Argentina – Las propuestas de cambios de Javier Milei empezaron mal

La primera duda a despejar tiene que ver con el perfil adoptado. Es difícil saber si eso es una creación personal de él y “El Jefe” (su hermana Karina, según su particular visión y relación) o si se trata de la creación de un personaje ideado por algún laboratorio del poder.

Se trata de saber ¡si es o se hace! Aunque tal vez haya un poco de cada cosa. En este sentido, él fue construyendo su personaje y el mismo convenció a los dueños del poder concentrado, porque era el que mejor calzaba con las necesidades y expectativas de estos tiempos y sus intereses.

La segunda incógnita es saber si los profundos cambios de valores y de la cultura -que propone- forman parte de su religiosidad, de su visión histórica de la cultura judía. Si ellos son sentimientos que guían su vida o constituyen agregados al “personaje”, complementos para fortalecer su cosmovisión geopolítica, como defensor de un decadente mundo occidental al que espera dar soluciones.

Estas cuestiones no son secundarias, porque ellas alumbran las diferentes ideas que viene formulando. Todas ellas pueden ser discutibles, pero constituyen el núcleo central de la propuesta que le hizo al pueblo y que son buena parte de las razones por las que fue votado y que le garantizarían ese 30% de adhesiones que recogió en las PASO y en la primera vuelta electoral.

Estas cuestiones pueden ser aplaudidas o repudiadas. Más allá de eso, estos pocos días de gestión de gobierno le dieron visibilidad a una primera y grave contradicción. Milei llama, para ocupar cargos claves, a personajes –de la “casta”- que desarrollaron prácticas -en algunos casos muy recientes- cuyos efectos lo padecen gran parte de la población. El Presidente fundamenta su decisión en el hecho que le interesa lo que cada uno piensa sobre el futuro. Eso es legítimo si estos “nuevos funcionarios” traen bajo el brazo la autocrítica por sus políticas anteriores. De lo contrario eso se llama oportunismo y demuestra que la vieja casta nunca se fue.

Dos nombres claves llaman poderosamente la atención. Ellos son Luis “Toto” Caputo y Patricia Bullrich. En sus manos están los ministerios de Economía y Seguridad, los dos lugares más importantes para los planes en marcha. Ambos tienen vastos antecedentes en estos temas y ya están demostrando que están dispuestos a utilizarlos.

Caputo, reconocido por sus “compañeros” de aventuras financieras, como “el Messi de las finanzas” fue secretario de Finanzas y presidente del Banco Central durante el Gobierno de Macri. Analizando esa gestión fue el mismo Milei quien en un programa televisivo de octubre de 2018 lo criticó duramente. Es el principal responsable del regreso al FMI, del mega endeudamiento con el mismo y la fuga de unos 15 mil millones de dólares, durante el gobierno de Cambiemos. La toma de préstamos con un “Bono a 100 años” es una muestra de esas “habilidades”, esa sola acción asegura que los bisnietos de nuestros bisnietos tendrán razones para acordarse de él. Para no perder esas “buenas costumbres” ahora aprobó la emisión de bonos en dólares, entre 30 y 56 mil millones, destinados a cubrir deudas de los importadores. Se trata del Bono para la Reconstrucción de una Argentina Libre (Bopreal), aprobado por el Banco Central (Comunicación “A 7918”). Llueven las críticas a esa medida, entre ellas está la opinión de Carlos Rodríguez ex asesor económico de Milei. Advierte sobre la posibilidad que un alto porcentaje de esas deudas “¿sea con falsas empresas exportadoras creadas por el mismo importador en el extranjero? ¿O sea una maniobra para vaciar al BCRA? ¿o sobrefacturaciones entre casas matrices radicadas en el exterior y filiales locales?” Avisa que las mismas deberían ser auditada y una pregunta –sin respuesta- recorre las silenciosas redacciones periodísticas. No se ve en qué capítulo de estos libertarios, que quieren cerrar el Banco Central, figura que éste tiene que refinanciar deudas del sector privado. ¿No era que, en los contratos entre privados el Estado no debe intervenir?

Tal vez una antigua metáfora lo explique mejor, se trata de una manada de elefantes dentro de un bazar que no llama la atención del público, que está cargado de bronca por una pelusa que tiene el muñeco plástico que se exhibe en la vidriera.

El otro personaje es Patricia Bullrich, quien vuelve a hacerse responsable de la cartera de Seguridad. Es la misma Patricia que –con otros gobiernos- reivindicó variados casos de “gatillo fácil”. Es la misma funcionaria que se entromete en diferentes áreas del gobierno y pretende con Resoluciones ministeriales invadir aspectos legislativo y políticas que están absolutamente fuera de su jurisdicción y que –en variadas oportunidades- están más cerca de la inconstitucionalidad y la ilegalidad que de la defensa de un presunto “orden” que ella manifiesta sostener. En el caso de Patricia no hay contradicción entre la lógica que le imprime a su gestión con las necesidades represivas que –seguramente- tiene y va a tener este gobierno. Sí, es esperable que su gestión tenga una característica central: Que exacerbe los aspectos represivos junto a la defensa y reivindicación de su tropa, con o sin uniforme.

El ajuste hay que pagarlo. Pero…¿Quién lo paga?

Para cerrar estas consideraciones sobre lo que está aconteciendo, no es un tema menor penetrar en lo que viene ocurriendo con ese 30% que adhirió a Milei y que luego creció hasta el 56% en la segunda vuelta. Los primeros relevamientos de la opinión pública ofrecen algunos elementos que es bueno tener en cuenta. En primer lugar, da la impresión que el respaldo popular se mantuvo en la primera semana.

La pregunta que surge inmediatamente es: ¿Cómo puede ser que se mantenga, a pesar de los anuncios que se están haciendo? Hay una respuesta bastante elemental, sencilla y acorde con las expectativas de la sociedad. La realidad que todos pueden ver, fortalecida por fuertes campañas publicitarias se ha arraigado en la sociedad bajo la consigna ¡El ajuste es imprescindible, no hay otra salida! La baja calidad de los servicios públicos y la caída de los ingresos, entre otras razones, le sirven como antecedente.

Es por eso que gran parte de los argentinos avala el ajuste. Pero –obviamente- piensa que dicho ajuste va a recaer sobre las espaldas de otros. Tras una u otra decisión se va comprendiendo que dicho ajuste sale del bolsillo propio y comienza el cambio de opinión. En la medida que esa situación se vaya incorporando al pensamiento colectivo se irá modificando el escenario de los apoyos. En la duración de ese proceso intervienen muchas variables, pero esta modificación de las conductas no es inmediata, ni homogénea.

Milei trata de mantener la vigencia de las palabras que lo llevaron a la presidencia: Ajuste, casta, política, Estado, herencia, inflación o hiperinflación, entre otras. Pero, en más de una oportunidad, sus contenidos y protagonistas no son los mismos.

Durante la extensa campaña electoral el eje estaba constituido por la idea de un “ajuste a pagar por la casta política y que los cambios debían conducir a un Estado mínimo”.

Esas generalidades permitieron que dichas ideas tuvieran un fuerte respaldo popular en franjas muy importantes de la sociedad, donde los votantes lo completaban con los nombres que cada uno y la prensa le iban colocando.

Se votó y Milei llegó a la presidencia. Trató de mantener gestos rupturistas, como el discurso en las escalinatas del Congreso, pero las cosas empezaron a cambiar. Dado que sectores de lo que se conocía como “casta política” se fueron incorporando al nuevo gobierno, fue apareciendo un nuevo responsable que no había tenido ninguna responsabilidad en la gestación de la “casta” denunciada por el discurso pre electoral. Ahora, el pueblo llano, los jubilados, los titulares de planes sociales, el salario de los trabajadores, amplios sectores de la clase media, serían quienes cargarían con el ajuste anunciado. El “Estado mínimo” sería así para los servicios a prestar (salud, educación, vivienda, obras públicas), pero no en las cifras “grossas”, esas que -como los “bonos” en dólares- benefician a un grupito más que minúsculo de empresas importadoras y el Banco Central que iba a “desaparecer”, aparece recargado anunciando nuevas y billonarias emisiones.

Después de las palabras, los hechos del “nuevo orden” toman visibilidad

Durante la primera semana del nuevo gobierno lo central fueron las palabras, muchas dedicadas a la “herencia” recibida y otras a declaraciones sobre los propósitos generales de la administración recién asumida. En esta segunda semana, el lugar de las palabras genéricas iba siendo ocupado por decisiones más concretas. En estas pocas líneas se tratará de señalar algunas de esas precisiones porque ellas marcan los problemas concretos que va a tener que asumir este gobierno.

Relaciones con China y el debate sobre un swap por 6.500 millones de dólares negociado por el gobierno de China con el Presidente Alberto Fernández. Se trataba de ampliar los acuerdos para que nos den yuanes, que podrían transformarse en dólares, dándoles en garantía pesos argentinos. Todo ello por un plazo determinado. Ese swap sería utilizado para el pago de importaciones, para intervenir en el mercado de divisas o también se utilizaría para los pagos al FMI.

Javier Milei ratificó sus ideas diciendo “no hago transacciones con comunistas”, por ello “no habría negocios con China”. Luego de los actos protocolares de la asunción, Milei se reunió con el Presidente del Parlamento Chino. Pese al pedido de la escupidera el resultado de esas gestiones fue que los chinos frenaron el nuevo swap por 6.500 millones de dólares.

El Gobierno de China pide otro tipo de gestos del gobierno argentino. Ahora el gobierno envió al Congreso un proyecto para que las empresas chinas que operan en la Argentina no paguen impuestos, si los pagan en su país. Ratifica una propuesta del 2018 no aplicada por carecer de aval parlamentario.

Los gobernadores del PJ y el Impuesto a las Ganancias, ése es uno de los temas que tuvo que abordar el Presidente en su reunión con los 23 distritos y CABA para analizar el estado de esas relaciones. Semanas atrás, Sergio Massa, como Ministro y candidato presidencial anunció modificaciones en el régimen de la categoría 4 del impuesto a las ganancias de trabajadores asalariados. Eso elevó el mínimo no imponible de 700 mil pesos a más de 1.700.000, con los cual los aportantes -en esa categoría- pasaron de 800 mil a 80 mil. El problema es que esos impuestos son coparticipables y por eso forman parte de los ingresos a las provincias. Los gobernadores negaron que estén a favor de suspender esa modificación y volver a aplicar ese impuesto. Consideran que esa cifra se podría compensar con los ingresos del Impuesto al Cheque que hoy no son coparticipables. El gobierno nacional no está de acuerdo e insistirá en poner nuevamente en vigencia –por un año- el mencionado impuesto a los trabajadores. Milei vino a eliminar impuestos a todos… los empresarios. No a los trabajadores.

El DNU, más que una norma ómnibus, es un “tren fantasma” y la pelea por la calle

Aquí están las dos cuestiones que cierran esta segunda semana de gobierno y previa a la Navidad, abriendo el debate para los próximos meses.

Con la movilización callejera, promovida desde sectores de la izquierda, recordando al 19 y 20 de diciembre del 2001 y reclamando al gobierno de Milei por sus primeras medidas de gobierno se inicia un debate muy interesante que tuvo sus primeros escarceos en estos días. Se trata de: La pelea por la calle.

En lo que ocurrió el miércoles 20, con la movida de las organizaciones sociales de izquierda y algunos otros agrupamientos sociales y políticos se vislumbran nuevos aspectos, más que interesantes. El gobierno hizo eje en la lucha contra los pobres, a los que denominan “planeros”. Ante la tradicional convocatoria de la Unidad Piquetera (UP), hegemonizada por los trotsquistas el gobierno hizo todo tipo de extorsiones y amenazas guiadas por la consigna: “el que corta, no cobra”. Esa amenaza y las dificultades en el transporte influyeron para que muchos compañeros, que suelen movilizarse detrás de aparatos organizados por la dirigencia de esas organizaciones, no pudieran hacerlo. Eso hizo que esa presencia fuera limitada, pero aparecieron trabajadores asalariados organizados en comisiones internas, sectores medios, con o sin organización y lograron producir fisuras en la limitación oficial que no habría cortes. Estamos en los albores de movilizaciones con mayor énfasis en cuestiones políticas que no se agotan en los temas reivindicativos. ¡Bienvenida esta novedad tan conveniente para fortalecer e ir cambiando el rumbo de las movilizaciones populares! El tema de la disputa política ahora aparece en el horizonte dándole un nuevo sentido a las luchas populares.

Los Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU) se basan en la idea de “Gobernar por Decreto. Este DNU –según el Art. 99 inc 3 de la Constitución y sus reglamentaciones- tendrá vigencia desde el 29 de este mes, luego la Comisión Bicameral tendrá que considerarlo y con su dictamen someterlo a la consideración de cada Cámara, a menos que éstas voten en contra, mantendrá su vigencia.

Este DNU contiene a más de 300 de leyes que ahora (total o parcialmente) no se aplican y que esta norma deroga; además resume la doctrina de este gobierno en diversas materias, particularmente planteando la desregulación económica y las reformas de las contrataciones laborales o la vapuleada ley de alquileres.

Este tema también ocupará a los argentinos durante los tiempos por venir. Es importante saber que, en cualquier momento, por intervención de particulares, estas disposiciones pueden ser judicializadas. Ya hay propuestas pidiendo el per saltum para que intervenga la Corte Suprema de Justicia. Entre otras múltiples cuestiones, esta iniciativa coloca al acuerdo entre partes por encima de las disposiciones del Código Civil y Comercial que es considerada como una norma supletoria. Estas propuestas le dan valor legal a los contratos y pagos en otras monedas.

Pretende transformar en leyes al conjunto de teorías sobre el liberalismo que Milei viene sosteniendo. El volumen y la cantidad de normas cuestionadas o propuestas transforman este texto en un auténtico “tren fantasma” que habrá que esperar que transcurra un buen tiempo para terminar de digerir.

Pocas horas después del discurso del Presidente –anunciándolo-, en la Capital Federal y otras capitales provinciales hubo caceroleadas de repudio a esta proposición.

Juan Guahán

Juan Guahán: Analista político y dirigente social argentino, asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, estrategia.la).

Artículos de:

Disclaimer: The contents of this article are of sole responsibility of the author(s). The Centre for Research on Globalization will not be responsible for any inaccurate or incorrect statement in this article. The Center of Research on Globalization grants permission to cross-post original Global Research articles on community internet sites as long as the text & title are not modified. The source and the author's copyright must be displayed. For publication of Global Research articles in print or other forms including commercial internet sites, contact: [email protected]

www.globalresearch.ca contains copyrighted material the use of which has not always been specifically authorized by the copyright owner. We are making such material available to our readers under the provisions of "fair use" in an effort to advance a better understanding of political, economic and social issues. The material on this site is distributed without profit to those who have expressed a prior interest in receiving it for research and educational purposes. If you wish to use copyrighted material for purposes other than "fair use" you must request permission from the copyright owner.

For media inquiries: [email protected]