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Putin-Trump, ¿Un encuentro necesario?
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Global Research, junio 28, 2019
Prensa Latina 28 June, 2019
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La reunión del presidente ruso, Vladimir Putin, y su homólogo estadounidense, Donald Trump, en Osaka pareció pasar revista hoy a contradicciones de guardia, pero con un amago a asuntos de interés común.

En el marco de la cumbre del Grupo de los 20 (G-20), Trump y Putin se reunieron en la ciudad japonesa de Osaka, en un intento por retomar la agenda trazada en junio del pasado año en Helsinki, cuando parecían dejar atrás la crisis de los nexos entre ambos estados.

Sin embargo, desde esa fecha se produjeron apenas unos intercambios telefónicos entre los dos estadistas, un intento de reunión en noviembre pasado en París y una suspensión del encuentro previsto para la anterior cumbre del G-20, en Buenos Aires.

La reunión en Osaka, por ende, apenas podría buscar el establecimiento de un diálogo concreto, pero sin resultados altisonantes o, quizás, sin ningún resultado.

Al iniciarse las pláticas, el propio Trump adelantó que se abordaría el comercio, los problemas de desarme, el proteccionismo y otros temas, mientras Putin confirmaba que ambas partes tenían puntos concretos para tratar.

Pero al finalizar media hora de pláticas a nivel de delegaciones las formulaciones fueron más escuetas. Putin afirmó que acordó con Trump continuar el diálogo bilateral sobre un modelo contemporáneo de control sobre el proceso de desarme.

Analistas consideran que solo por ser las dos mayores potencias con mayores arsenales nucleares en el orbe es necesario seguir de cerca el resultado de las conversaciones entre los máximos dirigentes de Rusia y Estados Unidos.

Las preocupaciones en ese sentido son bien justificadas, pues en los últimos meses Washington tensó la situación en torno al desarme global al anunciar en febrero pasado que abandonaría el Tratado de Armas Nucleares de mediano y corto alcance (INF) en agosto de este año.

Para ello, La Casa Blanca intentó justificar su salida del INF con argumentos sobre una supuesta violación de ese acuerdo, firmado en 1987, por parte de Rusia, en específico, lo referido a los sistemas coheteriles Iskander, algunos de los cuales fueron desplegados en Kaliningrado.

Moscú recordó que desde un principio la administración Trump anunció la suspensión unilateral de sus compromisos con el INF, tal y como hizo en su momento el también republicano George W. Bush, al abandonar en 2002 el Tratado de Defensa Antimisil.

Rusia, al mismo tiempo, recordó que Estados Unidos viola el referido tratado al situar cerca de las fronteras de este país rampas para misiles interceptores que pueden ser fácilmente adaptadas para lanzar cohetes alados Tomahawk, cuya basificación en tierra está prohibida.

El acuerdo de 1987 preveía la eliminación de los misiles, convencionales y nucleares, con un alcance de entre 500 y cinco mil 500 kilómetros, de basificación terrestre, pues en el momento de la rúbrica del acuerdo, Rusia carecía de ese tipo de armas en aviones y buques.

Las pláticas, por otro lado, son las primeras que se realizan después de conocerse el veredicto de la comisión Miller, dedicada a investigar si existió alguna confabulación del equipo electoral de Trump con Rusia, durante las elecciones de noviembre de 2016.

Sin embargo, el tema de la supuesta injerencia rusa en los asuntos internos norteamericanos sigue de guardia y de ello hablan los pedidos que los propios periodistas hicieron a Trump al inicio de las pláticas para que le exigiera a Putin suspender la presunta práctica.

El diferendo interno que mantiene el jefe de la Casa Blanca con la clase política estadounidense, en especial, del partido Demócrata, llevó a que después del encuentro en Helsinki no se pusiera en práctica nada de lo acordado allí, incluida la creación de grupos de trabajo bilaterales.

Por el contrario, luego de la cita de Helsinki, Trump anunció al menos tres paquetes de sanciones contra Rusia para afectar su sector energético, de la industria bélica y su acceso a tecnologías, entre otras.

De otro lado, la guerra comercial entre Estados Unidos y China, con la imposición por Washington de draconianos aranceles, calificados por Putin como sanciones solapadas, llevó a una mayor cercanía de Moscú y Beijing, cuyo intercambio comercial ya sobrepasó los 100 mil millones de dólares.

Además, del aumento de la colaboración en la esfera militar, con realización de maniobras conjuntas y el intercambio de tecnología en esa esfera, Rusia y China decidieron llevar su intercambio comercial en sus respectivas monedas, en una abierta reducción del espacio para el dólar.

La cumbre del G-20 en Osaka, también sirvió de sede para un encuentro tripartito de los máximos dirigentes de Rusia, China y la India, tres estados de economía emergente que coinciden en desterrar al dólar de su intercambio comercial.

Medios de prensa locales consideran que difícilmente Trump pase por alto tal desafío a uno de los factores del poderío económico norteamericano y de su control sobre los mercados financieros.

La reunión de Putin y Trump parecía necesaria, al menos para tantear las posiciones, aún muy divergentes, entre dos países que aún deciden mucho en lo relacionado con la estabilidad estratégica mundial.

Antonio Rondón García

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