La presidenta Xiomara Castro, electa por el voto mayoritario del pueblo hondureño, más de 1.7 millones de votos, y que generalmente dirigentes y diputados de los partidos de oposición política pretenden desconocer, estuvo en Brasil como invitada especial a la toma de posesión del presidente Luiz Inácio Lula da Silva, en su tercer mandato de gobierno de aquel país.
Son dos gobiernos y pueblos hermanos que en el pasado reciente, en el gobierno del presidente Manuel Zelaya Rosales en Honduras (2006-junio2009), mantuvieron relaciones de cooperación bilateral muy estrechas, donde varios de los proyectos que habían concretado en forma conjunta fueron abandonados después del golpe de Estado a su gobierno en junio de 2009, dando inicio a los llamados golpes “blandos” a gobiernos latinoamericanos de corte progresistas no muy afines a los intereses económicos, militares y geoestratégicos de EEUU, y grupos oligárquicos locales de extrema derecha.
Brasil no solo permitió que su Embajada en Honduras sirviera de refugio y protección al presidente,su esposa y simpatizantes por cuatro (4) meses una vez que decidiera regresar al país para iniciar un diálogo franco con sectores opositores y retomar el poder, pero que las llamadas fuerzas “oscuras” del orden con Roberto Micheletti a la cabeza, electo-por decreto- presidente interino, se oponían; sino que abogó por el respeto de los derechos adquiridos y la denuncia del “madrugón” militar en foros internacionales.
En el tema energético, el gobierno de Lula da Silva anunció en su momento el apoyo de su país para la construcción de los proyectos “Jicatuyo” y los “llanitos” que superaban los 600 millones de dólares, que sumado al proyecto el Aguan, la inversión alcanzaba los 800 millones de dólares, donde la mayor parte de los fondos serían provistos por el gobierno brasileño. A ello se suma el apoyo a la ganadería hondureña afectada por el llamado mal de las “vacas flacas” y enfermedades del ganado que aumentan los índices de mortalidad y la salud de la población al consumir productos lácteos contaminados.
En la actualidad, empresarios del sector energético consideran que los proyectos deben ser financiados con fondos nacionales, aun cuando es evidente el problema de disponibilidad de recursos y acceso a fuentes externas por las condicionalidades de los préstamos con alto costo del dinero, por lo que el acceso a recursos en condiciones blandas como las ofrecidas por el gobierno de Brasil es un prioridad de la política de inversiones estratégicas del gobierno.
El presidente Lula da Silva anunció como parte de sus políticas de desarrollo prioritarias, el combate de la pobreza y el hambre para sacar a 100 millones de brasileños (as) de la pobreza y 33 millones que padecen hambre. Ya había demostrado que sus políticas integrales de desarrollo social, superiores a los programas de compensación social con las Transferencias Monetarias Condicionadas (TMC) apoyadas por el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI), tuvieron un impacto directo al sacar a cerca de 30 millones de brasileños de la pobreza.
En esto, el intercambio de experiencias y el desarrollo de estrategias conjuntas es importante, ya que en el gobierno de Manuel Zelaya, la presidenta Xiomara Castro lideró el Programa Nacional de Red Solidaria, que también incorporaba otras intervenciones complementarias a la TMC, lo cual se ha retomado por el gobierno actual a través de la Secretaria de Desarrollo Social y las orientaciones conceptuales y técnicas emanadas de la Secretaria de Planificación Estratégica (SPE) con el Plan Estratégico de Gobierno (PEG) contenido de las propuestas de campaña política establecidas en el Plan Bicentenario 2022-2026.
Tanto Brasil como Honduras deben reactivar programas masivos de acceso a la tierra para población campesina en pobreza, especialmente mujeres, y la entrega de títulos definitivos de propiedad a grupos y pueblos originarios. En el pasado reciente, a estos programas ejecutados por ambos países se les denominó programas de acceso a la tierra asistidos por el mercado, pero que, a falta de procesos de reformas agrarias integrales o de nueva generación, deben sustentase en la aprobación de fondos para la compra de tierras, conformados por tierras ociosas o mal utilizadas, o por la recaudación de impuestos a la tierra que no está cultivada.
Lula da Silva anunció la puesta en marcha de acciones para proteger y evitar el deterioro de la Amazonia, patrimonio de la humanidad, y que Jair Bolsonaro se dedicó a cercenar como una política deliberada de extractivismo de recursos forestales, biodiversidad y culturas. Xiomara Castro está decidida a proteger la Mosquita Hondureña y la Biósfera del Rio Plátano, mediante la presencia militar, la prohibición del corte de madera y control de la expansión acelerada de la frontera agrícola. En Centroamérica, Honduras debe ser el principal aliado de Lula da Silva por proteger los recursos naturales, biodiversidad y fuentes de agua, donde se irán sumando otros gobiernos y actores nacionales y externos como países y agencias cooperantes.
Se espera que en la próxima reunión de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) a celebrarse en Buenos Aires, Argentina, el 24 de enero de 2023, los gobiernos de Honduras y Brasil suscriban un Convenio de Cooperación que retome la ruta y los proyectos iniciales, pero también se agreguen otros contenidos como la gobernanza social y política, combate de la corrupción y el apoyo a los procesos de integración y cooperación regional entre países y gremios; se agrega el tema económico y el diseño de políticas económicas alternativas al “credo” neoliberal, ya que ambos gobiernos enfrentan el “ saqueo” de fondos públicos, sobreendeudamiento externo y crisis generalizada.
Javier Suazo