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Morir de hambre: La tiranía del nuevo coronavirus COVID-19
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Global Research, mayo 10, 2020

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Para finales de 2020 habrá más personas muertas de hambre, desesperación y suicidio que por el nuevo coronavirus, COVID-19. Nosotros, el mundo, enfrentamos una pandemia de hambre de grandes proporciones. Esta pandemia superará a la “pandemia COVID-19” de lejos. La pandemia de hambre me recuerda a la película “Los juegos del hambre”, donde unos pocos deciden qué comer, quién puede comer y quién morirá según sus aptitudes…

Los medios de comunicación informarán poco sobre esta pandemia, o de plano no lo harán. Esta pandemia de hambre ya comenzó a propagarse.

En el Oeste, la atención se centra en el caos creado por la privatización y gestión con fines de lucro de los sistemas de salud. Poco a poco ha quedado al descubierto la enorme manipulación del número de infectados y la tasa de mortalidad de COVID-19 en Estados Unidos, cómo se incita a que los hospitales “admitan” pacientes con COVID-19, por cada paciente con COVID19, el hospital recibe un “subsidio” de 13,000 dólares (bajo Medicare), y si el paciente recibe un respirador (tasa de mortalidad promedio de entre un 40 y un 60%), el “bono” asciende a 39,000 dólares. El Dr. Scott Jensen, senador por Minnesota, declaró en una entrevista con Laura Ingraham transmitida por Fox News:

“En este momento, el seguro Medicare determina que si ingresa al hospital por COVID-19, obtendrá 13,000 dólares. Si ese paciente con COVID-19 usa un ventilador, obtendrá 39,000 dólares, tres veces más. Nadie puede decirme después de estar metido 35 años en el mundo de la medicina que a veces este tipo de cosas impactan en lo que hacemos”.

(Senador Dr. Scott Jensen, en entrevista con Fox).

En la vida real, la gente pobre no puede vivir bajo confinamiento, bajo encierro. No solo muchos o la mayoría ya han perdido sus viviendas porque no pueden pagar el alquiler, sino que necesitan ganar afuera cuanto puedan para alimentar a sus familias y a ellos mismos. Tienen que salir a trabajar para ganarse el pan y, si no hay trabajo, si no hay ingresos, entonces saquean los supermercados en la ciudad o las granjas en el campo. La comida es fundamental para poder vivir. Arrebatar a las personas la posibilidad de comprar comida es un asesinato.

“Cada niño que muere de hambre en el mundo es un asesinato” – Jean Ziegler, ex relator de la Organización de Naciones Unidas (ONU) para la Alimentación en África.

Quienes están detrás de esta pandemia de COVID-19 –que tienen la orden universal de instruir a los gobiernos nacionales para que sigan al pie de la letra el confinamiento– son responsables de los “crímenes contra la Humanidad”.

Es un acuerdo logrado a escala mundial. No tiene precedentes en la historia de la Humanidad. Solo unos pocos países han rechazado seguir, o solo parcialmente, la tiranía del confinamiento total y, por lo tanto, han protegido parte importante de su bienestar social y economía. ¿El objetivo es dominar el planeta bajo un Nuevo Orden Mundial, controlando y reduciendo a la población mundial de forma masiva?

¿Quién vivirá y quién morirá? El objetivo de la agenda de exterminio es reducir la pobreza mundial. ¿Cómo? Mediante vacunas tóxicas y contaminadas, que hacen que las mujeres africanas pierdan su fertilidad; (La Fundación Gates con el apoyo de la OMS y UNICEF lo han hecho en Kenia y en otros lugares, véase aquí cómo en Kenia se llevó a cabo un programa masivo de vacunación contra el tétanos, patrocinado por la OMS y UNICEF); o dejar que los “subdesarrollados”, los desamparados, mueran de hambre, negándoles el acceso a alimentos suficientes y agua potable. Privatizar el agua, privatizar el abasto de alimentos de emergencia, un delito que conduce exactamente a eso: a la falta de abasto a causa de precios inaccesibles.

Si esto no fuera suficiente, la “fase del confinamiento” tiene otras soluciones para provocar la escasez de alimentos. HAARP puede ayudar. HAARP (HAARP = Programa de Investigación de Aurora Activa de Alta Frecuencia) ha sido perfeccionado y reconvertido en arma. De acuerdo con el documento US Air Force AF 2025 Final Report, los cambios clima pueden ser utilizados de forma defensiva y ofensivamente, es decir, para producir sequías o inundaciones, que tienen el potencial para destruir cosechas -destruyendo los medios de subsistencia de los pobres.

Y si eso no es suficiente, el Informe Rockefeller 2010 también prevé el racionamiento de alimentos, de forma selectiva, por supuesto, ya que estamos hablando de eugenesia. No olvidemos las palabras infames que Henry Kissinger pronunció en 1970: “Quién controla el abastecimiento de alimentos controla a las personas: la cita continúa:

“Quien controla la energía puede controlar continentes enteros;

quien controla el dinero puede controlar el mundo”. (Véase)

Una publicación reciente de Facebook (nombre y ubicación no revelados por protección personal) apunta lo siguiente:

“…En el país más pobre, donde vivo, todo el pueblo está confinado desde el 16 de marzo. La gente no tiene nada que comer … La esposa de mi trabajador principal fue violada y golpeada hasta la muerte. Era de ascendencia china. A pesar de que no se les permitía salir, la gente estaba muerta de hambre y arrasó caminando de granja en granja destruyendo todo. He perdido todo mi ganado, frutas, verduras. Quemaron las casas y robaron los automóviles, las herramientas, etc. Estoy en bancarrota, con nadie a mi alrededor que pueda darme dinero para reconstruir. No puedo pagarles a mis trabajadores. Sus familias se están muriendo de hambre. Habrá desnutrición, que a su provocará mayor hambre o la muerte por otras enfermedades. ¿Cuántos se suicidarán al verse en las calles completamente empobrecidos? -cuántos murieron en la India tratando de caminar literalmente miles de millas para regresar a casa con la esperanza de encontrar refugio, después de que todo el transporte público se cerró y todos tuvieron que confinarse. Estoy seguro de que estos números serán mucho más altos que las muertes a causa del virus, también aumentarán las personas que mueren por gripe del próximo año debido a un sistema inmunológico debilitado”.

A manera de reflexión tardía … “Tal vez las élites estén planeando el exterminio de la población. Tal parece que sí”.

Esto sucedió en algún lugar del Sur Global. Pero el ejemplo representa a buena parte del Sur global y de los “países en desarrollo” en general. Y probablemente la situación sea mucho peor, ya que hasta ahora es apenas la punta del iceberg.

La Organización Internacional del Trabajo (OIT) informa que el desempleo mundial está alcanzando proporciones nunca vistas, que casi la mitad de la fuerza laboral mundial, 1,600 millones de personas, pueden perder el trabajo. Eso significa que no hay ingresos para pagar el alquiler, la comida y los medicamentos, significa hambre y muerte. Para millones. Especialmente en el Sur global, que carece de redes de seguridad social. Las personas se quedan solas.

The New York Times informa (1 de mayo de 2020) que en Estados Unidos millones de personas desempleadas no son tomadas en cuenta, ya que el sistema de registro no tiene capacidad para hacer frente a todas las solicitudes. Agreguemos estos millones a los más de 27 millones de desempleados que ya fueron contabilizados, la nueva cifra sería astronómica. El mismo New York Times concluye que los millones que han salido de la pobreza a partir del cambio de siglo, es probable que vuelvan a caer en la miseria junto con millones más. Las últimas previsiones del Sistema de la Reserva Federal (‘Federal Reserve System’) anticipan que el desempleo podría alcanzar hasta un 50% para fines de 2020.

Morir de hambre, principalmente en el Sur Global, pero no exclusivamente, es una muerte atroz para millones, tal vez cientos de millones. Muriendo en las alcantarillas de las megaciudades, olvidados por la sociedad, por las autoridades, demasiado frágiles para por lo menos mendigar, infestados de parásitos por la falta de higiene, pudriéndose en vida. Esto está ocurriendo en muchas zonas metropolitanas, incluso sin el desastre provocado por el nuevo coronavirus. Estas personas no son tomadas en cuenta por las estadísticas. No son consideradas personas. Punto.

Imagínense estas situaciones en las grandes ciudades, así como en las zonas rurales, bajo la “fase del bloqueo” de los Rockefeller, el número de muertos podría ser todavía mayor.

El confinamiento actual frena todo. Prácticamente en todo el mundo. Cuanto más dure, más devastador será el impacto social y económico. Y será irreparable.

No solamente se detiene la producción de bienes, servicios y alimentos, sino que se interrumpen las cadenas de suministro para llevar productos vitales desde A hasta B. Los trabajadores no pueden trabajar. Seguridad. Por tu propia seguridad. El virus, el enemigo invisible podría atacarte. Podría matarte a ti y también a tus seres queridos. Miedo, miedo, miedo – este es el lema que funciona mejor – funciona tan bien que la gente comienza a gritar: ¡Denme, denme, denme, denme, una vacuna! – lo que produce una sonrisa de oreja a oreja en la cara de Bill Gates. Mientras ve correr miles de millones (de dólares) y su poder aumentando.

Bill Gates y la (Organización Mundial de la Salud) OMS que “compró” se volverán famosos. Salvarán al mundo de nuevas pandemias -no importan sus efectos secundarios-, 7 mil millones de personas vacunadas (el sueño de Bill Gates) y nadie tiene tiempo para preocuparse o informar sobre los efectos secundarios (de las vacunas), sin importar cuán mortales puedan resultar. La Fundación Bill y Melinda Gates (BMGF) podría ser nominada para el Premio Nobel de la Paz y, quién sabe, Bill Gates podría incluso convertirse en uno de los próximos presidentes del Imperio moribundo. ¿Acaso no sería una recompensa apropiada para el mundo?

Mientras tanto, la sangre fría del Fondo Monetario Internacional (FMI) mantiene su predicción poco realista de una ligera “contracción económica” de la economía mundial de solo un 3% en 2020, y un ligero crecimiento en la segunda mitad de 2021. El enfoque del FMI sobre la economía mundial y el desarrollo humano -sobre la crisis social su perspectiva está completamente subordinada al dinero y carece de toda compasión- y, por lo tanto, se vuelve completamente irrelevante en la era del coronavirus. Instituciones como el FMI y el Banco Mundial, meros apéndices del Departamento del Tesoro de Estados Unidos, están frente a un colapso económico, del cual son responsables en buena medida.

El Fondo Monetario Internacional (FMI) es un mero apéndice del Departamento del Tesoro de Estados Unidos

“Jubileo de la deuda”

Lo que tal vez deberían hacer, tanto el FMI como el Banco Mundial, es solicitar un incremento de hasta 4 billones en Derechos Especiales de Giro (como lo han propuesto algunos de los miembros de la Junta del FMI) y utilizar estos recursos para un fondo especial para el alivio de la deuda, un “Jubileo de la deuda del Fondo” para los países del Sur global. Dar una concesión. Esto permitiría a estos países volver a ponerse de pie, volver a políticas monetarias y económicas soberanas, recuperar su economía interna, con una moneda nacional, establecer una banca pública y un banco central propiedad del gobierno, generando empleos y autonomía en alimentos, salud y educación.

¿Por qué no está sucediendo esto? Porque necesitaría un cambio en su constitución, así como una redistribución de los derechos de voto de acuerdo según la nueva correlación de fuerzas en la economía mundial. China sería mucho más importante, con una participación mayor en la toma de decisiones. Por supuesto, Estados Unidos no quiere que esto suceda. Pero la falta de voluntad para adaptarse a la nueva realidad hace que estas instituciones se hayan vuelto irrelevantes a tal punto, que no solo deberían, sino que podrían estar en riesgo de desaparecer.

Curiosamente, sin embargo, dos de las tres proyecciones del FMI prevén otra pandemia, o una nueva ola de la pandemia para el año 2021. ¿Qué sabe el FMI que nosotros no?

En yuxtaposición al enfoque insensible de las instituciones financieras internacionales y el sistema globalizado de banca privada, el Programa Mundial de Alimentos de la ONU advierte (el 25 de abril de 2020) que la pandemia COVID19 causará “hambrunas de proporciones bíblicas”; y que, sin una acción y financiamiento urgentes, cientos de millones de personas enfrentarán hambre y millones podrían morir como resultado de la pandemia COVID-19.

Hoy, tal como están las cosas, en el mundo cada año mueren alrededor de 9 millones de personas a causa del hambre.

El director ejecutivo del Programa Mundial de Alimentos, David Beasley, dijo al Consejo de Seguridad de la ONU que, además de la amenaza para la salud que representa el virus, el mundo enfrentará “varias hambrunas en pocos meses”, lo que podría provocar hasta 300,000 muertes por día, una “pandemia de hambre”.

Beasley agregó que antes del brote, este año el mundo estaba “enfrentando la peor crisis humanitaria desde la Segunda Guerra Mundial” debido a múltiples factores. Mencionó las guerras en Siria y Yemen, la crisis en Sudán del Sur y los enjambres de langostas en África Oriental. Dijo que, junto con el brote del coronavirus, la hambruna amenazaba a unos 36 países.

Según el “Informe global sobre crisis alimentarias 2020” del Programa Mundial de Alimentos publicado el lunes (20 de abril), 135 millones de personas en todo el mundo se encontraban amenazadas por el hambre. Beasley dijo que a medida que el virus se propaga, “130 millones de personas más podrían ser llevadas al borde de la inanición para finales de 2020. Eso es, un total de 265 millones de personas”.

La pandemia de hambruna se ve agravada por la actual crisis de refugiados, que también es una catástrofe de miseria: hambre, enfermedades, falta de refugio, carencia total de higiene en la mayoría de los campos de refugiados.

El profesor Jean Ziegler, sociólogo (Universidad de Ginebra y Sorbona, París), vicepresidente del Comité de Derechos Humanos de la ONU, visitó recientemente el campo de refugiados de Moria en la isla griega de Lesbos. Describió una situación en la que 24,000 refugiados se encuentran hacinados en barracas militares que fueron construidas para 2,800 soldados, viviendo en circunstancias que roban el aliento: falta de agua potable, comida insuficiente y a veces echada a perder, pocos baños y encima apestosos … enfermedades por todos lados. En este entorno, el COVID19 sería más bien secundario.

Estas personas que huyen de las guerras provocadas por Europa y Occidente, han visto destruidos sus medios de subsistencia, y están siendo rechazadas por la propia Unión Europea, ya que la mayoría de los países no quieren albergarlas y darles la oportunidad de comenzar una nueva vida. Este comportamiento atroz y xenófobo de Europa está en contra de los derechos humanos que todos los países de la Unión Europea suscribieron y atenta contra las reglas del bloque. Es un triste recordatorio de lo que realmente es Europa: un conglomerado de países con una historia de cientos de años de colonización, explotación despiadada, saqueo y violación de las naciones del Sur global.

Esta característica abominablemente atroz, que continúa hasta el día de hoy de forma descarada, parece haberse convertido en parte integral del ADN europeo. Estas guerras y conflictos se llevan a cabo voluntariamente por la OTAN, por el poder y la codicia -para mantener vivo y rentable el complejo militar industrial de Estados Unidos-, son una catapulta para alcanzar la hegemonía mundial total.

Los refugiados que huyen de estas zonas de conflicto, a su destino y hambruna se agregarán aquellos que mueren de hambre por la crisis del nuevo coronavirus, también impuesta por el hombre. El número de muertos por hambre y otras causas relacionadas ésta podría ser astronómico para finales de 2020, superando por mucho a las cifras manipuladas de muertes por el COVID-19.

¿Hay esperanza? Sí, hay esperanza mientras vivamos.

El mundo tiene que despertar.

¡Siete mil millones de personas bajo confinamiento! Démonos cuenta de lo que está pasando, todo con la intención de controlar a la Humanidad, digitalizar y robotizar nuestras vidas.

¿Qué mejor manera de hacerlo que con el pretexto de encerrarnos “por nuestra propia seguridad”? Desafiemos estas reglas, enfrentémonos a estos gobernantes invisibles que se creen omnipotentes, que solo tienen poder en la medida en que nosotros, el pueblo, se los damos o quitamos. Porque todo lo que tienen es dinero y medios de comunicación corruptos que propagan miedo y más miedo para mantenernos bajo confinamiento.

Mis últimas palabras son: sigamos a nuestro corazón. Abramos nuestro corazón al amor y miremos más allá de nuestros cinco sentidos que están siendo manipulados por los medios de comunicación, entremos en un estado de conciencia superior.

Abandonemos el miedo, salgamos del encierro, defendamos nuestros derechos, nuestra libertad. Porque la libertad no puede comprarse con dinero, ni ser pisoteada por los medios de comunicación. Es parte de todos nosotros. Si muchos abrimos nuestros corazones al AMOR, a un amor que todo lo abarca, seremos capaces de derrotar a esta élite psicópata.

Peter Koenig

Peter Koenig: Economista y analista geopolítico. También es especialista en recursos hídricos y medioambientales. Trabajó durante más de 30 años con el Banco Mundial y la Organización Mundial de la Salud en todo el mundo, incluso en Palestina, en los ámbitos del medio ambiente y el agua. Da conferencias en universidades de los Estados Unidos, Europa y América del Sur. Escribe regularmente para Global Research; ICH; RT; Sputnik; PressTV; El siglo 21; Greanville Post; Defiende Democracy Press, TeleSUR; The Saker Blog, New Eastern Outlook (NEO); y otros sitios de internet. Es autor de Implosion, un thriller económico sobre guerra, destrucción medioambiental y avaricia corporativa, ficción basada en hechos y en 30 años de experiencia del Banco Mundial en todo el mundo. ¡También es coautor de The World Order and Revolution! – Ensayos de la resistencia. Es investigador asociado del Centro de Investigación sobre Globalización.

Artículo original en inglés:

Corona Tyranny – and Death by Famine, publicado el 8 de mayo de 2020.

Traducido por Ariel Noyola Rodríguez para el Centro de Investigación sobre la Globalización (Global Research).

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