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Venezuela, la Internacional de los pueblos en lucha
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Global Research, julio 23, 2019
alainet.org 22 July, 2019
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Este 25 de julio, partidos y organizaciones populares de todo el mundo se reúnen en Caracas en el Foro de San Pablo, respondiendo al llamado a la solidaridad internacionalista: para abrazar a la revolución bolivariana que está bajo el ataque del imperialismo y sus títeres, ya que representa una alternativa concreta de paz con justicia social.

Ningún compañero o compañera puede negar el esfuerzo gigantesco que representa para un país que se encuentra en las garras de un bloqueo económico-financiero feroz albergar una iniciativa de magnitud similar. Por lo tanto, es tarea de todos los internacionalistas responder de una manera no ritual, estableciéndose asimismo las tareas requeridas hoy para construir una alternativa estructural en los países capitalistas, y afrontar mutuamente sobre cómo tener éxito.

Hace diez años, Hugo Chávez, el principal símbolo de la Revolución Bolivariana, propuso construir una Quinta Internacional, y así se expresó: “Nos toca a nosotros asumir el papel de vanguardia y tenemos que asumirlo así, compañeros y compañeras, para que nos demos cuenta y tomemos conciencia de la gigantesca responsabilidad que tenemos sobre nuestros hombros, cada una de ustedes compañeras, cada uno de ustedes compañeros, camaradas, nosotros en el Partido Socialista Unido, los partidos aliados, nosotros en el gobierno la inmensa responsabilidad que tenemos… por eso honestamente creo que llegó la hora de convocar a la V Internacional y la convocamos desde Caracas y hacemos un llamado a todos los partidos socialistas revolucionarios, movimientos y corrientes de los que luchan por el socialismo, contra el capitalismo, contra el imperialismo para salvar el mundo”.

Ante ese llamado claro y directo, muchos miraron a su alrededor como para preguntarse dónde comenzar, dado el estado de desintegración y desorientación que existía después de la caída de la Unión Soviética, especialmente en los países capitalistas. Los más viejos recordaban las luchas de líneas políticas, las batallas que habían conducido a alineamientos y divisiones, basadas en lo que estaba sucediendo en el “país guía”.

¿Querías volver a esto? Y luego, ¿qué forma podría tomar la V Internacional si no hubiera una “unidad de los comunistas” en cada país, ya tan difícil en los tiempos en buena parte del mundo organizado tenía dificultades para definirse como comunista? ¿Necesitamos asociaciones de apoyo como las que sobrevivieron en Europa, para embarcarnos todos como un equipo de fanáticos y no como actores en un juego que se realizará principalmente en casa contra sus propios gobiernos capitalistas?

Estos fueron más o menos los temores provocados por la propuesta de Chávez, que como siempre vio más lejos, porque también mantuvo su mirada en el pasado, es decir en aquella historia que lo había “absorbido”. Ese llamado, por lo tanto, permaneció suspendido en el aire: pero se incubaba, como una semilla, como un brote que aparece en cada ocasión propicia.

Y, en retrospectiva, en los últimos diez años, el socialismo bolivariano ha organizado muchos eventos a partir del Foro de San Paolo que tuvo lugar en Caracas en 2012, cuyos puntos expresados en la declaración final siguen siendo en gran parte actuales.

El análisis sobre la naturaleza sistémica de la crisis capitalista y sobre la tendencia a la guerra sigue siendo actual. La declaración central de Chávez, que se había declarado “feminista” añadiendo su propia voz a la de las camaradas sigue siendo central, y también dijo en ese momento: “La liberación de la sociedad debe pasar por la liberación del yugo del machismo contra la mujer”.

Tal vez, la mayor exposición internacionalista tuvo lugar apenas un año después del funeral del Comandante cuando, en que, durante más de una semana, personas de todo el mundo desfilaron durante 17 km todos los días, mientras que otras lloraban en todos los rincones del planeta. Incluso los enemigos tuvieron que quitarse el sombrero.

Y que la revolución haya resistido  a todo tipo de ataques a Nicolás Maduro y al grupo de liderazgo que lo acompaña, es una fuente de orgullo y esperanza para todos los pueblos que han acompañado el proceso bolivariano en todos estos años.

El escuchar los mensajes de apoyo no rituales expresados en todos los idiomas durante los días internacionalistas del Movimiento Todos Somos Venezuela fue un gran acontecimiento. Compartir la polifonía de voces de la Asamblea Popular que tuvo lugar el año pasado en Caracas fue una gran emoción. Muchas de las organizaciones populares, presentes en esa iniciativa, también participaron en los tres Encuentros Mundiales de los Movimientos populares, organizados por el Papa Bergoglio, quien planteó a su manera la cuestión de una nueva Internacional de los pueblos y siempre con el apoyo del Movimiento Sin tierra.

Pero es sobre todo en el último congreso del PSUV, que muchos saben que el partido, como una organización consciente y disciplinada del proletariado y del pueblo, sigue siendo el instrumento para llevar a la síntesis la expresión más alta y efectiva de las revoluciones.

En las palabras dirigidas por Nicolás Maduro y Diosdado Cabello a los guerrilleros que lucharon contra las democracias disfrazadas de la Cuarta República; en las propuestas feministas de María León; en los análisis de Adán Chávez, quien ilustró la actividad internacional del PSUV; en el trabajo de Tania Díaz con la Comunicación y en la Asamblea Nacional Constituyente; en las propuestas de las y los jóvenes, se definió mejor la imagen de lo que se podría hacer para satisfacer las expectativas de Chávez expresadas en 2009.

Unir esfuerzos contra la ofensiva imperialista es más necesario que nunca, más que nunca necesario para preservar aquellos ejemplos en los que el socialismo es una esperanza concreta: desde Cuba a Nepal, desde Nicaragua, a Bolivia y Venezuela.

Con la globalización capitalista y con las diversas organizaciones que la apoyan, a nivel económico, político y financiero, nos encontramos frente a una internacional de los opresores, en constante competencia entre ellos, pero listos para compactarse en nombre del enemigo común.

Cuanto más te encierran en el localismo y te hacen perder las conexiones generales que te permiten ver las causas y las responsabilidades, más involucran a otros gobiernos en sus organizaciones militares (ver Colombia en la OTAN), imponen nuevas bases militares en los países vasallos e involucran,  como a Italia, en sus nuevos planes  nucleares. Tejen continentes en las garras de los tratados secretos. Maniobrando con la banda de Guaidó, resucitan organismos artificiales como el TIAR, el Tratado Interamericano de Asistencia Mutua (TIAR), en el cual intentan incorporar a Venezuela por la fuerza.

Su tarea principal es prevenir el renacimiento de algo igualmente fuerte y articulado como sucedió en el gran siglo veinte, un movimiento capaz de contrastarlos y enterrarlos, como merecen, en la basura de la historia.

El miedo al comunismo, que se renueva con el odio y la persecución a cualquier nueva experiencia de cambio estructural en la sociedad, como en el caso del socialismo del siglo XXI, muestra que el espectro que recorría por Europa y que, en las palabras de Marx, era el espectro del comunismo, sigue agitando el sueño de la burguesía.

Depende de nosotros establecer una agenda de lucha común contra este modelo de desarrollo depredador, rechazar las sanciones criminales de EEUU y  de la Unión Europea, contrarrestar la guerra mediática con la comunicación popular. Depende de nosotras y nosotros defender el derecho a la autodeterminación de los pueblos, acompañando la acción de Venezuela en las organizaciones internacionales, como le MNOAL que preside.

Depende de nosotros, mujeres y hombres que no nos resignemos al capitalismo como la última palabra en la historia, a volver a ser multiplicadores de conciencia y práctica, la pesadilla de las clases dominantes.

Geraldina Colotti

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