La extinción de la llamada luna de miel neoliberal entre el gobierno y el principal partido de oposición y la consiguiente posibilidad de nuevas crisis políticas, destacaron esta semana en el panorama político peruano.
Tras solo una semanas de que el 17 de septiembre asumiera tras una crisis ministerial la premier Mercedes Aráoz, en una recomposición aplaudida desde la derecha y con la fuerza de su mayoría parlamentaria, el partido Fuerza Popular (FP), dos hechos parecen dejar atrás aquel clima de entendimiento.
Se trata de la renuncia del banquero Pablo de la Flor al importante cargo de director de la Autoridad para la Reconstrucción de los territorios afectados este año por inundaciones y el arrinconamiento del presidente Pedro Pablo Kuczynski por una comisión parlamentaria anticorrupción.
El gobierno aceptó hoy la dimisión evidentemente determinada por el virtual vapuleo a De la Flor en una comisión parlamentaria que lo interpeló por los escasos avances de la reconstrucción, en una sesión a la que fueron invitados alcaldes de las zonas afectadas que criticaron con particular virulencia al hoy exfuncionario.
Previamente, el exejecutivo de un poderoso grupo financiero concitó los reclamos de gobiernos regionales y municipios, al atribuir parte de la responsabilidad a las falta de capacidad de esas administraciones, que hizo inviable su permanencia en el cargo.
El fracaso de De la Flor no solo confirma el mito de que los ejecutivos brillantes pueden ser buenos funcionarios públicos. ‘Estudió en Harvard, en Yale, en Chicago, pero no pudo con la reconstrucción de Catacaos, Laredo y Chosica’, tres pueblos devastados por las lluvias, señaló.
La importancia de la reconstrucción radica en el hecho que las inversiones a realizarse eran claves para el impulso del crecimiento de la economía tras su retracción, sino también en que sus logros están llamados a afianzar socialmente al gobierno.
Por otra parte, se agudizó el deterioro de la relación entre el gobierno y la mayoría parlamentaria que ejerce en forma implacable FP, partido de Keiko, la hija del encarcelado expresidente Alberto Fujimori.
El partido fujimorista no quedó satisfecho con los cambios ministeriales a tono con sus exigencias y ha enfilado sus baterías contra el presidente Kuczynski en un tema que se ha convertido en el flanco débil del mandatario de 78 años.
Se trata de la investigación, a cargo de una comisión parlamentaria manejada por FP, de los sobornos pagados aquí por empresas brasileñas, entre ellos los 20 millones de dólares pagados por la compañía Odebrecht al expresidente neoliberal Alejandro Toledo (2001-06).
La comisión pidió semanas atrás al jefe de Estado que la reciba para interrogarlo sobre el caso, teniendo en cuenta que Kuczynski fue primer ministro y titular de Economía de ese gobierno y presidió el comité estatal de inversiones que dio luz verde a la contratación de Odebrecht para la construcción de una carretera por la que la empresa pagó la citada coima.
El gobierno respondió públicamente que no había problema, pero después Kuczynski se negó, amparándose en su inmunidad y argumentando que no quería exponerse a un trato indebido de los legisladores, y decidió responder solo por escrito.
La posición del mandatario fue criticada y rechazada por la mayoría de los miembros de la comisión, con fuertes críticas e insinuaciones sobre su posible involucramiento en manejos indebidos y FP logró un acuerdo para someter su respuesta escrita y sus argumentos jurídicos de inmunidad al análisis de comisión de Constitución, manejado también por el fujimorismo.
Ese análisis puede derivar en interpretar la Constitución y fallos posteriores que eximen a los presidentes de comparecer ante comisiones investigadoras.
La presidenta de la comisión investigadora, la fujimorista Rosa Bartra, ha adelantado que esa inmunidad no correspondería a Kuczynski porque la pesquisa y el interrogatorio están referidos a hechos previos a su administración.
Si el dictamen de la comisión de Constitución fuera en tal sentido,se desataría un conflicto jurídico y político de imprevisibles consecuencias para el frágil gobierno de Kuczynski.
Prensa Latina
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