Biden y los demócratas van a sembrar el caos en América Latina
Injerencia en procesos electorales, el cambio de régimen y una posible intervención humanitaria están en la agenda de Washington
El presidente de Estados Unidos, Joseph Biden, una reliquia del antiguo régimen político de Washington, continuará la misma política imperialista en América Latina que sus predecesores, incluida la de Donald Trump. Está claro que las hostilidades de Washington hacia el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, continuarán bajo la administración Biden.
El día antes de la toma de posesión de Biden, Reuters ‘había publicado un informe sobre lo que podemos esperar de la nueva administración en lo que respecta a Venezuela,’ Biden reconocerá a Guaidó como líder de Venezuela, dice un alto diplomático’, lo que significa que Washington seguirá apoyando al líder de la oposición, Juan Guaidó, como presidente “legítimo” de Venezuela.
Según el informe, Anthony Blinken dijo que «la administración del presidente electo de Estados Unidos, Joe Biden, continuará reconociendo al líder de la oposición venezolana Juan Guaidó como presidente del país sudamericano». Así, Washington no solamente reconocería a una figura política elegida por Washington, sino que continuaría aplicando sanciones contra el país latinoamericano junto con la “ayuda humanitaria”:
Blinken dijo a los miembros del Senado de Estados Unidos que Biden buscaría «aplicar de manera más efectiva» sanciones contra el país, que apuntan a derrocar al presidente Nicolás Maduro, quien retiene el control del país. Blinken dijo que la nueva administración buscaría además una mayor “asistencia humanitaria” para el país.
Las hostilidades de Estados Unidos contra Venezuela no comenzaron con Trump, hubo tensiones entre Washington y Caracas bajo los regímenes de Obama y Bush. Un artículo de Associated Press (AP) en 2015, ‘El presidente de Venezuela acusa al vicepresidente Biden de conspirar para derrocarlo’, sostenía que Washington había impuesto «nuevas restricciones de visa a los funcionarios venezolanos y sus familias».
La exdirectora de comunicaciones de la Casa Blanca durante el gobierno de Obama, Jen Psaki, y quien ahora forma parte del equipo de Biden como jefa de prensa de la Casa Blanca, dijo que «Estados Unidos estaba demostrando claramente que los violadores de derechos humanos y sus familias» no son bienvenidos en Estados Unidos».
Las acciones de Washington se ganaron la condena del presidente Maduro, quien dijo que » le escribiría una carta a Obama sobre lo que llamó un intento de violar la soberanía nacional de Venezuela» y que las políticas de Washington desde hace mucho tiempo, que son de mano dura contra Venezuela y sus aliados cercanos en la región, llevarían al fracaso. «La política de Estados Unidos hacia Venezuela ha sido secuestrada por» fuerzas imperiales irresponsables que están poniendo a Estados Unidos en un callejón sin salida». En ese momento la respuesta de Maduro a las sanciones de Washington fue a través de un discurso transmitido en televisión nacional en el que criticó al vicepresidente de Obama, Joe Biden:
En un discurso televisado durante el fin de semana, Maduro afirmó que Biden buscó fomentar el derrocamiento de su gobierno socialista durante una cumbre energética del Caribe que Biden organizó el mes pasado en Washington. Según Maduro, Biden dijo a los jefes de Estado caribeños que los días del gobierno venezolano estaban contados y que era hora de que le retiraran su apoyo. «Lo que hizo el vicepresidente Joseph Biden es indescriptible», dijo Maduro.
Y, por supuesto, Washington desestimó las afirmaciones de Maduro, tachándolas de «ridículas». Con Joe Biden a cargo, esperamos más de estas mismas acciones bipartidistas, incluidas más sanciones, operaciones de cambio de régimen e incluso la posibilidad de un intento de asesinato de Maduro. Con una serie de “halcones de guerra” nombrados bajo esta nueva administración, incluida la intervencionista por “razones humanitarias”, Samantha Power, quien dirigirá la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID, por sus siglas en inglés), tuiteó: “Lo que está sucediendo en Venezuela pasa desapercibido en Estados Unidos, pero es terriblemente grave”.
Revela en qué dirección se va a mover Washington. “La semana pasada, la oposición se negó a participar en las elecciones presidenciales de abril, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF, por sus siglas en inglés) advierte de una crisis de desnutrición infantil, el Fondo Monetario Internacional (FMI) predice una inflación del 13.000% para 2018”, lo que significa que Power presionará para llevar adelante una intervención “humanitaria” de una forma u otra.
Power ha apoyado intervenciones militares en Siria y fue una promotora de la guerra en Afganistán y Libia. En definitiva, habrá apoyo bipartidista tanto de los demócratas como de los republicanos para un cambio de régimen en Venezuela. Pero una guerra contra Venezuela bajo el gobierno Biden es también una posibilidad, pues este país latinoamericano posee las reservas de petróleo más grandes del mundo. Las tensiones entre Washington y Caracas no harán sino aumentar durante los próximos meses.
Nicaragua estará también bajo el radar de Washington, pues recordemos que elecciones presidenciales en noviembre próximo. No descartamos algún tipo de injerencia en el proceso electoral para derrocar al antiguo enemigo de Washington, el presidente de Nicaragua, Daniel Ortega. En un tweet publicado el 5 de septiembre, Biden dijo que:
“Los solicitantes de asilo nicaragüenses que huyen de la opresión merecen ser escuchados. Ahora, en cambio, están siendo deportados nuevamente al dominio tiránico de Daniel Ortega, sin oportunidad de continuar con sus demandas. La crueldad del presidente Trump realmente no reconoce límites».
Venezuela y Nicaragua serán objeto de hostilidades por parte del equipo de Biden, con lo cual, se garantiza la continuidad de las políticas de los gobiernos estadounidenses anteriores.
El golpe de Estado de Obama en Honduras en 2009 constituye una advertencia para los antiimperialistas en América Latina
La historia de Joe Biden con América Latina como vicepresidente de Obama debe es una señal de advertencia de lo que está por venir.
Tan pronto como Obama fue elegido para el cargo, se pusieron a trabajar en su “patio trasero”, pala en mano”, poniendo la mirada en Honduras. Antes, Estados Unidos avaló el golpe de Estado contra su líder demócrata, Manuel Zelaya, porque quería reformar la Constitución. Zelaya lanzó una encuesta de opinión para un referéndum para establecer una Asamblea constitucional pueda reformar legalmente la Constitución, que permitiría a los ciudadanos hondureños tener una voz legítima en los procesos políticos. Funcionarios hondureños, miembros de la Corte Suprema e incluso miembros de su propio partido bajo el control de Washington declararon como inconstitucionales los planes de Zelaya. Los funcionarios del régimen de Obama, incluida Hillary Clinton, quien era secretaria de Estado en ese momento, coincidieron en que Zelaya debía ser destituido del poder.
Zelaya era demasiado amigable con los enemigos de Washington en la región, incluidos Bolivia, Ecuador, Nicaragua y Venezuela. Zelaya había ayudado a personas necesitadas ya que aumentó el salario mínimo por hora, financió becas para estudiantes, autorizó la distribución de leche y alimentos básicos para los niños, e incluso ayudó a distribuir focos de bajo consumo, entre otras medidas, a favor del pueblo hondureño. Washington consideró a Zelaya como una amenaza para sus intereses en relación con el Tratado de Libre Comercio de Centroamérica (CAFTA, por sus siglas en inglés) y sus tropas estadounidenses estacionadas en la base militar de Palmerola, si Zelaya decidía cancelar el acuerdo CAFTA o impedir que las tropas estadounidenses ingresaran a Honduras. Durante décadas, Washington ha entrenado a soldados y oficiales del ejército hondureño a través de la antigua Escuela de las Américas del Ejército de Estados Unidos, que ahora se llama Instituto del Hemisferio Occidental para la Cooperación en Seguridad (WHINSEC, por sus siglas en inglés).
El día 28 junio de 2009, con el permiso de la Corte Suprema de Honduras, emitió una orden para que los militares arrestaran y detuvieran al presidente Zelaya, quien fue trasladado a la Base Aérea Hernán Acosta Mejía ubicada en Tegucigalpa, Honduras y exiliado a Costa Rica. Las secuelas del golpe hicieron que Honduras se convirtiera en uno de los países más peligrosos del planeta, con una de las tasas de homicidios más altas de Centroamérica. Roberto Micheletti se convirtió en presidente interino tras el golpe. Bajo su liderazgo, el gobierno de Honduras se convirtió en una fuerza represiva que aumentó el número de hondureños que decidió emigrar a Estados Unidos. Se amenazó la vida de activistas y grupos de derechos humanos. En 2016, una de las amenazas de muerte se convirtió en realidad, una conocida activista ambiental y de derechos indígenas llamada Bertha Cáceres, fue asesinada en su casa.
Cáceres era conocida por evitar que una de las corporaciones más grandes del mundo que construye represas concluyera la represa Agua Zarca en el río Gualcarque. La vida en Honduras se volvió peor después de la intervención de Washington para derrocar a un líder elegido democráticamente que quería mejorar un poco las condiciones de su pueblo, lo que constituye un acto criminal.
¿Qué significa una potencia imperialista bajo un gobierno de Joseph Biden para América Latina?
Los “guantes de seda” serán dejados de lado. Joe Biden trabaja para el Complejo Militar-Industrial. El régimen de Biden será más agresivo y peligroso para los líderes latinoamericanos de izquierda que no cumplen las órdenes del establishment político de Washington. Todos están en el blanco, para ser removidos del poder, y los candidatos preferidos de Washington puedan recuperar el control en beneficio de sus intereses corporativos y militares que han sumido a la región latinoamericana en un ciclo de guerras civiles, deuda y pobreza desde el final del Guerra Hispanoamericana. Biden y los demócratas intentarán demostrarles a los republicanos quién puede ser más «duro» con los líderes latinoamericanos y cualquier otro que ose desafiar sus políticas.
Timothy Alexander Guzman
Artículo original en inglés:
Biden and the Democrats will Sow Chaos in Latin America, publicado el 25 de enero de 2021.
Traducido por Ariel Noyola Rodríguez para el Centro de Investigación sobre Globalización (Global Research).
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