Bajo puntos suspensivos

El  encuentro entre Kim Jon-un y Donald Trump, -hecho sin duda importante-, casi se roba los resultados de la cumbre del G20 concluida horas antes en Osaka el sábado 29 de este caluroso junio. La cita en Japón, pese a todo, define etapas y opciones.

Ninguna tiene sello definitivo, algo “normal” en los tratos con el presidente norteamericano, quien hoy dice sí y mañana niega en redondo. Otros factores dan fe  de las diferencias entre socios fieles a Washington en equis por ciento, o todos cuantos, por estricta sensatez, buscan avenencia y bajar el tono de los roses+unilateralidad desatados por el actual jefe de la Casa Blanca.

Al centro de los dilemas estuvo y se mantiene la escalada comercial entre EE.UU. y China. La envergadura del problema fue reflejada por 520 compañías 41 asociaciones empresariales norteamericanas, en carta dirigida al presidente, advirtiéndole que la política arancelaria de su administración, afecta y va a continuar perjudicando los negocios. No menos a la población, sobre la cual  recae el aumento de precios para numerosos productos y, de otra parte,  acarrea la pérdida de dos millones de empleos y, aseguran, de mantenerse la guerra comercial entre las dos mayores economías del planeta, va a disminuir  el Producto Interno Bruto estadounidense también.

Lo avanzado por Trump al término de su estancia en el país del sol naciente, al invalidar la prohibición a la venta de componentes electrónicos a Hawei, dejando en suspenso nuevas medidas coercitivas destinadas al gigante asiático, parece una respuesta a la voz de alarma de esos empresarios y, posiblemente, a la tendencia asumida por  varias compañías que comenzaron a desviar sus producciones hacia otros países, para evadir los pésimos efectos provocados por el aumento de impuestos.

JP Morgan alerta por igual, sobre el anunciado ascenso en la pugna alimentada por el jefe de estado norteamericano. Según la conocida institución financiera, el índice bursátil Standard & Poor’s 500 –el de mayor importancia en EE.UU.- descendería de forma pronunciada,  afectando con expuesta intensidad la esfera de las finanzas, si se mantienen las altas tarifas arancelarias.

En otro circuito, y mientras los 20 ministros de economía preparaban la cumbre recién concluida, varios de ellos hicieron advertencias sobre daños parecidos, allende fronteras. El euro comisario de la esfera, Pierre Moscovici, fue uno entre los preocupados por la tirantez comercial creada por Trump, calificando el forcejeo como «la peor amenaza para la economía mundial».

El ministro de Finanzas francés, Bruno Le Maire, aseguró por su lado, que esa guerra  tendría un «impacto directo y muy negativo en todo el mundo, especialmente en Europa y la zona euro». El titular galo considera que tanto su país como Alemania, las dos mayores economías europeas, ya sienten perjudiciales efectos de un proceder sin favorecidos o, como estimaron los representantes del empresariado norteamericano, un nadie gana, todos pierden.

El reinicio de tratos comerciales con China sobresale como el principal resultado del G20 en Japón. Trump estaba amenazando con establecer otra gran subida de impuestos para bienes chinos, pero en una aparente movida hacia atrás se deshizo de la prohibición que impedía las ventas de equipos estadounidenses al gigante chino de las telecomunicaciones Huawei, blanco de acusaciones poco verosímiles, pero obvio intento de descartar un competidor que les aventaja en telecomunicaciones con el 5G.

«A petición de nuestras corporaciones de alta tecnología y del presidente Xi, accedí a permitir que la compañía china Huawei pueda comprar sus productos que no afectarán a nuestra seguridad nacional», dijo Trump en Osaka, al concluir su entrevista con el presidente Xi Xinping, anunciando un alto en la querella, pero dándole temporalidad al asunto y manteniendo en lista negra a la empresa china, a la cual acusa de posible espionaje mientras presiona a sus aliados para, de nuevo, aplicar intereses o leyes fuera de su territorio.

Luego  ¿se trata solo de una especie de moratoria buscando mantener insegura a la RPCH y, acorralada, ceda a irritantes exigencias? Puede ser un modo de halagar a los  sectores económicos estadunidenses (industrial, agrícola, tecnológico, comercio minorista) tras el pedido que le hacen. A eso le llaman, a veces, matar a dos con un solo disparo.

Otro encuentro muy esperado fue el sostenido con Vladimir Putin. Este otro tope  centrado también en vínculos económico-comerciales «insatisfactorios» –dijo a la prensa el presidente ruso- quien  fiel a una postura interactiva y práctica de los asuntos, entiende posible que el empresariado de ambos lados bien puede reanudar una cooperación ventajosa para ambos. A esto otro se le conoce como pragmatismo.

Importante –al menos como probabilidad- se cita la posible extensión del tratado de reducción de armas nucleares START III, tema impulsado con insistencia  por Moscú y algo destacable como resultado del diálogo Putin-Trump. Según dijeron los dos mandatarios, se da inicio a los tratos de alto nivel en busca de coincidencias y mantener el único pacto para reducir armamento atómico.  Pese al aspecto positivo del tópico, en  su contra está lo dicho por Trump en Corea del Sur,  ante militares allí acantonados, al ufanarse del poderío militar estadounidense gracias al aumento hasta los 700 mil millones de dólares en el presupuesto del Pentágono que, anuncia, engordará el año entrante.

Alardeó, igualmente, de los arsenales nucleares con armas viejas y nuevas made in U.S.A., así como de la militarización del espacio exterior, uno de los peligrosos proyectos enfocados a colocar sistemas de misiles en el ámbito espacial. En lo referente a paz, las modificaciones que Trump propone al Tratado de Paz con Japón, notifican no poos infortunios.

Pese a los llamados del premier Shinzo Abe, anfitrión de la cita, a evitar  las «tentaciones hacia el proteccionismo», considerando que dispara tensiones y riesgos, en el documento final no se llama por su nombre y azares a lo impuesto por Trump con su equívoca América Primero. Se alude a cuanto inquieta, pero no de forma explícita. El texto acordado plantea lo necesario de remontar «la intensificación de las tensiones geopolíticas y comerciales», omitiendo la causa de semejante contrariedad.

«Trabajaremos por lograr un ambiente de inversión libre, justo, no discriminatorio, transparente, predecible y estable, y por mantener nuestros mercados abiertos», se expone en ese alegato final del G20. Las presiones del actual jefe de la Casa Blanca, llevaron a omitir el término proteccionismo y no se desdeñe la aquiescencia del resto buscando no soliviantar vínculos y eventos suficiente enrarecidos en la actualidad.

Otro registro, dentro del esquema de los perturbadores retruécanos trumpianos,  es el saldo referido al cambio climático, otra evidencia de la dirección y el trastornado empecinamiento que le guían. Todos los asistentes aprobaron mantener los acuerdos de Paris asumidos en el 2015 sobre el tema. Todos, excepto Estados Unidos.

Partiendo de resultados así, surgen dudas sobre la inopinada visita a la frontera entre las dos Corea. Fuera de todo programa o previo arreglo, el magnate-presidente  fue a la zona desmilitarizada entre norte y sur para sostener un cara a cara con  Kim Song-un. ¿Golpe de efecto para anotarse en los anales como el primero de su país en adentrarse en territorio norcoreano, o deseo real de sacar las negociaciones del estancamiento?

Él se ha referido con anterioridad  a John Bolton como obstáculo para los avances.  Pyongyang acusa también a Pompeo, de emplear métodos gansteriles en tratos tan delicados como la desnuclearización de la Península. Si no son demagógicas las declaraciones de Trump, escaldado por el fracasado encuentro de Hanói en febrero pasado, habría aprovechado la cercanía en zona asiática, para destrabar los tratos. Si solo es un impulso o una manera de desviar la atención de asuntos dejados en lo incierto, será otro punto a su lista de falsedades y teatralidad.

Si es parte del precario entendimiento con China, sería comprensible y estimulante. Pensémosle sincero y dando pié a un avance en tan enrevesado asunto. En ese caso, le aplaudiremos, pero si está fabricando falsas expectativas, aumenta una irresponsabilidad muy criticable. Sobre ese aspecto y los no incluidos en la cumbre en Japón, o aquellos que lograron pequeño avance, el tiempo y los hechos, se harán cargo de medir la verdadera trascendencia -o la indeseable nadería- de compromisos por ahora de incierta integridad.

Elsa Claro

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