João Goulart: A 41 Años de la partida física del presidente más progresista de la historia de Brasil

IMAGEN: El expresidente de Brasil, João Goulart.

“El sueño de construir una nación soberana, solidaria, briosa, donde todo su pueblo tenga orgullo de ser brasileño. Este es mi legado, heredado de Jango”, João Vicente Goulart.

“Goulart fue uno de los más honestos y valientes políticos de Brasil, durante el período entre 1945 y 1964”, recuerda el historiador brasileño Victor Schincariol de la Universidad Federal del ABC (Gran São Paulo), en entrevista con Globalización exactamente cuando se cumplen 41 años de la partida física del presidente más progresista de la historia de Brasil.

Fuertemente vigilado en su exilio, Jango planeaba volver a Brasil y luchar por una redemocratización pacífica. Fue misteriosamente muerto el 6 de diciembre de 1976 en su casa en Mercedes, Argentina: según la versión oficial por ataque cardíaco, pero de acuerdo a claras evidencias los familiares sospechan que Goulart fue envenenado por espías que trabajaban como empleados en la residencia de la familia. Documentos del Archivo Nacional de EEUU muestran que los momentos más personales de Jango eran constantemente monitoreados por agentes norteamericanos.

Jango, el número 3 en la mira de la CIA

Los dictadores militares, en Argentina y en Brasil, no permitieron que se hiciera autpsia de los restos mortales del ex-presidente João Goulart, ni que el cajón fuera abierto, “bajo ninguna hipótesis”, y el motivo del óbito no especificaba nada, sino “muerte por enfermedad”. En 2006 Mario Neira, agente de los servicios de Inteligencia de Uruguay en los años del exilio de Jango, confesó a João Vicente, hijo de Jango, que hubo una operación secreta, de la cual el egente urugayo había participado para asesinar al ex-mandatario brasileño.

Recientemente, João Vicente Goulart dijo a Global Research Português que sigue intensa la búsqueda de la familia por investigaciones conclusivas sobre las reales causas del fallecimiento de su padre. João Vicente recuerda que el gobierno basileño envió hace dos años una nota exigiendo aclaraciones del gobierno norteamericano sobre las causas del óbito del ex-presidente Jango, pero que el Itamaraty jamás recibió una respuesta.

“Los indicios que constan en el proceso de investigación son los más amplios posibles: fotos del servicio secreto DOPS [de Brasil] dentro de nuestra casa en el exilio, documentos que prueban la sustracción, de forma clandestina, de documentos personales de mi padre dentro de nuestro apartamento en el exilio”, dijo João Vicente. Y se quejó: “Falta soberanía al Itamaraty para exigir a los americanos una respuesta, además, se trata de un ex-presidente constitucionad e nuestro País”.

En este triste aniversario de 41 años de la partida del ex-presidente “gaúcho”, dice a Globalización Maria Theresa Goulart, la esposa guerrera que estuvo hasta el final con “Janguito”, como le llamaba cariñosamente el entonces presidente argentino y amigo Juan Domingo Perón, quien le recibió en el exilio en Argentina en 1973: “Siempre fue muy dificil a Jango vivir lejos de su país”. Donã Theresa cuenta que muchas dificultades ya habían sido superadas cuando, sorpresivamente, Jango partió físicamnte, así que el ex-presidente de Brasil seguía tratándose correctamente del problema cardíaco, siempre teniendo la familia en primero lugar y trabajando activamente.  “En la víspera de su partida estuvimos viajando juntos, para resolver negocios en Argentina”.

Jango y doña Maria Theresa, discurso en la Central do Brasil, 13.3.1964

Lo que hacía Jango sufrir mucho, además de la distancia de su tierra natal, eran las falsas acusaciones contra las cuales no le era dado el derecho de defenderse. “Con profundo dolor, tomo conocimiento de la opresión, las injusticias y violencias practicadas contra el pueblo y contra las personas que cometieron el único crímen de ser mis amigos o de apoyar mi orientación, que latenían como cierta para los destinos del País”, escribió el 4 de mayo de 1964 desde el exilio en Uruguay João Goulart a Doutel de Andrade, uno de sus amigos políticos de Brasil.

El golpe militar

Cuando su niveles de popularidad alcanzaban el 70 por ciento, João Goulart fue derrocado cobardemente en 1 de abril de 1964 por una dictadura militar financiada directamente por el régimen de Washington, históricamente el peor enemigo de las democracias de Latinoamérica. “Creo que recordar a Goulart, significa recordar lo cuanto la democracia burgesía latinoamericana es frágil”, observa el proofesor doctor Vitor Schincariol.

Dieciocho días antes, el 13 de marzo “Jango”, como era popularmente conocido el presidente João Goulart, hizo un fuerte pronunciamiento para más de 200 mil personas en Central do Brasil, la más gran plaza de Rio de Janeiro. En aquél entonces, él presentó las Reformas Básicas. “No solamente por la reforma agraria, pero sino la reforma tributaria, por la reforma electoral amplia, por el [derecho al] voto del analfabeto, por la elegibilidad de todos los brasileños, por la pureza de la vida democrática, por la emancipación, por la justicia social y por el progreso do Brasil”, concluyó el presidente Jango su comicio de más de dos horas junto a un pueblo eufórico por su lider, y sus nuevas propuestas.

“Goulart comitió crímenes de reforma económica, distribución de tierra a los campesinos, extensión de los derechos democráticos y legalización del Partido Comunista”, observa para Globalización el historiador estadounidense Peter Kuznick. “Ello era mucho más de lo que Lyndon Johnson podría soportar, así que optó por desestablizar la economía, y asistir a la toma de poder por la derecha”.

Jango se exilió con la esposa y sus dis hijos en Uruguay y, más tarde, en Argentina luego del golpe cuya dictadura militar, que duraría 21 largos años en Brasil, persiguió a intelectuales, militantes, artistas movimientos sociales, y al propio João Goulat y otros en el exilio, asesinando oficialmente a 475 personas, 144 “desaparecidos” además de torturar otras tantas miles, más de 30 mil – incluso la ex-presidenta Dilma Rousseff.

Dice el renombrado historiador Vitor Schincariol, refiriéndose a la cosmovisión del ex-presidente Jango: “Debemos luchar, todos los días, para mantener y preservar ciertos principios políticos que parecían consolidados. Desafortunadamente, esto no es un hecho obvio porque la historia, ayer y hoy, se mueve por la economía y no por la ética”.

Schincariol recuerda la furia de las élites brasileñas y norteamericanas contra el apoyo del entonces presidente Jango a los sindicatos, al aumento salarial, a todo lo que fortalecía la clase trabajadora y el pueblo en general. “La continuación y la profundización de las reformas de Goulart probablemente habrían facilitado la lucha por la igualdad y la justicia social en Brasil en el futuro. Las fuerzas progresivas siempre deberían defender el legado de Goulart”.

“El exilio construye en nosotros una coraza de resistencia, basada en la fe inquebrantable de luchar por la Patria”, dijo João Vicente. “Su conciencia unívoca de conceptos como libertad, legalidad, justicia social, democracia en su plenitud, el derecho a idénticas oportunidades para todos los ciudadanos brasileños, y la certeza de que las riquezas de un país deben estar al servicio de todo el pueblo que construye la Patria brasileña fue, sin dudas, la razón del por qué, hasta hoy, la feroz dictadura brasileña no logró, como quería, enterrar el sueño de construir una nación soberana, solidaria, briosa, donde todo su pueblo tenga orgullo de ser brasileño. Este es mi legado, heredado de Jango”.

Edu Montesanti

Edu Montesanti: Autor de Mentiras e Crimes da ‘Guerra ao Terror’ (Brasil, 2012), escribe para la revista brasileña Caros Amigos, Pravda Brasil, y Pravda Report (Rusia). Traductor del sitio de las Abuelas de Plaza de Mayo (Argentina), y de Revolutionary Association of the Women of Afghanistan.

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