Biden y sus huestes de jarana por Madrid mientras se atisba una crisis de deuda privada

Bajo una inflación que no es de demanda, es muy poco probable que una subida de 1 ó 2 puntos porcentuales tenga un impacto importante en el gasto sensible a los tipos de intereses.

Las consecuencias de la guerra de Ucrania, además del drama humano que supone para esta nación, están siendo mucho más negativas para Europa y Estados Unidos de lo que sugerían los primeros análisis de los entusiastas defensores de aislar a Rusia de Europa. Son los mismos que allá por diciembre de 2021 azuzaron al gobierno de Kiev para que no negociara nada con la Rusia. El problema es que quienes están sufriendo la invasión ordenada por Putin son los ciudadanos ucranianos, especialmente los hombres llevados a una guerra absurda, que se debería haber evitado. Ucrania corre el riesgo de perder una generación de hombres jóvenes con toda una vida por delante. ¡Malditas las guerras y los canallas que las hacen, y las azuzan!

No se está diciendo la verdad ni de la realidad económica que vamos a sufrir, ni del desarrollo militar de esta guerra cruel e innecesaria, donde Rusia se va a anexionar como mínimo las provincias de Lugansk y del Donbass. Nosotros, desde estas líneas fuimos los primeros en avisar de las hambrunas, y de los tambores de recesión global que se desplegarían con la invasión de Ucrania. Fuimos los primeros en advertir que en un mundo multipolar, la mayoría del planeta está hasta los mismísimos de Occidente y su doble moral, lo cual protegía a Rusia. Fuimos los primeros en detallar la inutilidad de la política monetaria para hacer frente a una inflación que no es de demanda.

Hoy más que nunca debemos reclamar la cultura de la Paz. La paz por encima de todo, especialmente de los miserables juegos geoestratégicos y de los intereses espurios. Recomiendo una pieza exquisita de Michael Hudson que ya a finales de febrero advertía de la irrelevancia de Alemania, de Europa en su conjunto, y todo orquestado por loobies estadounidenses “America Defeats Germany for the Third Time in a Century”. El problema es que, ante la inutilidad e inoperancia más absoluta de la administración Biden, Estados Unidos también se aproxima a su Armagedón económico.

¡Es, de nuevo, la deuda privada!

¿Y cuál es la solución que se está adoptando desde las autoridades económicas y organismos multilaterales? Una combinación “explosiva”, subida de tipos de interés, y posterior austeridad. Demasiado para cualquier persona lúcida y normal. Ya avisamos. Los Bancos Centrales nunca han conseguido guiar a la economía hacia un aterrizaje suave con subidas de tipos. Pero ahora es mucho peor. Bajo una inflación que no es de demanda, es muy poco probable que una subida de 1 ó 2 puntos porcentuales tenga un impacto importante en el gasto sensible a los tipos de intereses. Como ya detallamos desde estas líneas, bajo este contexto, la única forma en que la política monetaria puede afectar a la inflación es ralentizando significativamente la economía, aumentando fuertemente el desempleo. Con ello, la desastrosa administración de Biden rizará el rizo de la inoperancia. Hundirá los salarios de los trabajadores estadounidenses. Aún sigo sin entender que estaba celebrando el emperador desnudo con sus huestes en la cumbre de la OTAN en Madrid.

No hay dos sin tres. Existe un mecanismo de transmisión para los Estados Unidos, y otras áreas del planeta, del que no se habla, la deuda privada. A fecha de hoy el problema sigue siendo una descomunal deuda privada esparcida por todo el planeta, desde Australia, China, Corea, Nueva Zelanda u Hong-Kong, pasando por los Estados Unidos, hasta llegar a Irlanda, España, Holanda, Bélgica, o Finlandia. Sin duda, solo desde un análisis minskyano, bajo la hipótesis de inestabilidad financiera de Hyman Minsky, o mediante un análisis de balances sectoriales a la Wynne Godley, uno de los economistas más elegantes de nuestra profesión, se puede prever lo que sucederá. La próxima recesión estará marcada por una profunda crisis de deuda estanflacionaria. Bajo una política monetaria restrictiva, como la actual, las subidas de interés harán que muchos hogares, empresas, e instituciones financieras altamente endeudadas caigan en quiebra o en un incumplimiento de pago. Se producirá la tormenta perfecta.

No podemos entender las consecuencias económicas de la guerra de Ucrania y los retos a los que se enfrentan ahora mismo las economías española y mundial, sin hacer referencia a dos procesos de Hyman Minsky que se han ido gestando en los últimos años. Por un lado, el apogeo de una tendencia secular, la incapacidad de los precios de la producción para validar los precios de las acciones. Este proceso, sin embargo, se está revirtiendo a lo largo de 2022, con el hundimiento del precio de las acciones y el aumento de los precios de producción.

Por otra parte, la creciente fragilidad de los balances de las empresas ha hecho que la economía sea particularmente vulnerable incluso a breves caídas de las ventas y a la disminución de los precios de las acciones. Esto es lo que veremos desplegarse en los siguientes meses, muy especialmente en Estados Unidos, donde la calidad crediticia de las emisiones de deuda, compradas por fondos de inversión, ha empeorado a niveles nunca vistos, con alrededor de un 50% de dichas emisiones con una calificación crediticia BBB, y apenas un 20% A.

El problema de liquidez inicial, derivado del pinchazo de esta deuda corporativa, podría conducir rápidamente a la insolvencia, ya que las empresas no pueden pagar la deuda con los bienes no vendidos. De hecho, cuanto más profundo y prolongado sea el shock inicial, más probable es que la preferencia por la liquidez conduzca a una financiación piramidal. A su vez, esta transición tendrá un efecto de segunda ronda en la demanda agregada y el empleo, lo que ejercerá más presiones sobre la liquidez y desestabilizará aún más los balances. Por si fuera poco este cuento de terror, a nivel político nos espera un auge de los fascismos. ¡Y Biden y sus huestes de fiesta por Madrid!

Juan Laborda

Artículos de:

Disclaimer: The contents of this article are of sole responsibility of the author(s). The Centre for Research on Globalization will not be responsible for any inaccurate or incorrect statement in this article. The Center of Research on Globalization grants permission to cross-post original Global Research articles on community internet sites as long as the text & title are not modified. The source and the author's copyright must be displayed. For publication of Global Research articles in print or other forms including commercial internet sites, contact: [email protected]

www.globalresearch.ca contains copyrighted material the use of which has not always been specifically authorized by the copyright owner. We are making such material available to our readers under the provisions of "fair use" in an effort to advance a better understanding of political, economic and social issues. The material on this site is distributed without profit to those who have expressed a prior interest in receiving it for research and educational purposes. If you wish to use copyrighted material for purposes other than "fair use" you must request permission from the copyright owner.

For media inquiries: [email protected]