35 años después ¡Nos siguen saqueando!

Qué “cosas buenas” tenemos que seguir contando. Pero es que no hay de otras.

El 1 de septiembre de 1982, al decretar la Expropiación Bancaria, José López Portillo exclamó iracundo: ¡Ya nos saquearon. No nos volverán a saquear!

Explicaba el ex Presidente su decreto, refiriéndose a la desenfrenada especulación con los escasos dólares disponibles, sustraídos de las bóvedas de la banca privada para remitirlos al exterior.

Los sacadólares hicieron prodigios verbales para tratar de justificar su decisión de colocar sus capitales en sitios que les brindaran mayor seguridad.

A partir de que la crisis financiera empezó a exacerbarse y el tipo de cambio puso al peso por los suelos respecto al dólar, el Banco de México, hasta la fecha, sigue inyectando billete verde al mercado del dinero para tratar de controlar la estabilidad de la moneda mexicana. Infructuosamente.

Hoy, en  La Jornada, el reportero especializado en economía y finanzas, Roberto González Amador nos cuenta una de esas, que Carlos Monsiváis propondría para ilustrar nuestro optimismo.

Para decirlo pronto, González Amador, con información del Banco de México, da cuenta de que, de 2013 al primer semestre de 2017 la fuga de capitales ha sumado ya la friolera de 106 mil millones de dólares.

Por la puerta entran las remesas; por la ventana se van

Para ponerlo en perspectiva, esa cifra se comprara con el monto de las remesas que nuestros compatriotas transterrados en los Estados Unidos envían  a sus familias en México.

Lo peor del asunto, es que, a la vista de Los papeles de Panamá y Los papeles del paraíso, las autoridades hacendarias, sobre todo el Sistema de Administración Tributaria (SAT), salen con la frescura de que esos trasiegos dinerarios no son necesariamente ilegales.

Cualquiera pensaría que las acciones descritas configuran atentados de lesa economía nacional. Pero tenemos otra forma de alcahuetería: En México, los crímenes económicos, no son delitos graves.

El peso se arrastra frente al dólar, la inflación se dispara a máximos históricos en la década, la deuda pública se coloca por encima de los diez billones de pesos, etcétera.

Pero los conductores del Estado mexicano -y los que pretenden serlo a partir de 2018- se gratifican chapoteando en un océano de inmundicias que caracteriza el arranque de las precampañas presidenciales.

El llano en llamas no preocupa a quienes anhelan cruzarse la banda presidencial dentro de 350 días. Flotamos en La nave de los locos. Literalmente.

Mouris Salloum George

Mouris Salloum George: Director del Club de Periodistas de México A.C.

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