Argentina y el grito desesperado de Macri

El gobierno neoliberal de Mauricio Macri hace aguas por todos lados y busca involucrar a otros sectores políticos de su incompetencia e incapacidad para gobernar. El intento de buscar negociaciones con sectores del peronismo no ligados a Cristina Fernández, es el reflejo del fracaso de las políticas neoliberales que tienen al país en la bancarrota y con la soga al cuello de la mafia del Fondo Monetario Internacional (FMI), que lucra con la deuda creciente del país trasandino.

Los diez puntos básicos con los cuales Macri, pretende engañar a una parte de la oposición y un presunto acuerdo para tratar de enmendar la catástrofe en que tiene sumido el país, más parece un acto populista electoralista, que la intención real de resolver los problemas más acuciantes de la economía de Argentina, puesto que Macri quiere darle continuidad a su gobierno nefasto y el fracaso de un cambio que prometió, pero que nunca llego.

Lo único cierto, es que cada medida que toma el gobierno de los incompetentes neoliberales de su administración empresarial, van tornando complicada la situación económica de la argentina, con una inestabilidad e incertidumbre creciente, que preocupa a los diversos actores políticos y sociales.

Ahora los payasos que se presten para salvar al régimen de Macri, electoralmente hablando van a terminar hundiéndose al igual que el líder de Cambiemos, puesto que Macri buscara posteriormente hacerlos también responsables de la crisis en que tiene sumido el país. Macri no quiere pagar los platos rotos solo y busca que los precandidatos presidenciales de Alternativa Federal, Miguel Ángel Pichetto, Juan Manuel Urtubey y Sergio Massa lo secunden en el desastre.

El mandatario argentino sabe perfectamente que se encuentra entre la espada y la pared de allí su grito desgarrador para que el peronismo-justicialismo lo ayude a salir del fango en que se encuentra metido. Además Macri, a través de este pacto con el cual pretende involucrar a sectores de la oposición y sus diez puntos básicos, el presidente busca limpiar su alicaída imagen y perdida de apoyo en las encuestas, especialmente en los estratos sociales medios y populares, a los cuales viene golpeando severamente la crisis económica, la que, cual espiral va empobreciendo más y más a los argentinos.

Macri no pierde el tiempo con su demagogia, populismo y falsas mentiras, pues su ambición de poder pareciera no tener límites, más aún cuando se encuentra en franco declive en la intención de voto y sin capacidad para enmendar rumbos. De allí que Macri habla de diálogo, de ser generosos y de llegar a consensos, para que él pueda salvarse.

Ahora el primer mandatario en sus últimas alocuciones suele agregarle a su verborrea, un abuena dosis de campaña del terror, pues suele hablar de volver atrás o ir hacia el futuro, en otras palabras, Macri dice “yo o el caos”, con un lenguaje mesiánico, típico de dictadores y neofascistas, que suelen creerse dioses, como el bufón Trump.

Lo cierto es que ante los gritos desesperados de Macri, los únicos que lo escuchan y apoyan, son los grandes empresarios, los que están ligado al poder del dinero (1%), los que aplauden al FMI y aquellos que han usufructuado de las política neoliberales del mandatario en desgracia y que se han enriquecido a manos llenas bajo la gestión del actual presidente, en perjuicio de las grandes mayorías cada vez más empobrecidas del país.

Al respecto y por ejemplo, el exministro de Economía Roberto Lavagna, virtual precandidato presidencial, expresó que el acuerdo que propone el Gobierno a la oposición «no funcionará» porque es «marketing», y rechazó participar de la iniciativa. «Está claro que el Gobierno atraviesa una seria crisis de confianza», afirmó.

Mientras tanto, el diputado Agustín Rossi comparó el potencial y presunto acuerdo político, para salvar a Macri, con el firmado en 1999 para sostener la convertibilidad (1 dólar costaba 1 peso argentino), y manifestó que los acuerdos deben hacerse «a favor del pueblo, no de los mercados».

El senador Marcelo Fuentes, manifestó que hay puntos del acuerdo de consensos básicos que propone el gobierno nacional que «son innegociables» y calificó a la propuesta como «un manotazo de ahogado» y consideró que se debe «discutir el hambre, los jubilados, los asalariados». «Están desesperados, el oficialismo pretende que la oposición se haga cargo del desquicio que generaron”, expresó en diálogo con medios radiales nacionales.

Lo cierto es que a la Argentina, no llegan los inversores, menos en periodos electorales y cuando Cristina Fernández, aún sin haberse declarado precandidata, está casi 10 punto sobre Macri en la intención de voto.

La inflación va de flujos y reflujos, igual cosa sucede con el dólar, pero con una tendencia a seguir subiendo, con un país con alrededor de cuatro millones de desempleados y sufriendo las pellejerías del neoliberalismo fracasado. Además con cifras negativas en áreas como la industria, la construcción, el empleo y el propio crecimiento económico del país.

El grito de desesperación de Macri se parece a un lobo herido de muerte y busca todos los subterfugios y zarpazos incluso campañas mediáticas para arrinconar a Cristina Fernández, buscando encontrar algún ilícito para tratar de meterla en la cárcel, en los mismo términos que hicieron con Lula en Brasil, con una justicia mafiosa y corrupta, al servicio del poder del dinero, en donde todo es posible.

Está claro que Macri se encuentra acorralado y en camino hacia el abismo, producto de su incompetencia e incapacidad como un empresario mediocre, arrogante y sin sentido de país, cuya única preocupación es enriquecerse junto a su familia y amigotes empresarios. De allí, que las medidas de 10 puntos propuestas a su adversarios políticos, no son más que un nuevo volador de luces, una nueva falsa, una nueva triquiñuela para mantenerse en el poder acosta de los neoliberales que hay en la oposición, a los cuales poco y nada les preocupa la suerte de la mayoría de los argentinos.

Macri ya no cuenta con estabilidad para gobernar, además con una buena parte de su propio electorado que se encuentra desencantado, que no cree en él, ya no le tienen confianza a su slogan de Cambiemos y que toman distancia de lo que han sido sus falsas promesas y su fracasada gestión para gobernar.

El presidente Macri con el objeto de involucrar en su desastre económico a diversas personalidades e instituciones, ha resuelto enviar una carta a los precandidatos presidenciales Sergio Massa, Roberto Lavagna, Juan Manuel Urtubey, Cristina Fernández, Miguel Pichetto y Daniel Scioli, a los veinticuatro gobernadores de las provincias argentinas, a autoridades de la Iglesia católica y evangélica, del Centro Islámico y la DAIA, a las principales cámaras empresariales y a los secretarios generales de la CGT.

Al respecto la expresidenta Cristina Fernández, favorita en los primeros sondeos de intención de voto, aún no se ha referido a la carta invitación, pero desde su círculo más cercano expresan que no aceptará ninguna conversación que implique un temario cerrado propuesto por el gobierno y ajeno a lo que ella considera son hoy los principales problemas que vive la Argentina.

Lo cierto es que el llamado de Macri requiriendo el apoyo a sus 10 puntos, no ha tenido mucha recepción, pues Massa y Lavagna se negaron de participar en una primera instancia, mientras que otros sectores políticos estiman que Macri lo que busca es dividir a la oposición.

La Argentina bajo la gestión presidencial de Macri, ha conducido al país hacia una crisis económicas de proporciones producto de las políticas de apertura comercial total, dejando el país expuesto ante la mínima fluctuación de los mercados internacionales, lo que puede desencadenar nuevos golpes sobre la ya alicaída economía nacional.

Ahora de no arribar a buen puerto la crisis de los aranceles comerciales entre los Estados Unidos y China, puede significar el comienzo de una peligrosa guerra comercial, que pondrá la economía mundial “patas para arriba” y que en el caso de la Argentina, puede significar la quiebra total de la economía trasandina, ya que el país es muy dependiente de los vaivenes de la economía mundial.

Lo único que está claro, es que el actual desastre de la economía nacional y la incompetencia del empresario Macri para resolver la crisis, genera una gran desconfianza en el ámbito económico-comercial, a escala global. Ni su demagogia y populismo lograrán salvarlo de la debacle en que tiene sumido el país, más aún cuando el dólar se mantiene con una tendencia hacia arriba, que refleja una vez más, que las medidas desesperadas de Banco Central con el aval del FMI y Donald Trump, son ambiguas y no están dando los resultados esperados.

A fin de cuentas, lo único que busca Macri con su propuesta de 10 puntos, es no hundirse solo ante el descalabro económico, tratando de involucrar a diversos sectores de la oposición, al mundo sindical e incluso a las diversas instituciones religiosas del país, después 4 años de derroche de deuda macrista.

Eduardo Andrade Bone

Eduardo Andrade Bone: Comunicador Social y analista político. Corresponsal de prensa AIP.

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