Argentina, democracia o totalitarismo de mercado

Nuestro verdadero enemigo es el Estado, que es el pedófilo en el jardín de infantes. Los impuestos son un acto violento, son un robo. Para mí los contrabandistas son héroes. Uno de mis grandes héroes es Al capone.

Lo que importa es el libre mercado, la libertad, y la propiedad privada. Un mercado libre de órganos funciona mejor que la donación gestionada por el Estado. Ante la pregunta de si estoy de acuerdo con la venta de niños …depende. También estoy a favor de que la gente se arme ¿por qué no?. Los mejores sistemas de salud y educación posibles son los sistemas de salud privado donde cada ciudadano pague por sus servicios. No es debatible. La justicia social es aberrante, pues es robarle a alguien para darle a otro. En cuanto a lo ambiental, una empresa puede contaminar el río todo lo que quiera porque el precio del agua es cero y nadie puede reclamar el derecho de propiedad. Si escasea el agua, va a ser negocio y alguien se va apropiar del río, va a haber derecho de propiedad.

Respecto a la economía argentina, propongo un ajuste más profundo que lo que pide el FMI, hay que eliminar la obra pública, la petrolera YPF tiene que ser privatizada, igual que la Radio y Televisión pública que se deben privatizar o cerrar, lo mismo que el Consejo de Investigaciones Científicas y el INCAA. En cuanto a la inflación es un problema monetario que se soluciona eliminando el Banco Central y dolarizando la economía, entonces no habrá posibilidad de emisión y se igualará la oferta y demanda de dólares, aunque habrá uno o dos años de hiperinflación. Esto licuará las partidas del presupuesto lo que permitirá conseguir déficit fiscal cero. La economía toda es un problema monetario y de libertad económica. Necesito 35 años para resolver los problemas del país.

Todo lo dicho en los párrafos anteriores son expresiones públicas literales, algunas paráfrasis, que hemos escuchado de Javier Milei, el ultraderechista candidato a presidente de Argentina, negacionista del cambio climático y de los 30.000 desaparecidos del terrorismo de Estado de la última dictadura cívico militar, al que algunos militares condenados por gravísimos crímenes le han manifestado su apoyo desde la cárcel. Su compañera de candidatura tuvo estrechos vínculos con el dictador Jorge Videla, y, entre otras aberraciones, pretende convertir los espacios de memoria de los campos de exterminio en lugares “para disfrutar”.

En esas ideas se resume una visión totalitaria en la que todo es mercancía, incluso las personas y la naturaleza. Su demonización de la política se basa en su concepción de la supremacía del mercado sobre la democracia.

Dentro de la alianza electoral que encabeza Milei hay al menos un grupo abiertamente pronazi, pero su proyecto se diferencia del fascismo clásico de la primera mitad del siglo XX que institucionalizó el totalitarismo de Estado liquidando la democracia mediante las fuerzas armadas y un sistema de terror combinado con la intervención estatal directa en la producción, para rescatar a las empresas en quiebra y sacar a la economía de la recesión. Milei, en línea con la nueva ultraderecha mundial, propone neoliberal-fascismo, un totalitarismo de mercado. En lo económico es neoliberal totalitario, la democracia como si fuera un mercado, gobernada por un CEO, Milei, al servicio del capital más concentrado de la elite corporativa globalizada, asociada en grandes fondos de inversión como BlackRock, que transforma las democracias en “sociedades de mercado”. Para beneficio de la oligarquía mundial Milei y los neoliberalfascistas proponen el camino inverso al totalitarismo de Estado: el total desmantelamiento del Estado mediante la privatización de fuentes energéticas, agua, infraestructuras, servicios básicos y de todo el denominado “Estado del Bienestar” conformado por los sistema de pensiones, de salud y de educación.

La propuesta de Milei de dolarización y reducción de un tercio del gasto público, encubre la búsqueda de un shock para facilitar un ajuste brutal que reduzca salarios a niveles asiáticos y confisque ahorros con la inmediata transferencia de riqueza desde la sociedad a un reducido núcleo privado, mediante la masiva venta de los activos públicos, siguiendo la estrategia de shock propuesta por su ídolo Milton Friedman al dictador Pinochet.

La dolarización, es la versión extrema de la Convertibilidad (1993/2001) que comenzó con confiscación de ahorros y acabó en el “corralito” y quita forzosa de depósitos, default de la deuda, devaluación del 66% del peso, masiva quiebra industrial, 7 millones de desocupados con 50% de pobreza, y elevada desigualdad.

La dolarización exigiría privatizaciones ilimitadas y fuerte confiscación de ahorros. Como hemos señalado en otro artículo el economista jefe del Institute of International Finance, dijo que es “una idea terrible” que haría insostenible la deuda y para The Economist, Milei es “un peligro para la democracia”.

Milei se empeña en atribuir grandes bondades a la dolarización en Ecuador, (también la experimentaron Zimbawe, con estrepitoso fracaso y reintroducción de una moneda nacional, y El Salvador, además de microestados). En las economías influyen numerosos factores, por lo que es reduccionista comparar países considerando solo esa variable. Pero siguiendo la lógica de Milei, haremos el ejercicio. Ecuador (con 18 millones de habitantes y un PIB que es el 20% del de Argentina) desde que dolarizó en 2000, tuvo peores resultados que Argentina (46 millones de habitantes), a pesar de las profunda crisis de 2001 y de la actual que comenzó con el gobierno de Macri. Argentina conserva un sector industrial que da trabajo formal a 1,2 millones y genera muchos empleos indirectos, con alto potencial de expansión, y tiene mucho que perder con una dolarización combinada con desprotección total.

De entrada en los primeros cinco años de dolarización en Ecuador la profunda crisis hizo emigrar el 4% de habitantes, y en los últimos años de neoliberalismo la expansión del narco ha acelerado la desintegración social. Entre 2000 y 2023, medidos en dólares PPA (paridades de poder adquisitivo) que es el válido para comparación entre países, el producto per cápita (calculado por el FMI ) de la Argentina con su depreciado peso, aumentó 3 puntos porcentuales más que el de Ecuador (cuyo nivel es de la mitad que el de Argentina) y el salario promedio en Argentina, en dólares PPA, en 2022 era de 1.064 dls y el de Ecuador 752. En el Índice de Desarrollo Humano, de NNUU, que mide el bienestar valorando esperanza de vida, años de escolarización e ingreso nacional per cápita, Argentina, en el puesto 47 del mundo, mejoró 12 puntos básicos más que Ecuador, que está en el puesto 95, doce después de Cuba y detrás de Azerbaiyán y Turkmenistán. Finalmente, la pobreza multidimensional de Ecuador, 38% (70% la rural!, INEC) es similar a la de Argentina, 40% (INDEC), aunque ésta tiene un sistema de sanidad y educación gratuitos universal muy superior.

El auge de Milei se explica por la pavorosa crisis actual con 140% de inflación que multiplicó la pobreza y la exclusión, creando una gran cantera de votos para el ultra. Particularmente los casi once millones de jóvenes trabajadores informales, “cuentapropistas” y desocupados que no gozan de derechos laborales ni sociales, a los que el “Estado de bienestar” no les llega.

La inflación vuela al ritmo del dólar que está determinado por la escasez de divisas provocado por la deuda externa y por el ahogo del FMI, que fue generoso con el gobierno de Macri, al que otorgó 57.000 millones de dólares, (que Alberto Fernández limitó a 45.000M), dos tercios de los cuales se usaron para fugar capitales al exterior. A esto se sumó la pérdida de 20 mil millones de dólares de una sequía que redujo las exportaciones y la recaudación fiscal a la vez que incrementó el precio de los alimentos.

Ahora el FMI aprieta al gobierno generando falta de dólares, subida del tipo de cambio e inflación con pérdida del poder adquisitivo de los salarios. La defensa del candidato de Unión por la patria, Sergio Massa, es que él heredó la crisis y que como presidente podría resolver los problemas porque el próximo año la situación fiscal y financiera será mucho más aliviada pues además de que las previsiones son de un aumento de unos 40/50 mil millones de dólares de exportaciones, habrá una reducción de los vencimientos de deuda externa, tanto con el FMI como con bonistas privados, lo que reducirá la presión sobre el dólar, y sus efectos sobre la inflación y el dólar blue, facilitando la convergencia de éste con el oficial. También permitiría una política fiscal algo más expansiva combinada con reducción del déficit, creando una situación que sería sustancialmente mejor que la actual.

La causa de las crisis cíclicas de Argentina es el sistema económico primario exportador al servicio de una élite, que genera una constante salida de divisas para acumular sus beneficios en el exterior, que provoca gran parte del déficit de cuenta corriente, carencia de dólares y más deuda, inflación, devaluaciones monetaria y salarial, que se agravaría con dolarización y liberalización.

Más allá de las causas de fondo, de la inviabilidad del proyecto del ultra Milei, con la terrible devaluación de facto, empobrecimiento y caos económico que se produciría al día siguiente de un eventual triunfo suyo; y de las dudas sobre cuánto y en cuánto tiempo Massa puede revertir la situación, este domingo en Argentina se decide entre democracia o totalitarismo de mercado.

Jorge Fonseca

Jorge Fonseca: Profesor honorífico de Economía Aplicada en la Universidad Complutense de Madrid.

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