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Venezuela: Ideas para una política exterior que atienda urgencias nacionales
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Global Research, octubre 26, 2019
alainet.org 25 October, 2019
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El reciente éxito de la diplomacia venezolana en la Asamblea de las Naciones Unidas al obtener para Venezuela un lugar en el Consejo de Derechos Humanos, me anima a cavilar sobre nuestra política exterior. El éxito en New York no deja de sorprenderme por dos razones:

1)   La candidatura de Venezuela al Consejo de D.H. tuvo un escaso acompañamiento del bloque latinoamericano, debido a las presiones de Estados Unidos, sobre los países de su patio trasero, por eso el apoyo mayor tuvo que venir de países extraños a la región cuyos diplomáticos no suelen hablar español;

2) Durante los 20 años que viví en Ginebra, sede de muchos Organismos multilaterales donde se toman decisiones trascendentales para las Relaciones Económicas Internacionales (mi especialidad docente) pude observar el menosprecio de la Cancillería venezolana por los asuntos multilaterales, como que por mucho tiempo el Director de asuntos Multilaterales era un antiguo sindicalista, sin experiencia diplomática previa, que no hablaba inglés. En todos los organismos multilaterales la lengua primaria es el inglés. Las propuestas y demás documentos, casi siempre, se distribuyen primero en inglés y luego su versión en español o francés que salen cuando ya se ha negociado informalmente, en inglés, en corredores, cafeterías y oficinas. En diplomacia, como en casi todo, la anticipación es fundamental. En Ginebra es notoria la falta de preparación técnica y cultural de los funcionarios enviados a la Misión de Venezuela ante los   Organismos Multilaterales.

Una vez presencié un hecho digno de comedia cómica. Uno de los organismos que tienen su sede en Ginebra es la Organización Internacional del Trabajo, en ella, además de   gobiernos, también están representados los sindicatos y las asociaciones patronales, una situación que Fedecámaras y algunos sindicatos de la oposición utilizan para hostigar en esa sede al gobierno de Venezuela. Sucedió que acusaban al gobierno venezolano de perseguir a los sindicalistas. Los denunciantes presentaron un documento redactado en un inglés impecable que me llevaron para que lo tradujese a cuenta de un venezolano amigo de la Misión.  Los sindicalistas del gobierno respondieron con un extenso documento, redactado con el peculiar español burocrático venezolano. El documento de la defensa debía, necesariamente, ser traducido al inglés para distribuirlo a los países participantes. Pero sucedió que en la numerosa Misión de Venezuela no había algún funcionario que hablase o escribiese en inglés, por ello al Embajador Alterno encargado de los asuntos de la OIT, que no quiso pagar un traductor, resolvió traducir el documento de nuestros sindicalistas usando el traductor de Google. A sí se produjo un extenso papel, lleno de disparates, que hizo reír a todo el auditorio. A   pesar de las risas, Venezuela fue condenada a una inspección y   supervisión constante para proteger a sus sindicalistas, como si se tratase de un país con alta mortandad sindical como Colombia u Honduras. Una condena injusta, porque el gobierno venezolano tendrá otros pecados, pero no el de perseguir a los sindicalistas.  ¡Como que el Presidente es uno de ellos!

Un principio básico muy reconocido, es que la política exterior de un país surge naturalmente de sus necesidades internas.

Hace poco afirmaba yo que la prioridad política de Venezuela es resolver los problemas internos que estimulan la emigración masiva de los venezolanos capacitados para ganarse la vida en otro país. En mi opinión el estímulo para emigrar son las deficiencias de Venezuela en tres temas fundamentales: 1) Seguridad; 2.) Abastecimiento; 3.) Servicios públicos. Asumo que nuestra política exterior puede ayudar a resolver esos temas urgentes y el propósito de este comentario es aportar algunas ideas que ayuden a enrumbar la diplomacia venezolana en esa dirección, porque, más allá de cualquier coyuntura de la política a corto plazo; los problemas que estimulan la emigración de gente bien preparada amenazan el futuro de Venezuela.

Seguridad

Reconozco que el tema de seguridad es totalmente ajeno a mis competencias; pero no hay que inventar un caballo si el caballo ya existe.

Hay países amigos de Venezuela que gozan de una seguridad razonable y que pudieran asesorarnos. Cuba es uno. Cuba si tiene delincuencia; pero, en general, es cuestión de vivezas   que no ponen en riesgo la vida y los bienes de las personas. Suelen suceder delitos que son hijos de su peculiar sistema económico. Alquile usted un coche en Cuba y vaya a comprar gasolina en una gasolinera, alguno de los empleados le dirá: ¡Chico! ¡Cuando vuelvas a necesitar gasolina, avísanos antes cuantos litros necesitas y nosotros te la llevamos a domicilio a mitad de precio…!

Una vez en La Habana compañé a un colega cubano a comprar una pieza para su coche europeo; preguntó y le dijeron que no la había. Después de comentarios y rezongos entre mi amigo Fidel y el vendedor   en el mostrador, aquel le dijo: ¡Chico! ¡Tú pareces buena gente! Vete a la puerta de atrás y espera a ver si te consigo una.

China es otro país amigo con un bajo índice de delincuencia común y parece que es por la proliferación de cámaras con identificación facial. Según acabo de leer la India ha obtenido buenos resultados con el mismo sistema.

Las afinidades políticas e ideológicas sirven para resolver las necesidades internas.  Un ejemplo es el de Cuba con Venezuela. Cuba necesita importar petróleo, pero el precio se le eleva mucho por el flete. El transporte marítimo hacía Cuba se encarece por esa especie de cuarentena que los Estados Unidos imponen a los barcos que tocan Cuba y que los cubanos apodan bloqueo. Como si se tratase de impedir la llegada de barcos a Cuba.

Una cuarentena es la prohibición de tocar puertos nacionales por un lapso de 40 días a los barcos que han tocado un puerto azotado por una peste contagiosa. La cuarentena a Cuba es de 3 meses.

Como Venezuela tiene   su propia flota de tanqueros y los que llevan petróleo a Cuba son los mismos que lo llevan a esas refinerías norteamericanas ubicadas en el Golfo de México, que fueron diseñadas para procesar únicamente el crudo que Venezuela produce, los norteamericanos se hacen la vista gorda, porque sin el crudo venezolano esas refinerías no funcionan y sus dueños quiebran.

Abastecimiento 

La obtención de abastecimiento es una necesidad básica que debe privar sobre diferencias ideológicas o desacuerdos políticos con los otros países.

Cuando colapsó la Unión Soviética y cesaron sus subvenciones a Cuba. Entonces se descubrió que Cuba no podía autoabastecerse de alimentos. Los cubanos descubrieron el hambre y a eso se le llamó en jerga oficial el Periodo Especial.  Resolver el abastecimiento de alimentos pasó a ser un objetivo muy importante de la política exterior de Cuba. Pero los precios más baratos del mercado internacional ¡los ofrece Estados Unidos!

En Ginebra pude apreciar que la diplomacia cubana es competente y muy hábil y en particular la actual Embajadora de Cuba ante N.U . en New York. Sospecho que ayudó a que Venezuela obtuviese su sitio en Consejo de D. H.

Está claro que las necesidades internas de Cuba guían su política exterior. Cuba y Estados Unidos se califican mutuamente de adversarios. Basta escucharlos. Sin embargo, Cuba se abastece comprando a Estados Unidos; lo más  simpático es que Cuba se une siempre a los  países del Grupo Cairns en los debates  de la OMC   contra los subsidios norteamericanos que abaratan artificialmente la exportación de productos agrícolas norteamericanos y que son  un tipo  de competencia desleal  conocida como dumping. Aunque   esos precios de dumping sean justo la razón por la que Cuba prefiere comprar sus alimentos a Estados Unidos.

 

A eso se suma el hecho de que la tal cuarentena o bloqueo contra Cuba no puede aplicarse a los barcos norteamericanos, eso sugiere   que Cuba compra a Estados Unidos como un modo de evitar el “bloqueo” de Estados Unidos contra Cuba.  Eso es indicio de que el asunto de la cuarentena a los barcos que toquen puerto cubano sea para encarecer los precios a la competencia latinoamericana (¿Brasil?) en el mercado de Cuba. También para hacer a Cuba dependiente   de los norteamericanos, como en tiempos de Batista.  ¿Será esto un caso de aquella política?  Que Tomasso di Lampedusa menciona en Il Gattopardo”: cambiar algo para que todo pueda quedar igual (Es una vieja especialidad de la hipocresía anglosajona).

Como dije antes, el desabastecimiento es una de las causas principales de la emigración masiva de venezolanos   capacitados y competentes. Eso puede causar a Venezuela daños tan graves a largo plazo como los causados por la desaparición de su cultura productiva durante sus guerras civiles del siglo XIX.

Es urgente desarrollar una política exterior para abastecer a Venezuela de los alimentos y medicinas que eleven el nivel de vida y que frene la hemorragia migratoria que nos debilita como sociedad culta y moderna.

Eso debiera ser una prioridad de nuestra política exterior. Venezuela no es una isla y, por ello, no será necesario que negociemos nuestro abastecimiento con el Imperio del Mal.   Venezuela tiene vecinos que la pueden abastecer por tierra. Vecinos que ofrecen   precios cercanos al de las exportaciones norteamericanas; Venezuela es vecina de Colombia y miembro de MERCOSUR. Podemos comprar el abastecimiento a nuestros vecinos y socios Brasil y Argentina, ¡Bolsonaro dejará de amenazarnos! Macri no querría ya echarnos del MERCOSUR. Con eso iniciaríamos bien con la próxima Argentina y tendríamos con ella una relación carnal (Como a Menem le gusta decir) para mutuo beneficio y satisfacción, tal como debe ser.

Pareciera que la satisfacción de las necesidades internas puede dictar una política exterior favorable a la distención, aun siendo adversarios.

Servicios públicos

Otra necesidad apremiante   para mejorar el nivel de vida   venezolano es mejorar los servicios públicos; sobre todo los de agua y electricidad. Es otro asunto en que   la diplomacia puede ayudar. Por lo menos respecto al suministro de energía eléctrica. El problema del agua tal vez pueda solucionarse si hay energía eléctrica confiable y barata con plantas desalinizadoras.

Nuestros amigos rusos han desarrollado algo novedoso, para suministrar energía eléctrica a las remotas poblaciones que bordean el Mar Ártico, donde se está desarrollando una nueva ruta comercial. Me refiero a unos barcos relativamente pequeños que tienen a bordo unas pequeñas plantas nucleares que generan electricidad.

Tal vez nuestro Embajador en Moscú pueda persuadir al Presidente Putin para que nos venda uno de esos barcos para que supla oportunamente las emergencias eléctricas y también podríamos pedirle ayuda para cambiar nuestra obsoleta hidroeléctrica del Guri por una moderna planta de energía nuclear.

Esa sería una excelente solución definitiva del problema del suministro de electricidad y, además, sería una solución muy divertida, por el alboroto que se armará en Washington en cuanto asocien las palabras Venezuela y energía nuclear.

Umberto Mazzei

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