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Vientos de guerra en el BID: Trump intenta arrebatarle la presidencia a América Latina
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Global Research, agosto 22, 2020
Americas Program 21 August, 2020
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Cuatro países latinoamericanos (Argentina, Chile, Costa Rica y México) han apoyado durante la segunda semana de agosto una iniciativa que busca postergar la elección del presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) prevista para el 12 y 13 de septiembre.

Con la propuesta de suspender la elección hasta marzo de 2021, se intenta evitar el nombramiento del actual asesor de Seguridad Nacional para América Latina en la Casa Blanca, Mauricio Claver-Carone, cuya candidatura fue lanzada por el gobierno de Trump el 16 de junio. Esta ha sido apoyada por 16 países latinoamericanos, y los que aún no lo han hecho, están siendo presionados.

El pretexto para proponer un candidato estadounidense a la presidencia del BID y romper con la tradición de haber estado ésta siempre en manos de nuestra región es cumplir con el compromiso de ayudar a la recuperación económica de América Latina y el Caribe, fuertemente afectada como consecuencia de la pandemia. La justificación suena bien, pero no es cierta. La verdad es que se trata de una respuesta para frenar la creciente presencia de China en el BID, trasladar a este organismo las disputas de poder entre ambos países y mantener una trinchera de poder republicano ante su eventual derrota de las elecciones presidenciales del 3 de noviembre. Trump es ante todo un empresario ligado a empresas de la construcción por lo que, en el actual escenario desfavorable a su reelección, le vendría bien tener a un hombre de su confianza en la dirección de la mayor fuente financiera de desarrollo de América Latina y el Caribe.

Los avances de China

Al gobierno de Estados Unidos le preocupa la creciente participación de China en organismos multilaterales de la región. China tiene estatus de observador en la Organización de Estados Americanos (OEA), la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) y la Alianza del Pacífico; además mantiene estrechos lazos con la Comunidad del Caribe (Caricom) y con la CAF-Banco de Desarrollo de América Latina.

China se convirtió en miembro del BID en 2008 y su ingreso generó grandes expectativas. Su actual presidente, el colombiano Luis Alberto Moreno, ha resaltado en múltiples oportunidades el potencial de ese país para ayudar a mejorar la calidad de la infraestructura de la región. Ha dicho, inclusive, que “China es un socio esencial para la institución y para la protección de los beneficios sociales y económicos de América Latina”.[i]

En 2013, en el marco del BID Invest, brazo financiero del Banco orientado al sector privado, se creó el Fondo de Cofinanciamiento de China para América Latina y el Caribe (Fondo de China), con el objetivo de financiar proyectos de infraestructura, con un compromiso inicial de 350 millones de dólares. Desde hace trece años, el BID y el Consejo Chino para la Promoción del Intercambio Comercial (CCPIT) copatrocinan la Cumbre Empresarial China-América Latina y el Caribe, la última de las cuales tuvo lugar en Panamá, en 2019. El BID también copatrocina cumbres de política y conocimiento entre la región y China, que se focalizan en el desarrollo de políticas innovadoras entre ambas partes.

Esta presencia no le resulta indiferente a Estados Unidos. La última reunión anual del BID, programada para marzo de 2019 en la ciudad china de Chengdu, se suspendió por la amenaza del gobierno estadounidense de impedir el quórum del evento si China no admitía la participación de Ricardo Hausmann, representante de Juan Guaidó en el BID. El gobierno chino quería evitar la presencia de los dos representantes, tanto de Guaidó como de Maduro, lo que llevó a la cancelación del evento. Varios meses antes de la reunión, el entonces subsecretario del Tesoro de Estados Unidos y actual presidente del Banco Mundial, David Malpass, instó al BID a reconsiderar la realización de la reunión en China y advirtió sobre los “avances sustanciales” que este país había hecho en los bancos multilaterales de desarrollo.

Romper las reglas para usurpar la presidencia del BID

La comunidad política, diplomática y académica de la región, ha rechazado la designación de un candidato de EEUU a la presidencia del BID que, por tradición, estuvo siempre en manos de un país latinoamericano. En efecto, cinco expresidentes latinoamericanos, Fernando Henrique Cardoso de Brasil, Ricardo Lagos de Chile, Julio María Sanguinetti de Uruguay, Juan Manuel Santos, de Colombia y Ernesto Zedillo de México, expresaron inmediatamente su oposición a la nominación a través de una carta.

En ella señalaron que la nominación de Claver-Carone “implica una ruptura de la norma no escrita, pero respetada desde su origen, por la cual el BID, por razones, entre otras, de eficiencia financiera, tendría su sede en Washington, pero a cambio siempre estaría conducido por un latinoamericano. Este fue el espíritu del compromiso del propio presidente Eisenhower”[ii]. Esta regla no escrita, respetada hasta ahora, implica también que un europeo esté siempre al frente del FMI y un estadounidense al frente del Banco Mundial.

De igual forma, excancilleres, el Grupo de Puebla y, recientemente, la Mesa de Reflexión Latinoamericana, se  han opuesto a su nominación.

Europa no ha permanecido al margen de esta elección. A fines de julio, el Alto Representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Josep Borrell, propuso retrasar hasta marzo de 2021 las elecciones para la presidencia del BID en una carta que remitió a la ministra de Relaciones Exteriores de España, Arancha González Laya. Borrell argüía que la candidatura de Claver-Carone no tenía precedentes ya que, desde su fundación en 1959, el presidente del BID había sido un latinoamericano.[iii]

A pesar que hasta el momento, ningún gobierno europeo miembro del Banco se ha pronunciado oficialmente, la propuesta de aplazar la elección ha recibido el apoyo de veintidós ex jefes de Gobierno y de Estado de países miembros del Club de Madrid, y socios también del Banco, por considerar que «las condiciones distan de ser favorables para el debate reflexivo y profundo que esta decisión requiere».

En la comunicación, suscrita el 18 de agosto, los firmantes señalan que América Latina y el Caribe ha sido una de las regiones más duramente golpeada por la pandemia, pues con solo 8% de la población mundial, presenta 25% de los contagios y 28% de muertes por covid-19 en el total mundial. Por ello, resaltan el rol que tendrá el BID en la recuperación de la región toda vez que canaliza alrededor de 12 mil millones de dólares anuales al financiamiento de infraestructura y desarrollo en la región, cifra mayor a la que destina cualquier otro banco multilateral de desarrollo, incluido el Banco Mundial. Para realizar una “discusión profunda sobre su rol y liderazgo, así como una respuesta institucional apropiada a la recuperación de la crisis pandémica» proponen «posponer la elección hasta marzo de 2021 y que, de forma similar a lo ocurrido con la Organización Mundial del Comercio, se designe a un presidente interino».

Sin embargo, Brasil y Colombia, aliados incondicionales de Donald Trump, respaldaron de inmediato a su candidato. A estos países se sumaron Ecuador, Uruguay, Bahamas, Bolivia, El Salvador, Guatemala, Guyana, Haití, Honduras, Jamaica, Panamá, Paraguay, República Dominicana, Surinam y Venezuela –que en el BID está representado por el grupo de Juan Guaidó. Estas decisiones han reducido el aval regional a las candidaturas de la expresidenta de Costa Rica, Laura Chinchilla, y del argentino Gustavo Béliz, expresidente del Instituto de Integración Latinoamericana (INTAL) y actual Secretario de Asuntos Estratégicos de la Presidencia argentina.

Claver-Carone cumple ya con los dos requisitos para ser elegido como presidente del BID en la reunión virtual, prevista para los días 12 y 13 de septiembre. En primer lugar, tiene el apoyo de la mayoría absoluta de países miembros del continente americano. Para elegir al presidente del Banco, se requiere la mayoría absoluta de los 28 miembros del continente; es decir, de 15 gobiernos. El candidato de Trump cuenta con el apoyo de 17 miembros. El BID cuenta también con 20 socios extrarregionales (16 europeos, además de China, Japón, Israel y Corea del Sur).

En segundo lugar, cuenta con el apoyo de gobiernos que representan más del 50% del poder de sufragio, el mismo que está definido por el capital suscrito por cada país. Solo Estados Unidos y Brasil cuentan, respectivamente, con el 30% y el 11% del poder de voto. Si sumamos a Colombia (3.1%), la Venezuela de Guaidó (3.4%) y los otros países que lo apoyan, Claver-Carone cumple de sobra con este segundo requisito.

Impedir el quórum para impedir la elección

Es este el escenario en que los gobiernos que reconocen la importancia política de tener el liderazgo del BID en manos latinoamericanas o caribeñas empiezan a pronunciarse en torno a la iniciativa para postergar la elección hasta marzo de 2021 y, evitar con ello, el nombramiento del candidato propuesto por Trump.

Sus objeciones a la candidatura de Claver-Carone a la presidencia del BID trascienden el hecho de su nacionalidad.  Se trata de uno de los ideólogos del presidente Trump en el diseño de las políticas con respecto a Cuba y a Venezuela. Nombrado en septiembre de 2018, trabajó bajo la dirección de John Bolton y reemplazó a Juan Cruz, un exagente de la Agencia Central de Inteligencia que ocupaba el cargo en el Consejo de Seguridad Nacional desde hacía  más de un año. Según el diario Las Américas, Claver-Carone se labró un nombre entre los círculos de Washington interesados en Cuba gracias a su blog Capitol Hill Cubans, donde criticaba ferozmente la política hacia ese país del expresidente Barack Obama. Fue también director de la organización “sin fines de lucro” Cuba Democracy Advocates INC, cuya labor consiste en “crear conciencia” sobre el movimiento de oposición en la isla y “recopilar y difundir información” sobre presos políticos y supuestas violaciones de derechos humanos en Cuba.

La presidencia del cubano-estadounidense podría representar el retorno de una mirada ideologizada de las relaciones diplomáticas interamericanas, especialmente en un momento donde se requiere ampliar la capitalización del BID. Para Erick Langer, de la Universidad de Georgetown, en Washington, la decisión de Trump constituye “una maniobra dentro de EEUU en términos electorales: Trump está pensando exclusivamente en su reelección y para mejorar sus posibilidades ha elegido a Claver-Carone para ganar apoyo en un grupo que tiene mucha influencia en la política exterior del país”, en referencia a los cubano-estadounidenses[iv].

La pregunta que urge ahora es, entonces, ¿cómo posponer las elecciones? El único camino legal viable en el cual pueden sostenerse los gobiernos latinoamericanos en su odisea por impedir la nominación del candidato de Donald Trump, consiste en impedir el quórum el día de la votación. Para lograrlo, se necesita que los gobernadores presentes en la elección tengan al menos las tres cuartas partes (75%) del poder de voto de la institución. En otras palabras, para impedir el quórum, requisito para la votación, es necesario lograr pasar la valla del 25% de los votos para evitar que los presentes alcancen el 75%.

Los cuatro países que apoyan la postergación de la elección tienen un poder de voto conjunto del 22.2%, de acuerdo a la siguiente composición: Argentina (11.35%), México (7.3%), Chile (3.1%) y Costa Rica (0.45%). Haría falta el 2.9% para superar el 25% de los votos necesarios para impedir la elección. Si Perú, con 1.5% de los votos se sumara, faltaría un 1.3%. Y si Nicaragua con 0.45% de los votos se adhiriera a esta iniciativa, se alcanzaría 24.15% de estos. Faltarían apenas 0.85% de votos para impedir el quórum.

Para lograrlo solo a nivel regional, se podría especular con la revisión del apoyo a Claver-Carone de  Uruguay (1.2% de votos). El gobierno uruguayo fue de los primeros países en apoyarlo. Sin embargo, el Frente Amplio ha hecho un llamado para rever el apoyo del gobierno uruguayo al candidato de Trump. Además Canadá, que tiene 4% de los votos, todavía no se ha pronunciado.

Por otro lado, el voto de España con 1.96% y Francia y Alemania con 1.89% cada uno, podrían contribuir también a impedir el quórum requerido para la votación. Los términos de la carta recientemente firmada por la World Leadership Alliance-Club de Madrid muestran que hay una fuerte corriente de opinión política en los países europeos miembros del Banco que no considera oportuna la elección en las actuales condiciones.

Estas movidas han irritado al candidato Claver-Carone. Con relación a las declaraciones del diplomático de la Unión Europea, Borrell, un representante suyo ha advertido, que «la Unión Europea no es parte del BID como entidad, y que solo algunos de sus Estados miembros lo son”. [v]  Esto es cierto porque  la Unión Europea, como organismo, no tiene representación en el BID.  Pero las autoridades estadounidenses no pueden impedir que los 16 países europeos socios del BID se adhieran, si lo quisieran, a lo planteado por Borrel.

Siempre fiel a los designios de Trump. Luis Almagro, secretario general de la OEA, ha respaldado a Clavel-Carone al rechazar, en un tuit, “esta inadmisible amenaza” y defender “la independencia y soberanía de la región” con relación a lo manifestado por Borrell. La propuesta del diplomático de la Unión Europea no implica ninguna amenaza y se enmarca en el legítimo derecho de opinar desde un organismo que agrupa a países europeos socios del Banco.

Al ver amenazado  el puesto que Trump le ha ofrecido, Claver-Carone tambien se lanzó contra el gobierno de Argentina. La semana pasada dijo a la prensa  que «estamos viendo un esfuerzo minoritario liderado por la Argentina para obstaculizar la elección porque no han podido o querido presentar una visión competitiva», en referencia al candidato Gustavo Béliz. Además, acusó a este país y a los otros tres que piden el aplazamiento de las elecciones de querer “secuestrar los comicios” y de “subvertir el proceso, dejar al banco en parálisis y asustar al sector privado”.

Con total desfachatez, ha amenazado a la región al  afirmar que «cualquier intento de secuestrar una elección, a pesar de un reglamento muy claro, sería no solo no democrático, sino también un esfuerzo que Estados Unidos va a enfrentar muy profundamente».[vi] Se trata de una afirmación tendenciosa y sin fundamentos pues la propuesta de posponer las elecciones para después de las elecciones presidenciales del 3 de noviembre en EEUU mediante la falta de quórum es una acción basada en las normas legales de la institución.

Trump ha encargado al gobierno de Colombia gestionar el apoyo regional a su candidato y, para ello, la Cancillería colombiana ha emitido un Comunicado de respaldo a Claver-Carone al día siguiente de la visita del consejero de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Robert O´Brien, y del propio Mauricio Claver-Carone para anunciar un préstamo de la Corporación Financiera internacional de Desarrollo de EEUU (DFC) por 5 mil millones de dólares  en el marco de la “Iniciativa de crecimiento EEUU-Colombia”.[i] El comunicado lo han suscrito 17 países del continente americano, incluido EEUU.

No lo han hecho todavía, Canadá, Belice, Nicaragua, Barbados, Trinidad y Tobago, Uruguay (que inicialmente respaldó a Clavel-Carone), Perú ni los cuatro (Argentina, Chile, Costa Rica y México) que ya han propuesto oficialmente la postergación de las elecciones en el marco de la Asamblea Anual del BID prevista entre el 17 y 21 de marzo Barranquilla, Colombia. Tampoco han firmado el respaldo a su candidatura los 20 socios extrarregionales.

Quienes propugnan por la postergación de dichas elecciones apuestan a que una futura administración Biden-Harris desista de imponer a una persona de los Estados Unidos para presidir el BID, y se promueva un candidato de consenso, a partir de la realización de una asamblea presencial. El aplazamiento de la elección a la presidencia del BID es una acción política basada en la legalidad, que favorecerá a nuestra región.

La trayectoria política del candidato de Donald Trump a la presidencia del BID imprime una visión extremamente ideologizada en las relaciones diplomáticas interamericanas que muchos países no comparten. Bajo su mandato el Banco podría ser instrumentalizado políticamente para recompensar a los aliados de Trump y castigar a quienes se opongan a sus exigencias. Por otro lado, si Trump no es reelecto, como las encuestas lo indican, la interlocución con el nuevo gobierno no será fluida y generará tensiones en la región, en un escenario en el que se requieren ingentes recursos para la recuperación económica.

Si bien no hay una postura oficial del Partido de Biden sobre el candidato de Trump, extraoficialmente, un vocero suyo, ha señalado su desacuerdo.[vii] En el mismo sentido se han pronunciado personalidades demócratas e inclusive republicanas, así como representantes de la sociedad civil. ¿Por qué debería heredar nuestra región, por un quinquenio, un presidente del BID impuesto por un gobierno desacreditado, que ha hecho de su lema “América Primero” un desastre sanitario y económico sin precedentes en su país?

La imposición de un candidato de EEUU en el BID traslada la pugna de poder entre China y Estados Unidos, ante la creciente presencia del primero en el BID. Dado el momento histórico caracterizado por el realineamiento de los poderes hegemónicos resulta fundamental mantener la presidencia del BID en manos de la región. América Latina y el Caribe tienen hoy el desafío y la responsabilidad de ser prácticos en la defensa de sus intereses y su autodeterminación, y de rechazar cualquier alineamiento impuesto.

Ariela Ruiz Caro

Ariela Ruiz Caro: Economista por la Universidad Humboldt de Berlín con maestría en procesos de integración económica por la Universidad de Buenos Aires, y consultora internacional en temas de comercio, integración y recursos naturales en la CEPAL, Sistema Económico Latinoamericano (SELA), Instituto para la Integración de América Latina y el Caribe (INTAL), entre otros. Ha sido funcionaria de la Comunidad Andina entre 1985 y 1994, asesora de la Comisión de Representantes Permanentes del MERCOSUR entre 2006 y 2008 y Agregada Económica de la Embajada de Perú en Argentina entre 2010 y 2015. Es analista del Programa de las Américas para la región andina/cono sur.

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