes en la Casa Blanca, difamaron con las más disparatadas y aviesas invenciones, el soporte moral a Caracas de esos mismos dos países. Bolton aseguró que si Maduro se mantenía en el cargo se debe solo “(…) porque tiene el apoyo de Rusia y Cuba, que son los únicos países extranjeros con tropas en el país”. Mentiras sin pruebas, como es usual.

Lo ocurrido en realidad fueron constantes apremios de La Habana y Moscú (entre otros) a cumplir con los códigos internacionales, enfilando actitud y hechos hacia soluciones honorables, legítimas, que diluciden las diferencias, en lugar de la agresividad vista en los métodos violentos y viles que han estado rigiendo los propósitos de la zona más pendenciera dentro de la administración estadounidense.

Aparte de hacer “gestiones para que Cuba participe en la solución de la crisis en Venezuela”, el Grupo de Lima (Argentina, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Costa Rica, Guatemala, Honduras, Panamá, Paraguay y Perú) llama también al conocido como Mecanismo de Montevideo, o Grupo de Contacto, (México, Uruguay, Bolivia, Costa Rica, Portugal, Italia, Francia, Alemania, Reino Unido, Países Bajos, Suecia), a buscar salidas.

Como se aprecia, son varios los importantes miembros de la Unión Europea, por separado o como bloque, los dispuestos a encontrar vías lúcidas y pacíficas, pese a que varios de ellos siguieran los pasos -o las órdenes- iniciales de Washington, y le otorgaran precipitado reconocimiento a un presidente espurio. En este momento, algunos lo consideran un resbalón diplomático con secuelas por solventar, y otros tantos lo avalan como un desliz mayúsculo, pero nadie aplaude.

¿Por qué? Por lo visto y probado, todas las intentonas de sumar el ejército a sus propósitos desestabilizadores o golpistas fracasaron, tanto como el pretendido de congregar en su favor a la población, que pese a sabotajes tan alucinantes y perversos como el cometido contra el sistema eléctrico nacional, y cuando ello provocó, o las carencias forzadas por trasgresiones económico-financieras externas, se mantiene, en elevado porcentaje, junto a su gobierno genuino.

Las declaraciones del presidente norteamericano al término de un extendido diálogo telefónico el sábado 4 con su homólogo ruso Vladimir Putin, suenan distinto. “Putin no está pensando en intervenir en Venezuela, más allá de desear que ocurra algo positivo en el país, y yo siento lo mismo”, expuso Trump.

La inteligencia, incluso la peor de todas, sugiere el empleo de formas de convivencia entre antagonistas y, caso llegado, hasta otros métodos de ataque menos rastreros que los empleados o en cartera para usar contra países –no solo Venezuela, sabido es- encuadrados en un proyecto tan destructivo como injustificado.

De si se impone la razón o hasta el simple pragmatismo, lo por ocurrir pudiera ser menos peligroso para la humanidad. El futuro y la Casa Blanca dirán.

Elsa Claro

Elsa Claro: Periodista cubana especializada en temas internacionales.

Disclaimer: The contents of this article are of sole responsibility of the author(s). The Centre for Research on Globalization will not be responsible for any inaccurate or incorrect statement in this article.